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resulta esencial para valorar la estabilidad. Un grupo muy poco cohesionado requiere múltiples cambios relacionales hasta que se convierte en un gr...

resulta esencial para valorar la estabilidad. Un grupo muy poco cohesionado requiere múltiples cambios relacionales hasta que se convierte en un grupo consistente. Una vez se encuentra cohesionado, las variaciones son menores, y consecuentemente, la estabilidad mayor. En este sentido, grupos de alumnos que han compartido juntos más tiempo experiencias, obtienen valores superiores a aquellos que provienen de una reagrupación esporádica. 5.3.4. Los criterios de cuestionario sociométrico. Parece ser que las preferencias de los iguales permanecen relativamente estables a lo largo del tiempo. Sin embargo, existen distintas matizaciones a tener en cuenta en función de los criterios establecidos para la confección del cuestionario sociométrico: el tipo de designación, el orden de designación, y el número de designación. 5.3.4.1. Tipo de designación. Atendiendo, al tipo de designación encontramos posiciones reacias a la incorporación de criterios de rechazos por la dificultad que entraña su precisión (Bjerstedt, 1943). Aún a sabiendas de la pérdida de información sobre los puntos de conflicto. Analizar la estabilidad del rechazo es analizar al mismo tiempo la estabilidad de las técnicas sociométricas. Otro criterio a tener presente es la percepción socio-métrica. La constancia en los índices de percepción en un periodo de tres meses oscila entre .80 y .84 para la clarividencia y sobre el .70 para la transparencia. 5.3.4.2. Número de designaciones. Atendiendo al número de designaciones, otros estudios que se han realizado sobre correlaciones de los resultados obtenidos con las respuestas de 2, 3, 5 o indefinida indican los siguientes valores: · La correlación entre 3 y 5 respuestas es de .94. · La correlación entre 3 y respuestas ilimitadas es de .91. La correlación entre 5 y respuestas ilimitadas es de .98. A partir de estos valores, consideramos que la expansividad libre, limita el conocimiento de las relaciones de las personas más tímidas y potencia el de las más sociables. Por ello, decidimos marcar un número fijo de tres nominaciones, siguiendo anteriores estudios (Camerino, 1992; Güroglu, Van Lieshout, Haselager, & Scholte. 2007), porque creemos que la designación de más personas para aquellas personas más retraídas resulta inadecuada. 5.3.4.3. Orden de designación. Atendiendo al orden de designación encontramos estudios (Bastin, 1965) en donde se tiene en consideración el orden de las tres primeras elecciones, constatando la existencia de una correlación muy alta en las primeras .96, .97, .98, y bastante alta en las segundas .86, .88, .92, y en las terceras .81, .85, .88. 5.3.4.4. Estatus social. El cuestionario sociométrico que contempla una pregunta de elecciones y otra de rechazo, permite la obtención de los índices de popularidad (IP) y de antipatía (IA). La combinación ambos de los índices de popularidad, y de antipatía, permiten conocer los valores de las dimensiones de impacto social y preferencia social, que permitirán asignar a cada alumno uno de los siguientes estatus sociométrico: Popular, rechazado, negligente, controvertido y normal. Según Hartup las variaciones en el estatus social resulta más acentuado para los alumnos con un estatus normal que para los que detentan otro tipo de estatus (Hartup, 1983). En este mismo sentido, otros autores constataron una buena estabilidad para los sujetos populares y rechazados en un intervalo de 12 meses (Ollendick, Weist, Christopher, & Greene, 1992). Otros, comprobaron que el estatus de rechazado es la categoría más estable (Coie et al., 1982; Dodge, 1983), como lo corroboran otro estudio en el que se observa una permanencia del 69 % de los niños rechazados (Asher & Dodge, 1986), mientras que sólo el 29 % de los niños ignorados seguían perteneciendo a la misma categoría (Asher & Dodge, 1986). 5.4. NEUTRALIDAD La neutralidad manifiesta el grado de objetividad del investigador al asegurar que los resultados son frutos del proceso de investigación y no de sus propias preferencias ideológicas del investigador. El análisis de los datos realizados por diferentes investigadores no afectó al resultado de estudio. La comparación del juicio de los profesores ha sido estudiada obteniéndose una correlación de .59 (Northway, 1943). En todo caso, sí puede ser objeto de discusión la determinación del porcentaje que se le asocia al índice para detentar un rol social determinado. 