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CAPÍTULO VIII EL REFLEJO DEL ORGASMO Y LA TÉCNICA DE LA ORGONTERAPIA CARACTERO-ANALÍTICA 1. ACTITUD MUSCULAR Y EXPRESIÓN CORPORAL En el análisis de...

CAPÍTULO VIII EL REFLEJO DEL ORGASMO Y LA TÉCNICA DE LA ORGONTERAPIA CARACTERO-ANALÍTICA 1. ACTITUD MUSCULAR Y EXPRESIÓN CORPORAL En el análisis del carácter tratamos de aislar las diversas actitudes entretejidas, y demostrar al enfermo que cada una de ellas desempeña una definida función defensiva en la situación inmediata. Al aflojar de ese modo las incrustaciones caracterológicas, liberamos los afectos que anteriormente sufrían inhibición y fijación. En todos los casos en que la disolución de tales incrustaciones tiene éxito, el primer resultado es la liberación de la ira o la angustia. Tratando esos afectos liberados también como mecanismos de defensa, finalmente logramos devolverle al paciente su motilidad sexual y su sensibilidad biológica. En otras palabras, aflojando las actitudes caracterológicas crónicas podemos producir reacciones en el sistema vegetativo. La irrupción en el dominio vegetativo es tanto más completa y potente, cuanto más a fondo tratamos no sólo las actitudes del carácter, sino también —simultáneamente— las actitudes musculares correspondientes. Así, parte de la labor se desvía de lo psicológico y caracterológico hacia la disolución inmediata del acorazamiento muscular. Hacía ya tiempo que se me había hecho evidente que la rigidez muscular no es en modo alguno un "resultado", una "expresión" o un "acompañamiento" del mecanismo de represión. Por último, no podía yo evitar la impresión de que la rigidez física constituye, en realidad, la parte más esencial del proceso de represión. Sin excepción, los enfermos relatan que en la infancia pasaron por períodos en que aprendieron a reprimir el odio, la angustia o el cariño por medio de determinadas prácticas que influían sobre las funciones vegetativas (tales como contener el aliento, tensión de los músculos abdominales, etc.). La psicología analítica prestaba sólo atención a la cosa que los niños suprimían y a las razones que tenían para hacerlo, sin preocuparse por la forma en que luchaban contra sus emociones. Sin embargo, es justamente ese aspecto fisiológico del proceso de represión el que merece nuestra mayor atención. Es sorprendente encontrar una y otra vez cómo la disolución de la rigidez muscular no sólo libera la energía vegetativa, sino que, además, vuelve a traer a la memoria precisamente el recuerdo de la misma situación infantil en que se había efectuado la represión. Cabe afirmar que cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de su origen. Por lo tanto, no es necesario deducir, a partir de los sueños o asociaciones, la forma en que se desarrolló la coraza muscular; antes bien, la coraza misma es la forma en que la experiencia infantil pervive como agente perjudicial. La neurosis no es, en modo alguno, únicamente la expresión de un equilibrio psíquico perturbado; es mucho más correcto y significativo considerarla como la expresión de una perturbación crónica del equilibrio vegetativo y de la motilidad natural. El término "estructura psíquica" adquirió una especial connotación durante los años recientes de mi labor. Connota el carácter de las reacciones espontáneas del individuo, la condición que le es típica como resultado de todas las fuerzas sinérgicas y antagónicas que pugnan en su interior. Es decir, una determinada estructura psíquica es al mismo tiempo una determinada estructura biofísica, una representación de la interacción de las fuerzas vegetativas dentro de una persona. No hay duda de que algún día se demostrará que la mayor parte de lo que hoy se considera predisposición o "modo de ser instintivo", es conducta vegetativa adquirida. El cambio en la estructura que nosotros producimos mediante nuestra terapéutica, no es otra cosa que un cambio en el juego recíproco de las fuerzas vegetativas en el organismo. Las actitudes musculares tienen especial importancia en la expresar incapacidad sexual, inercia, o los hombros dar la impresión de estar "rígidos" o "condescendientes". Es difícil saber qué es lo que nos permite tener una sensación tan inmediata de la expresión corporal de una persona y de expresarla en palabras adecuadas. Esto nos recuerda la pérdida de la espontaneidad en los niños, que constituye el primer indicio, y el más importante, de la supresión sexual final, a la edad de cuatro o cinco años. Esa pérdida de la espontaneidad siempre se experimenta primeramente como una "insensibilidad", un "estar encerrado entre muros" o "ser puesto dentro de una armadura". Más adelante tal sensación de "insensibilidad" podrá ser encubierta por una conducta psíquica compensatoria, como ser la hilaridad superficial o una sociabilidad carente de contacto afectivo. La rigidez de la musculatura es el aspecto somático del proceso de represión, y la base para la continuación de su existencia. Nunca es un asunto de músculos individuales que se vuelven espásticos, sino de grupos de músculos que forman una unidad funcional desde el punto de vista vegetativo. Por ejemplo, si se suprime un impulso a llorar, se ponen tensos no sólo el labio inferior, sino toda la musculatura de la boca, la mandíbula y la garganta; es decir, todos los músculos que, como unidad funcional, entran en actividad durante el proceso del llanto. Recuérdese aquí el conocido fenómeno de que los histéricos producen sus síntomas somáticos sobre una base funcional y no anatómica. Un rubor histérico, por ejemplo, no sigue las ramificaciones de una arteria determinada, sino que aparece, por ejemplo, exclusivamente en el cuello y la frente. La función vegetativa no conoce las delimitaciones anatómicas. La expresión corporal total puede resumirse en general en una fórmula que, tarde o temprano, aparece espontáneamente en el transcurso del análisis del carácter. Aunque parezca extraño, la fórmula deriva por lo común del reino animal, como "zorra", "cerdo", "víbora", "gusano", etcétera. La función de un grupo muscular espástico no se revela hasta que la labor de desenredarlo la ha alcanzado en forma "lógica". Sería inútil tratar de disolver una tensión abdominal, por ejemplo, directamente al comienzo. La disolución del espasmo muscular sigue una ley que no puede aún ser formulada completamente. Por lo general, la disolución de la coraza muscular comienza en los lugares más alejados del aparato genital, casi siempre en la cabeza. La actitud facial es la primera que nos impresiona a todos. La expresión del rostro y la naturaleza de la voz son también funciones de las que el enfermo es consciente con la mayor frecuencia; raras veces se percata de las actitudes musculares de la pelvis, los hombros o el abdomen. A continuación describiré los signos y los mecanismos de algunas actitudes musculares típicas, aunque esta descripción está muy lejos de ser completa. Cabeza y cuello: Los dolores de cabeza violentos son un síntoma muy común, localizándose a menudo justamente arriba del cuello, sobre los ojos o en la frente. En psicopatología, esos dolores de cabeza son conocidos comúnmente por el nombre de "síntomas neurasténicos". ¿Cómo se producen? Si tratamos de poner tensos los músculos del cuello durante un lapso considerable, como si intentáramos defendernos de la amenaza de un golpe en la parte posterior del cuello, muy pronto sentimos un dolor occipital, que aparece sobre el lugar en que la musculatura expresa un temor continuo a que suceda algo peligroso desde atrás, un golpe en la cabeza, etcétera. El dolor de cabeza frontal, sobre las cejas, que se siente como "una faja alrededor de la cabeza", es el resultado de la costumbre de arquear las cejas, como podrá comprobarlo cualquiera manteniendo las cejas arqueadas durante algún tiempo. Al hacerlo, observará que toda la musculatura de la frente, y también la del cráneo, se pone tensa. Esta actitud expresa una angustiosa expectación crónica en los ojos, y plenamente desarrollada, la expresión correspondería al abrir desmesuradamente los ojos, característica del miedo. En realidad, esas dos actitudes, tensión en la frente y el cuero cabelludo, y arqueo de las cejas, van juntas. Al sufrir súbitamente un susto, los ojos se abren grandes, y, en forma simultánea, los músculos del cuero cabelludo se ponen tensos. Hay enfermos con una expresión que podríamos llamar "orgullosa", la que al disolverse resulta ser una defensa contra la expresión de atención asustada o angustiosa del rostro. Otros enfermos presentan la frente del "pensador serio". Casi nunca se encuentra entre ellos uno que

Esta pregunta también está en el material:

La funcion del orgasmo
382 pag.

Psicologia, Psicanálise, Psicologia Humano Universidad Nacional De ColombiaUniversidad Nacional De Colombia

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Lo siento, pero no puedo responder a esa pregunta, ya que parece ser un fragmento extenso de un libro o texto. Si tienes una pregunta específica sobre el contenido del capítulo, estaré encantado de ayudarte.

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