¿Podrías resumir el mensaje o el argumento de La Biblia?

El asunto es muy sencillo y no tiene nada de metafísico, sino que, por el contrario, es muy terrenal: en esencia, el judío era un pueblo nómada, y por lo tanto, sin un territorio propio. Estando en la Edad de Bronce y viendo que la agricultura y el consecuente sedentarismo que practicaban otros pueblos eran ventajosos, le dio por asentarse en algún sitio, pero el lugar elegido ya tenía dueños, que, como suele pasar con todos los pueblos primitivos, tenían diversos dioses. Para convencer a los dueños de que esas tierras les pertenecían a los judíos, estos les dijeron que se las había regalado dios. Los auténticos dueños, con una sonrisa burlona, de seguro les respondieron que varios dioses les habían regalado a ellos ese territorio mucho antes de que tuviera lugar la adjudicación que sostenían los judíos. Ante semejante argumento, los judíos reflexionaron seriamente hasta dar con un razonamiento que les pareció ingeniosísimo e irrebatible para acabar de una vez por todas con la discusión: hay un solo dios verdadero, ese dios creó los cielos y la tierra, creó los astros, la luz, las aguas, los animales y la primera pareja de humanos, de donde provienen todos los demás humanos. Ese dios determinó que había humanos malos y humanos buenos. Los buenos creen en ese dios único, y los malos creen en dioses falsos. Como los judíos son los únicos que creen en el dios único y verdadero, se convirtió en el pueblo favorito de dios, y si bien los judíos, por ser humanos, de vez en cuando fallan, decidió darles la oportunidad de salvarse para que, después de muertos, vayan al cielo a sentarse a su diestra, que es donde están los mejores puestos. La salvación está hecha exclusivamente para los judíos, para ningún otro pueblo o nación (la razón es obvia: ellos se inventaron ese dios y su religión). Y, mientras espera la llegada del juicio final, dios no solo le regaló a su pueblo predilecto las tierras que en consecuencia reclamban como propias, sino que les ordenó que masacraran a los legítimos dueños, algo que no dudaron en hacer, según refiere el Antiguo Testamento en numerosos apartes.

Los judíos, además, tienen un trauma con la destrucción del templo de Jerusalén por bárbaros enemigos del pueblo judío, que no tenían ninguna razón o motivo para adorar al dios judío, en vista de que este solamente tiene un pueblo favorito, que, da la casualidad, es el pueblo que llegó a robarles sus tierras. Desde muy antiguo, y sobre todo con la destrucción del templo, los judíos esperan la llegada de un mesías para que reconstruya el templo, libere a los judíos de la servidumbre impuesta por los extranjeros y restablezca la edad dorada de Israel, todas misiones muy terrenales, como puede verse.

Entre los fanáticos religiosos ha habido muchos que, ansiando notoriedad y prestigio, o simplemente porque han enloquecido por la alienación religiosa, se han declarado mesías. Otros incluso lo han sido a despecho de sí mismos, como el emperador Haile Selassie I de Etiopía, declarado mesías por el movimiento rastafari. Dicen las leyendas que uno de los que reclamaron para sí el título de mesías se llamó Jesús y dejó clarísimo que no había venido a cambiar una sola letra del libro sagrado, que su propósito no era suplantar a Dios ni crear una religión distinta de la judía.

Mateo, 5; 17-18: "No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.

El hecho es que los romanos lo apresaron, se mofaron de él tildándolo de rey de los judíos (INRI), y los sacerdotes judíos pidieron que fuera crucificado como un delincuente porque, al decirse hijo de dios y proclamarse mesías, estaba cometiendo blasfemia. A los judíos de la posterioridad, el fin de aquel individuo les parece vergonzoso y están convencidos de que revela a las claras que no pudo haber sido el mesías, porque murió como un delincuente y no pudo salvarse. Además, no reconstruyó el templo de Jerusalén ni liberó a su pueblo del dominio a que en ese tiempo lo tenía sujeto Roma. Dice Wikipedia al respecto:

Los judíos han visto tradicionalmente a Jesús de Nazareth como uno de tantos falsos mesías que han aparecido a lo largo de la historia. Se le ve como el que más ha influido en su pueblo y, por ello, el que más daño ha causado.

El judaísmo nunca ha aceptado ninguna de las profecías que los cristianos atribuyen a Jesús, y para ellos, ninguna de las prerrogativas que anunciarán la venida del mesías han ocurrido durante su vida, por lo que no puede considerarse siquiera como candidato a mesías.

