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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA DIVISIÓN DE ESTUDIOS PROFESIONALES SISTEMAS ANDROCÉNTRICOS Y AUTOMALTRATO: REFLEXIÓN PENDIENTE PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LAS MUJERES T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A SARA JIMENA CORTÉS SERVÍN DIRECTORA DE TESIS: MTRA. PATRICIA JOSEFINA BEDOLLA MIRANDA COMITÉ DE TESIS: MTRA. PATRICIA PAZ DE BUEN RODRÍGUEZ MTRA. MARTHA CUEVAS ABAD MTRA. MARÍA DE LA LUZ JAVIEDES ROMERO MTRA. MARÍA ISABEL MARTÍNEZ TORRES MÉXICO, D.F. 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. i ÍNDICE Resumen Introducción 1. Género y Violencia 1.1 Sexo y Género 1.2 Violencia de Género 1.3 Seducción Perversa 1.4 Síndrome de Estocolmo viii ix 0 1 6 10 11 2. Androcentrismo, Identidad y Autoconcepto 2.1 Androcentrismo 2.2 En búsqueda de la Identidad 2.3 Crecimiento y Formación de Autoconcepto 2.4 Pornografía y Autoconcepto 2.5 Filosofía y Psicología: el simbolismo de la Belleza 14 15 20 27 31 35 3. Automaltrato, Salud y Calidad de Vida de las Mujeres 3.1 Automaltrato 3.2 Salud y Factores de Riesgo 3.3 Calidad de Vida como Derecho para las Humanas 3.4 Un buen trato desde nosotras mismas 38 39 41 44 46 4. Método 4.1 Introducción 4.2 Objetivo 4.3 Tipo de Estudio 4.4 Tipo de Población y Muestreo 4.5 Diseño 4.6 Procedimiento 4.7 Técnicas 50 51 51 52 52 53 53 54 ii 5. ¿Cómo es la vida en el siglo XXI?: Resultados 5.1 Redes Semánticas 5.2 Preguntas Abiertas 57 58 67 6. Observándome y actuando diferente por mi salud y un futuro mejor: Discusión y Conclusiones 76 Referencias Bibliográficas 83 Apéndice A (Instrumento) B (Traducción al español del epígrafe del Capítulo 1) C (Traducción al español del epígrafe del Capítulo 2) 91 92 98 100 iii A G R A D E C I M I E N T O S A la energía invisible que me dio la oportunidad de la vida. A mis ángeles que no sólo me han aceptado como soy, sino me han visto sin fallas con sus miradas llenas de amor; además de ayudarme a ser mejor cada día. Siempre están en mi corazón. A Sonia, mi má, por crecer conmigo, porque aunque no estamos de acuerdo en varias cosas has sido mi primera defensora y siempre has prestado atento oído a mis ideas y dudas. Gracias por fomentar mi independencia, enseñarme a preguntar los porqués de todo y a no quedarme callada. Gracias por recordarme que a veces soy muy exigente conmigo misma y que tú estas orgullosa de mí así como soy. Gracias por no rendirte en este viaje inesperado al inframundo y permitirme ser tu acompañante, además de verme amorosamente y pedirme que tomara distancia cuando me estaba extralimitando en mis fuerzas. Recuerda nuestra promesa de garrita. A Paris, mi mejor amigo, mi cómplice, por caminar juntos, aunque a veces ha sido duro el camino porque hemos caminado en diversas velocidades sin mirarnos adecuada, atenta y amorosamente. Gracias por el continuo trabajo para acompañarnos con un amor ético y respeto. Gracias por todas las risas y por apuntarte a construir nuestra propia idea de la vida. A Pablo por ser mi gemelo Freaky con nuestro propio lenguaje y mundo alterno. “¡Gane! ¡Gane!, no Rafa perdiste”. A Efraín por ser mi hermano mayor, por las pláticas, la compañía, el cuidado y tus bromas. iv A mi Mamita, mi abuela, por haber tomado como no negociable la educación de sus hijas mujeres, por darme disciplina y verme con mirada amorosa a pesar de no compartir tus ideas tradicionales. A mi tía Silvia por poner en mi mundo de niña la posibilidad de una mujer científica y con habilidades como la carpintería. Gracias por apoyarme cuando necesitaba más que una mano. Gracias por cuidar de mi mamá desde chicas aunque eres la hermana menor. A mi tío Alfonso, que me es un amoroso ejemplo de masculinidad que me dio una visión positiva de los matrimonios y los hombres adultos. A mis primas por darle compañía y risas a mi infancia y enseñarme a soñar. Ollie recuerdo con cariño los juegos de escuelita donde me enseñabas origami y me hablabas de cuentos de Poe. Annie hasta ahora me doy cuenta que 6 años de diferencia podrían a ver evitado que convivieras conmigo, pero no lo permitiste, ¡gracias! A mi sobrino Argel que llegó en el momento justo para darle vida a nuestra familia. Llenaste mi corazón adolescente de risas y frases inocentes. Disfruto enormemente verte crecer. A Sandra por abrir mis horizontes con su manera mística de ver la vida. A la honorable fila de atrás por hacer estimulante y llenar de risas mí paso por la Fac. ¡Les deseo lo mejor chic@s! A los ángeles humanos que con sus miradas, sonrisas, conversaciones y consejos me dieron fuerza para continuar. A Patricia Bedolla por ser mi maestra y confidente en estos tiránicos años. Te agradezco la ayuda infinita para avanzar en mi autoconocimiento y la comprensión hacia las demás personas. Gracias por todos los libros que me v has regalado; los libros de Wallander fueron un salvavidas tanto para mi mamá como para mí en este estresante viaje. A Ruth González-Serratos, Claudio y Manuel por darle nombre, lineamientos y sobre todo existencia, a los sentimientos e ideas que he tenido desde mi infancia: el feminismo. A Selma González-Serratos por animarme a continuar con el tema de esta tesis, aunque por miedo personal yo misma quería un tema más sencillo. A las sinodales por el enriquecimiento a mi tesis, pero sobre todo por la comprensión, paciencia y ánimos para mí en este inesperado viaje al inframundo junto a mi mamá y de la cual salimos fortalecidas y con mayor salud. A Isa que con su amoroso buen trato me animaba constantemente a enfrentar este laberinto en mi vida llamada tesis; y que con su taller me enseño a notar mis heridas y acompañarlas sin destruirme. A Paty Paz por su cálida atención que tranquilizo mi nervios por ser leída y cuestionada. A Martha por su empatía y vivencias personales que me brindaron fuerzas para seguir en la lucha y no caer presa de los nervios, además de las correcciones a mi ortografía y a mi dislexia en donde mi cerebro piensa una cosa y mis dedos teclean otra muy distinta. A Luzma por sus consejos personales para la salud de mi mamá, hacia la parte metodológica tan obscura para mi y por su amor a la lectura, ya que tú nos presentantes a Mankell. A Gabriela Lugo por permitirme la aplicación en el grupo a su cargo y así enriquecer el trabajo. A Vianney y tod@s los que asistimos al taller de Duelo de la Carrera y Proyecto de vida, la construcción de un espacio de buen trato me revivió. ¡Les deseo lo mejor! vi A todas y todos infinitas gracias por acompañarme en los diferentes caminos por los que he transitado en esto a lo que llamamos vida. Cuídense, sonrían mucho y que sean lo más felices que puedan ser cada una/uno de ustedes. Y a mi misma por no darme por vencida ni en la cueva más obscura ni en el desierto más cegador. vii Debe sospecharse de todo lo escrito por los hombresacerca de las mujeres, pues ellos son juez y parte a la vez. François Pouillain de la Barre, escritor, filósofo cartesiano y feminista francés (1647-1752) No quiero que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas. Mary Wollstonecraft, escritora, filósofa y luchadora por los derechos de las mujeres británica (1759-1797) No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo. Susan Sontag, novelista y ensayista estadounidense (1933-2004) Nos conocemos a nosotras mismas a través de mujeres hechas por los hombres. Sheila Rowbotham, teórica y escritora feminista socialista británica (1943- ) viii Resumen A pesar de los logros alcanzados en la búsqueda de la equidad de género, en un sistema sexo-género asimétrico, androcéntrico, el valor de La Mujer es de ser una valiosa mercancía1, para desempeñar este mandato busca cumplir con los estatus de belleza, con tanto ahínco que se impacta en la misma formación de su autoconcepto; se vuelve tan importante que hay esfuerzos y sobreesfuerzos para cumplir con la apariencia que “se debe” tener y no existe ninguna reflexión sobre cómo el automaltrato ha pasado a formar parte cotidiana en la rutina, ya que esta autoviolencia esta justificada ya que sin ese constante esfuerzo se pondría en peligro para muchas mujeres su identidad. Con el objetivo de apreciar que tan introyectados se encuentran los requisitos de belleza en la forma de vida para un grupo de mujeres jóvenes universitarias en una carrera dedicada a la salud; se les aplicó un instrumento con redes semánticas y preguntas abiertas a mujeres estudiantes de la Licenciatura en Psicología-UNAM. Se identificaron 2 grupos del 4to semestre, en el Grupo A se leyeron y reflexionaron temas de Perspectiva de Género y en el Grupo B su curso consto