El libro El Método Podemos: Marketing Marxista para Partidos no Marxistas de David Alvaro García y Enrique Fonseca Porras, trata el tema del marketing, el mercadeo de los marxistas y declara que es una maquinaria perfecta de vender un producto, en este caso el socialismo marxista o el comunismo. El libro lo resume en estos pasos, entre otros:
Cuando hubo revolución, todos quienes están en contra, son declarados antagónicos, contrarrevolucionarios. Si ganan elecciones, a la oposición que vencieron, todos son declarados escuálidos, pity yankis, vende patria, de derecha. Calificar a todos quienes disientan o se opongan con nombres despectivos y atribuirse a si mismo los calificativos positivos, hasta que la población toda piense que quienes no están de acuerdo son la maldición y ellos la salvación.
La palabra reaccionario es ser partidario de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales y se opone a reformas o cambios que los socialistas marxista y comunistas quieren introducir y que ellos se autocalifican como para el progreso en la sociedad. es decir, ellos están por el progreso y quienes disienten y se oponen están en contra del progreso. El marketing marxista no sólo es vender la idea, sino que quede en la mente y el subconsciente de las personas, víctimas de este mercadeo, que sus adversarios son anti-desarrollo, anti-bueno, anti-democrático, anti-bienestar social, anti-pueblo, anti-protección ambiental, y anti-todo lo bueno que puedan identificar.
El marketing marxista ha tenido un enorme éxito retórico de instalar metáforas en la mente de la población en general de que el capitalismo es malvado, perverso, y villano. Esta asociación produce relaciones impresionantes que redimensionan el significado literal de todas las palabras y las imágenes que se emplea en la política. Es el éxito publicitario más grande del mundo. Toda referencia a la palabra social se establece la metáfora con el socialismo en contraposición con el capitalismo que odia todo lo social, a pesar de que nada se corresponda con la realidad. El capitalismo es malvado, perverso, villano, y no ayuda al desposeido, al pobre, a quienes necesitan ayuda, pero por qué, si el socialismo es todo lo contrario que el capitalismo, construyeron el Muro de Berlín, ¿por qué los cubanos huian en balsas improvisadas que lanzaban al mar abierto con riesgo a morir ahogado?, ¿por qué desertaban del mundo socialista al capitalista, por qué los deportistas y bailarines desertaban a occidente?, ¿por qué lo venezolanos huyen a pie atravesando la cordillera de los Andes?
Toda referencia a la palabra pobreza se establece la metáfora con el capitalismo que es, supuestamente, quien crea la pobreza y se proclama que el socialismo es la solución, a pesar de que nada de esto se corresponda con la realidad. Los países más pobres son socialistas. La gente no huye del capitalismo hacia el socialismo sino todo lo contrario. Los paises capitalistas no están desesperados en conseguir pesos cubanos, o la moneda de Corea del Norte, Camboya, Venezuela; son los paises socialistas que siempre han abierto hoteles y tiendas sólo para turistas donde los locales no podían entrar. Hoy Cuba muestra con orgullo la apertura de tiendas para los cubanos donde sólo pueden comprar en dólares.
Una vez que logran la gran metáfora de que el comunismo es bueno, viene el peor de los calificativos, ser anti-comunista. No puede haber algo peor, más malvado y déspota que ser anti-comunista, ser reaccionario, no querer el comunismo es como no querer el bien para tu prójimo, es el anti-cristo marxista, el demonio, satanás. Si, soy anti-comunista y reaccionario porque no quiero aceptar lo que venden en su mercadeo, quiero mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales y quiero oponerme a reformas o cambios comunistas. Quisiera haber sido parte de los que derribaron el Muro de Berlín, de los que contribuyeron al colapso de la URSS, quisiera que Cuba, Venezuela, y Nicaragua regresaran a la democracia y adoptaran las misma políticas que empleó Taiwán, Singapur, Nueva Zelanda para convertirse en países ricos y desarrollados.
Odio la escasez a los que el marxismo somete a los pueblos, odio el éxodo que causa, odio la miseria que instauran como sistema, odia o el control del Estado en todos los aspectos de la sociedad, y sobre todo odio la corrupción socialista, la manera cómo acaban con el ambiente, la manera cómo reprimen a los que se oponen y discienten. Soy reacciconario a todo esas promesas falsas y vacías, a la gran mentira socialista de que sólo lo hacen por el bien del pueblo. Soy anti-comunista, odio cómo se enriquecen a costilla del pueblo.
Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta
Compartir