¿Cuáles son los mayores mitos que la gente sigue creyendo sobre los osos?

Mito: Los osos son carnívoros obligados.

Realidad: Sólo el oso polar es un carnívoro obligado. El panda gigante es un herbívoro casi obligado, y todas las demás especies de osos son omnívoras. El más carnívoro, aparte del oso polar, es el oso pardo, cuya dieta consiste en un 35% de carne.

Mito: Los osos son grandes tontos.

La realidad: De hecho, se encuentran entre los animales más inteligentes del planeta. El oso pardo tiene la mayor proporción entre el cerebro y el cuerpo de cualquier animal terrestre de tamaño comparable en el hemisferio occidental, así como el cerebro más enrevesado. Aunque su inteligencia no está bien estudiada, quienes trabajan con ellos creen que son comparables a los grandes simios.

Mito: Los osos son lentos.

La realidad: No pongas a prueba esta teoría. Los osos polares pueden correr a 32 kilómetros por hora sobre el hielo resbaladizo. Los osos pardos pueden correr a más de 35 millas [56,3 km/h] por hora. Otros osos también son rápidos. Cualquiera de ellos puede superar a Usain Bolt. Su velocidad es comparable a la de un caballo, y la nuestra no.

Mito: Al zigzaguear, podemos eludir a un oso, porque les cuesta cambiar de dirección.

Realidad: No. Cualquier oso cambia de dirección mucho mejor que nosotros.

Mito: Podemos escapar de un oso que embiste corriendo cuesta abajo.

Realidad: Los osos corren más rápido que nosotros cuesta arriba, cuesta abajo, transversalmente en las colinas o en terreno llano.

Mito: Los osos son torpes.

Realidad: Tampoco cuentes con esto. Son muy ágiles, con reflejos mucho más rápidos que los nuestros.

Mito: Los osos pardos adultos y otras subespecies de osos pardos no pueden trepar a los árboles porque son demasiado pesados.

La realidad: Son tan fuertes que, aunque sus largas y rectas garras les impiden trepar a los árboles, pueden subirse a ellos sólo con su fuerza muscular. Esto es algo que prefieren hacer muy pocas veces, pero que hacen mucho mejor que nosotros.

Mito: Los osos son asesinos de hombres.

La realidad: Muy pocos lo son. Los pitbulls matan a muchas más personas que todas las especies de osos juntas.

Mito: Los osos polares se alimentan regularmente de los humanos.

La realidad: No es cierto. Sólo los hambrientos lo hacen. Sin la grasa de la que carecen, enfermarían y acabarían muriendo.

Mito: Los pandas gigantes son torpes porque se pasan la mayor parte del día comiendo.

Realidad: De alguna manera, a pesar de tener que comer enormes cantidades de alimentos poco nutritivos para ellos, han conservado esa gran inteligencia de la familia de los osos. En una ocasión, dos pandas colaboraron para liberar a uno de ellos en un zoo chino. Uno se puso en cuclillas junto a una valla para que su cómplice se pusiera de pie. El primer oso se puso entonces a cuatro patas y el otro saltó la valla.

Mito: Los osos tienen mala vista.

La realidad: Tienen una visión binocular en color comparable a la nuestra.

Mito: Los osos atacan a las personas de forma imprevisible.

Realidad: En realidad, siguen un código bastante estricto, y sólo atacan si perciben una intrusión en su espacio personal, -los osos no son territoriales- los cachorros o un cadáver que están comiendo. Incluso en ese caso, suelen huir primero, o dar una embestida de farol como advertencia. Hay ataques de depredadores, pero muy raramente, y casi nunca por un oso que no esté hambriento.

No subestimes a los osos. Son grandes, monstruosamente fuertes, muy ingeniosos, conscientes de sí mismos, e incluso capaces de un puro goce estético, como los dos de arriba, viendo una puesta de sol.