¿Por qué todavía muchas sociedades aprueban el castigo físico a niños y adolescentes?

Es una tradición muy antigua. Tan antigua como las religiones. Si eres de una familia conservadora, ese es el modo en que te criaron a ti, y es el modo en que tú seguirás criando a tus hijos.

Hubo hace un par de siglos un sacerdote Jesuita muy raro que inventó, o descubrió, un modo eficaz de domesticar niños y fue capaz de hacer maravillas con ellos. Cogió un grupo de niños de la calle, huérfanos, hijos de prostitutas, mendigos y rateros. Los dividió en grupos y a unos les enseñó a tocar el violín. Y eso no es nada fácil.

A otros les enseñó cantos religiosos y tenían una preciosa voz. A otros les enseñó a declamar poesía y a escribir con una excelente caligrafía.

Cuando el sacerdote mostró el resultado de su labor con esos niños de la calle causó una gran escándalo entre la gente de bien y la aristocracia. Creyeron que usó un arte diabólico porque el cura jesuita no utilizó, que se sepa, ni el látigo, ni la vara de avellano para castigarlos. Fue capaz de domesticarlos usando dulces palabras y dándoles de comer bien. Estuvieron investigando a ver si podían acusar al cura de herejía. Se salvó de ser quemado en la hoguera porque el General de la Orden se opuso enérgicamente y consiguió una bula papal para oponerse a la condena de este cura. En muchas naciones, la gente ilustrada consiguió echar a los jesuitas de su país. La crisis se arregló un tiempo más tarde tras proponer el uso de los poderes milagrosos de este cura o de sus ayudantes con el fin de educar a los hijos de la burguesía y la aristocracia. A partir de esos tiempos turbulentos, los jesuitas fueron usando viejos palacios y grandes casonas para convertirlas en escuelas para educar a los niños de la elite, y todo aquel revuelo de los curas satánicos que sabían educar muy bien se echó en el olvido.