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nos incentivó a enfatizar las relaciones y lógicas culturales en torno a la alimentación- y la salud-, que posibilitan la permanencia de un saber ...

nos incentivó a enfatizar las relaciones y lógicas culturales en torno a la alimentación- y la salud-, que posibilitan la permanencia de un saber popular que se niega a ser colonizado por un saber ordenado “científicamente” pero que ha relegado el “poder” cotidiano de una forma de hacer-pensar. Esto último a nuestro parecer posee mayor relevancia, puesto que no subdivide ni jerarquiza las distintas dimensiones de realidad que sirven para hablar de la obesidad y uno de sus principales “tratamientos” como la alimentación, la cual no sólo poseería una cualidad curativa, sino que también sirve para significar y dar contenido a importantes relaciones sociales. Por lo anterior, hemos decidido abordar la problemática anteriormente expuesta, a través de la teoría de representación social, pues esta se nos presentaba como la explicación más plausible para dar cuenta de aquella dinámica de relaciones y lógicas que son puestas en juego – por los distintos sujetos- para dar sentido y explicación a una temática que en nuestra opinión desborda lo estrictamente médico. Esto último nos impele a destacar que estaremos trabajando bajo la premisa que nos hace considerar a la antropología de la alimentación como un enfoque que nos permitirá comprender las representaciones populares como la particular forma en que los sistemas de valores y creencias de la sociedad en general, se hacen manifiestos dentro del particular proceso utilizado por los sujetos en estudio, para categorizar las comidas y situaciones de alimentación. Este enfoque, nos lleva a enfatizar que no consideraremos la alimentación como un asunto de nutrición eficiente u deficiente, tal como la ciencia nutricional lo ha hecho por años, si no que más bien nos incentiva a visualizarla como un complejo y dinámico sistema de ordenamiento sociocultural dentro del cual se ponen en juego valores, creencias, símbolos, normas y representaciones sociales; ya que a muchos de los elementos de la naturaleza que potencialmente podrían ser considerados alimento, se les aplican procedimientos de clasificación que se encuentran mediados por diferentes discursos, prácticas y relaciones que a través de la historia han transformado la simbología y uso del alimento en las diferentes épocas y culturas. Como lo destaca Patricia Montoya Sáez, “La alimentación es un aspecto de la vida que sirve, a nivel social, para crear relaciones del hombre con el hombre, con sus divinidades y con el entorno natural. Cada cultura va a definir lo que es o no válido como alimento, condicionando así su utilización más allá de su disponibilidad. Debido al papel central del alimento en el día a día, y más en concreto en las relaciones sociales, las creencias y las prácticas de alimentación son difíciles de cambiar, aún cuando interfieren con una correcta nutrición”.(Montoya, P. 2000.) Según Porzecanski el alimento compartido ha constituido universalmente la expresión de ciertos tipos de sociabilidad y comunión. Durante bastante tiempo el momento de la comida familiar era el espacio de intimidad que se compartía sólo con aquellos con que se convivía y con quienes se enfrentaban problemas en común, y ha significado una suerte de "comunión simbólica" que reforzaba la identidad del linaje y ligaba estrechamente a distintas generaciones a una misma tradición de costumbres. De este modo, la alimentación será considerada una de las tantas representaciones sociales a que cada época, cada cultura, recurre para enfrentarse a los acontecimientos diarios o bien para instituir saberes, valores, bienes, que contribuyen a mantener un estado de cosas, su dirección y límites. Se trata más bien de una construcción social e histórica que en la perspectiva de Jodelet “… designa una forma de conocimiento especifico, el saber del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales marcados socialmente (…) las representaciones sociales son modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del ambiente social, material e ideal. Como tales, presentan características específicas en el plano de la organización de los contenidos de las operaciones mentales y de la lógica”. (Jodelet, D en Moscovici, S. 1995) De acuerdo a Mara Viveros, estas constituirían “un puente entre el mundo individual y social” que permitiría comprender la interpretación social y particular de las cosas, no como una simple acumulación de creencias, sino como un proceso de construcción que puede tener sus bases en la herencia cultural, que va incorporando resultado de las propias experiencias y reflexiones