No solo escuchar y cuidar a las mujeres En otros documentos hemos explicado la evolución de la intervención social por varios modelos y la apuesta ...

No solo escuchar y cuidar a las mujeres En otros documentos hemos explicado la evolución de la intervención social por varios modelos y la apuesta por un modelo de reconocimiento que encaja con la idea de la donación. De un modelo asistencial, centrado en la atención y el cuidado de las personas, que busca comprender la realidad y el sufrimiento vivido y compensar en la medida de lo posible esas carencias; creemos que la pedagogía ha pasado a un modelo de acompañamiento, que busca establecer relaciones de confianza, fortalecer la seguridad de las personas y que se centra en el respeto y la proximidad. Ambos modelos comparten la idea de un educador que ofrece y una persona que recibe. Sin embargo, creemos que, en línea con el paradigma del don, la pedagogía y el trabajo socioeducativo en contextos de prostitución y trata puede ser concebido como oportunidad para invitar a las mujeres a contribuir a la comunidad más allá de la asistencia y el acompañamiento necesario en sus procesos formativos. Una perspectiva que plantea nuevos retos a las entidades socioeducativas, que, influidas en exceso por la idea de asistir y compensar, han ignorado que la formación y la integración no se completa si no somos capaces de pedir ayuda a las personas en situación de exclusión. Quien pasa de ser receptor de bienes a poder ofrecerlos, quizá tiene más posibilidades de integración social. La intervención educativa debe atender y cuidar, pero asimismo debe establecer relaciones que no infantilicen a las personas que sufren exclusión social. En el trabajo pedagógico con mujeres víctimas de trata y mujeres en contextos de prostitución y los equipos que las acompañan que venimos, la relación y sus particularidades como vía de humanización han demostrado ser un elemento clave de humanización e integración.