Una persona que cava un hueco durante 6 horas y las siguientes 6 horas lo tapa, trabaja 12 horas al día y su aporte de valor es cero. Que el gobierno te asigne un rol dentro de su maquinaria tiránica y explotadora no garantiza nada.
En Venezuela, por ejemplo, el chavismo creó un plan llamado "chamba (trabajo) juvenil" en el que agarran a todos los muchachos desempleados y les dan algo qué hacer. Para justificar el empleo, hacen cosas estúpidas como poner a cientos de jóvenes a quitarle la pintura a las islas de la autopista Francisco Fajardo manualmente, con una espátula, para luego re-pintarlas. Entre 20 personas hacen en un día lo que normalmente haría una sola persona con un esmeril. Todos tienen empleo, pero su aporte de valor a la sociedad es miserable.
Por otro lado, el comunismo para sostenerse requiere de una gran estructura burocrática. Si todos se dedican a administrar los recursos pero nadie los transforma, la creación de valor también es nula.
En Venezuela existe una institución absurda llamada "superintendencia de precios justos". Miles de personas salen a diario, en todo el país y por temporadas (según se le antoje al burócrata de turno o a Maduro), a verificar que los precios de determinados productos se ajusten a los controles establecidos por el gobierno. Si esa misma gente, en lugar de fiscalizar precios, se dedicase a producir mayor cantidad de esos mismos bienes que supervisan, tumbarían los precios por vía de la oferta (por exceso), y su aporte a la sociedad sería mayor que esa pérdida de tiempo con esos chalecos rojos, castigando a los que si están haciendo algo productivo.
El capitalismo se asegurará de que todo trabajo sea remunerado, y la remuneración frecuentemente irá asociada a la productividad. Si no agregas valor, no percibes salario. Trabajar es el mayor gesto de solidaridad hacia la sociedad, y ella te lo retribuye según el tamaño de tu aporte.
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