sobre las características del Psicólogo y sus diferentes áreas de especialización. Encontrándose que en el imaginario de estas jóvenes estudiantes coexisten ideas tradicionalmente femeninas y tradicionalmente no femeninas, así como nuevas ideas importantes sobre cualidades humanas, como el desarrollo personal, cuidado hacia sí misma y atención a aspectos éticos-estéticos. Si bien, los dos grupos mencionan como primeras definidoras en el Grupo SAM ideas tradicionales de relación de la belleza y la mujer y/o lo femenino, además de una pobre mención de locus de control interno en temas de salud y calidad de vida; existen diferencias importantes en el Grupo A, como mayor riqueza de definidoras por cada palabra-estímulo, mayor flexibilidad en los conceptos trabajados y notar factores de riesgo en las ideas sociales sobre un hombre bello, o como se entendió la pregunta sobre como sería un hombre para establecer una relación con él. Palabras Clave: androcentrismo, identidad, automaltrato 1 Término acuñado por Gayle Rubin (1975). ix Introducción Durante muchos años, mujeres y hombres han transgredido los prejuicios, actitudes y creencias de los roles de género, en busca de una mejor vida para tod@s. Hemos avanzado aunque no con la velocidad ni la firmeza con la que desearíamos; sin embargo como han dicho mujeres sabias: “esto es una lucha de hormiga y una tarea de vida”. Sin embargo, aún encontramos en nuestra sociedad que en la más tierna infancia se les sigue enseñando a las niñas –futuras mujeres- a soñar que cuando crezcan, si tienen suerte ¡las hermosas mujeres que van a ser! Asimismo escuchan que, si no fueron afortunadas todavía hay remedio, ya que ¡mujeres feas no existen, sólo flojas! y ¡mujeres feas no existen, sólo mujeres pobres! A través de los años se ha jugado con el cuerpo de las mujeres para alcanzar estándares de belleza basado en el deseo masculino y no el de las propias mujeres –igualmente ha existido maltrato y exigencia en aras de la maternidad y cuidado a otros, pero estos temas son reflexión para otros trabajos-; hasta el día de hoy podemos seguir viendo remanentes de los anteriores cánones e incluso nuevos y más perversos, pues se nota el culto a la juventud permanente, a la delgadez extrema, a las curvas exuberantes –pero esperando un bajo nivel de grasa corporal-, zapatos de mujer que desde el tacón alto de aguja hasta los de piso como de muñeca –que son descartados por l@s especialistas-, la depilación laser, cabinas de bronceado, por mencionar algunos; que siguen alterando la salud y la calidad de vida de más de la mitad de la población mundial: las mujeres. Toda mujer debe poder decidir sobre su cuerpo, pero debe ser una decisión tomada con entera libertad y esto no puede ser si esta elección esta basada en el ideal de otros, de cómo debe lucir y actuar una mujer, además de no poseer toda la información clara sobre las consecuencias y riesgos de los procedimientos. En otras palabras, lo que propone esta tesis es la necesidad de una reflexión enfocada a lograr una decisión tomada con entera libertad: como deseo verme; ya que las consecuencias a esta elección recaen sobre la persona misma, no es respetuoso ni justo que la sociedad decida por ella, en otras palabras, que la belleza no sólo es belleza sino se transforma en obligación, esclavitud y discriminación. x En palabras de Clara Coria (2004) “[…]la falta de conciencia de la discriminación es uno de los motivos que están en la base del malestar inespecífico de muchas mujeres, que aparece bajo la forma de insatisfacción, desorientación, desesperanza y/o sobrecarga que muy frecuentemente acompaña a las crisis de la edad media de la vida[…]” (pág. 145) ¿No será que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida como mujeres? En aras de los derechos humanos, esta tesis reclama este derecho para las niñas y mujeres: el poder tomar libremente la elección de cómo quieren verse y que su identidad y autoestima no se minen por eso, sino por el contrario se fortalezcan, ya que su imagen es fiel reflejo de su esencia interior y eso las debe llenar de orgullo y tranquilidad. A pesar de los años de lucha para mejorar la vida de las humanas y los humanos sobre la tierra todavía, nos hemos quedado con muchos cambios de acción y de pensamiento en el tintero, así pues surge la pregunta que dirigió esta tesis: en estas primeras décadas del siglo XXI ¿qué tan arraigados e invisibilizados están los valores androscéntricos en la formación de identidad y autoestima de las mujeres? Y su objetivo general es el de proponer una reflexión de cómo afecta en la salud y calidad de vida de las mujeres, el cumplir a toda costa con el estatus de belleza, indicado en este momento histórico. Para cumplir este objetivo, se elaboró un marco teórico de tres capítulos, con temas importantes que nos auxilia meditar en las variables que afectan en la construcción de la subjetividad femenina y su situación de vida: en el primero se desarrollaran los temas de Género y Violencia, los cuales ilustran la realidad cotidiana en la que viven las mujeres debido a las ideas preconcebidas que existen por poseer cierta anatomía; en el segundo capítulo llamado Androcentrismo, Identidad y Autoconcepto se halló cómo el vivir en este sistema social modela nuestra formación de identidad y autoconcepto; y en el último capítulo, Automaltrato, Salud y Calidad de Vida de las Mujeres, recopila información de especialistas que nos muestra cómo la Medicina tiene Género, los estilos de vida causan factores de riesgo en la vida de las personas y que la calidad de vida es un derecho humano que las mujeres merecen. En el capítulo 4 xi de esta tesis, se presenta el Método seguido en búsqueda de dar respuesta con datos a nuestra pregunta de investigación; así como en el capítulo 5 se presentan los datos recopilados de los dos grupos. En el capítulo 6 se realizará la discusión y conclusiones deltrabajo; en donde podemos señalar brevemente, que si bien la muestra fue pequeña, los estudios de caso han mostrado la importancia para ver los problemas y riesgos de la salud psicológica de la población; así como nuevas variables a considerar como si la atención a los aspectos físicos, es por una idea de responsabilizarse por su salud y calidad de vida, o por la intensa publicidad. Por último, en el apéndice se añadirá el instrumento empleado en la toma de datos; así como dos traducciones libres al español de las canciones en inglés empleadas como epígrafes de los capítulos 1 y 2. Capítulo 1 Género y Violencia 1 Another head hangs lowly, Child is slowly taken. And the violence caused such silence, Who are we mistaken? But you see, it’s not me, it’s not my family. In your head, in your head they are fighting, With their tanks and their bombs, And their bombs and their guns. In your head, in your head, they are crying… In your head, in your head, Zombie, zombie, zombie, Hey, hey, hey, What’s in your head, In your head, Zombie, zombie, zombie? Hey, hey, hey, hey, oh, dou, dou, dou, dou, dou… Another mother’s brakin’, Heart is taking over. When the vi’lence causes silence, We must be mistaken. It’s the same old theme since nineteen-sixteen. In your head, in your head they’re still fighting, With their tanks and their bombs, And their bombs and their guns. In your head, in your head, they are dying… In your head, in your head, Zombie, zombie, zombie, Hey, hey, hey, What’s in your head, In your head, Zombie, zombie, zombie? Hey, hey, hey, hey, oh, oh, oh, Oh, oh, oh, oh, hey, oh, ya, ya-a… Zombie, The Cranberries, 1994 (Traducción al español en el Apéndice B) 1.1 Sexo y Género Es un dato más sobre nosotr@s, desde nuestra más tierna infancia, desde mucho antes, desde nuestra vida intrauterina, es una de las más grandes preguntas sobre un ser humano; y hasta da el espejismo que al conocer la respuesta vemos como en una esfera de cristal la vida detallada de este grupo de células, de este proyecto de vida que no sabemos siquiera si está destinado a llegar a la vejez. Este dato que contestamos sin reflexión alguna y que tiene es 2 como la espada de Damocles1 sobre nuestro destino: es el sexo, y a continuación de este el género, el cual parecen pareja fiel y eterna, no existe o más bien no se espera ni se admite mezcla ni variedad alguna [Las] diferencias fisiológicas proporcionan la base sobre la que se “fabrican” interpretaciones. El pensamiento humano no “refleja” la realidad, sino que la “simboliza” y le inventa un sentido que, a su vez organiza y legitima ciertas acciones y relaciones sociales [Lamas, 1991: 7] Por lo tanto, es de vital importancia conocer la definición de estos conceptos, y así