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¿Entonces cómo aproximarse a la realidad? En los países del cono sur, es frecuente que los telediarios al hablar del clima, presenten dos indicador...

¿Entonces cómo aproximarse a la realidad? En los países del cono sur, es frecuente que los telediarios al hablar del clima, presenten dos indicadores: la temperatura y la sensación térmica. La primera, es la magnitud física que expresa el grado o nivel de calor del ambiente; la segunda, es la sensación aparente que las personas tienen en función de los parámetros que determinan la atmósfera en la que se mueve, así como de sus parámetros personales. Sin duda, en los estudios de paz y la teoría de resolución de conflictos se han dado avances para medir la «temperatura», pero aun hay un largo camino por recorrer para percibir la «sensación térmica». En este campo la percepción juega un papel principal, ya que es allí donde se da el encuentro íntimo, entre sujeto y objeto que sirve como punto de partida del conocimiento. De esta manera, precisamente lo considera Kant en la «Estética Trascendental». Es precisamente en este punto donde se debe retomar la pregunta inicial de este ensayo: ¿Cómo cambia la cotidianidad de los civiles a partir de la firma de los acuerdos de paz? Una aproximación al concepto de cotidianidad. Un enfoque alternativo en la práctica y la teoría de resolución de conflictos Al indagar por el concepto de lo «cotidiano» se encuentra la sociología de la cotidianidad, la cual surge bajo la corriente marxista a finales de la década del sesenta y principios del setenta. Dentro de sus principales exponentes se encuentran Agnes Heller con su obra «Historia y vida cotidiana» (Heller, 1972) y Henri Lefebvre con «La vida cotidiana en el mundo moderno» (Lefebvre 1972). Para Heller la vida cotidiana es «el espejo de la historia… el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales crean la posibilidad de la reproducción social… es la forma real en que se viven los valores, creencias, aspiraciones y necesidades» (Heller op. cit.). Para Lefebvre, la cotidianidad es el «hilo conductor para conocer la sociedad» y aproximarse la vida cotidiana es «reconocer y entender comportamientos, costumbres, proyección de necesidades, captar cambios a partir del uso de los espacios y los tiempos concretos» (Lefebvre op.cit). De otro lado, se encuentra la denominada historia de la vida cotidiana, la cual emerge con la renovación historiográfica de mediados del siglo XX planteada por la llamada Escuela de los Annales. Su propuesta pretende superar la revisión de las fuentes documentales de carácter oficial, dándole espacio a manifestaciones consideradas, hasta ese momento, como menos importantes, como es el caso de la cotidianidad. Bajo esta perspectiva, la línea divisoria –mantenida por la historia– entre lo privado y lo público, se torna difusa, ya que precisamente se trata de demostrar cómo se definen ambas esferas en sociedades y épocas determinadas. Bajo este propósito se comenzaron a valorar fuentes no tradicionales, como la literatura, la pintura, la oralidad, la iconografía, la fotografía y el teatro, entre otras expresiones. La expresión historiográfica más célebre fue la colección dirigida por Philippe Aries y Georges Duby, Historia de la Vida Privada (Aries & Duby, 1992), obra que trata la historia europea a lo largo de dos milenios, intentando explicar las alteraciones que en diversas épocas afectaron a la noción y los aspectos de lo privado. A partir de la historia oral también ha sido abordada la esfera de las subjetividades. Es posible decir que esta perspectiva se originó a partir de la experiencia británica de los History Workshops de la década del sesenta; desde entonces, esta técnica orientada a «recuperar las voces del pasado» ha ido cambiando y se ha expandido a diversas temáticas: inmigración, el mundo del trabajo, fenómenos de resistencia, clases subalternas, elites, entre otras. Luego de la aparición de las obras de Paul Thompson (Thompson, 1998) Ralph Samuel (Samuel, 1996) y Phillippe Joutard (Joutard, 1999) aparecieron obras como la de Ronal Fraser, quien reconstruye aspectos de la guerra civil española en