Cuando los profesionales cuentan con herramientas diagnósticas como el DSM IV o la CIE-10, ello permite que el trabajo clínico se apoye en un conse...
Cuando los profesionales cuentan con herramientas diagnósticas como el DSM IV o la CIE-10, ello permite que el trabajo clínico se apoye en un consenso sobre la fenomenología clínica y sobre la psicopatología conocida al momento y se vuelve factible la tarea de diagnosticar. Dicha tarea, logra que los profesionales puedan contar con un lenguaje común para trabajar sobre dicha fenomenología (prevalencia, curso, pronóstico, entre otras) y fundamentalmente permite la tarea de investigar los tratamientos disponibles para dar respuesta a dichos trastornos.
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