tal vez reflexionemos su impacto en nuestra vida; estos conceptos que nos hacen transitar de determinada manera en la vida, que nos limita nuestras opciones antes siquiera de haber nacido. Cuando se pregunta ¿cuál es tu sexo?, lo que se está preguntado es cuales genitales poseemos, si se tiene vulva o/y se tiene pene sería la respuesta planteada más no la esperada pues se pide que contestemos si somos mujer u hombre (cuando esta respuesta indica más allá del cómo eres anatómicamente). La categoría sexo se divide, comúnmente y de manera altamente simplificada, en dos especificaciones: primero, el sexo anatómico (genitales) y segundo, el sexo genético (cromosomas sexuales); en un estudio más extenso y amplio se conoce que existen no sólo estas dos clasificaciones sino también existen el sexo gonadal2 y el sexo hormonal3, ya que el desarrollo prenatal es una sinfonía en donde los diferentes instrumentos al entrar en el momento adecuado o antes o 1 Damocles es un personaje que aparece en una anécdota moral (referida como la espada de Damocles), una adición tardía a la cultura griega clásica. Damocles fue al parecer un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio II, un tirano de Siracusa (Sicilia) del siglo IV a. C. Propagó que Dionisio era realmente afortunado al disponer de tan gran poder y riqueza. Dionisio, deseoso de escarmentar al adulador, se ofreció a intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de primera mano su suerte. Esa misma tarde se celebró un opíparo banquete donde Damocles gozó siendo servido como un rey. Sólo al final de la comida miró hacia arriba y reparó en la afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo directamente sobre su cabeza. Inmediatamente se le quitaron las ganas de los apetitosos manjares y las bellas muchachas; pidió al tirano abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado. 2 “En las primeras semanas después de la concepción, las estructuras que se convertirán en órganos de la reproducción, o gónadas, son las mismas en hombres y mujeres. La diferenciación comienza aproximadamente al cabo de seis semanas después de la concepción. Las señales genéticas determinan si la masa del tejido sexual indiferenciado se convertirá en gónadas masculinas o femeninas (Bancroft, 2002; Hiort y Holterhus, 2000)” [Crooks, Baur, 2010: 55] 3 “Las gónadas producen hormonas y las secretan directamente en la corriente sanguínea. […] En hombres y mujeres las glándulas suprarrenales también segregan hormonas sexuales, incluidas pequeñas cantidades de estrógeno y mayores cantidades de andrógeno.”[Crooks, Baur, 2010:56] 3 después causarán diferentes resultados en el cuerpo de la persona en formación. Asimismo, el término género implica características psicológicas y socioculturales que se han asociado a cierto tipo de cuerpo, se han asignado dos grandes categorías que son empleadas en todo ser humano, el género femenino y el género masculino; notamos pues que al ser sólo dos, empobrece y encajona a la gran diversidad humana, que es formada por más de sólo dos topos de individuos. No es el tema de la presente tesis, pero al dar estas definiciones no se puede dejar de preguntar: y ¿si el sexo anatómico es uno, pero el sexo cromosómico es otro, con cuál género se sentirá más cómod@ ese ser? ¿Por qué nos es tan necesario rápidamente romper con la posibilidad de no exclusivamente tener dos opciones de vida? Los géneros «inteligibles» son los que de alguna manera instauran y mantienen relaciones de coherencia y continuidad entre sexo, género, práctica sexual y deseo. Es decir, los fantasmas de discontinuidad e incoherencia, concebibles únicamente en relación con las reglas existentes de continuidad y coherencia, son prohibidos y creados frecuentemente por las mismas leyes que procuran crear conexiones causales o expresivas entre sexo biológico, géneros culturalmente formados y la «expresión» o «efecto» de ambos en la aparición del deseo sexual a través de la práctica sexual. […] El género es la estilización repetida del cuerpo, una sucesión de acciones repetidas – dentro de un marco regulador muy estricto- que se inmoviliza con el tiempo para crear la apariencia de sustancia, de una especie natural de ser [Butler, 1990: 72 y 98] El sexo anatómico indica algo pero los cromosomas dicen otra cosa, y existen incluso condiciones como el X0, que aun así se “solucionan” encajonándol@s en una de las dos opciones. Este “problema” no nos indica que ese humano sea defectuoso sino que nuestra forma de asignar características es simplista y pobre ya que no incluye a todo la humanidad, sino deja a un lado lo que no entra, como el experimentador que saca de su análisis esos datos que no checan con su bella curva normal. Y así, se continúa perpetuando la idea de que los roles de género y los estereotipos retratan a l@s seres human@s de todo el mundo y todas las épocas. Se define a los roles de género como las conductas quese juzgan normales y son las esperadas para mujeres y hombres en una sociedad determinada. Los estereotipos son prejuicios, ideas fijas sobre conocimientos anteriores y/o vicarios, y en palabras populares es la idea de que si conozco uno, conozco a todo el conjunto; son descripciones de diferentes grupos humanos, que 4 como he mencionado empobrecen y sin embargo, son extremadamente fuertes en nuestras subjetividades. Las infinitas combinaciones que conforman los genes y los componentes orgánicos junto a las infinitas combinaciones de experiencias únicas vividas (familiares, sociales, históricas) dan como resultado la formación de una persona irrepetible y que sin embargo, es moldeada corporal y mentalmente con premios y cohersiones sociales para obtener como resultado solamente mujeres y hombres. Elena de la Aldea y Graciela Rahman (1991) claman en su texto4, “no hay definición de la mujer, a menos que se piense en una estatua puesta por el destino en un lugar y para siempre. Mujeres hay muchas y muy distintas. Y no sé si se puede decir que tienen algo en común más allá del hecho de ser nombradas como mujeres. Y el cuerpo, claro, pero el cuerpo depende de cómo lo vive cada uno[a], depende de cómo te hayan mirado [y te hayas mirado], depende de cada historia.” (pág. 41) Asimismo, exponen que “mujer y hombre, masculino y femenino son significantes que no significan nada en sí mismos, sólo significan en relación a una cultura que les atribuye ciertos contenidos conceptuales. Significante y significado enlazan sus cuerpos en una coreografía diseñada por el inconciente, por la lengua y por las relaciones sociales de los hombres. A veces, los seres humanos caemos prisioneros de las palabras, como si ellas fueran la cosa, no una representación posible”. Justamente al estudiar las culturas en el mundo se observa la importancia que se le da a nacer con cierto tipo de cuerpo – el poseer o no cierto tipo de genitales- se le da tal importancia que esta diferencia anatómica viene acompañada de ideas asimiladas en la mentes, tan “sencillas” como que ropa debe usar durante su vida, a más “complejas” como ya visualizar al infante como un adulto con todas sus decisiones tomadas. Tanto en los mitos antiguos como en la vida cotidiana las ideas que ser hombre y ser mujer son categorías delimitadas y completamente excluyentes; y si un grupo de la sociedad es el número uno, al otro grupo sólo le queda ser el 4 Ensayo Los juegos de Alicia, en el libro La bella (in)diferencia del año 1991, en donde Marta Lamas y Frida Saal son las coordinadoras. 5 número dos, o como concluyó Simone de Beauvoir5, en 1945, al decir que cuando los hombres son la humanidad y a las mujeres se nos considera el “otro”. El otro siempre será el incomprendido, el extraño, el incoherente, que nunca gozara de la protección de la unidad del grupo, del clan, de la hermandad. Esto ha provocado que los seres humanos estemos limitados en nuestro potencial, ya que sólo podemos ejercer cierto número confinado de características (debido a que los rasgos humanos se han dividido en los dos géneros) y que además qué se piense que un género debe vivir subordinado al otro, ¿es el hecho biológico de tener vagina lo que genera la discriminación, o lo es la manera en que ese hecho es valorado socialmente, o sea, la pertenencia de las que tienen vagina a un grupo diferente de las personas que no la tienen?6. Así, a partir de las diferencias físicas genitales se atribuye a hombres y a mujeres atributos simbólicos desiguales que conforman su identidad de manera que al hombre le corresponden la actividad, la potencia, el ímpetu, la urgencia…, y a la mujer la pasividad, la sumisión o la inactividad. De manera que la socialización de la identidad de género implica para los hombres una forma de reforzamiento como «ser importante» y para las mujeres una socialización en la desigualdad. Las tecnologías del género reproducen los mitos y las creencias sobre el amor (romántico y maternal) y la sexualidad, construidos socialmente al servicio de la ideología de dominación que sitúa a las mujeres en el lugar de la dependencia, el vaciamiento, la subordinación o la esclavitud. Y las dejan expuestas a la «ética de los cuidados» mientras se las obliga a seguir «entregándose» por amor [Arisó, Mérida, 2010: 113-114] Se construye así un orden/sistema social con lineamientos muy precisos y con un nulo margen de error en el cual se vive y se interioriza dificultando ver todo lo que ha encarnado durante generaciones de hombres y de mujeres – y no de seres humanos-. Estos métodos de control, que han existido a lo largo de la historia, aprueban y descalifican ciertas formas de comportamiento y vida; además este control permea los diferentes niveles, y si bien se habla de instituciones, también existe en las pequeñas comunidades como familia y escuela. 