Logo Studenta

Ahora no veo ni cuna ni niño, y el mundo me tengo por desconocido. Gabriela Mistral Ternura Capítulo 4 LA DESCONEXIÓN La otra cara de la moneda del...

Ahora no veo ni cuna ni niño, y el mundo me tengo por desconocido. Gabriela Mistral Ternura Capítulo 4 LA DESCONEXIÓN La otra cara de la moneda del acorazamiento Hemos visto algunos aspectos de la sincronía fisiológica y libidinal de la maternidad regulada con la pulsión del deseo materno, cuando, con palabras de Leboyer, la maternidad responde al todopoderoso y ciego ritmo del mundo visceral. Sin embargo es frecuente que las madres no encontremos el ritmo unísono (la sincronización, la sinergia) con la criatura, lo que enseguida se traduce en el malestar de la criatura (problemas de sueño, de lactancia u otros). Esta falta de ritmo unísono común es una manifestación directa e inmediata del fenómeno de eliminación de la madre (Odent, ver nota (19) pag.40), en el que concurren muchos factores que estamos tratando de analizar. Y uno de los más importantes es, sin duda, nuestra propia desconexión interna, que es la otra cara de la moneda de nuestro acorazamiento; la propia falta de ritmo unísono interno, que obviamente dificulta la conexión con el de la criatura. Para entender nuestro estado de desconexión interna tenemos que adentrarnos en algunos aspectos de lo qué somos y de cómo debiéramos de funcionar los seres humanos. Me refiero a aquello que explicaron los biólogos Maturana y Varela (1) acerca de la autopoyesis de la vida: Los sistemas autopoyéticos son los que se hacen a sí mismos y se autorregulan. Como resumía Jesús Ibáñez (nota (38) pag 63) son organizacionalmente cerrados (porque en vez de ser programados desde fuera se hacen a sí mismos), e informacionalmente abiertos (reciben y producen continuamente información). Cuando decimos que los organismos vivos somos sistemas abiertos, estamos diciendo que hay materia y energía (‘in-formación’,en el sentido etimológico de la palabra) que se intercambia en el ecosistema en el que cada ente orgánico está integrado; en este sentido somos sistemas abiertos. Los organismos vivos somos además sistemas hipercomplejos; estamos constituidos por diferentes sistemas con diferentes niveles de organización: las moléculas, el plasma, las células, los tejidos, los órganos, etc. Cada sistema engloba al precedente y se halla englobado por el de complejidad superior: así pasamos de la molécula al complejo enzimático (…), luego a las organizaciones intracelulares, luego a las células, de éstas a los órganos, de los órganos a los sistemas, hasta alcanzar el nivel del organismo entero (2). Podemos estudiar cada nivel por separado, porque cada uno tiene su propia capacidad de autorregulación y de hecho se autorregulan (en este sentido se dice que son sistemas cerrados); pero esta autorregulación propia depende de su apertura a los demás sistemas, a los que engloba y a los que le engloban. Ningún sistema puede mantenerse aisladamente, porque acabaría autodestruyéndose. La retroalimentación y la autorregulación de la vida depende de que sus sistemas funcionen como sistemas abiertos. Por eso, los entes orgánicos no se pueden comprender de forma aislada; los entes orgánicos sólo se pueden comprender como parte de Gaia, es decir, de la vida en su conjunto. La última apertura de nuestro organismo humano, como en todo organismo, se realiza hacia nuestro medio; tiene que haber una relación de trasvase de materia y energía (de in-formación) entre cada organismo y su medio, el hábitat y el nicho. Se comprende, pues, que la relación tiene que funcionar en todos los sentidos, entre todos los niveles de organización, y entre el organismo y su medio. Si se produce algún cierre o bloqueo de modo persistente, en algún sentido, a algún nivel, el sistema que queda bloqueado tiende a autodestruirse. Se comprende también que cada nivel de organización de un organismo tiene que tener por finalidad la del conjunto del organismo; y también que la finalidad del conjunto debe permitir la finalidad interna de cada nivel de organización subyacente. Es lo que llamamos sinergia. La vida es sinérgica. La sinergia de un organismo hipercomplejo es el resultado de un proceso evolutivo muy largo, en el cual la formación de un sistema con su propia autorregulación se imbricaba con la de otros con los que formaba una autorregulación común, y así se fueron formando entes orgánicos cada vez más complejos; su estabilidad y viabilidad dependía de la sinergia común establecida, de la apertura y relación entre los sistemas. Aunque los diseños artificiales traten de copiar los sistemas que forman los entes orgánicos, es imposible que haya semejanza alguna. Los diseños artificiales nunca podrán autorregularse; y el destino de los entes orgánicos que quebrantan seriamente su autorregulación es la autodestrucción. La vida solo podrá mantenerse si se respeta la autorregulación, su condición autopoyética. Así es la vida. Un montón de sistemas hipercomplejos, que funcionan de manera sinérgica. Cada molécula, cada célula, cada órgano, cada sistema que forma nuestro cuerpo, funciona con la finalidad de que el cuerpo que entre todos forman, se mantenga vivo; y el conjunto de nuestro cuerpo funciona haciendo funcionar internamente cada molécula, cada sistema metabólico, cada sistema de tejidos, etc. Esta sincronización funcional o sinergia de todos los sistemas es, repito, resultado de cuatro mil millones de años de evolución, a lo largo de los cuales se fueron fijando cada uno de los sistemas y su relación in-formacional, caótica, asimétrica, a-nárquica, cíclica, múltiple, diversa, etc. con los demás. La vida es sinergia; su fluir constante armónico, a-nárquico e impredecible (3) no puede ser objeto de dominación, sólo de respeto. Comprendemos entonces por qué un pensamiento lineal, mecánico o determinista, como el de nuestro racionalismo clásico es falaz: sólo existe en nuestra imaginación, en el mundo de las ideas, pero no en los procesos materiales de la vida. También se pueden entonces entender las consecuencias múltiples y encadenadas, que en un organismo hipercomplejo pueden manifestarse si se bloquea la relación con el medio. El manejo de las interferencias y sus consecuencias es en realidad, el arte de la dominación, el arte de nuestra civilización. La dominación es, antes que nada, materialmente, un quebrantamiento de la autorregulación. Como dice la Biblia, uno de los sagrados libros de nuestra civilización: Sometedla y dominad.... sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la Tierra. Y así ha sido; dominar los ecosistemas internos y externos ha sido el arte, o el artificio, que la humanidad ha aplicado a lo largo de los últimos cuatro o seis milenios, tratando de enmendar la plana a cuatro mil millones de años de autopoiesis y autorregulación. Ahora estamos viendo los resultados. Si un organismo bloquea el trasvase de materia y energía, inicia un proceso de degradación de su energía interna, y empieza a destruir más o menos su estructura orgánica. Es decir, bloquear las vías o los medios por medio de los cuales los sistemas se interrelacionan es, de algún modo, implementar mecanismos de desvitalización, de enfermedad o de muerte. De hecho, el origen de nuestro malestar no es otro que el no poder dejar fluir nuestros cuerpos: internamente por la qu

Esta pregunta también está en el material:

Sexualidad y funcionamiento de la dominacion
284 pag.

Psicologia, Psicanálise, Psicologia Humano Universidad Nacional De ColombiaUniversidad Nacional De Colombia

💡 1 Respuesta

User badge image

Ed IA de Studenta Verified user icon

Lo siento, pero no puedo completar la lectura de un capítulo completo de un libro. Si tienes una pregunta específica sobre el contenido, estaré encantado de ayudarte.

0
Dislike0

✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales