¿Si los hombres y las mujeres son iguales, ¿no deberíamos deshacernos del término "mujeres y niños primero"?

Yo diría un rotundo: No.

Que se quede la expresión, aunque no exista ninguna obligación legal. Se llama "hombría", carajo. Y a mucha honra.

Hay algo en que las mujeres nunca nos van a ganar, y es que los hombres nos morimos primero y con frecuencia, más jodidos. Ni modo, es la ley de la vida. Las mujeres son más necesarias para el cuidado de los niños, y los hombres por nuestra parte somos más aptos y necesarios para hacer los trabajos que requieren mayor fuerza y que conllevan mayores riesgos. Un bombero bien entrenado puede cargar a alguien de 80 kilos. Una bombera no carga a uno de 50 kg. Son cuestiones biológicas, anatómicas e incluso instintivas que no elegimos pero que así nos toca. La biología nos hace más fuertes y eso nos atribuye responsabilidades.

Si irrumpe un hijo de puta armado en tu casa, tu papel como hombre es detenerlo, cueste lo que cueste, y el papel de tu esposa es cargar al niño, encerrarse en una habitación o subirse a la azotea y pedir ayuda. No hay de otra, porque si lo haces así y lo haces bien, hay algunas posibilidades de que al menos ella y el niño sobrevivan; si lo haces muy bien, quizás todos sobrevivan. Pero si lo haces al revés, lo más probable es que a los tres se los cargue la chingada. Y así es en un incendio y en un naufragio y en general en toda emergencia en que va en juego la vida.

En unas vacaciones fui timado por una persona de pocos escrúpulos que me vendió un viaje que no debí tomar. No entraré en detalles, pero la cosa es que quedé nadando en alta mar con mi hija de un año y medio, esperando que de un barco alguien nos tirara una escalera. Cuando esto ocurrió, otros que esperaban junto a mi comenzaron a subir, como los hijos de puta maricones y cobardes que eran, valiéndoles madres que yo estuviera con una niña muy pequeña, que afortunadamente nadaba bastante bien. Les grité: "Bola de putos, los niños van primero". Les valió madres. Cuando al final subí, fui y le dije al capitán: "Óyeme pendejo, ¿por qué no pusiste orden?" Regresamos a tierra con el marinero con la cola entre las patas, y la bola de maricones cuchicheando sin atreverse a sostenerme la mirada.

Pocas cosas hay más tristes en la vida que un pendejo de 20 años quitándole el lugar a un niño en una situación de peligro. Que no te pase. Los niños y las mujeres primero. Sé hombre.