5 Simone de Beauvoir en su ensayo existencialista, El Segundo Sexo, 1945, analiza el hecho de la condición femenina en las sociedades occidentales desde múltiples puntos de vista: el científico, el histórico, el psicológico, el sociológico, el ontológico y el cultural. Ensayo feminista considerado texto clave de la segunda ola del feminismo. 6 Pregunta realizada por Marta Lamas en 2000, en la pág. 30, de su libro Cuerpo: Diferencia Sexual y Género. 6 1.2 Violencia de Género La violencia es un concepto que tod@s creemos entender ya que vivimos inmers@s en él; y sin embargo, no lo comprendemos en toda su dimensión ni tan claramente como lo suponemos, entender sus matices es muy difícil ya que nosotr@s mism@s hemos sido educados en un sistema violento7. Aun así diversas personas han trabajado en entender sus causas y manifestaciones para tratar de comprender los eventos sangrientos que desgraciadamente ocurren con cotidianidad mundialmente. La violencia definida por Jorge Corsi (1994) es “una forma de ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza (física, psicológica, económica, política,…) e implica la existencia de un ‘arriba’ y un ‘abajo’, reales o simbólicos, que adoptan habitualmente la forma de roles complementarios: padre-hijo, hombre-mujer, maestro-alumno, patrón-empleado, joven-viejo, etcétera. El empleo de la fuerza se constituye, así, en un método posible para la resolución de conflictos interpersonales, como un intento de doblegar la voluntad del otro, de anularlo, precisamente, en su calidad de ‘otro’.” (p. 23). Al haber un arriba y un abajo, se crea un desequilibrio en el poder, que se define culturalmente o por el contexto, o producido por maniobras interpersonales de control de la relación. Mónica Dohmen (1994) definió la violencia como una forma de control que se apodera de la libertad y la dignidad de quien la padece; además, la persona que violenta selecciona a la víctima y dirige y focaliza su violencia, su comportamiento no es indiscriminado (p. 66). La violencia va de lo privado a lo público, constituyendo un cuerpo que parte de la violencia cotidiana en las culturas de opresión-dominación en que la violencia se concibe como un modo de vida dentro de un orden social total, dentro del cual se inscriben prácticas significativas que reflejan un modo de sentir y se lleva a la práctica pública hasta llegar a la violencia como espectáculo manifiesto [González-Serratos, R., 2001]. 7 Alice Miller ha trabajado sobre la infancia, lo que ella llama pedagogía venenosa y sus consecuencias en su vida adulta, así nombro a la educación violenta retratada en los manuales de educación infantil del s. XVIII y s. XIX, además de sus numerosos estudios de biografías de personajes famosos. Por ejemplo, su libro: Por tu propio bien, publicadoen el año 1980, traducido por Ensayo Tusquets en 1985. 7 En lo simbólico o en lo real, las relaciones de poder, de cualquier manera, constituyen una forma de relación basada en el dolor, en el sufrimiento y funcionan como un sistema de acción- reacción infinito de violencia. En un modelo social en donde las relaciones son de violencia, de poder, no sólo se ejerce la violencia en el afuera, sino también en el adentro. Cada persona aprende a establecer esa relación no sólo con los demás sino consigo misma [Sanz, 2005: 4]8 Existe un orden social en el cual hay desequilibrio de poder y la violencia se usa como método de control y solución de conflictos, conceptos – el poder y la violencia- que observamos día a día en nuestras sociedades; en particular, debido a la importancia que se le da al sexo, y entonces género, se asignan y conforman un sistema de reglas, en donde existe un desequilibrio de poder – causada por la supremacía de un sexo/género sobre el otro- y por tanto se vive la violencia de manera “naturalizada” al usarse comúnmente para mantener el orden y solucionar problemas inter- e intra-personales de la vida diaria, apoderándose de la libertad y la dignidad – de al menos la mitad de la población mundial, o sea, las mujeres- como practica pública y universal. A esta violencia que viven las mujeres por el sólo hecho de serlo, se le llama violencia de género; estudiándose anteriormente con el nombre de violencia familiar o intrafamiliar, separándose los conceptos ya que no toda la violencia ocurre en casa, y cuando así sucede se añade el sufrimiento causado por ser violentada por una persona querida. Una de estas reglas es la construcción de la masculinidad y feminidad tradicionales; la primera que vive para la agresividad y la segunda para el cuidado a los otros. Existe una imagen de “lo masculino” que ha sido transmitida de generación en generación, y que raramente se somete a una reflexión crítica. Desde la temprana infancia se aprende que un “verdadero hombre” tiene que mostrarse fuerte, seguro de sí mismo, competitivo, ganador (en definitiva, una imagen cercana a la omnipotencia). Ese modelo de masculinidad también incluye prohibiciones: no llorar, no mostrarse débil, temeroso o inseguro, no fracasar… y podríamos seguir enumerando una larga lista. La identidad masculina tradicional se construye sobre la base de dos procesos psicológicos simultáneos y complementarios: el hiperdesarrollo del yo exterior (hacer, lograr, actuar) y la represión de la esfera emocional [Corsi, 1995:14-15] 8 Introducción realizada por Fina Sanz Ramón: Del mal trato al buen trato, al libro La Violencia contra las Mujeres. Prevención y detección. Cómo promover desde los Servicios Sanitarios relaciones autónomas, solidarias y gozosas; cuyas coordinadoras son Consue Ruiz-Jarabo Quemada y Pilar Blanco Prieto, libro editado en España por la editorial Díaz de Santos, en el año 2005. 8 La construcción de la masculinidad tradicional esta ligada al estudio de la violencia ya que esta, forma hombres que tienen que demostrar constantemente su virilidad y no tiene desarrollo emocional; por lo tanto, son personas que toman como afrenta personal el que otr@s opinen diferente – la definición de conflicto y que es un suceso cotidiano- y además carezcan de autorregulación emocional y empatía, lo cual indica que la conexión entre la masculinidad tradicional y los hombres violentos. No es casual que sean las mujeres quienes más quedan aprisionadas en la búsqueda de un amor que las “complete”, que les provea plenitud, que les dé sentido a sus vidas y que les garantice la felicidad. Desde épocas remotas han estado marginadas de una enorme cantidad de actividades y en consecuencia también privadas de una enorme cantidad de fuentes diversas de satisfacción. Reducidas al ámbito doméstico y a los vínculos inmediatos, el amor y los afectos cargan con el enorme peso de brindar satisfacción por todo de lo que han sido privadas. De esta manera, el amor de pareja suele ocupar para una gran mayoría de mujeres el eje central de satisfacción, llegando incluso a ser considerado por ellas mismas como la fuente “natural” de satisfacción femenina [Coria, 2001: 51] De la misma forma, la feminidad tradicional, fomenta la pasividad, la dependencia, la falta de autonomía, el cuidado a otros y la idea de que las mujeres deben dar todo por amor. Al tener grabados en su propia identidad genérica el sacrificio, el amor sin límites y la dependencia, crecen como víctimas potenciales de la violencia. Igualmente, en el imaginario colectivo, no sólo se encuentran estas ideas fijas y preconcebidas sobre el “ser hombre” y el “ser mujer” o incluso el “amor verdadero”, sino también existen mitos que ayudan a que la gente tenga nociones erradas sobre la violencia de género que se da en pareja. Los mitos más comunes son (Walker, 1979)9: La violencia doméstica afecta a un pequeño porcentaje de la población. No, sólo muy pocas mujeres maltratadas reportan el maltrato para confirmar esta afirmación; además, se conoce que es un fenómeno mundial. 