¿Por qué Dios mató a los hijos de Aarón solo por usar “fuego profano” (Levítico 10:1-2) y le prohibió a su padre llorarlos (Levítico 10:6)? ¿No es...

"Más tarde, Nadab y Abihú —los hijos de Aarón— tomaron sus braserillos, pusieron fuego en ellos, echaron incienso encima y empezaron a ofrecer delante de Jehová fuego no autorizado, que él no les había mandado ofrecer. Entonces salió fuego de delante de Jehová y los quemó, así que murieron delante de Jehová". (Levítico 10:1, 2).

Nadab y Abihú eran los hijos del sumo sacerdote Aarón, hermano de Moisés, el cabeza del pueblo de Dios. Al igual que su padre, tuvieron el altísimo honor de representar a Jehová frente a Su pueblo escogido, y uno de ellos reemplazaría a Aarón en el futuro. Debían ser el modelo, el ejemplo en conducta para los israelitas en moral, integridad, servicio sagrado a Jehová, trato, habla, respeto hacia las normas y la Ley, etc., tal como un padre en su hogar, un profesor en el aula, un director en una empresa o un presidente sobre una nación deben ser modelos para los demás.

Ambos fueron testigos directos en innumerables ocasiones del poder, justicia y amor de Jehová sobre su pueblo y estaban familiarizados con los altísimos requisitos de Dios para sus representantes. Pasar por alto sus normas era más serio y delicado para ellos que para otros israelitas que no tuvieran las mismas responsabilidades. Por ejemplo, tal vez un músico pudiera trabajar borracho pero no un chofer.

Y eso fue precisamente lo que hicieron, cumplieron sus deberes de sacerdotes embriagados, pasando por alto la sobriedad que Jehová legítimamente exigía para el servicio sagrado. Este estado, o tal vez el engreimiento, o una actitud fría hacia las cosas sagradas fue lo que tal vez los impulsó a realizar el ritual de encender un fuego sagrado que Jehová no les había ni pedido ni autorizado.

"Después Moisés les dijo a Aarón y a sus otros hijos, Eleazar e Itamar: “No descuiden su cabello ni se rasguen la ropa, para que no mueran y para que Dios no se indigne con todo el pueblo. Sus hermanos de toda la casa de Israel llorarán por aquellos a los que Jehová mató con fuego". (Levítico 10:6).

Luego de ejecutar a los transgersores, Jehová le pidió a los varones de su familia que no manifestaran las mismas expresiones habituales de duelo que por otros muertos, debido a la naturaleza legítima de la ejecución.

Los cristianos en general pueden extraer valiosas lecciones de este hecho, al respetar las altas normas de Jehová sobre lo sagrado, y también sobre las decisiones judiciales que afectan a otros miembros de Su pueblo en la actualidad.

Además, pueden fortalecer su confianza en que digan lo que digan sus enemigos, la voluntad de Dios es más importante que la opinión de quienes lo odian.