3. ¿Cuál es la función de la sangre?

La sangre es un tejido líquido que circula por el sistema circulatorio y transporta oxígeno, nutrientes, hormonas y desechos por todo el cuerpo. Está compuesta por dos partes principales: el plasma sanguíneo y los elementos formes.

El plasma sanguíneo es la parte líquida de la sangre y representa aproximadamente el 55% del volumen total de la sangre. Está compuesto principalmente por agua, proteínas, sales minerales y otras sustancias.

Los elementos formes son las células y fragmentos celulares que se encuentran en la sangre. Representan aproximadamente el 45% del volumen total de la sangre y se clasifican en tres tipos:

• Glóbulos rojos: son las células más numerosas de la sangre y su función principal es transportar oxígeno desde los pulmones a las células del cuerpo.
• Glóbulos blancos: son las células del sistema inmunitario y su función principal es combatir las infecciones.
• Plaquetas: son fragmentos celulares que participan en la coagulación de la sangre.

Las funciones principales de la sangre son:

• Transporte de oxígeno: los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína que se une al oxígeno en los pulmones y lo transporta a las células del cuerpo.
• Transporte de nutrientes: la sangre transporta nutrientes esenciales desde el sistema digestivo a las células del cuerpo.
• Transporte de hormonas: la sangre transporta hormonas producidas por las glándulas endocrinas a todas las partes del cuerpo.
• Transporte de desechos: la sangre transporta desechos metabólicos desde las células del cuerpo a los órganos excretores.
• Regulación de la temperatura corporal: la sangre ayuda a regular la temperatura corporal transportando calor desde el interior del cuerpo hacia la superficie.
• Defensa contra las infecciones: los glóbulos blancos combaten las infecciones al destruir los microorganismos que las causan.
• Coagulación de la sangre: las plaquetas ayudan a detener el sangrado al formar un coágulo.

La sangre es un tejido vital para el funcionamiento del organismo. Sin sangre, las células del cuerpo no podrían obtener el oxígeno, los nutrientes y la energía que necesitan para sobrevivir.