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¿Por qué los narcisistas son atraídos hacia las personas empáticas?

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Estudiando Tudo

Veo mucho interés por el tema del Narcisismo. Permitidme que dé una explicación de las conductas narcisistas al estilo platónico, es decir, utilizando un banquete ficticio y muchas metáforas.

Imaginaros que la vida es una mesa enorme con un gran buffet y con multitud de platos de lo más variopinto. Las personas más o menos normales y sanas se acercan al banquete y van sirviéndose, disfrutan de los platos que más les gustan, prueban cosas nuevas, se maravillan o se disgustan con algunas cosas que prueban, etc. Lo habitual. Los individuos normales y sanos tienen la capacidad de saborear y disfrutar de esos platos que les ofrece la gran mesa de la vida.

Pero imaginaros ahora entre la gente a un ser mecánico, un robot, con apariencia humana, pero que no tiene identidad propia, ni gusto, ni pasión, incapaz de saborear nada de lo que hay en la mesa, y sobre todo, que no tiene nada de humano ni de especial. Este ser se siente vacío, se sabe mecánico, es incapaz de saborear y de disfrutar del banquete como los presentes, y por eso no pude sentir las mismas pasiones que ve en los otros, ni puede disfrutar de igual manera. Sabe que es diferente cuando se encuentra entre los demás porque ve bailar a la gente, pero no puede escuchar la música, e intuye que algo pasa, pero se le escapa el qué. Es posible que estén locos, piensa, o a lo mejor lo está él, pero ellos parecen disfrutar de saborear algo que él no puede percibir. Por lo que decide camuflarse entre el gentío y observar al resto. Pero incapaz, sin pasión, sin pureza de intención, su falta de autenticidad se va haciendo patente, especialmente para él mismo, por lo que necesita compensar esta carencia fingiendo lo que no puede ser, y muestra al mundo un personaje en función de lo que cree que los demás admiran. Este ser es el narcisista.

El narcisista es un envidioso, pero no sabe lo que quiere hasta que ve a alguien disfrutar de algo, no importa el qué. Puede ver a un niño disfrutando de un helado, y automáticamente él cree que quiere un helado y que eso le hará igual de feliz que al niño. Pero lo que en realidad quiere es la felicidad de ese niño, y eso no puede dársela un helado. Cuando prueba el helado se decepciona, porque no puede saborearlo, no lo disfruta en la misma medida, no hay felicidad, y en su mente aparecen tres posibilidades, o él está defectuoso, o el helado no es para tanto, o el niño es demasiado emocional e ingenuo. La primera posibilidad (es defectuoso) no la puede admitir, pero tiene que esforzarse continuamente para poder olvidar y compensar lo que en el fondo intuye de forma insidiosa y permanente. Por tanto, en su mente trastornada él es perfecto, el fallo estará en otro sitio, pero no en él, sin embargo la alegría del niño sigue ahí, es un hecho, por lo que necesariamente tiene que ser infundada, es decir, o su helado es una mierda, o el niño es tonto, o de lo contrario el sería un incapaz, un ser defectuoso. He aquí el origen del famoso desprecio narcisista.

Al narcisista le da rabia ver como el niño saborea y disfruta el mismo helado que él también tiene en su mano, pero que no puede disfrutar. Eso es lo que le convierte en un ser incapaz, un ser inferior, estropeado, y de alguna forma lo sabe, lo intuye, por eso le da rabia y envidia, no lo puede permitir. Pero para el narcisista la solución en su fuero interno es negar esta realidad, prefiere decir que ese niño es tonto e ingenuo, y que se emociona por bobadas sin sentido (para él ciertamente no lo tiene), y por ser tan “ingenuo” lo desprecia profundamente. La envidia del narcisista es su propio autodesprecio reflejado.

Si el narcisista pudiera hacer que al niño se le atragantase el helado sería feliz. Si además consiguiera que el niño a partir de ese momento odiara los helados, como si de algo realmente estúpido se tratase, habría conseguido cerrar el círculo demostrando que el niño, y no él, estaba equivocado, y por tanto era merecedor de su desprecio. En la mente del narcisista el niño tiene la culpa de lo que le pase, fue su ingenuidad, su pasión infundada, su pureza de intención, lo que estaba mal.

Para el narcisista es inadmisible no ser perfecto, por tanto es esa capacidad de saborear las cosas la que siempre estuvo mal, y por eso cada vez que ve a alguien con esa capacidad le recuerda que él no la tiene. Eso no le gusta y tiene que remediarlo, darle la vuelta, y por eso el narcisista te hace sufrir, para demostrarte que es tu capacidad de empatía la que está mal, la que te trae problemas. Te dice que tú eres el tonto, que tienes que “aprender” algo porque tienes una carencia, y te desprecia por ello. Pero sobre todo no te atrevas a exhibir delante de él esa capacidad de la que carece. Aquí reside el origen de sus ataques y desprecios… es tu culpa, según ellos.

A veces el narcisista suele tomar la actitud contraria al desprecio si eso puede hacerle ver como un ser superior (más bueno o perfecto). En ese buffet imaginario que mencionábamos al principio, el narcisista también suele ser visto en la zona de los vinos selectos. Es el que coge la copa con corrección, pero haciendo exhibición de ello. Sorbe vino haciendo ademán de conocedor y de disfrutar de algo muy selecto y acorde a su nivel, que según él es superior y elitista, y como la mayor parte de la gente no tiene ni idea de vinos se deja llevar por esa apariencia y dan por supuestas todas sus aseveraciones sobre el tema. Seguramente conoceréis el dicho que dice “no basta con ser, además hay que parecer”, pues los narcisistas van un paso más allá, ni siquiera son, tan solo aparentan ser. Para ellos la actitud y la apariencia lo son todo.

Al narcisista le reconforta creer que todos los demás en el fondo son tan mecánicos y de cartón piedra como él. Conseguir que todos participen en su juego de apariencias “demuestra” para ellos que todas las personas, sus valores, sus pasiones, también son de cartón piedra. Mientras su juego permanezca los demás no son superiores a él, o incluso se siente superior por manejar los hilos, y si consigue ser admirado habrá llegado al clímax de su necesidad. Esta sensación es la droga a la que son adictos los narcisistas. No sólo ha hecho creer al resto (y a sí mismo) que no es defectuoso, si no que aparenta ser el que más “sabe y disfruta” del banquete, es decir, le ha dado la vuelta a la tortilla de su vida. Por fin puede estar en la situación contraria a la que se encuentra habitualmente, y aunque toda la situación sea de cartón piedra, el narcisista no nota la diferencia.

Imagino que las metáforas que he usado son evidentes, si sustituís algunas palabras como “saborear” por “empatía” enseguida os daréis cuenta de sus mecanismos y de cuáles son las carencias del narcisista. En fin, espero haber aclarado alguna de esas conductas y esos mecanismos tan extraños e incomprensibles de los narcisistas. Saludos.

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