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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala "Acercamiento multimetodol6gico a la violencia: Análisis de caso de una adolescente reproductora de la violencia" T E s s QUE PARA OBTENER EL TITULO DE P L I e E N e I A D o EN PSI e o L o G í A R E s E N T A (N) Jessica Chávez Sandoval Agustín Emmanuel Espinosa Bataz Daniela Pérez Acosta Directora: Dra. Azucena Hernández Ordoñez Dictaminadores: Dra. Laura Palomino Garibay Lic. Bertha Esther Gallegos Ortega Los Reves Iztacala. Edo de México. 19/09/201A UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ÍNDICE 1. Introducción …...…………………………………………………………. 3 2. Adolescencia ……………………………………………………………… 4 2.1. Aspectos biológicos …………………………………………………..4 2.1.1. Cambios hormonales ………………………………………….5 2.1.2. Cambios físicos………………………………………………...6 2.2. Aspectos cognitivos ………………………………………………….8 2.3. Aspectos sociales…………………………………………………….11 2.4. Lectura bio-psico-social................................................................16 3. Identidad............................................................................................. 18 3.1. Concepto de identidad..................................................................18 3.2. Familia..........................................................................................21 3.3. Escuela........................................................................................ 23 3.4. Amistad.........................................................................................26 3.5. Medios de comunicación..............................................................29 3.6. Convencionalismos de género.....................................................32 3.7. Expectativas de vida....................................................................35 3.8. Conclusiones................................................................................38 4. Violencia.............................................................................................. 40 4.1. Tipos de violencia......................................................................... 42 4.2. Factores relacionados con la violencia..........................................44 4.1.1 Individuales.........................................................................45 4.1.2 Sociales..............................................................................45 4.3. Consecuencias de la violencia......................................................47 5. Aspectos metodológicos...................................................................... 53 5.1 Métodos de recolección de información......................................... 53 5.1.1. Historia de vida.....................................................................53 5.1.2. Entrevista..............................................................................54 5.1.3. Composiciones escritas……………………………………….55 5.2 Método............................................................................................56 6 Análisis................................................................................................ 60 6.1 Métodos de análisis de información............................................... 60 6.2 Descripción del caso.......................................................................61 P á g i n a | 2 7 Discusión.............................................................................................85 8 Conclusiones....................................................................................... 92 9 Bibliografía.......................................................................................... 94 Anexos……………………………………....…………………..……………. 99 P á g i n a | 3 1. INTRODUCCIÓN La violencia y la inseguridad en nuestro país es cada vez más frecuente, y en muchas ocasiones es sabido que muchos de los que llevan a cabo este tipo de acciones son llevadas a cabo por menores de edad, lo cual es un foco de alerta para la sociedad, ya que desde pequeños, los adolescentes van aprendiendo y adquiriendo conductas que poco a poco se vuelven legítimas para ellos, lo que trae graves consecuencias a quienes les rodean. Es así que la violencia no es algo que aparezca espontáneamente, sino que es consecuencia de las experiencias e historia de vida de cada individuo, por lo que es fundamental analizarlas. A partir de lo anterior, es que durante ésta investigación cualitativa se pretendió conocer y analizar la historia de vida de una adolescente que presenta comportamientos violentos. Para esto se realizó un acercamiento multimetodológico, el cual incluye técnicas como la entrevista a profundidad, una línea de tiempo sobre su familia con ayuda de fotografías, composiciones escritas sobre la amistad, una representación gráfica de su salón de clases y las relaciones dentro del mismo, y por último una conversación acerca de un capítulo de una serie televisiva del agrado de la participante. A través de dichas técnicas se pretendió abarcar los diferentes contextos en los cuales de desarrolla, como lo es el familiar, escolar y sus círculos de amistad. Del mismo modo, se intentó explicar cómo sus experiencias en los mencionados contextos, le han ayudado a desarrollar una identidad y expectativas de vida particulares. A su vez, se analizaron los productos permanentes de las actividades que se realizarán y las transcripciones de entrevista, analizando así como sus interacciones sociales le han llevado a reproducir patrones violentos en su actuar cotidiano. P á g i n a | 4 2. ADOLESCENCIA Dentro de este capítulo se pretende abordar a la adolescencia, a partir de los cambios que se presentan durante esta etapa, los cuales se dividen en biológicos psicológicos y sociales, para finalizar con una recapitulación y englobar a la adolescencia como un proceso bio-psico-social, tomando en cuenta que dentro de éste, ocurren diferentes cambios vinculados entre sí y que ocurren simultáneamente, por lo que no es posible separarlos debido a que la complejidad de las personas va más allá de una simple descripción y división de aspectos. La adolescencia se ha definido generalmente como una etapa de transición entre la infancia y la adultez, la cual está caracterizada por grandes cambios físicos, intelectuales, morales y sociales, que desembocan en una búsqueda de la propia identidad y personalidad. La bibliografía indica que esta etapa abarca desde los 10 a los 19 años de edad aproximadamente, sin embargo, no se puede generalizar a todos puesto que no a todos se nos presenta de la misma manera. Dentro del primer capítulo abordaremos los aspectos biológicos de la adolescencia, lo cual ha sido definido como pubertad, e incluye alteraciones a nivel hormonal y físico. La pubertad, acompañada de factores sociales, desencadena otro tipo de cambios, los psicológicos, que se abordarán de igual manera en el presente capítulo, para poder finalizar con una lectura completa incluyendo los aspectos anteriores. 2.1 Aspectos biológicos A pesar de las variaciones en cómo se trata a la juventud, la adolescencia incluye cambios físicos yfisiológicos de manera universal, a los cuales los jóvenes deben P á g i n a | 5 adaptarse. A diferencia de la niñez en que los cambios son graduales, uniformes y pocos numerosos, ahora el puberto se encontrará con una etapa de cambios constantes, críticos y dramáticos (Conger, 1980). La pubertad va acompañada no sólo de cambios en el sistema reproductivo y los caracteres sexuales primarios y secundarios, sino también en otros diferentes factores como el funcionamiento del corazón y el sistema cardiovascular, la respiración, la capacidad pulmonar y muscular, etcétera (Coleman, 1985). 2.1.1 Cambios hormonales El inicio de la pubertad se nota inicialmente con el crecimiento del vello púbico y en las mujeres, con los primeros indicios del crecimiento mamario y la primera menstruación de la joven. Un año antes del desarrollo de los cambios físicos de la pubertad, empiezan a presentarse cambios hormonales tanto en hombres como en mujeres: las concentraciones de hormona luteinizante, es decir la reguladora de las hormonas sexuales; hormona estimulante del folículo y testosterona se elevan a grandes niveles. A medida que avanza la pubertad en ambos sexos, los máximos de éstas, ocurren con más frecuencia durante la noche; y finalmente, en la pubertad tardía, ocurren durante todo el día (Styne, 2011). Durante esta etapa, las concentraciones de esteroides gonadales aumentan en forma progresiva: los esteroides sexuales se secretan siguiendo un ritmo diurno durante la pubertad temprana, al igual que las gonadotrofinas. La leptina es una hormona que producen las células adiposas y que suprime el apetito, por medio de la interacción con su receptor en el hipotálamo, además de ser un componente necesario en el desarrollo de la pubertad en seres humanos. La leptina aumenta en las niñas durante la pubertad, en sincronía con el aumento en masa grasa, mientras que en los varones, la leptina se reduce, con aumento en masa corporal magra y reducción en masa grasa relacionados con la producción de testosterona. P á g i n a | 6 Aunque la leptina no parece desencadenar el inicio de la pubertad en adolescentes “normales”, es posible que acompañe los cambios puberales, más que causarlos (Styne, 2011). En las mujeres, durante la última etapa de desarrollo endócrino, se presenta la ovulación y la primera menstruación, sin embargo es posible que no ocurra la ovulación durante los primeros ciclos menstruales; 90% de los ciclos menstruales son anovulatorios en el primer año después de la menarquia y, hasta cuatro o cinco años después, el porcentaje de ciclos anovulatorios disminuye a menos de 20 %. A pesar de esto, algunos de los primeros ciclos después de la primera menstruación pueden ser ovulatorios y es posible que la joven sea fértil en el primer ciclo, incluso pueden embarazarse, antes de lograr la madurez física o emocional. De la misma manera, los varones alcanzan la madurez reproductiva antes que la madurez física o emocional (ídem.). 