9 En su libro The Battered Woman de 1979, en las páginas 11 a 70, Walker realiza una lista de mitos erróneos que ayudan a perpetuar la violencia de género. El texto en cursiva es traducción libre de esta lista; así como el texto sin formato es un resumen de la explicación. 9 Las mujeres maltratadas son masoquistas y/o locas. La exigencia social de ser “buenas esposas”, hace que por culpa las mujeres soporten la situación; aparte que su “gusto masoquista” empezó y termino con la situación de maltrato, lo cual indica que no son personas masoquistas. Es un problema de la clase baja. Las mujeres de clase media denuncian menos el maltrato por las represalias sociales, mientras que las pertenecientes a la clase baja están en mayor contacto con instituciones de asistencia que detectan la situación de violencia. Las creencias religiosas previenen el maltrato. Algunas mujeres se refugian en sus creencias para combatir el sufrimiento, otras renuncian a él, otras son exhortadas por sus guías espirituales a continuar siendo buenas esposas, mientras que otros les brindan ayuda para salir de estas relaciones destructivas. Las mujeres maltratadas no tienen habilidades para trabajar. Las mujeres en esta situación de violencia poseen diferentes grados de educación y/o experiencia laboral. Los golpeadores son violentos en todas sus relaciones interpersonales. Se ha observado que por lo general las personas alrededor de ellos, los califican como buenas personas y sólo su pareja conoce su lado violento. Las mujeres golpeadas merecen serlo. La responsabilidad de un acto de violencia pertenece al que decide ejecutarla. Toda mujer golpeada puede dejar su casa. Existen dos grandes impedimentos para que la mujer deje su casa, la carga social de ser una “buena esposa” y la falta de recursos económicos y de un lugar a donde ir. Los golpeadores cesaran la violencia cuando se casen. Si hubo violencia durante el noviazgo, seguramente en el matrimonio continuara y aumentara. Los niños necesitan un padre aunque este sea violento. Para la salud física y emocional de un niño es mejor vivir sólo con la madre, a vivir en un ambiente violento. 10 En este trabajo continuo por hacer visible y desmarañar este fenómeno, se han hecho clasificaciones para aclarar los diferentes matices y alcances de esta violencia en la vida de la mujer agredida. La violencia de género, llamada doméstica por ocurrir en la misma casa donde vive la agredida, se puede dividir en cuatro: física, emocional o psicológica, sexual y financiera o económica. Esta clasificación es con interés de facilitar su estudio, pero no indica quesólo ocurra una a la vez; es más, en cualquier tipo de violencia se hacen heridas emocionales. Estas heridas y cicatrices al no ser visibles, como las lesiones físicas, son difíciles de percibir incluso para quien las padece; e incluso la inseguridad y confusión sobre la certeza de la violencia y su consecuente daño, causa más daño a la víctima. También existe el problema que al tratar de tomar serias estadísticas sobre esta violencia emocional, muchas mujeres que dicen no haberla sufrido, es debido a que nunca le pusieron ese nombre. Este tipo de violencia ‘invisible’, pero que es en extremo devastadora, es sumamente importante que se evidencie ya que es un asesino lento y silencioso, y no por que no se vea, no es extremadamente cruel. 1.3 Seducción Perversa Los pequeños actos perversos son tan cotidianos que parecen normales. Empiezan con una sencilla falta de respeto, con una mentira o con manipulación. Pero sólo los encontramos insoportables si nos afectan directamente. El dominio se puede descomponer en tres grandes aspectos: - una acción de apropiación mediante desposeimiento del otro; - una acción de dominación que mantiene al otro en un estado de sumisión y dependencia; - una acción de discriminación que pretende marcar al otro. Es innegable que el dominio trae consigo un componente destructivo, ya que neutraliza el deseo del otro y anula toda su especificidad [Hirigoyen, 1998:13, 74-75] Este término lo acuño Marie-France Hirigoyen (1998) en su libro El acoso moral, donde habla precisamente de esta violencia que no se ve pero mata 11 dolorosamente la parte emocional y psicológica de la víctima; lo más sorprendente es que sucede a la vista de los que viven alrededor de esta, pero nadie hace nada ya que no se le considera violencia, ¡sólo estas exagerando! dicen; ya que estamos tan acostumbrados a nuestras sociedades de sangre10 que no la notamos. A la persona o personas que viven la seducción perversa – que sufren el continuo acoso moral- se les falsea la realidad, se les quita la libertad, se influencia sus decisiones y se ejerce dominio sobre ellas. En su libro se habla de relaciones de pareja y situaciones laborales; sin embargo, al leer los aspectos en los que descompone el dominio, se nota que las mujeres en la sociedad viven este tipo de abuso moral, por el hecho de pertenecer al género subordinado. Precisamente, especialistas han reflexionado sobre que las condiciones de riesgo que tienen en común las víctimas de la violencia de género, no parece ser exclusiva de ellas; sino parece que todas las que forman parte del grupo de género mujeres, tienen el riesgo de vivir consecuencias del daño moral, del daño emocional y psicológico causado por vivir en un sistema violento genéricamente. 1.4 Síndrome de Estocolmo Dee Graham (1994) analizó si las relaciones hombre-mujer en la vida cotidiana presentan características del Síndrome de Estocolmo; contestando a las 4 indicadoras de la presentación del síndrome, como la percepción de peligro a su supervivencia, inhabilidad a escapar y la amabilidad. Después de realizar su estudio, concluyo que las mujeres como grupo sufren del Síndrome de Estocolmo en su relación con lo hombres, como grupo social. Graham se pregunto11: 10 Término acuñado por Gilles Lipovetsky, en su libro La era del vacío, en 2007. 11 En su libro Loving to survive. Sexual terror, men’s violence, and women’s lives de 1994, en las páginas 62 a 182, Graham realiza una comparación sobre los síntomas del Síndrome de Estocolmo en víctimas se secuestro y en las mujeres como grupo social discriminado. El texto en cursiva es traducción libre de esta lista; así como el texto sin formato es un resumen de la explicación. 12 (1) ¿Los hombres amenazan la sobrevivencia de las mujeres? Los dirigentes mundiales han sido casi totalmente hombres, y los resultados no son muy favorables con todas las guerras y la destrucción de la naturaleza, que nos han puesto en peligro a todos los habitantes. Además las estadísticas mundiales y nacionales nos indican que la mayor parte de las mujeres han sufrido o sufrirán violencia y discriminación, en todas las etapas de su desarrollo vital. Así que sí, los hombres amenazan la sobrevivencia de las mujeres. (2) ¿Pueden las mujeres huir de los hombres? Las mujeres como grupo no han logrado detener o escapar de la tiranía masculina, en donde son vistas solamente como objetos, sirvientes, trofeos de guerra, negando su humanidad y sus derechos. Existe todo un sistema de orden y normas, que han calado en el imaginario social, donde queda muy claro el lugar de los hombres y el de las mujeres. Por lo que, las mujeres no pueden huir de los hombres. (3) ¿Se encuentran las mujeres aisladas de ideologías y perspectivas opuestas a los hombres? Las mujeres viven diferentes tipos de aislamiento, como el físico en el que viven infinidad de mujeres amas de casa o las que son empleadas en trabajos segregados sexualmente. La historia y las ciencias son contadas desde la mirada masculina, hablando de la participación de las mujeres como inexistente o menospreciándola, así se realiza un aislamiento ideológico hacia las mujeres; y (4) ¿Los hombres son amables con las mujeres? Los hombres son amables con las mujeres en muchas formas, creando esperanza de que realmente se interesan por ellas y dejaran de ejercer violencia, aunque todos los actos de caballerosidad coinciden en que el hombre es el fuerte y capaz y la mujer débil y frágil, por lo que no es simple cortesía porque su interés es perpetuar los estereotipos. La conducta de cortejo es solamente en el noviazgo, ya al casarse termina debido a que “ya es su mujer”. Estas actitudes ambivalentes de amabilidad y conductas violentas viven en las relaciones de hombres y mujeres. 