El texto presenta tres opciones para gobernar un estado que antes de ser conquistado se regía por sus propias leyes y vivía en libertad:
1. Destrucción: Esta opción implica eliminar completamente el estado conquistado, borrando su identidad y cultura. Se considera una medida extrema y brutal, con consecuencias negativas a largo plazo.
2. Radicación: El conquistador se establece en el estado conquistado, imponiendo su propio gobierno y leyes. Esta opción puede generar resistencia y conflicto entre la población nativa y los nuevos gobernantes.
3. Conservación con tributo: Se permite que el estado conquistado mantenga sus propias leyes y gobierno, a cambio de pagar un tributo al conquistador. Se establece un gobierno con un número limitado de personas, leales al conquistador, para asegurar la fidelidad del estado.
El texto argumenta que la tercera opción es la más efectiva a largo plazo. Se basa en el ejemplo de los espartanos y romanos, quienes tuvieron éxito al permitir que las ciudades conquistadas se gobernaran a sí mismas, con algunas restricciones.
Se destaca la importancia de establecer un gobierno con un número limitado de personas leales al conquistador. Este gobierno debe velar por la conquista y mantener la amistad y el poder del príncipe.
El texto también menciona ejemplos de fracasos:
En resumen, el texto recomienda la conservación con tributo como la mejor manera de gobernar ciudades o principados que antes se regían por sus propias leyes. Esta opción permite mantener la estabilidad y el control, al mismo tiempo que se respeta la cultura e identidad del estado conquistado.
Es importante tener en cuenta que este es solo un punto de vista, y que la mejor manera de gobernar un estado conquistado dependerá de las circunstancias específicas.
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