2.1.2 Cambios físicos La pubertad es una etapa de continuo crecimiento y desarrollo que comienza durante algo conocido como “la pausa juvenil”, que es un intervalo de tiempo al final de la infancia. Los cambios en la estatura y peso se inician en promedio a los 12 años en los hombres, llegando a tener su ritmo más acelerado a los 14 años y terminando aproximadamente entre los 17-19 años. Esto puede retrasarse llegando incluso hasta los 20-21 años de edad (Conger, 1980). Con todos estos cambios, se producen grandes aumentos en las capacidades físicas de los jóvenes (resistencia, velocidad, fuerza, etcétera). Ahora bien, hay variaciones entre persona y persona en cuanto a la edad de los cambios, pero en general, las mujeres han mostrado iniciar y terminar la adolescencia dos años antes que los hombres en los 3 aspectos: inicio, aceleración y fin del desarrollo (Coleman, 1985). P á g i n a | 7 Otro punto importante durante la pubertad y adolescencia es la exaltación de las diferencias individuales por el género. Los hombres se vuelven más compactos y largos de huesos, químicamente más resistentes a la fatiga, más anchos de los hombros y con mayor cantidad de vello en todo su cuerpo y rostro; se desarrolla una voz más grave que en las mujeres, y se inicia la producción de espermas (Conger, 1980). Por su parte, en las mujeres, las caderas se ensanchan de manera notable, tienen crecimiento de vello a nivel moderado, una maduración considerable de los senos y se adquiere la capacidad de concebir aproximadamente un año posterior a la primera menstruación (ídem.). En esta etapa, el hipotálamo aumenta su actividad justo antes de que inicien los cambios físicos en el individuo. Esto conduce a un aumento de secreción de diferentes hormonas, y de manera subsiguiente, al desarrollo de características sexuales secundarias, el crecimiento puberal repentino y el principio de la etapa fértil. La edad en que esto sucede se ha marcado en promedio como los 11 o 12 años, aunque hay una gran cantidad de factores endógenos y exógenos que pueden alterarla (Styne, 2011). Hay una serie de “normas” para evaluar el desarrollo puberal a nivel físico, que sirven como registro de detalles del progreso sutil de las características sexuales. En las mujeres, de los primeros indicios de la pubertad es el desarrollo mamario, el cual es estimulado por la secreción de estrógenos y otras hormonas. El tamaño y forma dependen de factores genéticos y nutrición, pero las características y la forma de desarrollo son similares en todas las mujeres. Otro factor es el agrandamiento de labios menores y mayores y la producción de una secreción blanquecina, seguida del crecimiento de vello púbico. También es notable el aumento de longitud del cuello del útero. Es importante mencionar que las mujeres adquieren madurez reproductiva antes de la madurez física, y por supuesto, antes que la psicológica (Styne, 2011). P á g i n a | 8 En los hombres, el primer indicativo de la pubertad es el aumento del tamaño testicular, debido al desarrollo de secreción de diferentes hormonas, que también llevan a una mayor producción de vello en esa zona. También aparece la espermarquía (pequeños rastros de espermatozoides en la orina). Posteriormente, se requerirá de la eyaculación para la expulsión de espermatozoides. En promedio, la pubertad inicia alrededor de los 12 años de edad, aunque existe la pubertad precoz en que se inician los cambios corporales desde los 6 o 7 años. El límite superior para el inicio de los cambios puberales, es de los 14 años. El crecimiento repentino de estatura se da en ambos sexos, aunque de manera más marcada en los hombres (ídem.). Es importante el aumento de la masa muscular en hombres y mujeres, aunque con las pubertas se mantiene una grasa corporal más elevada que en los varones. El crecimiento y el cambio de la composición del cuerpo, se detiene alrededor de los 15 años en las mujeres, y en los 18 años en los hombres. El ejercicio y la alimentación adecuada, fomentan un crecimiento óseo y muscular más saludable (óp cit.). 2.2 Aspectos cognitivos Mientras un niño crece y entra a la etapa de la adolescencia, ciertos aspectos cognitivos y psicológicos se alteran a nivel cuantitativo y cualitativo. Esta etapa de la vida se caracteriza por ser confrontante y llena de dificultades emocionales y conductuales en la vida de los individuos (Zajko, 2007). Sin importar el contexto social, todos los adolescentes deben pasar por ciertos procesos de desarrollo y aprendizaje; algunos de estos procesos incluyen el movimiento hacia la independencia, la formación de la identidad sexual, el desarrollo de intereses vocacionales y la integración de un modelo ético y moral. P á g i n a | 9 Es razonable asumir que esos factorestienen un efecto en el crecimiento y desarrollo de los jóvenes, y también influyen en la formación de su identidad. Como resultado de varias investigaciones con respecto al rol de las glándulas endócrinas en la emotividad, factores ambientales y sociales, Hurlock, en 1989, propuso el término “emotividad intensificada”, al que se refiere como: un estado emocional por encima de lo normal para una determinada persona que ocurre sobre todo durante la adolescencia. Los adolescentes, como consecuencia de deshacerse de viejos hábitos de pensamiento, de acción y adoptar otros nuevos, sumado a la circunstancia ambiental en las que se desenvuelva, padecen de muchas perturbaciones emocionales. Según Hosrocks (1993) la palabra “cognición” se refiere a los procesos por medio de los cuales un individuo aprende e imparte significado a un objeto e idea, o bien a un conjunto de ideas, además se adquiere conciencia y conocimientos acerca de un objeto. Entre las cogniciones se encuentran la percepción, sensaciones, pensamientos, concepción de ideas, juicios, solución de problemas, etc. Las expectativas que tienen una persona y las suposiciones que hace acerca de sus mundos interno y externo, son resultado del proceso cognoscitivo. Para la teoría de Kohlberg (citado por Zajko, 2007) hay tres niveles de razonamiento, y los jóvenes de secundaria están en el nivel “convencional”, ese nivel se divide en 2 etapas; en la primera, los niños juzgan las intenciones de sí mismo y otras, evaluando si son buenas o malas; en la segunda, se intenta mantener el orden y la convención social. Eventualmente estos jóvenes entrarán en la etapa postconvencional donde se desarrolla la concentración a través de la ley y los ideales estandarizados sociales. El proceso de avance cognitivo de los niños desde los 10 años hasta la adolescencia, se da como se muestra a continuación: P á g i n a | 10 Nivel 2 (convencional) edad de 10-13 años: 1. Acuerdos interpersonales y conformidad 2. Orientación hacia el orden social Nivel 3 (postconvencional) adolescencia temprana: 3. Orientación a los contratos sociales 4. Principios éticos universales 5. Conciencia regida por la ética Según la teoría de Piaget (citado por Lara, 1996), a principios de la adolescencia se alcanza la última etapa del desarrollo cognitivo, la etapa de operaciones formales. Siendo así, hay algunos aspectos del pensamiento y la capacidad cognitiva que pueden ser generalizables a todos los adolescentes. A pesar de lo anterior, cabe señalar que no todos los individuos desarrollan las capacidades al mismo tiempo, así que es posible que un preadolescente ya tenga ciertas capacidades de pensamiento formal, así como que un adulto aun no tenga todos los aspectos desarrollados. Algunas características del pensamiento formal desarrollado por los adolescentes son: 1. Se razona no sólo sobre lo que es real, sino lo que es posible: el individuo puede elaborar conclusiones o plantear escenarios que no han ocurrido pero son posibilidades. 2. Razonamiento hipotético-deductivo: la base del pensamiento científico. Se plantean hipótesis para luego intentar comprobarlas. 3. Carácter proposicional del pensamiento: estrechamente ligado a los dos aspectos anteriores, las partes más importantes del razonamiento y el pensamiento ya no son los datos de la realidad, sino afirmaciones o enunciados (llamados proposiciones) que contienen estos datos de manera abstracta (ídem.). P á g i n a | 11 Como resultado de lo anterior, los adolescentes durante esta etapa, suelen pensar no sólo sobre su propia existencia, sino también en la de los demás, no tienen en cuenta las contradicciones vitales, por lo que sus planes serán utópicos e ingenuos, confrontando con sus ideales de realidad (Pedreira y Álvarez, 2000). Respecto a lo anterior Hosrocks (1993) menciona que el adolescente cree que si él está obsesionado por un pensamiento, también los demás lo están; además de que se preocupan por la forma en la que les ven los demás, lo que podría explicar la conciencia fijada en sí mismos, el deseo de intimidad, las largas horas frente al espejo, etc., lo que se conoce como egocentrismo adolescente. Durante la adolescencia se desarrolla también el pensamiento respecto a la ética y la moral; Piaget por ejemplo, dividió el pensamiento moral en dos estadios: 1) Realismo Moral: se establecen juicios sobre una base objetiva; y 2) Modalidad de Reciprocidad: se decide en base a la apreciación de las intenciones y no de las consecuencias (ídem.). Dentro de una investigación acerca del pensamiento moral de los adolescentes, los resultados arrojaron que los adolescentes de 12 a 13 años se mostraban incapaces de comprender que los problemas tienen más de una solución y que el comportamiento individual no es forzosamente bueno o malo. Mientras que a los 14 o 15 años, su pensamiento comienza a ser más crítico, hipotético y pragmático (óp cit.). 