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Los egipcios mantenían que los movimientos uterinos podían producir dolor en varias regiones corporales. Los médicos griegos enumeraron una serie s...

Los egipcios mantenían que los movimientos uterinos podían producir dolor en varias regiones corporales. Los médicos griegos enumeraron una serie similar de síntomas psicosomáticos conservando las teorías egipcias. Los griegos le asignaron el término “histeria”, que significa útero. Esta formulación clásica revela dos rasgos notables: el trastorno se observaba predominantemente en mujeres y que había algo esencialmente femenino en la enfermedad. El término histeria se siguió empleando hasta hace 30 años para etiquetar a las pacientes somatizadoras (Micale 1993). Desde la edad media se preservó y mantuvo el término histeria descrito por Hipócrates y Galeno, hasta el siglo XVIII, cuando fue relacionado por primera vez con el sistema nervioso y las emociones. A comienzos del siglo XVII, el médico francés Charles Le Pois se opuso a la teoría uterina de la histeria, él sostenía que el bazo era el responsable, declaró que la histeria era propiamente masculina. Unos años más tarde, Thomas Sydenham declaró que la histeria era el resultado de factores psicológicos y emocionales y que en los hombres las histeria se manifestaba como hipocondriasis (Boss 1979). Foucault sitúa a finales del siglo XVIII que tanto la histeria como la hipocondría empezaran a tenerse en cuenta como alteraciones nerviosas llegando a asemejarse a un trastorno mental reconocido como la melancolía. Durante el siglo XVIII algunas autoridades, como Joseph Raulin, empezaron a cuestionar la base orgánica de la histeria. Antes del siglo XIX, debido a la heterogeneidad sintomatológica de la histeria y la hipotetizada conexión con las emociones, los médicos empezaban a alegar que estos síntomas eran fingidos o imaginados. Las actitudes de indiferencia de los profesionales de la salud contemporáneos hacia los pacientes somatizadores y la tendencia a considerarlos simuladores puede atribuirse a este período de la historia (Woolfolk, Allen and Tiu 2007). El seminario monográfico de Paul Briquet (1859), “Traité Clinique et Thérapeutique de L´hystérie”, fue un hito en la descripción psicopatológica de la somatización. Nuestra concepción actual del trastorno somatomorfo deriva directamente de dicha fuente. Describió tres síndromes: el fenómeno de conversión, la personalidad histérica y los múltiples síntomas sin explicación médica crónicos (Mai and Merskey 1980; Dongier 1983) , todos solapados sintomatolológicamente y con frecuencia presentes simultáneamente en el paciente. El trabajo de Briquet fue retomado por Purtell, Robins y Cohen (Purtell, Robins and Cohen 1951) y desarrollado más ampliamente por los miembros del Ilustre Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Washington. Perley and Guze (Perley and Guze 1962) publicaron una lista de 57 síntomas comunes en mujeres diagnosticadas de histeria, síntomas que fueron agrupados en 10 áreas. Estos autores fueron los primeros en sugerir criterios específicos para el diagnóstico de la histeria; la presencia de 25 síntomas en al menos 9 de las 10 áreas (Guze 1967). Más tarde, esta lista se amplió a 59 síntomas pasándose a denominar lo que conocemos como “Síndrome de Briquet” (Guze, Woodruff and Clayton 1972). Los criterios del síndrome de Briquet fueron incluidos en los criterios Feighner (Feighner, Robins, Guze, Woodruff, Winokur and Munoz 1972), precursor de la serie de síntomas que aparecen en la tercera edición del DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales; American Psychiatric Association, 1980). La terminología tradicional se sustituyó por el término más neutro “somatización”, algunos términos en la cuarta edición recuerdan a la terminología tradicional, por ejemplo trastorno de conversión, pero en ningún momento aparece referencia explícita al término histeria. La clasificación CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) ha mantenido más esa terminología, incluyendo otros términos como neurastenia. La historia de la somatización está interrelacionada con dos desarrollos importantes e históricos en la psiquiatría: la medicina psicosomática y el psicoanálisis. Aunque la primera