¿Será que con ideas como las de Eduardo Pérez podemos eliminar el capitalismo salvaje para instaurar un sistema económico más justo y equitativo?

Lo cierto es que casi todo en ciencia y en la vida se distribuye normalmente según la llamada Campana de Gauss. Si se mide la estatura o el peso de cada persona en un país, habrá un promedio que representa la estatura o el peso que ocurre con mayor frecuencia, a la izquierda del cual, será menor que el promedio y a la derecha del cual, será mayor que el promedio. Lo justo y equitativo no existe, el capitalismo salvaje tampoco.

El término sigma es la desviación estándar. El 68.2 % de las estaturas o los pesos de personas está comprendido entre el promedio menos un sigma y el promedio más un sigma. El 95% de las estaturas o los pesos de personas está comprendido entre el promedio menos dos sigma y el promedio más dos sigma. A la izquierda, con un nivel de confianza de 95%, existe un 2.5% que son muy bajos en estatura o peso y a la derecha, existe un 2.5% de que la estatura es muy alta o el peso muy elevado. A la izquierda, con un nivel de confianza de 68.2%, existe un 13,6 % que son más bajo en estatura o peso y a la derecha, existe un 13,6 % de que la estatura es más alta o el peso más elevado.

Esto es una Ley de la Naturaleza. No existe una humanidad donde tods pesen lo mismo, o donde todos tengamos la misma estatura. La igualdad es así un sofisma, una utopía. No existe una sociedad “justa” donde todos devenguen el mismo ingreso y sean igualmente ricos o igualmente pobres. La igualdad en este sentido es así un sofisma, una utopía, una interpretación errada de lo justo. No existe una sociedad donde todos tengan la misma inteligencia o donde todos seamos igualmente inteligente o igualmente carente de inteligencia. La igualdad en cuanto a ser inteligente es así un sofisma, una utopía. No existe una sociedad donde todos podamos hacer un maratón de digamos 50 kilómetros y todos alcancemos la meta al mismo tiempo. Este tipo de igualdad no existe y nada tiene que ver con ser o no justo. Siempre habrá quienes lleguen primero y que lleguen de último.

Quienes asisten a la escuela o la universidad también exhibirán una distribución que sigue la Campana de Gauss, con un nivel de confianza de 68.2%, existe un 13,6 % que son más bajo en rendimiento académico así como un 13,6 % de que tengan un desempeño académico superior al promedio. Mientras más hacia los extremos, la desigualdad es mayor. Por ejemplo, a la izquierda, con un nivel de confianza de 95%, existe un 2.5% que son digamos, sin intención de ofender, brutos y de muy bajo rendimiento académico y a la derecha, existe un 2.5% de personas brillantes con un excelente desempeño académico.

Fuera del intervalo Promedio de más o menos tres sigma, a la izquierda habrá un 0.1% del país que son retrasado mentales, carentes de comprensión alguna, y a la derecha, un 0.1% que serán genios. Justo no es crear un sistema socialista que obligue a todos a llegar a la meta al mismo tiempo, frenando a los que van más rápido para que esperen los que vienen de último. Eso sería muy injusto con quienes por propio mérito llegarían de primero y también sería injusto con los que van más lentos porque se le niega la oportunidad de superación de sus debilidades. Alimentar a los débiles produce cambios en el comportamiento que son dañinos para su salud, se acostumbran e incapacitan para que ellos mismos sean capaces de procurarse por sus propios medios lo que necesitan para vivir. Eso no tendría nada de “justo” sino todo lo contrario, es injusto hacer por los demás lo que ellos deben hacer por si mismo.

Se espera que generar recursos y riqueza para si mismo y la familia también sigue la misma Ley de la Naturaleza, con un nivel de confianza de 68.2%, existe un 13,6 % que son más pobres que el promedio y a la derecha, 13,6 % que sean más ricos que el promedio. Mientras más hacia los extremos, la desigualdad es mayor. Por ejemplo, a la izquierda, con un nivel de confianza de 95%, existe un 2.5% que son mucho más pobre que el promedio de la gente y a la derecha, existe un 2.5% de personas mucho más rico que el promedio de la población. Fuera del intervalo Promedio más o menos tres sigma, a la izquierda habrá un 0.1% del país que son paupérrimo, carentes de toda riqueza, y a la derecha, un 0.1% que serán muy ricos.

La solución de los que perciben ingresos muy por debajo del promedio del resto de la población no es ir en contra corriente con la naturaleza, cosa que es imposible de lograr, sino de mover toda la distribución más hacia la derecha de manera que el ingreso que reciba ese 2,5% de muy pobres sea suficiente para vivir. Eso es lo que han logrado ya cierto países, como los nórdicos, la mayoría de países de Europa, Japón, Nueva Zelanda, u otros países más democráticos del mundo.

Pero predicar que acabar con el Capitalismo Salvaje es eliminar el 2,5 o 5% de los más ricos no soluciona el problema a los 2,5 o 5% de los más pobres. Es una falacia, un sofisma, una gran mentira. Cuando ocurre en efecto erradican un 2,5 o 5% de los más ricos de la sociedad para ubicar una nueva élite de políticos y militares que gobierna el país en esa categoría privilegiada de muy ricos. La gran diferencia que existe en ambos sistemas políticos, es que en democracia, cuyo sistema económico es el Libre Mercado, ese 2,5 o 5% de los más ricos son emprendedores propietarios de grandes empresas y negocios que presta un buen servicio a la población, que crean millones de buenos y bien remunerados empleos, productos y servicios muy útiles para la sociedad, mientras que en socialismo igualitario ese 2,5 o 5% de los nuevos ricos son funcionarios públicos y sus familiares que son los jerarcas de partido de gobierno que no poseen grandes empresas ni negocios ni prestan un buen servicio a la población, sino que obtienen su riqueza del erario público. No crean empleo alguno, ni prestan ningún servicio útil para la sociedad. Son parásitos del país que logran su riqueza con corrupción e impunidad porque son ellos mismos quienes administran la justicia de una manera no justa ni equitativa.