2.3 Aspectos sociales Cuando el niño aún no entra al colegio, la familia constituye el grupo más importante y casi único para referirse y aprender pautas de comportamiento convencionales a nivel social. Sin embargo, conforme el niño va creciendo y conociendo nuevos contextos, se aumentan considerablemente los espacios y oportunidades de intercambio social en diferentes círculos, debilitando así la referencia que se da a la familia (González, 2006). P á g i n a | 12 Dentro de la familia se establecen ciertas pautas de interacción entre sus miembros, estableciendo jerarquías, alianzas, límites, roles y redes de apoyo, sin embargo debido a que el adolescente es muy sensible a la cultura y a los cambios psicológicos por los que atraviesa, suelen surgir dificultades en la relación padre- hijo, principalmente en relación a la autoridad, sexualidad y valores, ya que de alguna manera, los adolescentes intentan probar límites, buscar autonomía y capacidad, separándose de los parámetros y estándares parentales, estableciendo sus propios valores (Mendizábal y Anzures, 1999). Tomando en cuenta que el adolescente es un ser social, se le va otorgando mayor importancia a los cambios del papel y status, lo que lleva a una redefinición del lugar del individuo dentro de su estructura social, lo que también puede generar una situación de conflicto entre padres e hijos, ya que muchos padres esperan que sean más independientes y dejen de plantear exigencias infantiles, sin embargo los padres suelen asustarse de las consecuencias de esta independencia. Sumado a esto, hay que recalcar que generalmente cuando los adolescentes atraviesan por esta etapa, los padres se encuentran también en una edad más avanzada, lo que lleva a un “vació intergeneracional”, es decir a un aislamiento debido en gran medida a la cultura distante entre las normas y valores de los adolescentes y adultos (Coleman, 1984). De este modo, la relación entre los padres y los hijos se vuelven más “elásticas”, es decir, se da cierto alejamiento entre ambas partes. Al mismo tiempo, por la interacción social, se produce un acercamiento mayor del que hubo en la niñez, del joven a sus padres. Por todo lo mencionado anteriormente, se logra cierta autonomía individual, uno de los rasgos más notorios a nivel social en el adolescente (Conger, 1980). Al aprender a relacionarse en diferentes contextos, y saber que se enfrentará solo a ellos, es decir, que no siempre las mismas personas estarán con él en todos los ambientes en que se desarrolle, se va formando la independencia, es decir, la P á g i n a | 13 capacidad de decisión y resolución de problemas sin intervención externa. Lo anterior también se da gracias al desarrollo cognitivo, que cada vez es mayor en el individuo (González, 2006). Por otro lado hay que tomar en cuenta que durante la adolescencia el individuose encuentra en una necesidad de reconstruir su imagen corporal, lo que puede llevar a una inestabilidad emocional, sensibilidad extrema, inhibiciones e idealizaciones. Por tal necesidad recurre a un grupo de iguales en donde se busca comunicación, apoyo, liberación, reducción de tensiones, etc. En esta etapa suelen aparecer amistades intensas, pero no siempre se prolongan. El grupo de amigos ejerce influencia en la realización de deseos y necesidades; además de otros aspectos como: formas de vestir, lecturas, música, etc. La influencia de este grupo la mayoría de las veces es decisiva (Álvarez, 2010). Coleman (1985) menciona que las razones por las cuales se dice que las amistades son muy importantes durante este periodo se pueden reducir en dos factores: 1) El procesos de desvinculación de los padres y del hogar familiar deja un vacío emocional en la vida de los adolescentes; y tal vacío se llena con la búsqueda de apoyo de sus amigos y compañeros; y el 2) La experiencia compartida con su grupo de la misma edad crea grandes vínculos. Además se refuerza la confianza por el hecho de que los conflictos, las angustias y las dificultades pueden ser compartidos. La amistad es considerada como una relación estrecha entre dos o más individuos, y que supone por supuesto una mayor comunicación íntima. El sentido y significado que se le da a la amistad depende de la edad, la bibliografía sugiere que a mayor edad las amistades se van haciendo más organizadas. Douvan y Andelson (1996, citado por Coleman, 1985), mencionaron que en la adolescencia temprana, es decir, 11,12 y 13 años, la amistad se centra en la actividad, no existe reacción de mutualidad, ni profundidad e incluso mucho afecto; mientras que en la adolescencia media (14,15 y 16 años) lo importante es la P á g i n a | 14 seguridad, se espera lealtad y confianza; y por último en la adolescencia tardía (17+) la amistad es una experiencia más relajada, compartida, se valora la personalidad y los intereses de los amigos, es probable además, que aparezcan relaciones heterosexuales más estables y disminuyan la importancia de las amistades. También, en ocasiones surgen cambios en el intercambio social con sus pares, que no siempre tienen la misma opinión sobre que está bien, que es atractivo, etcétera. Por esto los adolescentes suelen regirse por las modas y las convenciones, ya que buscan sentirse aceptados para así mejorar el concepto que tienen de sí mismos en este momento de crisis continuas (González, 2006). Es por esto que pueden surgir ciertas modas y comportamientos tipificados a algún grupo de adolescentes, ya que los individuos intentan adaptarse al grupo. Aunque esto pueda parecer superfluo para el adulto, desde la perspectiva del joven, en ello radica la clave de la aceptación, que él tanto necesita (Conger, 1980). Es posible que conforme las amistades se vuelven más “sólidas” y los jóvenes lleguen a conocerse más a fondo entre sí, se dejen las modas y los intentos desesperados por formar parte del grupo, ya que entre los integrantes del mismo se va formando una mayor aceptación, que permite al individuo mostrarse tal y como es realmente (ídem.). Esto ayuda al adolescente a aceptar sus propios sentimientos, pensamientos y modos de ser, por medio de expresarlos sin temor a ser juzgado por los demás. A pesar de esto, las amistades entre los jóvenes no siempre son estables y duraderas, ya que están en constante cambio y evolución en todos los aspectos de su vida. Esto puede llevarlos a querer formar parte de otro tipo de grupo, con mecánicas y convenciones diferentes (óp cit.). P á g i n a | 15 Las relaciones familiares del adolescente pueden verse afectadas, ya que el joven, al volverse más reflexivo, descubre que las figuras adultas de autoridad no tienen todas las respuestas y no siempre actúan “correctamente”, lo cual desencadena cierta rebeldía. Sin embargo, esta disminuye cuando el joven aprende a controlarse de manera más racional, logrando así una empatía para sus padres y personas cercanas (González, 2006). Dentro de las relaciones con los adultos, existen ambivalencias pues en ocasiones los adolescentes se oponen a los adultos y a los valores que representan; y otras veces les imita pues necesitan modelos en esta época en la que se afirma su personalidad. La influencia de los padres es importante para su futuro, el momento de mayor tensión entre padres e hijos, parece producirse justo alrededor de la pubertad; por lo que como ya mencionamos se deteriora la comunicación y se multiplican las interrupciones de la conducta del adolescente por la intervención de los padres (Álvarez, 2010). Otro contexto importante en el que se desenvuelve socialmente el adolescente, es la escuela; los profesores por ejemplo, pueden o no impactar en sus ideas y por lo tanto influenciar su comportamiento; y por otra parte sus compañeros cobran importancia en su imagen física y social (Aguilar, 2010). Por último, se dice que los adolescentes exploran y aprenden de sí mismos, su sexualidad e identidad, por medio del intercambio con sus pares, ya que ellos, también tienen dudas y crisis sobre sí mismos, y al unirse en círculos, son capaces de “encontrarse a sí mismos” por medio de la unión con personas similares (González, 2006). Hasta el momento, en este apartado se han tratado por separado los diferentes factores que predominan en la etapa de la adolescencia. Sin embargo, no es suficiente explicarlos por separado, ya que consideramos al joven como un todo, donde cada aspecto juega un papel importante, pero no único. Por tanto, en el P á g i n a | 16 siguiente apartado daremos una lectura completa, bio-psico-social, de la adolescencia. 