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Disminuye el rendimiento pesquero. La actividad pesquera se ha desarrollado rápidamente durante las dos últimas décadas. El número de pescadores, e...

Disminuye el rendimiento pesquero. La actividad pesquera se ha desarrollado rápidamente durante las dos últimas décadas. El número de pescadores, embarcaciones y sitios de desembarco ha tenido una tendencia creciente durante los últimos 14 años. Comparaciones absolutas sugieren que el número de pescadores pasó de 4,349 a 8,640, los sitios de desembarco crecieron de 73 a 160, y la flota pesquera pasó de 2,356 embarcaciones a 3,752. Sin embargo, el análisis de estos datos por comparación entre los únicos dos estudios que permiten este análisis está limitado por diferencias en metodología y en el número de localidades involucradas, y no permite un cotejo en términos absolutos. A pesar de este factor, un análisis restringido únicamente a los 42 sitios de desembarco que son comunes a ambos estudios revela que la tendencia de incremento del esfuerzo de pesca se mantiene, siendo más notable en lo que respecta al número de pescadores, el cual se incrementó de 2,591 en 1980 a 3,283 en 1994. El aumento en el número de embarcaciones es poco significativo pasando de 1,541 en 1980 a 1,615 en 1994. Lo impresionante de esta dinámica evolución es que se ha hecho en base a las tecnologías y conocimiento de los pescadores artesanales, fuentes informales de fínanciamiento, y la contribución de varios proyectos del Gobierno Dominicano. Uno de los principales problemas para la organización pesquera dominicana es la carencia de series continuas de datos temporales, debidamente estandarizados, que permitan analizar regional y nacionalmente la tendencia de las capturas. En Samaná y en Pedernales se han realizado algunos intentos para organizar las estadísticas pesqueras. Los cálculos para Samaná han arrojado cifras globales de disminución del rendimiento pesquero de 1,86 a 0,48 tons/km^ en catorce años (Silva y Aquino, 1994). Sin embargo, los estimados realizados conciernen a todas las especies lo cual no permite definir la explotación diferencial que existe sobre algunas de ellas. Otro aspecto que limita la utilidad de las estadísticas reportadas es el empleo de número de embarcaciones como unidad del esfuerzo pesquero en una región donde las embarcaciones son diferentes, tienen distintos medios de propulsión y emplean una gran variedad de artes de pesca, dado el carácter multiespecífico de la pesquería. Estos datos también adolecen de la falta de estandarización del esfuerzo pues las capturas corresponden a diferentes tiempos de remojo y número y tipos de nasas. Hasta ahora, la infraestructura de registro de estadísticas pesqueras no ha sido adecuada ni sistemática. Las capturas anuales entre 1982 a 1997 reflejan un aumento regular hasta 1987 en que se alcanzan 18,472 toneladas. En 1988 ocurre una brusca disminución para regresar a niveles precedentes en 1989 donde se mantiene una tendencia decreciente con valores mínimos entre 1992 y 1993 y un crecimiento en 1994 donde los valores alcanzan su valor histórico máximo (19,435 toneladas) para disminuir en 1996 y 1997. Según estas cifras, en 16 años el crecimiento global de la pesca marina sería de unas 2,000 toneladas pasando por notables fluctuaciones. Giudicelli (1996) afirma que tales variaciones parecen apoyar la poca confiabilidad de las estadísticas, a lo cual añade indicadores más concretos como la escasez de enumeradores o controladores pesqueros en los sitios de desembarco, las variaciones proporcionales y estables de recursos migratorios naturalmente muy fluctuantes y los bajos valores de recursos de conocida abundancia. El análisis de estas capturas, seleccionando los años de 1986 y 1997, y considerando a especies clave de los tres complejos ecológicos de pesca muestra tendencias diferentes. En el complejo de las aguas estuarinas, que concierne casi exclusivamente a la Bahía de Samaná, parecen haber disminuido las capturas de todas las especies así como la captura total de 1,420 a 449 toneladas, lo cual coincide con la tendencia decreciente señalada por Silva y Aquino (1994). En términos de peso, la langosta ha incrementado sus capturas, pero se conoce, al menos para el Parque Nacional Jaragua, que tales incrementos han tenido lugar sobre la base de un aumento menos irracional del esfuerzo de pesca y la captura indiscriminada e ilegal de juveniles. A pesar de las limitaciones estadísticas, se puede inferir al presente una flota de más de 3,750 embarcaciones, una fuerza de más de 8,600 pescadores y una producción anual del orden de las 18,000 toneladas. Según Giudicelli (1996), éstas probablemente están imponiendo una carga máxima a los recursos pesqueros tradicionales, pero los resultados de investigaciones realizadas por Schirm (1995) sugieren que, por lo menos en la costa sur del país (entre Saona y Pedernales), el esfuerzo pesquero se mantiene alrededor del Rendimiento Maximo Económicamente Sostenible (RMSe). Desequilibrio entre la oferta y la demanda de energía. Entre 1989 y 1998, la producción de energía eléctrica se incrementó en más del doble, pasando la generación de 3,610 millones de MWh en 1989, a 7,692 millones de MWh en 1998. Sin embargo, el incremento no ha sido suficiente para satisfacer la demanda, por lo que algunos agentes han decidido autosuplirse su demanda de energía excedente. De la generación total producida, el porcentaje de generación privada aumentó significativamente durante el período, al pasar de un 9.9% en 1989 a un 43.5% en 1998 (disminuyendo ligeramente con respecto al 48.8% generado en 1997). La eficiencia de producción, conversión y uso final de energía eléctrica, continua siendo insatisfactoria, y tiene todavía un amplio margen para mejorar. Las pérdidas en líneas de transmisión y distribución se estiman en un 25% de la producción generada. Según fuentes de la CDE, las deficiencias técnicas con que operan las plantas generadoras provocan un consumo aproximado de 2000 barriles de petróleo/GW, con un costo por combustible de US$31.7 millones/mes, o $45,000 dólares/hora. La electricidad producida en el país proviene principalmente de las plantas termoeléctricas (vapor, gas y diesel) que funcionan fundamentalmente con derivados del petróleo, por lo cual el país continúa siendo un importador de energía, y en menor escala de la energía hidráulica producida en el país. Entre 1989 y 1998, las plantas termoeléctricas representaron una generación promedio de 84.5 % de la electricidad total producida (mínima de 73.6% en 1993, máxima de 88.5% en 1997). La generación eléctrica producida por las plantas de gas y diesel se duplicó entre 1997 y 1998, y la energía termoeléctrica en 1998 alcanzó un 88.1% de la electricidad total producida. La generación hidroeléctrica, fuente renovable con mayor capacidad instalada (nominal 399 MW, disponible 380 MW), registró una contribución anual promedio de 15.5% entre 1989 y 1998, alcanzando su máxima generación en 1993 con 1,411 millones MWh, o 26.4% de la electricidad producida ese año.

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316 pag.

História Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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El texto proporcionado parece ser un fragmento de un informe o estudio sobre la actividad pesquera y la producción de energía eléctrica en un país. Sin embargo, no veo una pregunta clara en su consulta. ¿En qué puedo ayudarte?

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