Si se necesitan dos semanas para que un humano muera de hambre, entonces ¿por qué empezamos a sentir hambre a las pocas horas de no haber comido?

El hambre es la señal de tu cuerpo de que está listo para recibir más combustible.

Si no le das más comida, en aproximadamente un día los retortijones de hambre desaparecerán. Eso se debe a que el cuerpo habrá empezado a consumir grasa almacenada para obtener la energía que normalmente obtiene de las comidas.

El cuerpo seguirá consumiendo grasa y no mandará señales de hambre hasta que se haya terminado esa grasa. Entonces, el cuerpo empezará a consumir su propia proteína de músculos y órganos. Esa es la razón por la que la gente que pasa hambre pierde peso, se arruga y su tamaño mengua.

Uno no se muere de hambre a las dos semanas, a no ser que haya dejado de beber agua o que estuviera ya desnutrido y demacrado antes de dejar de comer. La muerte por inanición suele tardar un mes.

La vida se puede alargar mucho más si proporcionamos al cuerpo pequeñas dosis de comida. Eso se pudo ver en los campos de concentración de la 2ª Guerra Mundial, donde los prisioneros aguantaban meses e incluso años comiendo las pequeñas cantidades de pan o queso que les proporcionaban con poca frecuencia.

El cuerpo consume progresivamente sus propios músculos y luego pasa a los órganos. Ninguno de ellos se consume completamente durante la inanición, pero los órganos se marchitan y pierden su funcionalidad. El último órgano en consumirse es el cerebro, pero el penúltimo es el corazón. El corazón se vuelve más y más débil, con cada vez menos masa, hasta que ya no puede bombear sangre y la persona muere. Por ese entonces, el cerebro probablemente ha llegado también a un estado de baja funcionalidad, por lo que la persona muere sin darse cuenta de lo que le está pasando.

Pero durante esas tres o cuatro últimas semanas antes de morir, la persona ya no siente hambre. El cuerpo se ha reajustado y se alimenta... de la peor manera posible.