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Fracturas Las fracturas en aves se pueden dar por causas predisponentes como osteomielitis en infecciones locales, mala alimentación sobre todo def...

Fracturas Las fracturas en aves se pueden dar por causas predisponentes como osteomielitis en infecciones locales, mala alimentación sobre todo deficiencias en niveles de calcio o en relación calcio/fósforo (frecuente en pichones de aves rapaces que son alimentados con vísceras o carne vacuna), fatigas musculares: la acidosis del agotamiento facilita la descalcificación y, por tanto, la aparición de fracturas. Edad, especie, sexo y estado hormonal: durante la puesta, las hembras padecen una mayor predisposición a las fracturas, ya que el calcio de los huesos está siendo movilizado para la formación del huevo. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Otras causas de fracturas son locales como la propia forma del hueso, por ejemplo el húmero que tiene forma de ¨S¨ y posibilita fracturas ante determinados movimientos, tumoraciones óseas, compresiones permanentes de lazos y argollas. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Hechos determinantes como traumatismos externos son la causa más frecuente de fracturas en aves salvajes. El mayor porcentaje de casos está originado por disparos, choques contra tendidos eléctricos o alambrados, caídas del nido de pichones y atropellos (sobre todo en rapaces nocturnas). (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) La inmovilización externa puede ser utilizada sin otro tipo de intervención quirúrgica para el tratamiento de las fracturas sin desplazamiento y cuyos extremos óseos se encuentran perfectamente alineados. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Uno de los problemas que se presentan para la inmovilización adecuada del miembro torácico es el que se deriva del movimiento sincronizado de las alas, puesto que durante el vuelo ambas extremidades suben y bajan al mismo tiempo, como una unidad funcional. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Cuando el paciente presenta una lesión ósea en un ala que precisa inmovilización, si se otorga libertad de movimientos al homólogo sano, se entorpece la adecuada formación del callo óseo, sobre todo si la fractura se halla localizada en el primer hueso del ala (húmero), puesto que el ala sana se moverá, influyendo negativamente sobre la que permanece inmovilizada. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Para solucionar este problema es necesario inmovilizar también la extremidad torácica sana. Si se hace rodeando al tronco con cinta adhesiva formando un bloque en el que quedan también incluidas las dos alas, se presentarán problemas para mantenerse en la estación, sobre todo por los intentos que realizará el paciente al intentar liberarse de sus ataduras (suele terminar por trabarse las garras y los dedos con la cinta en la región de la quilla). (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Para evitar éste y otros inconvenientes, se recomiendan varios tipos de inmovilización, según el tramo óseo afectado: tipo 1 ¨en hamaca¨, para fracturas de húmero o cualquier otro hueso de la extremidad, e incluso para fracturas en el miembro pélvico. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Se inmoviliza el animal con una o dos vueltas de cinta adhesiva alrededor del cuerpo, incluyendo ambos miembros torácicos y se le introduce en la denominada hamaca, de forma que quede colgado e inmerso en una hamaca que le permitirá apoyar las patas a voluntad. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) La inmovilización conseguida con este sistema es buena, pero presenta el inconveniente de tener que embuchar a diario a algunos de los pacientes. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Tipo 2 ¨en yugo¨, para fracturas de ulna, radio y tramos finales del ala. Se inmovilizan ambas extremidades mediante cinta adhesiva, pasándola sobre el dorso y la parte lateral del ala que comprenden el brazo y antebrazo. La cinta vuelve luego por la cara ventral de ambas alas, sin pasar por la región de la quilla. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Para inmovilizar los segmentos distales del miembro torácico se puede utilizar un pequeño trozo de película radiográfica como férula, curvándola sobre el borde de ataque del ala, o incluso suturar o inmovilizar los cañones de las rémiges primarias debido a la fuerte inserción que poseen estas plumas en los huesos del carpo. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Utilizando una cinta adhesiva y dos piezas de cartón o material similar como elemento estabilizador, se pueden inmovilizar algunos tipos de fracturas óseas en las aves. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) En las fracturas del miembro pélvico puede utilizarse la inmovilización Tipo I, para facilitar el apoyo del cuerpo sobre la hamaca y no recargar el peso sobre la extremidad afectada. Además de esta inmovilización, será necesaria una de la propia extremidad, que puede ser llevada a cabo, al igual que en mamíferos (articulación superior e inferior al foco de fractura inmovilizada) con materiales rígidos. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) En aves de pequeño tamaño son de elección materiales ligeros, pudiéndose combinar elementos plásticos, placas radiográficas, etc., y esparadrapo para formar un molde compacto. (Caldera Dominguez y Gonzalo Cordero, 1993) Si la técnica de osteosíntesis elegida fueron los fijadores externos, el conjunto actuará ya como sistema inmovilizador en la zona. Para las fracturas de los dedos en el miembro p

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