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Fundamentos del pensar grupal: condiciones que posibilitaron su abordaje. Documento de cátedra: Teorías e Intervenciones en el Campo Grupal y Comun...

Fundamentos del pensar grupal: condiciones que posibilitaron su abordaje. Documento de cátedra: Teorías e Intervenciones en el Campo Grupal y Comunitario – 2020. Autores: Psic. Julieta Mamprín, Psic. Emmanuel Maidana. INTRODUCCIÓN. El propósito de este trabajo es hacer un recorrido histórico de los principales autores y corrientes teóricas que aportaron al campo de lo grupal. No resulta posible ni es el propósito del documento dar cuenta de la historia completa en todos los países y épocas; las ideas transmitidas están lejos de constituir la totalidad de sus producciones. Sin embargo los autores seleccionados aportan importantes referencias para comprender la evolución de los estudios sobre los grupos, sin agotar con ellos toda la producción acerca de los mismos. El criterio de ordenamiento que hemos utilizado, es por países, tomando de cada uno su principal o principales representantes. Es necesario aclarar también que para realizar un estudio genealógico de los principales autores que incluimos, y con el propósito de comprender sus propuestas hemos incluido el momento socio- histórico en que realizaron sus producciones, las demandas sociales que se le hicieron y las urgencias institucionales a las que respondieron. Para ello hemos incluido una breve biografía de cada autor, sus principales aportes teóricos y el texto escrito de cada uno de ellos para lograr hacer una lectura de la realidad epocal y social de cada uno. Utilizaremos la problematización como una herramienta del pensamiento epistémico, para no tomar como verdades totalizadoras las producciones de los autores e intentaremos cuestionar sus enunciados, desnaturalizarlos y así poder utilizar sus conceptualizaciones para la comprensión del campo grupal. Realizamos la investigación con un criterio genealógico (como lo propone Michael Foucoult) no en un sentido histórico, ni buscando sus orígenes, ni “la verdad”, sino que estaremos atentos a los detalles, a los saberes y poderes que constituyeron sus cajas de herramientas. Queremos agradecer y destacar los aportes de la Prof. Ana María Ortiz, precursora de la cátedra de la Facultad de Psicología de la UNT y a la Prof. Juana Acuña, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Mar del Plata. Ambas compartieron desinteresadamente sus producciones con nosotros, las que constituyeron los cimientos para la elaboración de este Documento. AUSTRIA. Sigmund Freud (Príbor, 6 de mayo de 1856-Londres, 23 de septiembre de 1939) fue médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, investigaciones de las que daría cuenta en la casuística de su consultorio privado. Estudió en París, con el neurólogo francés Jean-Martin Charcot, las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta a la ciudad de Viena y en colaboración con Josef Breuer desarrolló el método catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida. A pesar de la hostilidad que tuvo que afrontar con sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del siglo XX. Sus teorías, sin embargo, siguen siendo discutidas y criticadas, cuando no simplemente rechazadas. Muchos limitan su aporte al campo del pensamiento y de la cultura en general, existiendo un amplio debate acerca de si el psicoanálisis pertenece o no al ámbito de la ciencia. El problema del grupo se introdujo en el psicoanálisis desde su origen, con insistencia y resistencia al mismo tiempo. El psicoanálisis se gesta en dos lugares disimétricos y conectados entre sí: el espacio singular de la situación psicoanalítica de la cura y aquel plural, múltiple pero fuera de la situación psicoanalítica. Freud presta atención a los fenómenos de grupo y de masa con el afán de comprender esa realidad diferente de la psique individual. Sin embargo de sus lecturas podemos inferir que esta es una separación difícil de establecer. Freud (1921, Pág. 1141) en “Psicología de las masas y análisis del Yo”, sostiene: “en la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente, “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado”. Se puede inferir de esta definición la importancia del lazo social y de las relaciones humanas presentes desde el inicio de la vida en el sujeto. Kaes (2000, pag.28 y 29) propone tres modelos del agrupamiento a lo largo de la obra de Freud, (1912 a 1938) desde Totem y Tabú a Moisés y la religión monoteísta. Estos modelos tratarán de dar cuenta de las formaciones y procesos de la realidad psíquica puesta en juego en el pasaje cualitativo del individuo a la serie, y de la serie al conjunto intersubjetivo organizado. Considera que los trabajos fundamentales sobre el tema en Freud son: Totem y Tabú (1913), Psicología colectiva y análisis del yo (1921) y El Malestar en la cultura (1929). El primer modelo lo introduce Freud con el mito psicoanalítico del asesinato del padre, desarrollado en Totem y Tabú (1913). El mismo nos permite analizar y explicar la transición de la familia al grupo. Cuando los hermanos se unen para darse fuerza y poder matar al jefe de la horda. Este padre tirano y violento, se reservaba la posesión de las hembras y expulsaba a sus hijos para evitar que ellos atentaran contra este derecho. Luego del parricidio, los hermanos participan del festín en el que devoran al muerto. El banquete totémico permite la identificación de todos con el antepasado envidiado y derrotado; simboliza la igualdad y solidaridad de todos, fundando una nueva sociedad que nace de las dos prohibiciones totémicas: a) No matarás al animal totémico: (no repetirás el asesinato del padre) y b) la prohibición del incesto: no gozarás de las mujeres del clan, las mismas se reparten y existe una que es prohibida (exogamia). Ambas prohibiciones fundan la eticidad del hombre. La primera se funda en el sentimiento de ambivalencia (amor y odio hacia el padre), la segunda (la prohibición del incesto) impide que los hermanos se peleen entre sí por las mujeres de su clan. Esto permitirá que exista una justicia entre los hermanos y el respeto mutuo por sus vidas al realizar una identificación de todos con el personaje recordado, que permite cohesionar al grupo. El segundo modelo del proceso psíquico de agrupamiento, lo propone Freud, S. (1921, Pag. 1165) en Psicología de las masas y análisis del yo: “Es una reunión de individuos que han reemplazado su ideal del yo por un mismo objeto, a consecuencia de lo cual se ha establecido entre ellos una general y recíproca identificación del yo”. En esta definición, podemos darnos cuenta que el origen de la psicología grupal es la identificación, siendo este un fenómeno complejo que ordena la estructura libidinal de los vínculos intersubjetivos. En un grupo social, el jefe toma el lugar del ideal del yo en cada uno de sus miembros y ello explica la solidaridad psicológica entre estos últimos. Un grupo social coherente y eficaz se representa a su jefe como un hombre superior, que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad, que conoce las necesidades de cada uno de ellos. La imagen del padre justo y bueno es, la que sostiene la cohesión grupal. El lazo psicológico arcaico y fundamental de la identificación que une los miembros a sus jefes, da origen a un segundo lazo, que une a los miembros entre sí, que se consideran como iguales, que se aman entre sí, se ayudan, se sostienen. Ese es el segundo factor de cohesión: todos se identifican con los demás miembros del grupo. Con El malestar en la cultura (1929), Freud propone un tercer modelo: su principio es aquí el renunciamiento mutuo a la realización directa de los fines pulsionales. El acuerdo de renunciamiento posibilita el amor y el desarrollo de las obras de cultura. La comunidad que resulta de este pacto está fundada sobre el derecho: garantiza la protección y las obligaciones obtenidas a cambio de esta limitación. En este texto Freud introduce el narcisismo en el centro de las formaciones colectivas: el narcisismo de las “pequeñas diferencias” delimita la pertenencia.

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Fundamentos del Pensar Grupal

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