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Estudiando Tudo
Verás:
Cada vez que me encuentro con alguien que dice tener su propia Teoría del Todo, como hace este señor, pienso: "¡santa inocencia!"
Santa inocencia suya, o santa inocencia de quienes le crean. Sin entrar siquiera en el debate de si es realmente posible una Teoría del Todo, evidencia que quien lo dice ignora tantas cosas, e ignora tanto lo que ignora, que rara vez sabes ni por dónde empezar.
Una Teoría del Todo, así de entrada, tiene que explicar todo esto y seguramente unos cuantos gigabytes más de preguntas que aún ignoramos pero que habrá que responder.
Cuando te encuentres con alguien que diga tener una Teoría del Todo, pregúntale algo mucho más "sencillo" como por ejemplo: "¿Sí? Y dígame, dígame: ¿por qué la corona solar está millones de grados más caliente que su superficie, que nos llevamos el Nobel de calle y así ya le escucharán en todo lo que tenga usted que decir?" Si pone cara de pez o se va por los cerros de Úbeda en vez de empezar a escribir el paper sobre la marcha en la primera servilleta de papel que haya a mano, pues ya sabes lo que hay. Alguien que tiene una Teoría del Todo debería ser capaz de explicar esto y cualquier otra pregunta comparativamente sencilla más sin despeinarse.
Es como oír a un niño diciendo que ha inventado una manera de viajar más rápido que la luz. Con la diferencia de que a un niño lo escuchas con ternura, dejas que te lo cuente, y luego le explicas dulcemente con el máximo respeto a partir de dónde se ha equivocado y aprovechas para enseñarle algo de Física básica.
A veces se quedan con las orejillas gachas, los pobres, pero bueno, eso forma parte de aprender a vivir y de paso han aprendido cosas nuevas y chulas. Los adultos suelen reaccionar mal, en cambio, como si les mentaras a la madre o algo. En el caso de los señores de 81 años como este, dependiendo del carácter, puede darse cualquiera de los dos casos pero a menudo son un poquito cabezotas.
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