Por lo tanto, junto a lo que parece preocupar a pacifistas, practicantes, teóricos de las relaciones internacionales, mediadores, analistas de conf...
Por lo tanto, junto a lo que parece preocupar a pacifistas, practicantes, teóricos de las relaciones internacionales, mediadores, analistas de conflictos y científicos políticos, hay todo un campo social de exploración que ha de comprenderse como fundamental en las dinámicas de las violencias latinoamericanas. Por lo mismo, se ha de insistir, de nada vale mencionar que la paz deba venir acompañada de transformaciones sociales si ello sólo es la letra de agendas de negociación o acuerdos conseguidos. Esa verdad de Perogrullo, que pocas veces es verdad, es una clave necesarísima para identificar la necesidad de proponer soluciones complejas para problemas complejos. Las soluciones simples, unívocas y ejemplarizantes no son más que palabras secas que esconden la intención de encontrar en una causa sola un caballo de batalla que justifique una forma de proceder. Complejizar, entender las múltiples causas de los fenómenos y diseñar políticas adaptables, cambiantes, que crezcan con la realidad, es lo único que podría funcionar al plantear políticas de paz duraderas, sostenibles, plurales e incluyentes: eso es, justas.
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