Mejor no te creas nada. Nada de lo que te diga nadie. Seguramente todo es mentira y nos han engañado. Siempre nos han engañado, en absolutamente todo. Desde que nacimos. Seguramente ni siquiera tu nombre es tu nombre real. Y quizá tú no eres tú. Tus padres te engañaron y no son tus padres. Quizá ni siquiera naciste. Todo es mentira.
Ese hospital destruído no existía, seguramente. O mejor, sí existía, y lo destruyeron adrede para crear una noticia falsa y engañarte a tí con ella. Y los heridos que sacaron no eran heridos, y la gente asustada estaba fingiendo para que tú te creyeras el cuento. Era todo para engañarte. A tí, a todos. Se ve que allí habrá mucha gente con mucho tiempo libre, para pasarse todo el día mintiendo, fingiéndose heridos, encerrándose en el metro y en los refugios para fingir que les bombardean, y creando escenarios destruídos falsos, destruyendo las ciudades enteras, sólo por diversión y para engañarte a tí.
Yo conozco gente que vive allí, y seguramente las cosas que me cuentan son absolutamente mentira.
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