En Estambul, Turquía, había una gata callejera llamada Tombili, que en el idioma es un apodo cariñoso que se le da a un animal regordete. Solía sentarse todos los días en esa misma posición en una pared mientras esperaba a la gente que pasaba, que le daba cariño y comida.
Muchas personas intentaron adoptarla, pero ella siempre volvía al mismo sitio.
Cuando se fue las personas que solían recibir su cariño le echaron tanto de menos que hicieron una estatua en su honor, con una placa de agradecimiento por el amor compartido, a escala real y en la misma posición en la que solía estar
Hasta el día de hoy la gente le acaricia y le deja algo de comida.
Dicen que quien pasa por la estatua de Tombili y la acaricia tiene un día feliz, ligero y lleno de logros.
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