Es posible pensar que el juego construye ciudadanía política porque a partir de él como actividad inmanente a los sujetos, los niños y las niñas pu...
Es posible pensar que el juego construye ciudadanía política porque a partir de él como actividad inmanente a los sujetos, los niños y las niñas pueden actuar colectivamente, participar con los/as demás de forma creativa visibilizándose, organizar la vida en común, promover la equidad, propiciar una política deliberativa donde es importante el discurso del otro y el acuerdo ciudadano, generar un pluralismo razonable (Rawls citado por Garay: 2000) en el que el otro es reconocido como diferente pero con igualdad de derechos y, configurar sus subjetividades estimulando la capacidad de juicio reflexivo sobre la política y la sociedad pero, a decir de Arendt (1984), sabiendo que nuestra capacidad de juzgar depende de nuestra capacidad de pensar.
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