13 Por lo que, como en la cultura patriarcal, las relaciones hombres-mujeres son relaciones desequilibradas en el poder –así como en las que se dan en el Síndrome de Estocolmo- la psicología de las mujeres, es una psicología basada en este síndrome. Las mujeres, como grupo social, presentan síntomas de Estrés Post-Traumático, padecimientos psicosomáticos, sentimientos de desesperanza e impotencia, depresión, arranques de ira y odio, relaciones ambivalentes con hombres y baja autoestima. Asimismo, como indica Clara Coria, el tema del amor se considera de vital valor para la identidad femenina, ya que se consideran que son las guardianas de los sentimientos y capaces naturalmente del sacrificio más profundo en alas del amor. Las mujeres en nombre del amor verdadero aprenden a despersonalizarse y a vivir para su pareja para mantenerlo feliz, minimizando su violencia y culpándose por ella. Esto forma parte del Síndrome, ya que la víctima para sobrevivir se vuelve hipersensible a los mínimos cambios de las emociones de su captor para darle lo que pueda y mantenerlo feliz, ignorando sus propias emociones y adquiriendo la culpa si esté se incomoda y se queja. Además hace suya la ideología del captor, en este caso la masculina; menospreciándose a sí mismas por ser mujeres, a su trabajo y a otras mujeres. Es de suma importancia, entonces, notar como los roles de género y valorización que se les da es importante en la formación de la identidad de mujeres y hombres; modificando su forma de ver su situación particular, la vida y a sí mism@s. Estos trabajos muestran que la idea tajante de diferencia sexual, en dos grupos, mujeres y hombres, así como el estado de violencia en el que vivimos cotidianamente, afecta nuestra manera de ver el mundo y de vernos a nosotr@s mism@s. A continuación reflexionaremos porque podemos llamar a nuestro sistema androcéntrico y que consecuencias tiene en la formación de identidad y autoconcepto en las mujeres.Capítulo 2 Androcentrismo, Identidad y Autoconcepto 15 Take this pink ribbon off my eyes I’m exposed And it’s no big surprised Don’t you think I know Exactly where I stand This world is forcing me To hold your hand ‘Cause I’m just a girl, little ‘ol me Don’t let me out of your sight I’m just a girl, all pretty and petite So don’t let me have any rights Oh… I’ve had it up to here! The moment that I step outside So many reasons For me to run and hide I can’t do the little things I hold so dear ‘Cause it’s all those little things That I fear ‘Cause I’m just a girl I’d rather not be ‘Cause they won’t let me drive Late at night I’m just a girl, Guess I’m some kind of freak ‘Cause they all sit and stare With their eyes I´m just a girl Take a good look at me Just the typical prototype Oh… I’ve had it up to here! Oh… am I making myself clear? I´m just a girl I’m just a girl in the world… That’s all that you let me be! I’m just a girl, living in captivity You rule thumb Make me worry some I’m just a girl, what’s my destiny? What I’ve succumbed to is making me numb I’m just a girl, my apologies What I’ve become is so burdensome I’m just a girl, lucky me Twiddle-dum there’s no comparison Oh… I’ve had it up to! Oh… I’ve had it up to! Oh… I’ve had it up to here! I’m Just a Girl, No Doubt, 1995 (Traducción al español en el Apéndice C) 2.1 Androcentrismo En los estudios que se han realizado para la reflexión de los sistemas psicosociales en los que habitamos, se han dado diversos nombres con la idea de 16 encontrar descripciones que abarquen con mayor exactitud y clarifiquen las consecuencias de vivir inmerso en éste [De Beauvoir, 1949; Greer, 1970 Lagarde, 1990; Lamas, 2000]. Ninguna definición es mejor que la otra, sino que en conjunto nos brindan un claro y amplio panorama de la magnitud de la complejidad de un sistema social y como afecta a sus habitantes; también, es cierto, que cada un@ dependiendo de su historia de vida y esencia, se sentirá con mayor afinidad a uno o más de estos nombres y descripciones. Existe una definición que provoca una accesible comprensión, sin la intervención de resistencias personales; Patricia Bedolla en una de sus clases (2012), señala que los sistemas sexo-género son un conjunto de prácticas, símbolos, representaciones, normas, valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anatómica, dándole sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general a la relación entre las personas; son las “tramas” de las relaciones sociales que determinan los vínculos de los seres humanos en tanto personas sexuadas. Parafraseando esta definición podemos notar que la gama de cualidades atribuidas a un cuerpo en particular afecta a las esferas más intrínsecas de un ser humano, la búsqueda del placer, su reproducción y sus relaciones con sí mism@ y l@s otr@s. En el título de este trabajo se habla de sistemas androcéntricos, se mencionan en plural ya que si bien el androcentrismo se refiere a que el eje central, la norma, es El Hombre y los valores masculinos (andros=hombre), podemos notar que la definición de qué es un hombre y los valores considerados masculinos no son los mismos en todas las culturas, regiones, ni históricamente. Además si lo masculino es la norma y la pauta a seguir, lo femenino y La Mujer se considera como anormal y algo peyorativo; un sexo es subordinado del otro, ya que en sus descripciones se consideran tangentes uno del otro, no comparten ninguna característica; existe jerarquización, donde el hombre y sus valores son el número uno, no importando el contexto ya que existe una incapacidad masculina para admitir equivalentes en otras personas. Estas ideas fomentan y mantienen un sistema de normas, pautas y patrones de conducta, el cual a su vez valida los prejuicios y estereotipos en las que dice basarse. Al conceptualizar a los hombres 17 y los valores masculinos como la universalidad, como la norma, causa no solamente el menosprecio de las mujeres y lo considerado femenino; sino incluso, provoca que las mujeres y sus características personales y humanas se vuelvan transparentes, como si no existieran. En su libro Cuerpo: Diferencia Sexual y Género (en su Cap. 5), Marta Lamas nos relata como en 1982 –a sólo 31 años de distancia- el trabajo de Carol Gilligan ponía en duda los resultados dados por Lawrence Kohlberg sobre el desarrollo moral, donde exponía que tenía que sacar intencionalmente a las mujeres de su muestra debido a que como su desarrollo moral era inferior y sólo algunas de ellas alcanzaban el rango más alto del razonamiento moral, sino sus estudios se distorsionaban. Gilligan realizó un estudio que únicamente incluía mujeres, las cuales estaban en un verdadero dilema moral, jóvenes embarazadas que estaban considerando abortar; y al escuchar a las participantes de su estudio descubrió algo muy interesante, el nivel de moralidad no era bajo, como supuso Kohlberg, sino era diferente ya que tomaban en cuenta variables que los hombres no consideraban. Al escuchar lo que le decían las jóvenes, Gilligan constató que utilizaban un lenguaje moral en relación al problema del aborto, sólo que el problema moral estaba definido de otra manera: como uno de responsabilidad. La interrogante era: ¿me es posible cuidar a esta criatura como ella lo necesitaría y merecería? […] La decisión no estaba separada del contexto, de la historia, de la narrativa de vida. Para estas jóvenes abortar no era la solución ideal, ni siquiera era la solución correcta, sino la menos dañina para todos los involucrados: era el menor de los males [Lamas, 2000: 167-168] Al entender a las mujeres, sus características y su conducta como algo anormal – ya que esta fuera de la norma- y extraño – ya que no es lo universal- no se busca entenderlo y describirlo a detalle, sino simplemente se considera que no existe y por lo tanto, es menor a lo que si existe que es lo masculino. El androcentrismo es una realidad donde las mujeres no sólo son menospreciadas, sino además son echas a un lado, se les considera transparentes e invisibles. Marina Castañeda (2007) define al machismo como un conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas: la polarización de los sexos, es decir, una contraposición de lo masculino y lo femenino según la cual no sólo son diferentes sino mutuamente excluyentes; y la 18 segunda, la superioridad de lo masculino en las áreas consideradas importantes por los hombres. Así pues el machismo involucra una serie de definiciones acerca de lo que significa ser hombre y ser mujer, así como toda una forma de vida basada en ello. Para Marcela Lagarde (1999) el machismo—es una de las dimensiones fundamentales