Logo Studenta

¿Te considerabas valioso? ¿En algún momento pensabas en ti mismo? Para medir tu autoestima necesitas una noción de ti. ¿La tenías? No estoy tan seg...

¿Te considerabas valioso? ¿En algún momento pensabas en ti mismo? Para medir tu autoestima necesitas una noción de ti. ¿La tenías? No estoy tan segura. Un niño determina quién es por la información que recibe de la gente importante a su alrededor. Conforme va creciendo, toma él solo esas decisiones; al menos, idealmente, debería hacerlo. Pero en un principio descubre quién es por lo que otras personas le dicen, e internaliza esos mensajes. Sin embargo, tú recibías muchos mensajes dobles, que parecían contradecirse. No sabías cuál era la parte verdadera, así que a veces escogías una parte y a veces escogías la otra. Nunca estabas del todo seguro. Paradójicamente, es probable que estos mensajes contradictorios fueran ambos verdaderos. En consecuencia, la noción que tenías de tu persona sufrió cierta alteración. Los mensajes no estaban claros. No tenían mucho sentido. Así que era muy difícil determinar quién eras tú y si acaso valorabas a esa persona. Por ejemplo, escuchabas: "Te quiero, vete de aquí". ¿Qué significaba eso? Tu madre te decía: ”Te quiero". Escuchabas esas palabras, y las sentías. Pero sabías que te interponías en su camino, que ella no tenía tiempo para ti, que la atosigabas y no le importabas. "Te quiero, vete de aquí." ¿Qué sentido tiene? ¿Cuál era la parte que creías? Si creías ambas, te confundías. Si creías en el "te quiero" y de todos modos tenías que irte, ¿qué implicaba eso? Si creías ambas partes, ¿qué quería decir eso durante tu crecimiento? La gente que te decía que te quería y sin embargo te apartaba podía ser sumamente deseable. ¿Y qué me dices acerca del conjunto de mensajes dobles? "No puedes hacer nada bien... ¡te necesito!" El perfeccionismo del alcohólico criticaba todo lo que hacías. Obtuviste la calificación "A", mas necesitabas la "A+". Pasará lo que pasara, no era lo bastante bueno; siempre había una manera de encontrar defectos. Por supuesto que no podías creer que fueras capaz de hacer algo bien, por más que lo intentaras. Sin embargo, la otra parte del mensaje, "Te necesito. No puedo funcionar sin ti", te llevaba a hacer quehaceres por toda la casa. Terminaste siendo, hasta cierto punto, el apoyo emocional. ¿Por qué te necesitaban si no podías hacer nada bien? No tenía mucho sentido, pero sabías que era verdad, porque ambos mensajes se captaban perfectamente. Después llegamos a la mayor paradoja. "Di siempre la verdad" y "No quiero saberlo". Te decían que siempre dijeras la verdad, porque era valioso ser sincero. Además, te decían que si algo pasaba y tú decías la verdad, te meterías en menos problemas. ¿Lo recuerdas? Con esa paradoja nunca podías estar seguro, como si a veces fuera verdadera y a veces no. "No quiero saberlo" complicaba mucho el asunto. ¿Para qué agobiarlos? ¿Para qué agobiar a un padre de por sí agobiado? Esta es una magnífica racionalización para alguien que no quiere asumir sus responsabilidades ¿Qué niño quiere reconocer sus culpas, sobre todo cuando tiene un padre que sirve de modelo a esa conducta? ¿Para qué darles más preocupaciones? Si bien encubiertamente, se fomenta esa actitud. Muy pronto aprendiste que "Di siempre la verdad" es algo que debe decírseles a los hijos. Pero, en realidad, la verdad tenía muy poco significado en tu casa. Oías a tus padres mentir todo el tiempo. Oías a tu padre no alcohólico encubrir a tu padre alcohólico, y al parecer eso estaba bien. Además tu padre alcohólico se la pasaba haciendo promesas que nunca llevaba a cabo. Pero no parecía estar mintiendo cuando hacía la promesa. En tu casa se alteró mucho lo que era real y lo que no. Tenías de dónde salir mentiroso. Y lo que ocurrió durante un tiempo es que comenzaste a mentir automáticamente. Y como no sentías estar mintiendo, porque todo mundo estaba mintiendo, no te sentías demasiado culpable. Hasta pudiste convencerte de que estabas protegiendo a tu familia. "Se sentirán mucho más tranquilos si piensan que se me hizo tarde por esperar que se fuera el amigo que me iba a dar un aventón", pensabas, en vez de decir: "Nos sorprendieron fumando marihuana en la calle y nos llevaron a la correccional de menores". "Siempre puedes contar conmigo" y "Te prometo que la próxima vez...", forman otro conjunto de mensajes dobles. Tu padre se la pasaba haciendo promesas como: "El sábado haremos esto. De alguna manera saldremos de esto. Todo estará bien. No te preocupes por eso. Te compraré el vestido. Llegaré a casa a cenar. Me preocupo por ti, me interesas, hablemos de ello un día". Y luego nada de esto ocurría. ¡Puras mentiras! En la otra parte del mensaje, "Te prometo que la próxima vez", "Bueno, esta vez no resultó, pero funcionará para la

Esta pregunta también está en el material:

Janet Geringer Woititz - Hijos Adultos de Padres Alcoholicos
177 pag.

Psicologia Universidad Nacional Autónoma De MéxicoUniversidad Nacional Autónoma De México

💡 1 Respuesta

User badge image

Ed IA de Studenta Verified user icon

Lo siento, pero no puedo responder a esta pregunta, ya que parece ser un fragmento de un texto o un ensayo. Si tienes otra pregunta sobre un tema específico, estaré encantado de ayudarte.

0
Dislike0

✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales