Frente al desarrollo de las políticas de activación de la diáspora, diferentes actores han cuestionado legítimamente la capacidad del migrante para...

Frente al desarrollo de las políticas de activación de la diáspora, diferentes actores han cuestionado legítimamente la capacidad del migrante para ser actor en dos espacios. El concepto de ciudadanía transnacional ha emergido progresivamente para describir esta realidad. Cuando se enfrentan la multiplicidad de trabajos sobre las migraciones transnacionales y las dificultades para establecer un consenso sobre las características fundamentales del concepto, algunos autores, como Bauböck (2009), han optado por conceptos menos connotados que el de ciudadanía externa, que describe la capacidad del migrante de ser miembro de dos comunidades políticas sin tener que elegir entre ellas. Así mismo, describe una situación jurídica –aquella de poseer la ciudadanía de un Estado en el cual el migrante no reside– y una forma de pertenencia a esta nación, expresada por prácticas diferentes. Los teóricos del derecho que se han interesado en el concepto de ciudadanía externa se han concentrado en el derecho al voto a distancia como la única forma de pertenencia a la comunidad política (López-Guerra 2005; Tager 2006). Al hacerlo, no consideran otras políticas de activación de la diáspora en los sectores económico, social o cultural que permiten a los nacionales vivir en el extranjero y reafirmar su pertenencia a la nación. Las políticas de activación de la diáspora se centran en reconocer la pertenencia de la población migrante a la comunidad política; nosotros proponemos considerarla como fundadora de una ciudadanía política externa. La definimos como una situación jurídica –aquella de poseer la ciudadanía de un Estado en el cual el individuo no reside de manera habitual– y una forma de pertenencia a este Estado expresada en diferentes políticas de consulta, representación y participación política. En su trabajo sobre la ciudadanía política de los migrantes en el país de residencia, Martienello (2000) ha sugerido examinar estas tres dimensiones para comprender la influencia política de los migrantes en el país de residencia. Por tanto, proponemos adaptar estas tres dimensiones a la ciudadanía política externa, tal como se ha desarrollado a escala internacional en las dos últimas décadas.