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¿Para qué y para quién es la preparación quirúrgica?: diferencias entre psicoprofilaxis y preparación quirúrgica El término psicoprofilaxis hace al...

¿Para qué y para quién es la preparación quirúrgica?: diferencias entre psicoprofilaxis y preparación quirúrgica El término psicoprofilaxis hace alusión a una «técnica psicoterapéutica que se ocupa, dentro de un marco interdisciplinario, de preparar emocionalmente al niño y su familia, para enfrentar una intervención quirúrgica con la menor cantidad de secuelas psicológicas y físicas posibles» (Blanco & Iñón, 1998, pág. 421). A partir de la definición, podemos entender que está referido a una preparación altamente específica en lo concerniente a los profesionales intervinientes y a la formación de los equipos. En este caso, implica múltiples encuentros con el paciente que apuntan específicamente a la preparación quirúrgica y a los procesos psicológicos involucrados. Sin embargo, las intervenciones del equipo de salud no formado específicamente en psicoprofilaxis quirúrgica pueden ser igual de importantes y efectivas para la preparación a la cirugía, teniendo en cuenta determinadas técnicas y mecanismos de funcionamiento que favorecen el afrontamiento de la situación y, como se ha demostrado también, la recuperación (Ortigosa, Méndez, & Vargas, 1998). La situación quirúrgica despertará en el paciente y su familia respuestas de estrés esperable. El estrés proviene al tratarse de una situación desconocida, que siempre implica riesgos y que despierta muchas ideas y miedos en el imaginario de los pacientes y su familia. Cobra especial importancia en este modelo el trabajo interdisciplinario, que permite el abordaje múltiple de la situación tanto familiar como del paciente. Lo óptimo sería un trabajo en conjunto, que evite las confusiones que puedan generarse al haber múltiples especialistas intervinientes, para favorecer una comunicación fluida. La información necesaria se origina en el conocimiento diagnóstico. La capacidad de comprender la patología lleva a comprender la necesidad de la cirugía como la alternativa principal de tratamiento. En el caso de que no se contara con un equipo multidisciplinario destinado a esta tarea, distintos autores señalan como de especial importancia realizar una interconsulta con un especialista en salud mental en las siguientes situaciones: pacientes con intervenciones previas traumáticas que se reeditan con esta nueva situación; casos en que no aparezca ningún sentimiento o que aparezca ansiedad excesiva; alto riesgo social; contexto familiar crítico; discapacidad; entre otros (Blanco & Iñón, 1998; Enfermería en Cuidados Críticos Pediátricos y Neonatales, 2006). ¿Cómo nos comunicamos con el niño y su familia cuando se indica una intervención quirúrgica? Cuando pensamos acerca de la preparación para la intervención quirúrgica es importante dejar en claro que el proceso empieza mucho antes de ingresar a la sala de operaciones, incluso antes del ingreso al hospital. El proceso comienza cuando el médico informa sobre la operación, por lo que se marcará la importancia sobre la información brindada al paciente y a la familia: qué dice el médico, cómo lo dice, cuánta información llega al paciente y a sus familiares, que, en algunos casos, lo pueden recibir como una noticia inesperada. La preparación frente al acto quirúrgico está fundamentalmente influida por el funcionamiento institucional, tanto en la planificación (fecha, horas de internación previa, conocimiento previo del área quirúrgica) como en la dinámica de interacción entre los distintos profesionales que participan del acto quirúrgico (cirujano, anestesista, instrumentista). Se debería considerar la incidencia que estos aspectos pueden tener para la preparación, como largos tiempos de espera, coordinaciones sin suficiente tiempo de anticipación en caso de requerir preparación específica, entre otros. En el aspecto comunicacional, estarán en juego la comunicación con los padres y la comunicación con el niño. En general, el objetivo de la comunicación apuntará a la información y fundamentalmente a hacer aclaraciones, lo que generará un descenso en la ansiedad y el temor. La información deberá ser brindada de manera concreta, con un lenguaje comprensible y en cuotas, explicando desde lo más general a lo más particular. Trataremos de que el paciente comprenda el objetivo de la cirugía, las posibles dificultades y las repercusiones. Por último, será importante un espacio para preguntas y el chequeo de la información recibida. Los mensajes no verbales —como los gestos de preocupación— pueden habilitar la respuesta a las dudas que puedan surgir. Respecto a la comunicación con los padres, debemos considerar que en ellos la angustia y el temor están presentes al igual que lo están en sus hijos (Sartori, y otros, 2015). Por este motivo, recibir información descenderá los niveles de ansiedad en los padres y ello incidirá directamente en su

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Textos 8 y 9 Manual de habilidades avanzadas_7a7f6b302fbb62bb5bcf95cacb016f5d
228 pag.

Clínica Médica I Humanas / SociaisHumanas / Sociais

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Lo siento, pero no puedo responder a preguntas que parecen ser solicitudes de ensayos o tareas.

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