su obra «La Maldita Guerra de España» (Fraser, 2006). Dentro de este legado también hay que destacar Luisa Passerini con el texto «Memoria y Utopía» (Passerini, 2006). En esta última obra el eje central es la intersubjetividad, tomando a la memoria como el puente entre el pasado y el presente, entre lo singular y lo colectivo y a la utopía como compromiso crítico con la cultura y la sociedad. La inclusión de los relatos y la cotidianidad también ha sido considerada para brindar perspectivas distintas de las confrontaciones armadas. En este campo se encuentran los diarios de guerra, los cuales han sido escritos directamente por los protagonistas. Se destaca especialmente el «Diario de Guerra» de Zlatko Dizdarevic (Dizdarevic, 1994), el cual es la crónica cotidiana de Saravejo sitiada, lugar en el que el autor, jefe de redacción del diario Oslobodenje (Liberación) lucha con lo que queda de su equipo de redacción –hombres de distintas nacionalidad de ex Yugoslavia– con el fin de llevarle la información a la gente de Sarajevo. En esta obra se describe la vida destrozada de los habitantes de esta ciudad, su estado de ánimo, su desesperación y últimos sueños. También se destaca el trabajo reciente de algunos historiadores como Michael Ignatieff, particularmente el texto «El Honor del Guerrero» (Ignatieff, 1999). En el capítulo «El Narcisismo de la diferencia menor», Ignatieff establece un diálogo directo con los protagonistas –soldados serbios– en un poblado situado al este de Croacia, cuyo nombre es Mirkovci, buscando responderse algunas preguntas «¿Qué tiene que ocurrir para que unos vecinos ignorantes por completo de pertenecer a civilizaciones opuestas comiencen a pensar –y a odiar– en esos términos? ¿Cómo llegan a detestar y demonizar a los que una vez llamaron amigos? ¿Cómo, en definitiva, se siembra, un grano tras otro, la semilla de la paranoia mutua en el terreno de una vida común?». Como se puede observar, desde diversos puntos de vista se ha asumido el reto de abordar las realidades desde lo cotidiano, buscando lo que Miguel de Unamuno denominó la intrahistoria, que se propone a partir del destino particular de los individuos, aclarar las características que el mundo que los rodea. En esta metodología alternativa se indagan las experiencias y las vivencias de los actores. Bajo este propósito el testimonio se presenta como una fuente privilegiada, en una compleja dialéctica entre recuerdos y olvidos. La cuestión es cómo introducir esta metodología en la práctica y la teoría y resolución de conflictos, especialmente cuando los protagonistas son las poblaciones. Tal como se ha expuesto en este apartado ya hay un cuerpo teórico del cual partir y hay una serie de herramientas que implementar. De hecho, algunos organismos ya han asumido la tarea. Sólo considerando el caso colombiano se encuentra lo realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con el Banco de Buenas Prácticas para Superar el Conflicto, el cual se propone sistematizar experiencias concretas que en diversos grados y modos contribuyen a ponerle fin al conflicto, disminuir sus efectos mientras dura y sentar las bases para una paz firme y duradera. También se destaca lo hecho por la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de Estados Americanos con una metodología basada en el acompañamiento a las comunidades afectadas por la violencia. En el Décimo Informe Trimestral presentado por el Secretario General al Consejo Permanente la Misión reconoce las lecciones aprendidas, mediante el testimonio de miles de colombianos «…que cotidianamente enfrentan la violencia, a veces en soledad, con sus propias herramientas, experiencias y tradición». La Misión actualmente viene desarrollando un trabajo con la comunidades indígenas Kankuama y Arhauaca en la Sierra Nevada de Santa Marta, con los pobladores de Tierralta (Córdoba) –territorio en el cual se estableció la zona de concentración y diálogo de las autodefensas–, las Madres de La Candelaria –organización de víctimas de

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salamanca-las-practicas-de-la-resolucion-de-conflictos_america_latina
244 pag.

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