2.4 Lectura bio-psico-social de la Adolescencia Son varios los aspectos que intervienen en los cambios y el desarrollo del adolescente, por lo que no basta describirlos en términos biológicos, sociales o psicológicos por separado, hay que analizarlo como un todo. Desde esta perspectiva, tomaremos en cuenta los factores anteriores para hacer una descripción y análisis del desarrollo del adolescente. Hay que mencionar que muchos de los cambios en esta etapa son producto de los cambios hormonales, los cuales llegan durante la pubertad, tomando en cuenta que generalmente estos cambios son los primeros en presentarse, incluso antes que los cambios psicológicos, sin embargo los factores sociales siempre están presentes a lo largo de la vida de los individuos. Dado que el cuerpo de los jóvenes se encuentra desarrollándose durante esta etapa, normalmente surgen inseguridades en cuanto a la forma y desarrollo de su cuerpo, ya que no en todos, estos cambios se dan de la misma forma ni al mismo tiempo, por lo que dentro de sus círculos sociales llegan a surgir convenciones y estereotipos sociales sobre lo que es atractivo y aceptado en la estética corporal. Por otro lado, tomando en cuenta que su crecimiento se acelera, la manera en la que se relacionan con los adultos se transforma, y con ello su manera de pensar y actuar. Además, como el adolescente está, del mismo modo, adquiriendo y progresando en cuanto a las capacidades cognitivas, se vuelve más reflexivo, lo que puede aumentar las inseguridades y conflictos sobre el concepto que tiene de sí mismo, su personalidad y la forma en la que se relaciona con los demás, adquiriendo nuevas formas de pensar sobre diferentes aspectos en su vida. P á g i n a | 17 En este punto, entran las amistades, ya que el joven adquiere una necesidad de la noción de pertenencia, la cual es satisfecha a través de unirse a diversos grupos de pares en los contextos de los cuales forma parte, dentro de los cuales se van desarrollando valores e ideas diferentes a las que el adolescente había adquirido en su núcleofamiliar, por lo que en ocasiones suelen surgir conflictos con respecto a estas diferencias. Al presentarse cambios de tipo hormonal y físicos, los adolescentes enfrentan situaciones totalmente nuevas para ellos, como lo es el desarrollo de su sexualidad. Debido a que sus iguales pasan también por este tipo de cambios, se sienten identificados, y es cuando buscan un mayor acercamiento con ellos, más que con los adultos, con los que generalmente se relacionaba durante la infancia. Es en estos momentos cuando el adolescente busca aclarar dudas acerca sobre lo que está ocurriendo en su cuerpo y la forma de enfrentar estos cambios. En esta etapa, los jóvenes tienden a experimentar con su sexualidad por medio de sus relaciones entre iguales, esto debido en parte a la curiosidad de aprender sobre los cambios que están ocurriendo con su cuerpo, y en parte por la presión social que ejerce el grupo en el que se están desenvolviendo. Todo lo anterior nos lleva a observar la manera en la que los cambios interactúan entre sí, vinculándose y fluctuando entre sí, lo que compone una totalidad, concluyendo que es necesario tomar en cuenta todo lo anterior para llegar a una mejor explicación del desarrollo de los adolescentes, ya que cada individuo se desarrolla de forma diferente y las situaciones con las que convive día a día también. P á g i n a | 18 3. IDENTIDAD Como hemos mencionado en el capítulo anterior, es en la adolescencia en donde se empieza a socializar en una gran variedad de contextos, a diferencia de la infancia, en la que se interactúa la mayor parte del tiempo con la familia y en la escuela. Es en la adolescencia en donde se atraviesa por ciertos cambios y procesos que llevan a una inestabilidad e inconstancia de sentimientos y sensaciones, por lo que el adolescente trata de definirse a partir de él mismo en referencia a los otros. Esto termina por desarrollar de manera más clara e independiente una identidad. Para comprender más a fondo qué es la identidad y qué factores y procesos influyen en la misma, el objetivo de este capítulo es el de definir el concepto de identidad, y analizar el papel de la familia, grupos de amigos, las instituciones educativas y los medios de comunicación en la construcción y desarrollo de ésta. 3.1 Concepto de identidad Antes de poder analizar el papel que tienen los diferentes contextos en que se desarrolla el individuo en la formación de su identidad, es definirla. De una manera muy general, se entiende a la identidad como las características que posee un individuo, por las cuales es conocido en sociedad y por sí mismo. Sin demeritar el factor biológico, la mayor parte de la identidad personal se da por las interacciones sociales que se tengan en familia, la escuela y con la gente que se conoce a lo largo de toda la vida. Desde una perspectiva sociológica, la identidad es el rasgo psicológico que deja en nosotros las interacciones con los demás, siendo variable debido a los diferentes niveles en que se sitúa nuestro sentido de autopertenencia a los grupos culturales. La formación de la identidad desde el acercamiento sociocultural, mira P á g i n a | 19 dos polos: los procesos socioculturales y el funcionamiento individual, existiendo entre ellos una relación estrecha y dinámica, en la cual, la experiencia de sí mismo influye y se cumple por el ser social y viceversa, y no existen aislados uno del otro, ambos son componentes de la identidad (Gover y Gavelack, 1996 en Galicia, 2005). El sujeto se desenvuelve en diferentes contextos, y como tal, llega a desarrollar diferentes identidades, por lo que las identidades no son fijas ni predeterminadas, sino que se van construyendo conforme se va desenvolviendo el individuo en su vida social, por lo tanto, no se habla de una identidad indivisible e inalterable, sino de un conjunto de identidades, producto de una serie de posibilidades de interacción social que se aparecen en la vida del individuo; dichas relaciones con otros nos llevan a la auto-observación (ídem). También el auto-concepto, es decir, el self, es una construcción psicosocial, ya que lo que pensamos de nosotros mismos, es dado a partir de dicha auto- observación en base de que cumplamos o no las convenciones sociales, las cuales producen un impacto muy fuerte en los primeros años de infancia, pero conforme se va adquiriendo un mayor criterio, a partir de numerosas experiencias, tipos de interacción social y desarrollo personal y académico, no son tan determinantes en la forma de ser de las personas, ya que se adquiere la capacidad de tomar decisiones propias (óp cit.). Es también a partir de la identidad que nos formamos auto-esquemas en donde se incluyen las expectativas a futuro (Barón y Byrne, 2005). La formación de la identidad lleva a una reflexión narrativa del sí mismo, donde surgen expectativas respecto a la trayectoria a futuro de su vida, es decir, a donde se quiere dirigir en base a lo que ya se conoce (Dreier, 1999). Se dice que la formación de la identidad lleva a una reflexión narrativa, ya que el lenguaje nos hace personas, nos permite identificarnos y establece la condición de P á g i n a | 20 diferenciar las formas de discurso de unas personas a otras en un proceso de aprendizaje, donde el lenguaje es primero comunicativo, después egocéntrico, y finalmente interiorizado (Vygotsky, 1934, citado por Medina 1994). Por lo anterior, se deduce que el lenguaje tiene sus manifestaciones y repercusiones iniciales en la persona desde los primeros meses de vida a través de la actividad en la que se van interiorizando los significados y simbolismos del lenguaje, influyendo así en su relación con otras personas. De ahí viene la importancia de su papel en la construcción de las relaciones interpersonales, y por consiguiente, de la identidad. Factores como la escolaridad, nivel socioeconómico, competencias físicas, raza, posición social, género, relaciones interpersonales o grupales también influyen en la formación de la identidad (Ames y Rojas, 2010) y permite que hagamos valoraciones sobre nuestro comportamiento, aun en situaciones en que nadie nos observa ni juzga. En el adolescente, para lograr la identidad, se debe determinar y organizar sus capacidades, necesidades, intereses, gustos, tendencias y deseos, para lo cual, también deberá conformarse un autoconcepto gracias a la unión del pasado, presente y futuro, y así conformar un todo de forma coherente en base a los contextos en que se desarrolle (Contreras, Balcázar, Gurrola y González, 2012). En resumen, la identidad es una “red” construida de diferentes factores, tanto biológicos como sociales, entre los que se incluyen todos los contextos en que se pueda dar la interacción social, así que la identidad siempre está en constante desarrollo y cambio, tomando siempre en cuenta que las personas no le dan el mismo sentido a las experiencias. Incluso en la misma persona, en diferentes situaciones, puede cambiar el significado dado a una situación, todo depende del contexto, situación, cultura y época (Guariaud, 1992). P á g i n a | 21 3.2 Familia Ha habido muchos intentos por definir lo que es una familia, sin embargo, es una tarea excesivamente compleja, esto debido a que cada familia cuenta con sus propias características, las cuales dependen de su contexto cultural, social, de su historia, experiencias, etc.; siendo así existen varios tipos de familias con diferentes estructuras, ya sean monoparentales, compuestas, “tradicionales”, entre otras. Éstas, propician la formación de identidades y maneras de interacción diferentes en cada uno de sus miembros, haciéndolos seres únicos (Ortega y Minguez, 2003). La familia tiene una intervención importante en la formación de la identidad individual de los integrantes,esto a partir de diferentes aspectos. El primero de ellos serían las interacciones que se presentan entre los integrantes de la familia, es decir diversos eventos que pueden impactar la historia de la familia, como lo son divorcios, muertes, enfermedades, abandonos, etc., sin dejar de lado el resto de las experiencias vividas y la manera en la que se reacciona y se solucionan los conflictos. Es importante también considerar la presencia o ausencia del