y adaptándose, en la medida de los posible, a las condiciones de vida y los límites materiales. “Las representaciones sociales, como sistemas de interpretación que rigen nuestra relación con el mundo y con los otros, orientan y organizan las conductas y comunicaciones sociales. Intervienen en procesos tan variados como la difusión y asimilación de conocimientos, la definición de identidades personales y sociales y las transformaciones sociales”. (Viveros, M. 1993) Una representación corresponde a un acto de pensamiento por el cual un sujeto se pone en relación con un objeto, ya sea material, imaginario o mítico, por ello es una herramienta válida por medio de la cual acercarnos a las conceptualizaciones y pautas que rigen la vida cotidiana. Con respecto a las representaciones entorno a la salud, es necesario destacar que estas forman parte de un más amplio universo sobre el origen de la mala suerte en general. Ellas también están basadas en representaciones sobre la estructura y funcionamiento del cuerpo, definiciones sobre el proceso de salud – enfermedad, fuerzas o agentes que sirven para trasfórmala, así como por los medios a través de los cuales se produce su diagnóstico y apropiado tratamiento. En general, estos modelos populares, posicionan la enfermedad dentro de 4 principales categorías que son a saber: el paciente individual, el mundo natural, el mundo social y el mundo sobrenatural. (Ver cuadro N °1) Cuadro Nº 1: Modelo popular de salud Aquellas que centran el origen de la salud-enfermedad en el individuo, generalmente relacionan el mal funcionamiento del cuerpo con cambios en la dieta o el comportamiento y por tanto, atribuyen la responsabilidad del proceso sobre el paciente. Este modelo es especialmente común en el mundo occidental, donde la enfermedad es recurrentemente asociada a descuidos sobre la dieta, El mundo sobrenatural El mundo social El mundo natural El paciente individual C, Helman, 1994. Modelo popular de salud higiene, estilos de vida u actividad física, por lo cual se aplica a condiciones como la obesidad, el alcoholismo o sida. El modelo es también ampliamente usado para explicar factores relacionados con el cuerpo pero que escapan al control del individuo, dentro de los que se incluyen nociones sobre la vulnerabilidad personal, tanto sicológicas (tipo se persona), como físicas (resistencia, debilidad) u hereditarias (enfermedades trasmitidas genéticamente). Por su parte, en las etiologías que culpan al mundo natural del origen de las enfermedades, es frecuente encontrar la atribución de las dolencias a ciertas condiciones climáticas, como el exceso de frío o calor o incluso desastres naturales como ciclones o tormentas. Aquí también es dable mencionar las supuestas influencias que la luna, la posición de lo planetas o los signos zodiacales tienen en la constitución de una situación o personalidad saludable. Las teorías centradas en el mundo social en cambio, son aquellas donde las culpas por ciertas condiciones de salud-enfermedad son producto de las relaciones interpersonales, por lo que son mayormente imputadas a la acción de otros. Aquí debemos incluir las nociones que incluyen referencias a brujería, hechicería u “mal de ojo”, particularmente comunes en África y el Caribe. Dicha etiología social de la enfermedad también incluye reseñas a lesiones físicas producidas por intoxicaciones o situaciones de guerra y aquellas que posicionan la enfermedad como surgida del conflicto entre esposos, familiares, amigos u compañeros de trabajo. Por último tenemos las nociones donde la enfermedad es adscrita a la acción de entidades supernaturales, como dioses u espíritus ancestrales. Bajo estas consideraciones, la enfermedad tiende a ser interpretada como castigo divino ante comportamientos inmorales o intervención caprichosa de un ser no humano. Todos estos usos son los que se podrían observar por ejemplo, en el estudio sobre representación social de Mara Viveros sobre los discursos y prácticas terapéuticas de los habitantes de villeta, Cundinamarca, dónde las enfermedades son descritas a partir de causas endógenas - cómo los desequilibrios térmicos del cuerpo, que son producto de exponerse demasiado al frío o al calor , así cómo por factores exógenos, donde la enfermedad es atribuida a las condiciones de vivienda, la imposibilidad de comer de manera equilibrada, la rudeza del trabajo del campo y también mediante causas sobrenaturales (tanto exógenas como endógenas) entre las que se cuentan la influencia de

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Representações Sociais sobre Alimentação
163 pag.

Antropologia da Nutrição Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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