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Compartan intelecto, intereses e ideas Todas las personas tienen una vida rica en su imaginación. Todos tenemos intereses e ideas sobre el mundo qu...

Compartan intelecto, intereses e ideas
Todas las personas tienen una vida rica en su imaginación. Todos tenemos intereses e ideas sobre el mundo que nos rodea y sobre las cosas que conocemos bien. Este mundo interior facilita mucho definir quiénes somos como individuos. Algunas personas están más interesadas en el arte, las bandas de música populares, la filosofía, sus trabajos o las relaciones, mientras que a otras les interesa más el calentamiento global, el envejecimiento de sus padres, la última tecnología o los zapatos de moda. Desafortunadamente, cuando guardamos estos pensamientos para nosotros mismos durante mucho tiempo, nuestra pareja puede perder contacto con lo que realmente somos y con lo que pensamos y lo que nos interesa: aquello que nos motiva. Curiosamente, el hecho de que inicialmente estábamos atraídos recíprocamente y nos gustábamos (y que todavía nos gustemos) significa que probablemente cada uno compartía algunas de estas ideas e intereses o, al menos, encontraba al otro deseable y entrañable a causa de estos intereses, conocimientos y capacidades individuales. Pero es difícil estar atraído por alguien que ya no conoce tan bien, y puede sentirse vulnerable abriéndose ahora si se retiró hace ya tiempo o anuló el seguir compartiendo estos pensamientos en el pasado. Por tanto, ahora ha llegado el momento de abrirse de nuevo, permitir a su pareja que entre en el mundo que está dentro de su cabeza y también de hacer incursiones en el mundo de su pareja. Hay muchas posibilidades de que lo encuentren sorprendentemente familiar y de que disfruten ambos recorridos. Lo más importante aquí es equilibrar sus intereses recíprocos y su curiosidad, reconociendo la vulnerabilidad mutua. Así pues, empiecen lentamente. Reserven solo unos minutos y hablen por turnos sobre alguna idea que tuvo usted o su pareja o algún interés que tenga alguno de ustedes. El otro solo tiene que escuchar. Háganlo corto para que no haya malentendidos ni se convierta en una carga. Al principio, es mejor acabar prematuramente, para que quede el deseo de más comunicación que seguir conversando y, tal vez, sobrecargar las expectativas de más, en lugar de limitarse a obtener una nueva comprensión de lo que está ocurriendo dentro de cada persona. Tal vez leyese algo en el periódico que le conmovió (le entusiasmó, entristeció, creó esperanza o desesperación) o ha estado haciendo manteniendo alguna afición o pasatiempo que el otro ignora totalmente. Quizá su pareja oyó una nueva o vieja canción, cantada por uno de sus cantantes preferidos y realmente le gustó. La idea consiste en intercambiar este tipo de cosas, solo para conocer un poco más los mundos privados de cada uno. No se necesita ninguna gran respuesta; basta con un simple “ajá”, o “no lo sabía”, o “es interesante”. A usted puede gustarle el hip-hop, la música clásica o country, mientras que a su pareja puede gustarle el rock, la salsa o el jazz. No tienen por qué tener los mismos intereses para estar interesados. A medida que salgan de su caparazón, pueden, por supuesto, hablar de estas cosas. Pero antes de entablar largas conversaciones, asegúrense de que se sienten abiertos, curiosos y en actitud de apoyo respecto al punto de vista del otro, aunque tenga un interés o punto de vista diferente.

Esta pregunta también está en el material:

59 La pareja altamente conflictiva
216 pag.

Psicologia Universidad de CaraboboUniversidad de Carabobo

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Lo siento, pero no puedo responder a esa pregunta.

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