¿Por qué el campo argentino aún cree que mantiene el país?

Excelente pregunta, venenosa y difícil de responder.

El campo no mantiene el país, como se afirmó, por ejemplo, durante la crisis del 2008 y se quiere afirmar ahora. El campo necesita de caminos, vehículos, administración, policía, ejército, puertos, combustible, electricidad, suministros, sistemas de pago, ingenieros agrónomos, veterinarios, mecánicos, leyes, moneda, crédito, importaciones, medicamentos, comunicaciones, médicos para los trabajadores rurales y para los productores, químicos, arquitectos, jueces, fiscales, abogados. Sin todo eso no funcionaría. Y todas estas cosas fueron desarrolladas en el marco de un país complejo, interdependiente, con un tejido social dinámico urbano y rural que se retroalimenta. La visión de que la ciudad es un parásito del campo es falsa.

De todas formas, lo que tienen que entender los argentinos es que el campo ya no es lo que era. Ya no son grandes terratenientes con vaquitas pastando. El campo es un sector dinámico, con mucho potencial, que requiere de mucho trabajo, que tiene pequeños, medianos y grandes productores; hay brokers que compran producción, que a su vez es comprada por brokers mayores; es un sector que requiere de una gran tecnificación y profesionalismo; y que asume grandes riesgos. Sacarle siempre al campo es un error estratégico y es, además, injusto.

Los pequeños productores pueden llegar a ganar buen dinero. Pero también, los pequeños y medianos productores pueden perderlo todo ante una mala cosecha, granizo, helada, inundación o una plaga.