Dice Fancher (1979), en su lectura de Kant respecto a los orígenes de la psicología, que, para el alemán, lo que el sujeto percibía no era una imag...
Dice Fancher (1979), en su lectura de Kant respecto a los orígenes de la psicología, que, para el alemán, lo que el sujeto percibía no era una imagen fiel de la realidad exterior a él sino una reconstrucción, una representación, de éste; algo que aparece ante la subjetividad, un fenómeno. No es que la mente perciba el mundo, dice Fancher leyendo a Kant, lo que hace es crearlo. Así, dice Kant que la capacidad de recibir representaciones se le llama sensibilidad, pues los objetos vienen dados por esta. La capacidad que tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se la llama entendimiento. Y la sensibilidad obra de la mano de la intuición. Las representaciones son la forma que tiene la intuición de obrar sobre los contenidos de la sensibilidad. Las representaciones corresponden a los productos de la intuición toda vez que han sido recreados por el sujeto. Por tal razón afirma Kant que “como ninguna representación que no sea intuición se refiere inmediatamente al objeto, jamás puede un concepto referirse inmediatamente a un objeto, sino a alguna otra representación de éste último [...]” (Kant, 2003, A 68, B 93). De tal manera que el conocimiento está mediado por representaciones. O, con mayor precisión, lo que se conoce son las propias representaciones.
Compartir