del sexismo, además de tener ideas naturalistas- es una exaltación ideológica, afectiva, intelectual, erótica, jurídica de los hombres y de lo masculino; asimismo pondera y valora positivamente las características de dominación implícitas en las masculinidades patriarcales. A pesar de que estas dos últimas definiciones puedan parecer iguales, se mantiene el término de sistemas androcéntricos para este trabajo, debido a que la palabra machismo, trae la idea de que es una actitud y conducta realizada solamente por los varones, aunque en la vida esto no es así, ya que ambos sexos crecemos escuchando las ideas y valores androcéntristas [Lagarde, 1999]; Carmen Alborch (2003) declara que todas y todos nacimos, crecimos y vivimos escuchando “cantos misóginos”; la misoginia puede definirse como un rencor u hostilidad hacia las mujeres que a veces alcanza manifestaciones violentas. Por último, se menciona un término importante que propone la historicidad de esta forma de creencias ysus afectaciones en la vida humana. Marcela Lagarde (1999) nos dice que “el patriarcado es uno de los espacios históricos del poder masculino que encuentra su asiento en las más diversas formaciones sociales y se conforma por varios ejes de relaciones sociales y contenidos culturales. El patriarcado se caracteriza por: i) El antagonismo genérico, aunado a la opresión de las mujeres y al dominio de los hombres y de sus intereses, plasmados en relaciones y formas sociales, en concepciones del mundo, normas y lenguajes, en instituciones, y en determinadas opciones de vida para las protagonistas. ii) La escisión del género femenino como producto de la enemistad histórica entre las mujeres basada en su competencia por los hombres y por ocupar los espacios de vida que les son destinados a partir de su condición y su situación genérica. iii) El fenómeno cultural del machismo basado tanto en el poder masculino patriarcal, como en inferiorización y discriminación de las mujeres producto de su opresión, y en la exaltación de la virilidad opresora y la feminidad 19 opresiva, constituidas en deberes e identidades compulsivas e ineludibles para hombres y mujeres“. (pág. 78) Independientemente del término empleado, lo interesante es reflexionar sobre cómo este sistema en el que estamos inmersos y en el que crecemos, nos va moldeando durante la formación de la identidad y la autoestima (premiando y castigando conductas e ideas); es decir, como al exaltar los valores masculinos y menospreciar los femeninos, tanto en hombres como en mujeres se traduce en identidades mutiladas y autoestimas dañadas. En esta tesis se estudió en particular a las mujeres, de como la formación de sus identidades individuales y autoconcepto se ven enturbiadas con las ideas de sus sistemas sociales sobre como “debe ser” La Mujer. La feminidad es la distinción cultural históricamente determinada que caracteriza a la mujer a partir de su condición genérica y la define de manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre. Las características que constituyen la feminidad son consideradas en las concepciones dominantes del mundo como atributos naturales, eternos y ahistóricos inherentes al género y [a] cada mujer particular [Lagarde, 1990:759] El trabajo del feminismo ha sido precisamente el cuestionar la concepción naturalista, además de estudiar la importancia del contexto histórico y cultural, que ha transformado la diferencia anatómica en destino y subordinación. Abriendo reflexiones sobre el simbolismo que se le ha dado a esta diferencia anatómica, convirtiéndola en diferencia de características, ideas, emociones y formas de ver la vida, unas prestigiadas y otras devaluadas. Este simbolismo dualista (mujer- hombre) se construyo como respuesta para afrontar las infinidades posibilidades de la vida, a un abismo de posibilidad que ha causado miedo, y hemos pagado con la simplificación de caminos validos para todos los y las human@s (reflexiones formuladas en el libro La bella (in)diferencia). 20 2.2 En búsqueda de la Identidad En el siglo pasado Betty Friedan1 (1963) y Germaine Greer2 (1970,1996) hablaron de dos situaciones que causaron–y causan- heridas en lo más profundo del ser humano mujer. Friedan, reflexiona de ese malestar sin nombre que tenían las mujeres de la posguerra que vivían la vida soñada como amas de casa; y que en lugar de gozar esa vida de ensueño, pasaban sus días sufriendo un “malestar que no tenía nombre3”. Ese sufrimiento causado por vivir un rol que se les decía era estaba fundado en su naturaleza, y que sin embargo, las dejaba vacías y sin disfrutar despertar cada día, necesitando incluso de fármacos para ‘pasar’ día tras día la misma rutina. Unas décadas después, Greer nos dice que a pesar de los avances en las posibilidades de la vida de las mujeres—ahora van a las universidades y se vuelven profesionistas, e incluso “osan salir a la calle”- la imagen de la feminidad sigue siendo un grillete en sus vidas, ya que la feminidad esta muy alejada a lo que en realidad son las mujeres–ella acuña el término de la verdadera mujeridad (femaleness)4 – ya que en primer lugar son seres vivos: que respiran, comen, transpiran, orinan, defecan, sudan, ríen, roncan, eructan, mastican, bailan, se enojan, sueñan, piensan, disfrutan, anhelan, ¡existen!; y aun así, la idea de la feminidad y la de ser una verdadera mujer—imperativo social sí tu cuerpo es anatómicamente de mujer-, sigue una serie de creencias que limita hasta estas cuestiones físicas inherentes a la vida. Tod@s hemos escuchado 1 La Mística de la Feminidad libro clásico en la Teoría Feminista, que se publicó originalmente en los Estados Unidos. Friedan empezó a trabajar en el desde 1957, como un artículo algo largo que ninguna revista femenina quiso publicar. Ella partió de una sensación: “paulatinamente llegué a darme cuenta de que existe algo equivocado en la manera en que las mujeres norteamericanas intentan vivir hoy día sus vidas” y esa equivocación causa malestar, vacío y desazón a las mujeres. 2 La Mujer Eunuco (1970) y La Mujer Completa (1996) libros pioneros en el trabajo que realiza un riguroso examen de la opresión de las mujeres, empleando ampliamente la historia, la literatura y la cultura popular; asimismo habla de como las mujeres han sido embaucadas para que se conformen con una falsa igualdad, y que se pierdan de vista los objetivos que en sus inicios buscaron los movimientos feministas, movimientos por la liberación de la mujer donde no se consideraba el potencial femenino en función de la realidad masculina. 3 Término acuñado por Betty Friedan (1963). 4 Término acuñado por Germaine Greer (1996), término en oposición a la feminidad que continua siendo obligatoria para todas las mujeres, mientras la verdadera “mujeridad”–femaleness- se considera grotesca hasta rayar en lo obsceno. 21 frases como las siguientes: es desagradable que una mujer sude y como se atreve a ponerse falda corta sin haberse depilado antes. Estamos en el año 2013, y podemos preguntarnos si existe una diferencia real a lo que estas dos teóricas hicieron visible, ¿acaso las mujeres ya no están sometidas a cumplir un rol de profesionista y seguir cumpliendo las tareas del hogar y el cuidado de la familia? y concerniente a esta tesis ¿la “esencia femenina” no sigue siendo una imagen tiránica alejada de lo que es un ser humano? ¿Acaso no seguimos viviendo los efectos dañinos de la persecución y cumplimiento a toda costa de esta imagen en la vida diaria de las mujeres? Existe ahora gente perversa que emplea el tema de la libertad y dice: las mujeres son libres de cambiar su cuerpo hasta el extremo de perderse a sí mismas, si ese es su deseo; pero cuando la persona no tiene más de una sola opción a escoger y/o su percepción de su valía propia se encuentra en peligro de sentirse nulificada sino cumple el imaginario social ¿a esto podemos llamar libertad? Es cierto, todo ser humano esta en el derecho pleno de hacer con su vida y su cuerpo lo que desee (sino lastima a terceros), pero también tiene el derecho de hacer una decisión informada y libre; informada es que sepa las consecuencias y repercusiones de sus acciones, y para que su decisión sea libre debe tener opciones reales, que su vida física y emocional no este en peligro y conocer sus gustos y deseos propios, una vida en la que no considere que el dolor tenga que ser parte de su vida cotidiana. La libertad que merece tod@ ser human@ no es seguir el camino que otros te ordenan transitar y así cumplir sus deseos personales. ¿Qué más podrían desear las mujeres? La libertad, ni más ni menos. Libertad de la condición de objeto mirado, en vez de ser la