clima de afecto y aceptación, además del tipo de diálogo que existe entre los miembros de la familia, y por su puesto sus hábitos, costumbres, reglas, obligaciones, valores, roles de género, etc. Todos estos aspectos se pueden ver reflejados en los lazos que se forman con otras personas ajenas a la familia y la manera en cómo se relacionan con ellas (ídem.). Dentro de las familias existen ciclos, ya que los roles de cada uno de los miembros, van cambiando conforme a las diferentes situaciones que se presentan dentro de éstas: Los miembros crecen, envejecen, forman nuevas familias o sufren eventos como el divorcio o bien, pueden tener dinámicas violentas, armoniosas, entre otras. Este tipo de eventos, afectan la dinámica familiar y por P á g i n a | 22 consiguiente las identidades de los implicados, en especial del adolescente, ya que se encuentra en un proceso crítico de formación de identidad (Krauskopf, 1996). Lee (1998) menciona que dos factores importantes en la familia, son la cohesión y la flexibilidad. La cohesión se refiere al apego, confianza y unión de los integrantes, mientras que la flexibilidad es la capacidad de resolver problemas y conflictos sin que se afecten negativamente las relaciones interpersonales. En su estudio, este autor demostró que los adolescentes cuyas familias que tenían dichas características desarrolladas, presentaron mayores habilidades interpersonales y sociales que otros adolescentes. Así el concluyó que un ambiente familiar cálido puede potenciar o inhibir el proceso de construcción identitario en los adolescentes. También Medhus (2002), menciona que la importancia de una “identidad familiar” (sentido de pertenencia a dicha familia), puede imbuir a los integrantes de confianza e independencia. Como la familia es el primer círculo social en el que se interactúa, mientras más hábil sea él niño o adolescente en relacionarse con su familia, es más probable que se sienta cómodo al verse rodeado de iguales en otros contextos, lo cual puede formar una autoconfianza más sólida. Además, si los adolescentes se sienten “pertenecientes” a un grupo, como es su familia, es más improbable que se deje influenciar completamente por otros, como los medios o sus amigos. Se ha enfatizado el papel de la familia para formar una identidad en la niñez, sin embargo, para que el adolescente pueda desarrollarse plenamente, es necesario que la familia le brinde cierta independencia, ya que esta le permitirá adquirir nuevos roles diferentes a los que posee dentro de su familia, que le permitirán mayores logros personales, satisfaciendo sus necesidades emocionales, de experimentación, de desarrollo y de reconocimiento de nuevas capacidades (Krauskopf, 1996). P á g i n a | 23 La familia también introduce a las personas en el entorno cultural que los rodea, por lo que a partir de ella, los referentes culturales marcan el comportamiento individual y social, mismo que se impregna gradualmente en la persona a partir del ejemplo y la imitación a los que ningún humano es ajeno. Por lo que podemos decir que la familia además de intervenir en la formación de la identidad personal, forma parte de la identidad cultural, lo que se logra a partir de tres aspectos: el idioma, la religión y la identidad nacional (Aviña, 2006). Algunas maneras en las que se puede formar una identidad en familia, es mediante la práctica de ciertos “rituales”, que pueden ir desde la asistencia a centros religiosos, hasta costumbres como sentarse a platicar después de cenar (Medhus, 2002). Es durante la adolescencia sobre todo, que se hace más evidente la diferenciación en cuanto a los valores fomentados en hombres y mujeres, ya que aún en la actualidad, se espera que la mujer se dedique más al hogar, y por lo tanto la misma familia y cultura, trata de desarrollar estos valores y costumbres en las adolescentes, para que de esta forma siga prevaleciendo en las familias un equilibrio y homeostasis, sin embargo, a comparación de las familias de hace todavía algunas décadas, en la actualidad se espera que el matrimonio y la llegada de los hijos se alargue lo más posible. De esta manera, se alarga también la estancia de los adolescentes en las familias nucleares (Krauskopf, 1996). En conclusión, las interacciones que se dan dentro de la familia son de su suma importancia para la formación de la identidad, ya que éstas, dan la pauta para las interacciones posteriores dentro de diversos contextos sociales, como lo es la escuela, en donde se dan intercambios culturales y personales que es importante considerar, por lo que este tema se analizará en el próximo apartado. 3.3 Escuela La educación forma parte esencial en el desarrollo de todo ser humano, ya que es a través de ésta y de todo lo que implica, como asistir a una escuela, relacionarse con compañeros y maestros, adquirir nuevo conocimiento, etc., que se van P á g i n a | 24 adquiriendo nuevas significaciones del entorno donde se vive y se va construyendo una identidad y cultura. Citando a Aguilar (2001), la educación es un proceso de optimización integral e intencional del hombre orientado al logro de su autorrealización e inserción activa en la naturaleza, sociedad y cultura. Por otro lado, Medina (1997, citado por Aguilar, ídem.) menciona que el fin de la actividad educadora es el proceso de personalización, en el que el individuo requiere de reflexión o toma de conciencia de sí mismo, autocontrol y autodeterminación para que desarrolle sus propias potencialidades. Las relaciones humanas implican la intersubjetividad, la cual, según Colwyn, (citado por Bruner, 1997), es una habilidad humana para entender la forma de pensar de otros, ya sea a través del lenguaje, el gesto u otros medios. No sólo es el lenguaje lo que hace esto posible, sino nuestra capacidad para aprehender el papel de los contextos en los que las palabras, los actos y los gestos ocurren. Cada individuo forma significados diferentes a partir de su experiencia, mas es la intersubjetividad la que nos permite interpretar los significados sin necesidad de palabras; por esta razón el contexto debe reformularse bajo este principio. En las escuelas, los adolescentes pasan gran parte de su tiempo interactuando con otros adolescentes creando nuevos procesos de subjetivación, redefinición y resignificación, entre nuevas exigencias sociales, prácticas educativas y las condiciones propias de las instituciones educativas; fusionando así su condición adolescente con su condición de estudiante en la experiencia escolar cotidiana (Dubet y Martuccelli, 1998, citado por Reyes, 2009). De acuerdo a esto, se entiende también que las escuelas contribuyen a la creación de expectativas que los propios adolescentes han construido sobre las escuelas, y que a sí mismo, influyen en la forma en cómo enfrentan las exigencias académicas de ésta y también en cómo se relacionan con los elementos constitutivos, como sus compañeros, maestros, directivos, etc. Sin embargo, éstas también varían de acuerdo a las ideas que a cada adolescente se le ha transmitido acerca de la escuela o de las propias experiencias que ha vivido dentro de la P á g i n a | 25 institución, por lo que se encuentra que pueden surgir diferentes significados que adquiere la educación, la escuela, y a su vez de los mecanismos de control y disciplina para los adolescentes;quienes pueden entender a las escuelas como un espacio afectivo-lúdico, en el cual los adolescentes encuentran como prioridad las relaciones con sus iguales y entablar amistades tanto con compañeros de su mismo género como con los del contrario, con los cuales las relaciones pueden volverse no sólo de amistad, sino de pareja. Por esto, los adolescentes pueden llegar incluso a concebir a la escuela como un espacio de desorden en el cual encuentran una oportunidad de ser libres y “escapar” del control que es ejercido sobre ellos en otros ambientes, como puede ser el familiar. Sin embargo, también existen adolescentes que, en la escuela, encuentran un entorno de control e injusticia, ya sea por parte del profesorado, o incluso por situaciones de violencia entre iguales. Finalmente, los adolescentes pueden también ver al ambiente educativo, como un espacio educativo útil, donde aprenderán conocimientos que puedan llegar a utilizar a corto o largo plazo, y desde el cual se puede llegar a mejor calidad de vida (ibídem.). La escuela, además, desde la perspectiva de Doval (2011), cumple tres funciones esenciales; en primer lugar, es una institución que otorga a los adolescentes nuevas experiencias, en las diferentes esferas: académica, social, afectiva, emocional, etcétera. Además, el entorno educativo juega un papel importante en el desarrollo de expectativas y estereotipos, los cuales pueden surgir de los diferentes modelos a seguir que en ocasiones suelen ser los mismos profesores, además de las interacciones e intereses que tienen con sus iguales, lo que les permite formar planes de acuerdo al contexto en el cual se desarrollen, por lo que a la larga les permiten insertarse en la cultura. La tercera es la de marcar una división social, entre adolescentes que estudian, y adolescentes que no lo hacen, dándole cierto estatus o jerarquía a los primeros e incluso a sus familias. Por todo lo anterior, a pesar de los múltiples significados y funciones que tenga la escuela, ésta se vuelve un espacio en el cual “estar” y “ser” adolescentes. P á g i n a | 26 Si bien en la escuela se complementa el proceso de socialización que los individuos traen de sus familias (Pérez G., citado por Zambrano 2000), no se podría caer en la ingenuidad de pensar que allí se resuelve en su integralidad toda su formación. De esta forma, la escuela es un espacio de interacción, construcción y desarrollo de potencialidades necesarias para la comprensión e inserción en el mundo, entre las que se incluyen nociones de poder, jerarquía, roles de género y diferentes tipos de relaciones, así como sus posibles transformaciones, como la amistad y el noviazgo. Al construir y fortalecer dichas potencialidades, se logra el aprendizaje de nuevos conocimientos, desarrollo de competencias cognitivas, socioafectivas, comunicativas, etcétera, y a la construcción de la identidad de las personas, y de la escuela como comunidad generadora de vínculos y aprendizajes (Echavarria, 2003). Sobre estos vínculos, que pueden ser de amistad o de pareja así como sus diferentes implicaciones, se hablará en los siguientes apartados. 