De esta manera, en la sociedad contemporánea, caracterizada por el pragmatismo y por la ambición a la posesión de bienes y riquezas, más centrada e...
De esta manera, en la sociedad contemporánea, caracterizada por el pragmatismo y por la ambición a la posesión de bienes y riquezas, más centrada en el tener, que en el ser, los individuos se enfrentan a estereotipos que pretenden definir sus emociones y sentimientos, ligando estos al concepto de “poseer” como bien supremo y final, generando un efecto de encadenamiento a las cosas y apego a estas, de manera tal que la felicidad (y las emociones positivas asociadas a este sentimiento) están en razón de la posesión y no de la satisfacción de sus necesidades personales, sociales, naturales, pero sobre todo espirituales, de manera tal que la afectividad deja de ser el motivo de la vida psíquica (Martínez-Otero, 2007, b) y se sustituye por el concepto de posesión, aun cuando cada vez es más evidente que la riqueza material y la producción y posesión de tales bienes no garantiza ni la satisfacción ni la felicidad (Fernández-Berrocal & Ruiz, 2008), esto solo es posible superarlo con una adecuada educación emocional.
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