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Los experimentos muestran igualmente que los sujetos humanos pueden aprender a modificar voluntariamente su coherencia inter­hemisférica. Cada vez ...

Los experimentos muestran igualmente que los sujetos humanos pueden aprender a modificar voluntariamente su coherencia inter­hemisférica. Cada vez que ésta aumentó, los sujetos informaron de que habían descubierto la relación existente entre experiencias internas diferentes como pensamientos o fragmentos de sus historias personales. Esta relación entre experiencia subjetiva, coherencia inter­hemisférica y fuerzas físicas concuerda con la unidad esencial de todos los fenómenos y con su identificación con la conciencia. También despierta nuestro interés para comprender la dinámica oculta tras esas relaciones. Tiene un interés especial tratar de comprender las relaciones entre la actividad cerebral y la fuerza de la gravedad. Hay muchas evidencias anecdóticas sobre la capacidad de levitar de los sujetos que se encuentran en un estado determinado de conciencia, lo que concuerda con la idea de que ese estado puede estar próximo a la Conciencia de Unidad asociada con las experiencias de éxtasis que sienten los sujetos que reciben directamente la influencia del atractor extraño del futuro ideal del hipercampo. El estado puro del continuo espacial es aquel en el hay un máximo de coherencia y simetría y no existe gravedad. Cualquier distorsión de ese continuo actúa como un campo gravitacional cuya magnitud aumenta a medida que aumenta la distorsión (desde una partícula elemental a un agujero negro). En el otro extremo, cuando la actividad cerebral comienza a imitar al continuo espacial (en estados de alta correlación interhemisférica), la fuerza de la gravedad empieza a disminuir hasta que desaparece por completo durante el fenómeno de levitación. En este sentido se ha registrado la coherencia interhemisférica de los sujetos durante la levitación y se ha observado que aumenta de forma notable. Una explicación posible del fenómeno de la levitación consiste en considerar la existencia de un efecto Meissner entre el continuo espacial y un cerebro que funcione con la máxima coherencia en todas las frecuencias. Ya hemos mencionado que el continuo espacial tiene un carácter similar a un superconductor, por la que un campo neuronal que tenga una coherencia máxima recibiría un efecto repulsivo omnidireccional del continuo espacial de forma análoga a la repulsión que ejerce un superconductor sobre un imán durante el efecto Meissner: un imán colocado sobre un superconductor flota en el aire con un sorprendente efecto de levitación. La organización molecular del imán es altamente coherente, como también lo es el campo magnético que desarrolla. Un ser humano que funcione con coherencia máxima sería el equivalente al imán que interactúa con un superconductor, que en este caso es el continuo espacial. En el futuro tal vez se descubra un motor antigravedad basado en la interacción de un mecanismo energético de elevada coherencia con el continuo espacial. Si consideramos la conciencia como el punto original, podemos concluir que lo que llamamos fuerza de la gravedad se encuentra conectada con la conciencia, por lo que puede ser modificada mediante la acción humana. Cuando Newton introdujo el concepto de la atracción de la gravedad como una fuerza a distancia entre los cuerpos materiales, su contribución fue considerada revolucionaria, pero aún no habían sido entendidos sus fundamentos. El intento de Einstein de explicar este concepto como resultado de la curvatura del espacio-tiempo, efecto de fuerzas en las que participaban las masas como elementos de distorsión, fue un paso en la dirección correcta, pero su fracaso al tratar de elaborar una teoría del campo unificado significaba que los constructos sobre los que basaba sus ideas estaban limitados por el espíritu de la época. Desde mi punto de vista, esta limitación puede ser obviada si se considera que la conciencia es el punto original. También existe una fuerza repulsiva en cada una de las distorsiones del continuo espacial similar a la fuerza de gravedad. Esta fuerza repulsiva existe para cada distorsión intermedia. Ya hemos mencionado que es análoga a la fuerza que ejerce un superconductor sobre un campo magnético que trata de penetrar en él (efecto Meissner) y posiblemente tiene una base similar si consideramos que el continuo espacial es asimismo un superconductor. La expansión del Universo, desde la primera distorsión del continuo espacial, fue el resultado de la acción de esa fuerza repulsiva que continúa actuando a medida que se agrupan nuevas distorsiones. Las distorsiones ejercen entre sí una fuerza atractiva. Dos fuerzas actúan en esas distorsiones, y aunque tienen polaridades diferentes (una es atractiva y la otra repulsiva) actúan en la misma dirección. El continuo espacial ejerce por un lado una acción repulsiva sobre todas sus distorsiones, mientras que por otro lado estas distorsiones se atraen mutuamente. Al hacer su aparición el hipercampo, se invirtió la función repulsiva del continuo espacial para los sistemas neuronales, que comenzaron a regresar en forma de Conciencia de Unidad al estado fundamental de coherencia y simetría totales del continuo original. El atractor extraño del futuro ideal del hipercampo actúa como guía para las distorsiones que tienen lugar en su seno. Cuando un cerebro vivo disminuye su coherencia, se separa del atractor extraño y sufre las fuerzas repulsivas del continuo espacial. Cuando incrementa su coherencia su influencia principal se constituye en parte del hipercampo. La comunicación humana, como los estados de conciencia, tiene diferentes niveles. En general, la comunicación se hace más intensa, real y completa cuando coinciden más niveles en el proceso. Estos niveles a su vez dependen de la localización del sujeto respecto al continuo espacial y al hipercampo. Los fenómenos de atracción y de repulsión también se observan en las conciencias individuales y en las relaciones entre ellas. En el laboratorio hemos observado que a un sujeto con una coherencia interhemisférica alta se le suele percibir como agradable y atractivo, mientras que un sujeto con coherencia baja ejerce una función repulsiva semejante a la que manifiesta el continuo espacial respecto a sus distorsiones. Es posible que al disminuir la correlación interhemisférica y ser activadas las fuerzas repulsivas del continuo espacial, éstas actúen también sobre los sujetos próximos y les afecten. Es más, un incremento de la correlación interhemisférica en un sujeto puede que se transmita a los sujetos próximos, lo que viene apoyado por el hecho observado del incremento experimentado en el nivel de correlación interhemisférica de un sujeto situado en las proximidades de un cerebro vivo que tenga una correlación superior. En este intercambio de correlaciones individuales hay un gasto de energía por parte del sujeto que tiene la correlación superior, pues a medida que atrae al otro sujeto, su propio estado disminuye. En un experimento realizado con grupos pudimos registrar de forma simultánea la correlación interhemisférica de tres sujetos en interacción. Dos de ellos mostraban unos patrones de correlación prácticamente idénticos con un nivel medio ligeramente superior al 0,80 que cuando estaban solos. La introducción del tercer sujeto hizo que ese valor de correlación descendiera al 0,49. Estos sujetos sintieron una disminución clara de su empatía durante esta caída de la correlación.

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1990-La Creacion de La Experiencia (Scan)
203 pag.
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