3.4 Amistad Dentro de nuestra vida diaria hemos oído escuchar o experimentado acerca de las relaciones amistosas, las cuales en muchas de las ocasiones juegan un papel importante dentro del ámbito social, papel que puede variar mucho de persona a persona, pues cada quien elige a sus amistades y aprende de ellos. Aristóteles por ejemplo, pensaba que la amistad se trataba de “lazos afectivos necesarios para la vida”, decía que “sin amigos ¿Quién querría vivir?”. Sin embargo, también se dio cuenta de que existían distintos tipos de amistad: las que se dan por interés, por utilidad y por virtud. Acerca de las primeras dos mencionaba que éstas se daban de manera accidental y que eran egoístas, mientras que la que se da por virtud era la verdadera amistad (García, 2007). P á g i n a | 27 De la Rúa (2003), menciona que las relaciones de amistad se dan en la solidaridad y la confianza, y que al mismo se construyen; son relaciones afectivas, voluntarias y personales, se distinguen de acuerdo a su intensidad pues existen desde “conocidos amistosos” hasta “amigos del alma”. Este tipo de relaciones tienen un papel muy importante en los adolescentes que se encuentran en búsqueda de nuevas experiencias y alejándose cada vez más de casa y de sus padres, pues es ya conocido que cuando los niños comienzan a crecer pasan ahora más tiempo en el contexto escolar, en donde se encuentran con un grupo de iguales y de donde surgen en muchos casos las relaciones de amistad. López y colaboradores (2009), afirman que la importancia de la amistad en la adolescencia se da debido al estrecho vínculo existente y al ajuste psicosocial que está ocurriendo en la persona. La conducta social de los adolescentes se define en parte por la relación con un grupo de iguales, el cual les aporta seguridad y reconocimiento, al tiempo que les brinda la posibilidad de compartir intimidad, afectos, ideas, preocupaciones, etc.; además contribuye a fomentar el sentimiento de pertenencia a un grupo y la identificación con los roles o actividades desempeñadas por éste (De la Villa, 2004). Al ser parte de un grupo social e interactuar con otros, se despliega una conducta intergrupal, cuyos objetivos dependen de los intereses y pretensiones de aquellos que establecen un vínculo. Siendo así, el grupo ofrece un ideal del yo al adolescente, un marco de referencia, por lo que contribuye a la afirmación del sí mismo y por lo tanto a la formación de la identidad (ídem.). Dentro del mundo socio-afectivo del adolescente las relaciones de amistad son importantes, dado que de la propia integración y aceptación por el grupo, va a depender la conformación y afianzamiento de su identidad personal. La amistad contribuye al desarrollo de las competencias y significados sociales, cómo lo son: gustos, reproducción del deber ser por edad, género, formas de vestir, entre otros; ya que las capacidades de crear y mantener relaciones con otros, la adquisición P á g i n a | 28 de modos de expresión emocional o la participación en interpretaciones sobre la realidad social proceden de las relaciones entre iguales (óp cit.). Como ya se mencionó en el capítulo anterior, Douvan y Andelson (1996, citado por Coleman, 1985), mencionan que el significado de la amistad varía de acuerdo a la edad, además de que este tipo de relaciones se van haciendo más organizadas y diferenciadas, por ejemplo, en los primeros años de la adolescencia, la amistad se percibe con base en la actividad, por lo que no llega a existir mucho afecto; conforme se va madurando, se le da mayor importancia a la seguridad, se espera lealtad y confianza; y por último, al final de la adolescencia, la amistad se vuelve una experiencia más relajada, valorándose más la personalidad y los intereses de los amigos, además es probable que aparezcan relaciones de pareja o noviazgo más estables, restándole importancia a la amistad. Por otra parte, se dice que existe una diferencia en la manera en la que se vive y experimenta la amistad en función del género, pues la manera en que le dan significado a la amistad las chicas no es igual a la de los chicos. Esta diferencia radica en que los chicos otorgan mayor importancia a las acciones mientras que en las chicas predomina la satisfacción de necesidades emocionales (ibídem.). A partir de lo expuesto por Coleman (1985), podemos darnos cuenta de que existen diversas significaciones acerca de la amistad, sin embargo, nosotros creemos que éstas no sólo varían de acuerdo a la edad, sino que intervienen otros factores como las experiencias, valores, intereses, etc. Retomando la información expuesta anteriormente, los amigos, son de gran importancia en la formación dela identidad, éstos, en ocasiones están conformados por tendencias de comportamiento e identificación, basadas en lo que se ve en los medios de comunicación, como lo es la televisión, la radio o el internet. Lo anterior, es debido a que los adolescentes están en una constante búsqueda de pertenencia a partir de modelos a seguir. Siendo esto, es importante P á g i n a | 29 abordar el papel de los medios en la construcción de la identidad, por lo que esto se abarcará en el siguiente apartado. 3.5 Medios de comunicación Como ya se ha mencionado, parte de la formación identitaria adolescente, incluye la búsqueda de sentirse únicos y con un propósito en la vida (Santrock, 2011, citado por Cline, 2012). De muchas maneras, los medios de comunicación masiva proveen un sitio inmenso para la exploración de la identidad, ya sea en series televisivas, programas de radio o blogs de internet. Esto propicia una posible adopción de roles establecidos con base a qué programa se prefiere, a qué tendencias se siguen en las redes sociales, entre otros factores, que en ocasiones podría resultar problemático para los adolescentes y sus familias. Se dice que esta tendencia a adoptar roles establecidos puede ser “problemática”, debido a que los medios de comunicación masiva llegan como un bombardeo para las personas en general, pero sus mensajes son más captados por los adolescentes, debido a su constante búsqueda de identidad y sentido de pertenencia (Ayensa, 2008). Siendo así, es factible que se intenten seguir “ideales” en todos los sentidos: de modas, de belleza, de alimentación, de actividades, gustos, etcétera. Como señala Rocher (1989, citado por Vera, 2005): “Los medios sugieren, proponen y transcriben valores e ideales susceptibles de imponerse con tanta mayor fuerza y persuasión cuanto que se presentan en un contexto dramático o emotivo que contribuye a inhibir el juicio crítico” (p. 20). En otras palabras, en los medios de comunicación es donde los adolescentes pueden encontrar modelos a seguir, los cuales se adaptan en virtud de tener la noción de pertenencia a un grupo que los acepte. Por ejemplo, en un estudio realizado por Ayensa (2008), se relacionaron los resultados de autoestima baja y trastornos alimenticios en adolescentes de sexo P á g i n a | 30 femenino y los prototipos de extrema delgadez y belleza, que se suele asociar principalmente con las mujeres en la publicidad y los medios de comunicación masiva en general. A pesar de que algunos especialistas mencionan que los medios de comunicación tienen un poder simbólico que sustituye experiencias reales (Thompson, 1998, citado por Pindado, 2005), la realidad es que los medios de comunicación aportan un complemento a las experiencias reales; el joven construye su subjetividad en un proceso dialéctico entre la experiencia directa, sus vivencias y la mediada, la cual incluye a los medios de comunicación. Como menciona Bruner (1990), el relato es una herramienta mediante la cual se puede edificar y reconsiderar la experiencia personal. Sin embargo, en tiempos modernos, dicho relato puede ser oral y visual, y manifestarse en forma de una novela, una película, una serie televisiva, un programa noticioso, etcétera. De este modo, en los medios de comunicación masiva, se encuentran muchos espacios simbólicos de gran riqueza, en los que los adolescentes construyen significados y después utilizan en sus experiencias y por ende en la formación de su identidad. Un ejemplo importante es el de la televisión: mismos mensajes, imágenes, sonidos y programas repetidos en cualquier lugar; esto afecta la interacción social de un grupo determinado (quienes ven dicha programación) y por tanto, una repercusión de la noción del “yo” en los individuos. Además del ejemplo mencionado, en la actualidad hay una multitud de medios en los cuales comunicarse y aprender, gracias al internet y a la enorme ventana de sitios y personas que se pueden conocer y usar como contraste para una autoevaluación de pensamientos, comportamientos y demás. En un estudio cualitativo realizado por Pindado (ídem.), se descubrió que los adolescentes tienden a estar informados