Los tres imperios entre los cuales había una gran tensión en Europa a finales del siglo XIX eran el Imperio alemán, el Imperio ruso y el Imperio británico. Esta tensión se debía a una serie de factores, incluyendo:
La tensión entre estos tres imperios se intensificó en la década de 1890, lo que llevó a una carrera armamentista y a una mayor confrontación diplomática. Esta tensión fue uno de los factores que contribuyeron al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Los tres imperios se encontraban en una situación de equilibrio de poder muy delicado. Cualquier cambio en la situación podría haber provocado una crisis y una guerra.
En concreto, la tensión entre estos tres imperios se manifestaba en los siguientes aspectos:
La tensión entre estos tres imperios fue un factor importante que contribuyó al estallido de la Primera Guerra Mundial.
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