¿El virus sigue reinando? Séptima ola a pesar de tres y cuatro dosis.

Así es. Va quedando claro que:

1. Este virus muta y evoluciona (cosa esperable, pero ya confirmada)
2. Este virus sigue el patrón normal en cuanto a prevalencia de cepas: genotipos cada vez un poco más infecciosos y menos letales.
3. En el mundo hay zonas no controladas donde el virus puede mutar a placer y luego extenderse. Es por ello que hay diferentes olas debidas a diferentes cepas.
4. Las vacunas han funcionado relativamente bien. No impidiendo la infección, pero sí dificultándola y -lo más importante- atajando de forma importante el desarrollo del Covid grave en personas sin patológias.
5. Las denostadas vacunas a base de ARNm han sido un éxito tremendo. Todos aquellos que vaticinaban una hecatombe mortal, cuando no la robotización de la humanidad por culpa de los microchips que tipos siniestros como Bill Gates, Soros o Fumanchú nos inyectaban subrepticiamente, han quedado retratados como lo que son: gente paranóica, miedosa y más tonta que un churro.
6. Este virus pertenece al grupo de los resfriados: virus bastante leves, muy contagiosos, pero muy insidiosos y que producen a veces cuadros invalidantes con fiebre y muy mal cuerpo (como a mí). No se han desarrollado vacunas comerciales contra estos coronavirus del resfriado, pero seguro que se han estudiado, igual se descartaron por ineficaces y poco atractivas para un resfriado, que casi nunca requiere otra cosa que cama, calditos y paciencia. La gripe, que mata(ba) a 15.000 personas en España y cuyo virus es muy distinto a este, tampoco ha fomentado la vacunación más que a personas de riesgo: mayores de 60 años.
7. Esta es mi conclusión a partir de lo que veo. También ha quedado claro que ni los gobiernos mundiales ni los medios de información han estado a la altura para ver en tiempo real cual era el curso de este asunto: infravalorando el problema al principio y sobrevalorándolo hasta la náusea durante casi dos años: han traumatizado y aterrorizado a los mayores, que aún van acojonados cuando salen -si es que salen-, han torpedeado las campañas de vacunación repitiendo durante semanas que una persona o dos tuvieron un trombo después de ponerse Astrazéneca (y cargándose un remedio de paso) Han hundido la economía de forma irreversible, como se verá en breve cuando se levante la moratoria que impide el concurso de acreedores y nos han jodido a todos, criminalizando a jóvenes en base a grabaciones subrepticias de móviles, sobre todo los telediarios de Antena3 y Tele5 en España. La matraca ha sido tal, que mucho rechazo al mundo científico se ha basado en el absurdo y demencial desfile de supuestos expertos, elegidos al azar y sin criterio, cada uno diciendo lo primero que se le pasaba por la cabeza, todos “negatifos, nunca positifos”. Aparte de que la palabra “experto” significa con experiencia en arreglar un asunto concreto, y aqui, por definición, no había ninguno, es bochornoso lo que yo, como bioquímico, he visto en la televisión. Y otra cosa más: un científico no adivina el futuro: su especialidad es desentrañar el pasado. Para este asunto lo que hacía falta es estrategas. No ha habido nada de eso. Dale un micrófono a un científico para que hable del futuro y dirá las mismas pamplinas que cualquiera, si no tiene inteligencia estratégica y si no le ha dedicado mucho tiempo a pensar.