sobre tendencias similares de internet, y a mirar series televisivas en común, además de que también se menciona que dichos gustos se reflejan en el uso de diversas expresiones “coloquiales”. Por esto, se concluye que los medios de comunicación masiva, principalmente la P á g i n a | 31 televisión, el cine y el internet, con todo lo que éstos implican, podrían intervenir en la identidad de los adolescentes. Por otra parte, sobre la influencia mediática en la identidad adolescente, Buckingham (2002, citado por Vera, 2005), menciona que el predominio actual de las imágenes distribuidas masivamente, y la accesibilidad de información, ha causado que los menores accedieran con facilidad a ámbitos antes considerados solamente “de adultos”, por ejemplo: el sexo y la violencia por mencionar algunos. En cierta medida, es posible que este fenómeno contribuya a que los adolescentes e incluso los niños, se convirtieran en “pequeños adultos”, presentando comportamientos y formas de ser que se podrían esperar de ellos a edades mucho más avanzadas. Pese a todo lo anterior, es importante considerar el hecho de que, como ya se ha mencionado, la adolescencia no es vivida de la misma manera por todos los individuos, ya que interviene una amplia gama de factores: los contextos en que se vive, la historia personal, la familia, etcétera. Esto quiere decir que no es posible saber a ciencia cierta, qué significado dará un individuo específico a un mensaje que reciba en los medios de comunicación (ibídem.). Como un ejemplo, en la literatura se explica que los primeros estudios sobre la influencia de los medios de comunicación estaban basados en la teoría llamada “hipodérmica”, la cual partía de la premisa de que los mensajes en los medios actuaban como una aguja hipodérmica, ”penetrando” de la misma manera y afectando homogéneamente en todos los individuos. Posteriormente, en los años 40’s y 50’s, se fue abandonando dicha teoría, al aceptar que los mensajes son interpretados de manera diferente por cada persona, en virtud de su historia, valores personales y su contexto de desarrollo (Vera, 2005). Para concluir, mencionamos que los medios de comunicación tienen gran efecto en la formación de la identidad en las personas, debido a que constantemente presentan imágenes, modelos, actitudes, comportamientos y convencionalismos de género a seguir por las masas; sin embargo, pudieran tener mayor efecto en P á g i n a | 32 los adolescentes, pues están inmersos en la búsqueda de su identidad y pertenencia, siendo más “vulnerables” a las ideas a las que son expuestos. A pesar de esto, los medios no afectan del mismo modo a todos, debido a que la historia de cada persona es diferente, y también lo es el significado que se da a las diversas situaciones a las que se enfrentan. Hasta el momento, se ha explicado el papel de la familia, la amistad, la escuela y los medios de comunicación en la formación de la identidad; sin embargo, en cada de estas entidades se da la adopción y uso de convencionalismos de género, que también pueden marcar la identidad de las personas; por ello, este tema se abordará en el siguiente apartado. 3.6 Convencionalismos de género Un punto importante en todas las sociedades, es la gran relevancia que se da en la formación de la identidad al género (Instituto Nacional de las Mujeres, 2007). Es decir, se atribuyen ciertas características, comportamientos tipificados y expectativas a las personas, dependiendo si son hombres o mujeres. Los roles de género son precisamente esto: los estereotipos esperados, impuestos y construidos culturalmente. Al respecto, Bonder (1993, citado por Amurrio,2009), explica que los estereotipos de género son las ideas que ha construido una sociedad sobre los comportamientos y sentimientos que deben tener las personas en relación a sus sexo, y transmitidas de generación en generación. Con el tiempo, a pesar de que sean construcciones sociales, dichos estereotipos se naturalizan, es decir, se asumen como verdades absolutas y libres de la temporalidad, lo que los vuelve fuertemente enraizados a la sociedad que los tiene. En México, por ejemplo, tradicionalmente se ha asignado a los hombres el rol productivo, con ocupaciones como políticos, mecánicos, líderes, etcétera; y a las mujeres el rol reproductivo, con ocupaciones como amas de casa, maestras y P á g i n a | 33 enfermeras (ídem.). Es así, como los hombres ejercen tradicionalmente las labores que traen ingresos inmediatos, se les confiere socialmente el poder económico, por lo que los espacios sociales son construidos típicamente masculinos, y por consiguiente, también en la familia se tiene una gran influencia por parte de este género. En una encuesta sobre la dinámica de relaciones en los hogares (ENDIREH, 2006, citado por óp cit.), se señaló que, incluso en estos tiempos de aparente cambio, donde los hombres se incorporan cada vez más al cuidado de los hijos, y las mujeres ocupan espacios de trabajo remunerados, el 43% de las mujeres mencionan que “una buena esposa debe obedecer a su pareja en todo lo que él ordene”, y el 56% de ellas, dijeron que “su esposo o pareja es quien decía si ellas pueden o no trabajar”. Estos dos ítems, son sólo una muestra de cómo tradicionalmente, el poder económico, y por tanto social, está colocado en el género masculino. Como ya se ha mencionado, durante la infancia, es en la familia donde las personas aprenden la manera de relacionarse con las demás; por ello, el hecho de que existan convencionalismos de género tan arraigados en la sociedad, produce que desde el hogar se inculquen estas pautas de pensamiento y comportamiento de generación en generación. En una encuesta acerca de la dinámica familiar, el trabajo extradoméstico femenino y las relaciones de género, se reportó que el 75.5% de los hombres casados no participan en las tareas domésticas, y que el 66.6% de los mismos, tampoco participa en el cuidado de los hijos, además, se descubrió el 42% de mujeres casadas aún debe pedir permiso a su marido para salir (García y Oliveira, 2004). Por otra parte, en un estudio sobre los estereotipos de género en adolescentes de secundaria y preparatoria, realizado por Amurrio (2009), se ilustra el impacto de dichos estereotipos en la construcción de su identidad. En sus resultados, se muestra que los adolescentes varones dicen, que ellos deben tener el rol activo en sus relaciones de pareja, que deben ser impulsivos, agresivos y no mostrar P á g i n a | 34 sentimientos. Por otro lado, las mujeres tienden, socialmente, a percibirse como elegantes, pasivas, afectivas y mesuradas. En otro estudio realizado por Levinson (1999), se encontró que hay ciertas contrariedades con respecto a los roles de género que se adoptan dentro de las escuelas secundarias, ya que por un lado se espera que las mujeres sean sensibles y tengan cualidades necesarias para poder en un futuro hacerse cargo del hogar, mientras que en los hombres se espera que ejerzan autoridad aunque tenga que implicar el uso de la agresividad, sin embargo, en éste se hizo evidente que aquellas adolescentes que eran sobresalientes en el ámbito académico y que además perseguían los roles de liderazgo en la escuela, tendían a lidiar con las ideologías de género ya arraigadas, combinando así cualidades tanto femeninas como masculinas: por un lado la disciplina y moralidad esperada por las mujeres, y por otro, una personalidad enérgica masculina y tácticas verbales agresivas, arriesgándose así a ser llamadas “fachosas” o “sangronas”, además de que éstos roles adoptados por las mujeres eran criticados por algunos de sus iguales del género contrario e incluso por algunos maestros. Estas ideas que en lo general poseen los alumnos acerca del género y lo que esto implica, tienen dimensiones históricas, materiales, regionales, institucionales y familiares, por lo que los alumnos traen a la escuela las ideologías de género tomadas en diversos contextos, como la casa, la iglesia, la calle, los sitios de trabajo y los medios de comunicación masiva, sin embargo, en muchas ocasiones, estas ideas son reforzadas por los propios maestros y directivos de las escuelas, ya que en ocasiones a pesar de que se tratan de promover actividades inclusivas, su discurso denota lo contrario, inclusive en la propia promoción de actividades, debido a que en muchas escuelas secundarias, aún se siguen impartiendo talleres como taquimecanografía, corte y confección, mecánica automotriz, carpintería, etcétera, que generalmente son preferidos de acuerdo a convenciones sociales de género, y que muy probablemente, en un futuro podrían marcar las elecciones que hagan estos adolescentes en cuanto a planes de vida, por lo que Levinson (ídem.) P á g i n a | 35 sugiere y cree que el cambio puede ser producido a través de los propios maestros y siendo un ejemplo para el cambio de estas ideas. Un punto de mucho interés, es el de las respuestas de los jóvenes, tanto hombres como mujeres, sobre aquellos que se “desvían” de lo marcado por el rol definido (Amurrio, 2009). Sobre esto, se tiende a rechazar a chicas que son directas en sus relaciones de pareja, o a aquellas que no son delicadas y practican deportes típicamente masculinos, como el fútbol. Respecto a los varones, se tiende a pensar como algo ridículo la expresión de sentimientos o la práctica de actividades artísticas, como el canto. A partir de lo anterior, podemos inferir que los convencionalismo de género, son fomentados principalmente en la familia, entorno en el cual se suele considerar a la mujer como pasiva, obediente y receptiva, y a los hombres como fuertes, fríos y agresivos; dichos convencionalismos son posteriormente reafirmados en diferentes ambientes, como lo son la escuela, el hogar, los círculos de amistad y los medios de comunicación. Es así, que la interacción social en todos estos entornos, es esencial en la construcción de la identidad; y resultado de ello es la creación de expectativas y planes de vida en los adolescentes, tema que será expuesto a continuación. 