En fin, es preciso advertir la actual tendencia, de más en más clara, a la reducción de los retardos entre los descubrimientos teóricos y su aplica...
En fin, es preciso advertir la actual tendencia, de más en más clara, a la reducción de los retardos entre los descubrimientos teóricos y su aplicación práctica. “Si antes —escribe él académico M. Keldych— el descubrimiento de nuevos fenómenos en las ciencias naturales se reflejaba en la técnica al cabo de varias decenas o centenares de años, esto sucede ahora, por regla general, en el lapso de algunos años.” No se trata, por supuesto, de dar una interpretación simplista a esta tendencia. Todo descubrimiento científico no sabría utilizarse en el plan técnico al cabo de irnos años. La ciencia se beneficia de una relativa independencia de desarrollo; sirve no sólo las necesidades del presente, sino también las del porvenir, creando una reserva indispensable de conocimientos que no podrán tener aplicación sino en tiempo relativamente lejano. Por otra parte, el progreso técnico acelera la integración de los resultados científicos obtenidos y por eso mismo reduce los plazos de aplicación práctica de los incesantes descubrimientos de las ciencias teóricas.
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