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Tradução parte Deutscher Werkbund benevolo

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Desde 1900 Alemania se halla en el centro de la cultura arquitectónica europea. Las razones de esta situación son complejas: de hecho, en Alemania esta cultura no tiene tras sí una tradición comparable con la francesa o inglesa, la industrialización es reciente y las estructuras sociales están ligadas más fuertemente con el pasado; pero, precisamente la falta relativa de antecedentes ha permitido constituir una minoría abierta y progresiva de técnicos en economía, de políticos y de artistas, situados en posición no polémica contra los poderes establecidos – como sucede en casi todos los demás Estados europeos -, sino en condiciones de ocupad algunos puestos directivos de la sociedad en curso de transformación; de este modo, los teóricos y los artistas de vanguardia consiguen, con relativa facilidad, dar clases en las escuelas estatales, dirigen las revistas más importantes, orientan las grandes editoriales, organizan exposiciones, influyen ampliamente en la producción industrial y también, en cierta medida, en la política cultural del gobierno, como Muthesius. Se debe sobre todo a este aparato organizativo que Alemania atraiga a los mejores ingenios de toda Europa: Van de Velde de Bélgica, Olbrich de Austria e incluso durante un cierto tiempo, Wright de América.
La organización cultural alemana más importante de la preguerra es el Deutscher Werkbund, fundado en 1907 por un grupo de artistas y críticos, asociados con algunos productores. Esta institución recoge la herencia de las asociaciones inglesas inspiradas en la enseñanza de Morris, pero con una diferencia importante: no apunta apriorísticamente hacia la artesanía, ni quiere oponerse a los métodos de trabajo en serie propios de la producción corriente. Este planteamiento no excluye en principio ninguno de los factores que actúan en concreto, pero abre un problema de método hasta entonces indeterminado, cubierto por la ambigua formula de ”trabajo de calidad” (Qualitatsarbeit).
De hecho, en em Werkbund empiezan en seguida las discusiones entre las tendencias opuestas: entre los partidarios de la estandardización y los de la libertad del proyecto, entre los que apoyan el arte y los que apoyan la economía y, en 1914, entre Muthesius y Van de Velde, como ya hemos señalado en el capítulo IX.
Tras los términos tradicionales de esta polémica se oculta la exigencia de superar los particularismos de la vanguardia. En muchas otras naciones europeas se forman asociaciones análogas al Werkbund alemán. En 1910, el Werkbund austríaco; en 1913, el suizo; en 1915, la Asociación del diseño y de las industrias en Inglaterra.
En el Werkbund madura, entre 1907 y 1914, la nueva generación de arquitectos alemanes: Gropius, Mies van der Rohe, Taut, sirven de mediadores entre esta generación y la precedente, que ha iniciado la renovación de la cultura arquitectónica, dos personalidades de excepcional relieve: Van de Velde, del que ya hemos hablado, y Peter Behrens (1868-1940). La contribución del primero es, sobre todo, de orden intelectual, el segundo, en cambio, actúa con el ejemplo del trabajo práctico y es, quizá, como dice Argan, la figura clave para comprender este momento especial en la historia de la arquitectura moderna.
Behrens empieza como pintor; en 1899 es uno de los siete artistas llamados, junto con Olbrich, por el gran duque von Hessen a Darmstadt, para dar vida a la colonia de Mastildenhohe, y en ella construye su casa, inspirándose en el repertorio de Olbrich, pelo con una rigidez en el planteamiento y un gusto por loe elementos macizos y pesados ajeno por completo al imaginativo maestro austríaco.
Más tarde Muthesius lo llama para dirigir la Academia de Arte de Dusseldorf y el director de la AEG, Rathenau, le confía en 1907 el cargo de asesor artístico de toda su industria, desde los edificios hasta los productos y la publicidad. Behrens se convierte asi en uno de los profesionales más importantes de Alemania; alrededor de 1908 trabajan en su estudio Gropius, Mies y, por poco tiempo, también Le Corbusier.
Behrens construye para AEG, en Berlín, varios edificios industriales y no pierde, ni siquiera en temas de este género, una actitud de artista decorador, proponiéndose ordenar los elementos funcionales con solemnidad y hasta con gracia un poco arcaica, de sabor wagneriano. El tono general es sobrio y macizo, con una referencia vagamente literaria a la atmosfera inherente a los talleres tradicionales, mientras algunos detalles relevantes son tratados de manera decididamente decorativa, que hace olvidar el carácter funcional de las estructuras: véase la testa del pabellón de las turbinas, con el frontón macizo de contorno quebrado y la vidriera que se encuentra debajo, sobresaliendo ambos respecto a las esquinas de los muros, produciendo un efecto de encaje abstracto y precioso, o en otro lugar, los volúmenes cilíndricos de los depósitos, acentuados a la manera expresionista, como torres amenazadoras.
(…)
En el estudio de Behrens, trabajando en (…) proyectos, soe formaran Gropius y Mies can der Rohe. El hecho es éste: las dos experiencias, de la vanguardia que se agota y del Movimiento Moderno que surge, se relacionan entre sí, pero son íntimamente distintas e inconmensurables; es decir, el paso no puede producirse por simple evolución sino por debilitación de la primera experiencia, que se va agotando a medida que aparecen, en forma por ahora confusa, los elementos de la segunda.
Walter Gropius (18863-1969), hijo de un acomodade arquitecto y funcionario berlines, trabaja en el estudio de Behrens, pero empieza pronto a proyectar por su cuenta (…) 
En una obra importante de Gropius antes de la primera guerra mundial, la fábrica-modelo de la exposición del Werkbund en colonia, en 1914 (…)

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