3.7 Expectativas de vida La concepción del mundo brinda al individuo un marco general valorativo y cognoscitivo para la realización de su actividad, mientras que las orientaciones de la identidad personal expresan dentro de ese marco general aquellas direcciones y objetivo vitales que el individuo se ha trazado. Sobre la base de esta integración de objetivos, planes de acción y la formación de vínculos internos, se va constituyendo un sistema funcional conservando una relativa independencia entre ellas y los modos de organización de las actividades del individuo, a lo que se le P á g i n a | 36 denomina “proyecto de vida”, el cual representa en su conjunto lo que el individuo quiere ser y lo que él va a hacer en determinados momentos de su vida, así como las posibilidades de lograrlo (D’Angelo, 1986). En el proyecto de vida, interactúan los procesos de la esfera motivacional, los procesos de organización instrumental de la actividad y los procesos de autoconciencia en sus diversas manifestaciones, como lo son la autovaloración, autoreflexión, autodeterminación, etc. En el caso de los adolescentes suele existir un fuerte interés en los cambios a futuro, de este modo, paulatinamente se inicia a prestar atención a lo que serán los planes de vida. En dichos planes, la construcción de la identidad es algo fundamental, ya que sólo al tener noción de pertenencia, conocimiento propio y aprendizajeen numerosos contextos sociales, se pueden hacer interrelaciones entre las experiencias, pensamientos y vínculos afectivos, desde las cuales se concibe a sí mismo y al mundo (Merino, 1993). El proceso comienza por medio de la interacción social, ya que el niño primero debe darse cuenta de que es una entidad separada del mundo. Una vez que se tiene esta individuación, la persona puede construir un autoconcepto y un sentimiento de identidad que se va desarrollando cada vez más. Al relacionar su presente con su pasado, la persona inicia a buscar el sentido que tiene su existencia en el tiempo. Madison (1972, citado por Merino, 1993), menciona que la principal tarea de la adolescencia es reordenar el pasado, relacionarlo con la situación presente y formar expectativas a futuro; esto está estrechamente ligado con la identidad y la perspectiva que se tiene del mundo y la realidad. Los adolescentes al irse desarrollando, comienzan a sentir la necesidad de definir un escenario sobre qué desean ser en la vida adulta, lo cual implica tomar consciencia de las estrategias, posibilidades y necesidades que tienen, para poder encaminarse al futuro, relacionando sus pensamientos y deseos con las oportunidades existentes. Con lo anterior se enfatiza en que la realización de un plan de vida no es algo que se resuelve en un plazo fijo; algunos lo cumplen a edad temprana, otros en tiempos tardíos y en algunas personas puede no llegar a cumplirse. Al no formar planes de vida, las personas pueden llegan a tener fuertes P á g i n a | 37 y prolongadas confusiones, llevando a sentirse ajenos a sí mismos y abrumados por desconfianza y desesperanza; es por esto que muchos adolescentes se pueden mostrar hostiles y resistentes al cambio (ídem.). El proyecto de vida comienza a tomar forma en la infancia y se expresa como nociones primarias que intentan aproximarse al mundo adulto, constituyendo un dato de la realidad particular de la infancia, la cual se va transformando durante el transcurso de la adolescencia, expresándose en la perspectiva de asumir los roles que caracterizan la vida adulta, definiéndolo por la formación de una familia propia y la independencia económica después de la realización de estudios, por lo que para comprender este proceso de la formación de un proyecto de vida en la adolescencia, es importante tomar en cuenta tres factores: el estudio, la pareja y el trabajo. Con respecto a las expectativas educativas, éstas tienen base en los roles de género que muchas veces se presentan en diferentes contextos, en donde se designan ciertas actividades dirigidas a hombres o mujeres, y que influyen posteriormente en la elección de planes educativos futuros. Se dice entonces que la mayoría de los hombres le otorgan mayor importancia a los ingresos que puedan recibir a través de su elección vocacional, ya que se piensa al trabajo como un medio para ser exitosos laboral y económicamente, además de que el porcentaje de mujeres que quiere alcanzar estudios superiores es más alto que en los hombres, debido probablemente al retraso del matrimonio. En cuanto a las expectativas que tienen los adolescentes sobre la pareja y el trabajo, contempla entre sus planes el matrimonio, sin embargo, dentro de éste hay variaciones con respecto al género y al nivel socioeconómico, ya que en lo general, las mujeres buscan cada vez más integrarse al plano laboral esperando que el hombre sea también quien participe más con las labores domésticas y el cuidado de los hijos, y aunque los hombres argumentan que están a favor de la equidad de géneros, hay una ambigüedad con respecto a los roles que ellos deben de tener, ya que se consideran como los que deberían ser los principales proveedores económicos. P á g i n a | 38 Como puede verse, la interacción social en todos los ámbitos y contextos que hemos mencionado, fomentan la construcción de la identidad y ésta lleva a las personas a crear expectativas y planes de vida, en base a lo que percibe del medio, de sí mismo y de los demás; por esta razón el plan de vida es un punto fundamental en el análisis de la construcción identitaria en los adolescentes. Para concluir el capítulo, haremos una integración de todos los puntos tocados con anterioridad. 3.8 Conclusiones Tomando en cuenta que los adolescentes se encuentran en una constante búsqueda de identidad, y que ésta se encuentra fuertemente relacionada con la manera de comportarse, en este capítulo recorrimos los distintos aspectos que se relacionan y que influyen en la formación de la misma; sin embargo, es claro que éstos no pueden verse de manera aislada puesto que las personas estamos expuestas a todos estos factores de forma distinta a lo largo de nuestro desarrollo, por lo que la manera en que estos factores se relacionan y se presentan en el individuo, formarán individuos únicos. Como ya hemos mencionado, la familia es la primera formadora de identidad, ya que es aquí donde se aprenden los primeros valores, costumbres, pautas de comportamiento, maneras de relacionarse, etc., sin embargo, al estar en contacto con amigos, profesores, medios de comunicación y demás factores externos, la identidad se va complejizando y adquiriendo diversos elementos. Es por esta razón que no podemos dejar de lado que éstos cumplen también con una función formadora de identidad, ya que por ejemplo, en el caso de la escuela, se dan los primeros pasos hacia el aprendizaje de las nociones de amistad, y que también son esenciales para el proceso de formación de identidad. P á g i n a | 39 Es a partir de todos estos procesos de aprendizaje en los diferentes contextos, que los adolescentes comienzan a su vez a crear expectativas y planes de vida, y como se ha mencionado durante el capítulo, la identidad, y por consiguiente, los planes de vida, pueden estar mediados por ciertos estereotipos y convencionalismos sociales, los cuales pueden ser por edad, género, u otros factores. Estos estereotipos en ocasiones suelen causar confusión en el adolescente, debido a que se pueden presentar contrariedades entre lo que desean hacer y lo que se espera de ellos. Al analizar los diferentes factores que intervienen en el desarrollo y construcción de la identidad, y sobre todo, la manera en que se relacionan e interactúan entre sí, se hace claro el proceso en que se forma la identidad de un individuo, y también se explica la extensa diversidad y multiculturalidad de las personas, ya que incluso dentro de la misma familia, sus integrantes se mueven dentro de contextos diferentes, y esto precisamente causa que ni siquiera dos personas que vienen de la misma familia posean identidades iguales. Dentro de la familia, y volviendo a los estereotipos de género, se ha expuesto durante el capítulo presente que en las familias mexicanas se tienden a reproducir patrones de comportamiento en los cuales las mujeres son pasivas, receptivas, obedientes, emocionales, etcétera, mientras que los hombres tienen un papel activo, productivo, impulsivo y agresivo. Siendo así, concluimos que la familia puede ser un ambiente de legitimación de la agresión y violencia, ya que dentro de ésta hay comportamientos de este tipo y que se asumen como “normales”. Luego, siendo la familia el primer entorno de interacción social de las personas, esta legitimación de la violencia puede ser extendida a los diversos ambientes en que se interactúa, como lo pueden ser la escuela y los medios de comunicación. Por lo anterior, en el siguiente capítulo analizaremos el fenómeno de la violencia y las diferentes maneras en las que ésta se presenta. P á g i n a | 40 4. VIOLENCIA La violencia es una realidad casi inherente a la cotidianeidad. En todos los contextos sociales existe violencia en mayor o menor medida, y ésta aparece en distintas variantes: Ya
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