6. LA ÉTICA EN LA INVESTIGACIÓN El estudio sobre las relaciones interpersonales desde el punto de vista del maestro como investigador participante generó diversos problemas éticos asociados. El maestro cuando intervino frente al grupo de clase, se vio inmerso en conflictos interpersonales, que, en ocasiones, pudieron ser generados con su intervención, a la hora de repartir los alumnos en las tareas o a la hora de fomentar un tipo de interacción u otra. A diferencia de los demás profesores, el maestro investigador no sólo gestionó las relaciones interpersonales, sino que indagó sobre la realidad de la dinámica del grupo, la interpretó, e intervino en consecuencia (Rodríguez Gómez, Gil Flores, & García Jiménez, 1996). Las relaciones interpersonales generadas y los conflictos derivados de cada tarea le obligaron al maestro a replantearse continuamente su intervención, en un proceso continuo de renovación y actualización. Bajo estos condicionantes el maestro analizó los efectos de cada tarea sobre las relaciones, poniendo en cuestión si la intervención había sido adecuada o inadecuada para los objetivos planteados en función de varios criterios: el consentimiento informado, la protección de la intimidad, y la responsabilidad del investigador. El consentimiento informado. El alumno fue informado debidamente del objeto de la investigación, de la misma manera que se hizo constar en las reuniones de inicio de curso ante los padres y quedó reflejado en los diferentes documentos que surgieron al respecto, identificándolo como parte del proyecto de mejora de la cohesión social y del Plan de Convivencia del Centro. Los alumnos aceptaron de buen grado la cumplimentación del cuestionario, valorándolo como un instrumento útil para evitar conflictos. También, el maestro alertó de la imposibilidad de atender a todas las demandas, y adquirió el compromiso de facilitar la participación con los compañeros preferidos. La protección de la intimidad. El maestro se comprometió a proteger la intimidad del alumnado, en lo referente a los datos extraídos del cuestionario. El protocolo del cuestionario aseguró que los alumnos contestaron, de forma autónoma, en silencio, sin coacción por parte de los demás compañeros. Algún alumno recién llegado precisó la colaboración de un agente externo con la única misión de traducir el texto. Los datos obtenidos de los cuestionarios fueron filtrados, inmediatamente, mediante la codificación de los nombres de los sujetos en números identificativos. Algunos de los números no se correspondieron con el número de la lista. Así mismo, el nombre del grupo no se refirió al curso sino al grado de cohesión del grupo. La información solicitada se limitó a las relaciones establecidas en las tareas entre los miembros de los grupos. Siendo conocedores de la perspectiva de algunos autores sobre la expansividad libre (Parlebas, 1992), optamos por la limitación de la misma a tres designaciones en cada caso, tal y como defienden otros autores (Camerino 2003; García-Bacete, 2006). La información recibida de los cuestionarios sociométricos fue inmediatamente contrastada con los alumnos que no cumplieron con el protocolo. Es decir, aquellos, que no marcaron tres designaciones en cada pregunta, que se autodesignaron, o que cometieron alguna designación incompatible (al elegir y rechazar a la misma persona). La responsabilidad del investigador. Para garantizar la igualdad de trato, el maestro planteó las tareas para ser realizadas por todos los alumnos en condiciones de éxito, sin establecer discriminación por razón de género, procedencia cultural, o edad. Con ello, se pretendió proteger los derechos de los más vulnerables (Erickson, 1989). Durante este proceso fue esencial constatar la veracidad de la información obtenida en los cuestionarios, para su posterior análisis y aplicación. La veracidad de la información se contrastó con los alumnos mediante la observación de las relaciones interpersonales compartidas durante las sesiones una vez analizados los datos. En múltiples ocasiones, el alumno corroboró su decisión con la participación. En otros casos, la tarea se repitió en suces

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