Años después, un judío no ortodoxo y medio loco, un fanático criminal que sufría de delirios, llamado Pablo de Tarso, se cayó del caballo y en una visión seguramente producida por el porrazo creyó ver a Cristo, y decidió convertirse en su más ferviente apóstol. Él fundó la religión cristiana, tergiversó el discurso del falso mesías y declaró que este había venido a salvar a todos los humanos, por lo que supuestamente lo instigó a predicar entre los "gentiles" (se les denominaba así a los no judíos), pese a que en Mateo 10:5 se le atribuyen las intenciones contrarias:

A estos doce [apóstoles] envió Jesús después de instruirlos, diciendo: No vayáis por el camino de los gentiles, y no entréis en ninguna ciudad de los samaritanos, sino id más bien a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.

Pablo fundó una nueva religión tomando a Jesús como figura central, pese a que este dejó en claro que no vino a cambiar la religión judía. Así pues, Pablo de Tarso fundó una secta herética que, por desviarse de la religión del supuesto dios único y verdadero, es falsa, y sus seguidores no pueden tener asegurada la salvación, pues son cristianos no nacidos en Israel, en el seno del pueblo judío, y el dios judío, como sabemos, únicamente está interesado en salvar a los individuos que llevan sangre judía. Para colmo, la secta cristiana reformó el libro sagrado, que, según los judíos, es palabra de dios, eliminando algunos libros que no les convenían e introduciendo otros, escritos por humanos y no por dios, que versan exclusivamente sobre el mesías impostor que fue crucificado. Con tal blasfemia, con mayor razón no son dignos de recibir la salvación del dios judío. A ese libro tergiversado, los fanáticos de la secta le llamaron Biblia.

En conclusión: la Biblia es un libro armado para legitimar la usurpación de unos territorios haciéndolos pasar como una tierra prometida al pueblo judío por el único dios verdadero del mundo, que tiene un solo pueblo favorito y que solo se propone salvar a ese pueblo, y para justificar los genocidios en que incurrieron cuando se apropiaron de esos territorios. Hasta allí el Antiguo Testamento.

Con el tiempo, de esa religión se desprendió una secta herética (Nuevo Testamento), cuyos integrantes, por no ser judíos, no lograrán la salvación, según el libro escrito por el dios judío. Como es costumbre en las demás sectas que se han desprendido de la religión judaica, los cristianos ahora aseguran que la suya es la única religión verdadera, y han tenido el descaro de atacar al judaísmo, al que culpan de haber asesinado a su dios hijo. Para abrir un hueco por donde meterse en el cuento de la salvación, decidieron modificar el concepto tradicional de mesías y le atribuyeron a Jesús la tarea ultraterrena de salvar a todo mundo; para lavar la imagen de delincuente común de su héroe inventaron el mito irracional de que con su muerte salvó a los cristianos; para no ser tildados de locos seguidores de otro loco se inventaron que después de muerto, Jesús resucitó (pero curiosamente no fue a mostrarse ante los sacerdotes judíos ni ante los romanos, a quienes estaba en mora de demostrarles que era dios, sino que solo se mostró entre sus amigotes) y para darse legitimidad, determinaron que solo los cristianos obtendrían la salvación.

Así, a los usurpadores de tierras finalmente les salió un grupo usurpador de su dios, que, como sus antepasados, no dudaron en intentar exterminar a todos los que pensaran distinto de ellos o se manifestaran contra sus intereses (recuérdese la Edad Media y el criminal oscurantismo cristiano anexo, la Edad Contemporánea y sus guerras religiosas, y, en todos los tiempos, el incondicional apoyo de los jerarcas religiosos a los matones que se enquistan en el poder). El más vistoso genocidio protagonizado por los cristianos ocurrió justamente tratando de acabar con los judíos (sin detenerse a reparar que Jesús fue un judío), y ocurrió no hace mucho: se trata del holocausto judío en el que se empeñó con tanta eficacia y furor el católico Hitler, y tenía, teóricamente, el propósito de acabar con la raza deicida, con los descendientes de quienes habían matado al Dios cristiano.

Y que la gente se tome en serio semejantes disparates, se arruine la propia vida por ellos y sea capaz de matar a los que no comen cuento… Uno no sabe si es para reírse o para llorar.