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La oración "Las superficies óseas articulares que entran en contacto, generalmente ofrecen una forma inversa: si una es cóncava (cavidad glenoidea de la escápula o cotiloidea del coxal) la otra es convexa (cabeza del húmero y fémur) en ciertos casos las superficies articulares son planas (articulaciones del carpo y del tarso) o en forma de polea (tróclea del húmero, del fémur) y según la forma de la superficie articular se las clasifica en las diversas variedades de las articulaciones diartrosis" describe la forma de las superficies articulares de las articulaciones diartrosis.

Las articulaciones diartrosis son las articulaciones móviles, que permiten un amplio rango de movimiento. Las superficies articulares de estas articulaciones son lisas y están cubiertas de una capa de cartílago articular. La forma de las superficies articulares determina el tipo de movimiento que permite la articulación.

En general, las superficies articulares presentan una forma inversa. Esto significa que si una superficie es cóncava, la otra es convexa. Por ejemplo, la cavidad glenoidea de la escápula es cóncava, mientras que la cabeza del húmero es convexa. Esta forma de las superficies articulares permite que la articulación se flexione y extienda.

En algunos casos, las superficies articulares son planas. Por ejemplo, las articulaciones del carpo y del tarso son planas. Estas articulaciones permiten el movimiento de deslizamiento.

En otros casos, las superficies articulares tienen una forma de polea. Por ejemplo, la tróclea del húmero es una polea, mientras que la tróclea del fémur es otra polea. Estas articulaciones permiten el movimiento de pronación y supinación.

La forma de las superficies articulares es un factor importante que determina el tipo de movimiento que permite la articulación.