inicialmente se subsumió a la segunda, la medicina psicosomática, posteriormente a Freud, ha desarrollado su propia historia. Desde la antigüedad la interacción entre cuerpo y mente y sus efectos sobre la salud ha despertado mucho interés. William Falconer (1788) en A Dissertation on the Influence of the Passions upon the Disorders of the Body describe una de las primeras explicaciones sistemáticas al tema. El término “psicosomático” fue empleado por primera vez por Heinroth in 1818 describiendo el interjuego entre mente y cuerpo en la salud y la enfermedad. A finales del siglo XIX la “enfermedad nerviosa” incluía dolencias psicosomáticas como la neurastenia. La figura del profesional que la trataba, el “médico de los nervios”, proliferó tanto en la época Victoriana que el “mal de nervios” fue considerado una epidemia (Shorter 1997). En esta época entra en escena Sigmund Freud, formado en la Salpetriere de Paris bajo las enseñanzas de Jean Martin Charcot, observó como éste empleaba la hipnosis para movilizar la sintomatología histérica. Al volver a Viena, inicia una colaboración muy estrecha con Joseph Breuer, dando lugar al libro Studies in Hysteria (1895), en el cual desarrollaron ambos autores el concepto de “conversión”, describiéndolo como un proceso por medio del cual la actividad intrapsíquica supuestamente provocaba los síntomas somáticos. Aunque posteriormente, Freud, se separó de Breuer para crear y desarrollar su teoría psicoanalítica, su trabajo con la histeria fue guía y precursor de los esfuerzos teóricos posteriores. Aquí empezaban a tomar forma las ideas del trauma emocional temprano o el conflicto intrapsíquico como causa de la sintomatología física. Este trabajo también introdujo la noción del síntoma físico como manifestación del inconsciente, como garantía de ganancia secundaria, o como mecanismo de evitación del dolor emocional. La idea de que el síntoma físico encerraba una traducción del conflicto psíquico empezó a extenderse en la psiquiatría. Stekel (1924) acuñó el término “somatización” a principios de los años 20 y lo definió como “la conversión de estados emocionales en síntomas físicos”. Otra aportación más excéntrica en cuanto a la relación cuerpo-mente fue la del psicoanalista Georg Groddeck que creía que los procesos psíquicos eran los factores etiológicos de todas las enfermedades. Mantenía que los síntomas de cualquier enfermedad orgánica podían ser interpretados como expresiones simbólicas de las motivaciones del inconsciente. El padre de la medicina moderna psicosomática americana, Franz Alexander, intentó minimizar los excesos de los abordajes psicoanalíticos indiscriminados como el de Groddeck. Distinguió entre dos tipos de síntomas psicosomáticos: Aquellos casos en los que el conflicto psíquico se había convertido y se comunicaba a través de un síntoma físico, y aquellos casos en los que el síntoma físico surgía de forma directa o indirecta fruto del incremento de arousal emocional. Esta segunda clase de mecanismo requiere compartir ciertas asunciones psicoanalíticas y era bastante compatible con las líneas principales de investigación científica, especialmente con el trabajo de Cannon, Seyle y otros coetáneos sobre el estrés psicosocial. La medicina psicosomática declinó en influencia de la mano del psicoanálisis. Muchos de los planteamientos de la medicina psicosomática los ha heredado la que hoy se considera su sucesora en la disciplina, la medicina conductual. I.2.1.- DEFINICIONES Y EPIDEMIOLOGÍA I.2.1.1.- EL TRASTORNO SOMATOMORFO Existen gran desacuerdo sobre la precisión de los criterios diagnósticos para el trastorno somatomorfo. El término fue introducido en la tercera edición del manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales que edita la Asociación Americana de Psiquiatría (1980). Los criterios requeridos para su diagnóstico han sido revisados en cada una de las revisiones posteriores del manual. De acuerdo al DSM-III, el trastorno somatomorfo en hombres se caracteriza por un historial de al menos 12 síntomas físicos sin explicación

Esta pregunta también está en el material:

Estudo sobre Terapia Cognitiva-Conductual
394 pag.

Enfermagem Psiquiátrica Universidad Central de VenezuelaUniversidad Central de Venezuela

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