¿Cuál es tu momento "Oh, Dios mío, no puedo creer que esto esté pasando"?

En jardín de niños había un niño que solía jalar mi cabello todo el tiempo y me llamaba bola de queso porque yo era gordita.

Él solía robarse mis muñecas, mis dulces y se burlaba de mi todos los días. Yo tenía que rogarle a mi mamá que no lo invitara para mis fiestas de cumpleaños porque tenía miedo que él pudiese arruinar todo o me lanzara pastel a la cara.

En 2do grado, él me defendía de la nada. Una niña dijo: "Arregla tu peso, gorda" (ella la verdad estaba celosa porque no había entrado al equipo de baile). Él rápidamente dijo: "Kiara siempre puede arreglar su peso, si ella quiere, pero lo mismo no puede ser hecho con tu cara". Fue una respuesta muy buena para un pequeño niño y desde ese momento se convirtió en mi héroe.

Mientras el tiempo pasaba, nos convertimos en mejores amigos. Pasamos por todo juntos. Especialmente secundaria! Éramos compañeros de crimen, en realidad. Nos manteníamos haciéndonos bromas tanto, pero él siempre me cubría las espaldas sin importar qué. Al mismo tiempo, yo hubiese dado mi vida para salvarlo.

Durante una fiesta, último año de secundaria, las cosas se volvieron… raras. Yo estaba celosa en cualquier momento que una chica se le acercaba. En tantos años de amistad yo nunca me sentí de ese modo. Yo era la que lo ayudaba a ganarse el corazón de una chica.

Una cosa llevó a la otra, y antes de que nos diéramos cuenta, estábamos coqueteando. Esa noche todo cambió. Hicimos el amor. Fue la cosa más natural. Era como si mi cuerpo, mi mente, mi alma ya fueran de él.

No lo podía creer, o entender qué estaba pasando, no tenía control sobre ello. No podía esconder que me sentía asustada también. Tenía miedo que pudiésemos arruinar nuestra relación. No quería que se acabara.

Y ahora, un año después, él es mi alma gemela.

Y todavía mejor amigo.