La importancia de moderar los ritmos, realizar pausas y manejar el nivel de sonido de acuerdo con el escenario donde se realice el acto comunicativo radica en la capacidad de mantener la atención del público, transmitir el mensaje de manera efectiva y adaptarse a las necesidades específicas del entorno. Al ajustar estos elementos, se puede mejorar la comprensión, el impacto y la conexión con la audiencia, lo que contribuye a una comunicación más exitosa.
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