persona que devuelve la mirada. Libertad de la inseguridad de ser comoson. Libertad del deber de estimular el apetito sexual masculino desfalleciente, para el cual ningún seno es nunca suficientemente duro y turgente, y ninguna pierna suficientemente larga. Libertad de las incómodas prendas que es preciso vestir para excitar. Libertad de los zapatos que nos obligan a acortar el paso y sacar culo. Libertad de la lozanía juvenil siempre presente. Libertad de los insultos humillantes con que nos abruman las revistas de la estantería superior de los puestos de periódicos; libertad de ser violadas: desnudadas verbalmente por los trabajadores de la construcción [y los que hombres que tienen otra profesión], espiadas en nuestras idas y venidas cotidianas [en nombre del amor], interceptadas en nuestro camino, objeto de preposiciones o 22 seguidas por la calle, blanco de bromas de mal gusto de nuestros compañeros de trabajo, manoseadas por el jefe, utilizadas sádisticamente o contra nuestra voluntad por los hombres que amamos, o atacadas violentamente y apaleadas por un desconocido, o una pandilla de desconocidos. La libertad de ser una persona, con la dignidad, la integridad, la nobleza, la pasión y el orgullo que constituyen la condición de persona. La libertad de correr, gritar, hablar en voz alta y sentarse con las rodillas separadas. La libertad de conocer y amar la Tierra y todo lo que nada, yace y repta sobre ella. La libertad de aprender y la libertad de enseñar. La libertad de vivir sin miedo, la libertad de no pasar hambre, la libertad de palabra y de creencias [Greer, 1970:12,13] La libertad es uno de los grandes derechos humanos, y es vital para vivir una vida plena y formarse una identidad que nos refleje a nosotr@s mism@s. También el tener y prestar atención al vocabulario emocional es importante, para darnos cuenta cuando algo no anda bien en la forma en que estamos viviendo; cuando nuestro sistema de emergencia, las emociones, nos está dando la información que algo nos esta haciendo daño y necesita ser cambiado. En su libro Betty Friedan menciona “¿Y qué era ese malestar que no tenía nombre? ¿Qué palabras utilizaban las mujeres cuando trataban de expresarlo? A veces una mujer decía: «Me siento como vacía… incompleta.» O decía «Me siento como si no existiera.»…” (pág. 57) Este libro fue escrito en 1963, y ahora en el 2013 las mujeres ya no expresan tal cual su desprecio a mujeres profesionistas o pretenden ser las amas de casa perfectas—esto es cuestionable si notamos las imágenes de los medios sobre las mujeres, los simbolismos sobre las mujeres modernas5-; y aun así muchas mujeres se siguen considerando vacías e invisibles, porque siguen siendo incapaces de contestar la misma pregunta profundamente humana de ¿Quién soy yo? ¿Cuáles son mis gustos? ¿Qué es lo que quiero de la vida?; ya que se le sigue diciendo, y ellas aceptando como verdad, quienes son, como deben vivir su vida, que parámetros deben de cumplir para ser una buena mujer, para ser incluso una mujer, en tanto a su forma física, tanto en sus gustos, tanto en sus capacidades, tanto en lo que deben de ser, 5 Trabajos sobre: Socialización, Roles de Género y Medios Masivos de Comunicación y Género, Vida Cotidiana y Medios Masivos de Comunicación; publicados en los Estudios de Género y Feminismo I (1989) y II (1993), los cuales son un compendio de reportes de las investigaciones que se realizaron en el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se realizaron re-ediciones por parte de la Editorial Fontamara sin la participación de la UNAM, en donde las fechas difieren, para el Tomo I la fecha es 2000, y para el Tomo II la fecha es 1998. 23 sentir y anhelar, y por supuesto evitar. Esto lo podemos notar sin ir más allá viendo la publicidad, viendo los programas, las revistas femeninas que siguen siendo de gran demanda y ciertas películas. Notamos a las personajes femeninos que ahora también pueden ser profesionistas y no obstante deben estar a la moda, deben de verse bellas, deben de seguir cumpliendo normas y funciones, como la doble y triple jornadas, de cuidado de la casa y cuidado de la familia; entonces estas reflexiones siguen siendo actuales. Cita Friedan, a una mujer con cuatro hijos que había abandonado el college a los 19 años para casarse: He intentado hacer todo lo que se supone que deben hacer las mujeres – tener pasatiempos, dedicarme a la jardinería, los encurtidos, enlatar verduras, tener una intensa relación social con mis vecinas, participar en comités, organizar meriendas de la PTA. Puedo hacerlo todo, y me gusta, pero eso no te da nada en qué pensar, ninguna sensación de quién eres tú. Nunca he ambicionado tener una carrera. Todo lo que quería era casarme y tener cuatro hijos. Adoro a los niños y a Bob y me encanta mi casa. Nunca hay ningún problema al que pueda ponerle nombre. Pero estoy desesperada. Empiezo a sentir que no tengo personalidad. Todo lo que hago es servir la comida y lavar pantalones y hacer camas; soy una persona a la que siempre puedes recurrir cuando necesites algo. Pero ¿quién soy yo? [Friedan, 1963: 57] Podemos cambiar las actividades de esta mujer por las que ahora hacemos las que vivimos el 2013, pero muchas llegamos a la misma pregunta, después de todo lo que hago en mi trabajo y después de todo lo que hago para “mi disfrute”, ¿Quién soy yo? ¿Soy acaso libre? o ¿Soy lo que se me permite ser? Se nos ofrecen infinidad de ideas, actividades y actitudes que garantizan hacer más estimulante la vida, que si ser activa sexualmente, no tan apegada sentimentalmente, comprar y usar la última moda, y a demás, se nos dice que esto nos hará felices y más aun, evitara que nos sintamos vacías y que no habrá crisis de identidad, después de todo no somos todas “Totalmente Palacio”. Inútil esfuerzo es llenar un hueco interior con distractores externos, que no nos ayudaran a dar respuesta a nuestras dudas humanas. El problema es el mismo que antes, vivir para otros, vivir como otros desean, vivir los sueños de otros y no ser nunca una misma. Porque llegar a ser una misma es un arte, que no se nos ha enseñado, un arte que consiste en construir y deconstruir todos los días lo que creemos de nosotras mismas; y el primer e importante paso oírnos a nosotras mismas, separar el ruido social, el ruido genérico, el ruido de la feminidad y oírnos 24 solamente a nosotras, y a ver que tenemos que contarnos y pedirnos. Entonces parece que estamos frente a una nueva mística de la feminidad, en donde como diría Friedan (1963) “nuestra cultura no les permite a las mujeres aceptar o[/y] satisfacer la necesidad básica de crecer y desarrollar su potencial como seres humanos”(pág. 115). Además para poder realizar estas reflexiones personales se necesita de algo netamente valioso y que a las mujeres se nos exige darles a tod@s los demás exceptuándonos a nosotras mismas, se nos reclama porque ¡que nos cuesta! e igualmente no debemos ser las todólogas hadas madrinas de los demás, se nos demanda derrochar nuestro precioso y finito tiempo, en donde al final del día no nos quedamos con nada para nosotras mismas y/o peor si nos quedo algo preferimos emplearlo en anestesiarnos en lugar de estar con nosotras mismas. Asimismo esta “identidad” que nos daría la belleza, es un amo tiránico, que nunca es alcanzable y únicamente causa un odio y menosprecio a nuestra imagen física; aún la mujer más “bella” del mundo, mundialmente famosa y elogiada constantemente, se considera fea e imperfecta, piensa que l@s demás no la están viendo bien ya que ella sabe que tal o cual parte de su cuerpo no cumple con lo establecido, que por más que controla lo que come y se la pasa en el gimnasio no es suficientemente esbelta, torneada y voluptuosa, que por más maquillaje caro y numeroso quecompre no podrá tapar sus rasgos de nacimiento, y que por más cremas con contenidos sofisticados y cirugías plásticas su cuerpo envejece todos los días; que amo más tiránico el que exige toda una vida de dedicación constante y que no da más que espejismos a cambio, tu vida por castillos en el aire [Greer, 1996; Lagarde, 1999]. Como lo exhibe Rosa Pastor (2004) “la expectativa de un ideal imposible, mantenida sobre la creencia ilusoria de poder alcanzarlo, convierte la realización personal en una carrera de obstáculos, y al cuerpo en un objeto, externo y manipulable, mediador del reconocimiento y éxito social. Al mismo tiempo, el sometimiento a la uniformidad de los modelos de feminidad/masculinidad y la presión sostenida a lo largo de la socialización dificultan las posibilidades de autonomía” (pág. 224).6 6 Capítulo 10, Cuerpo y Género: Representación e Imagen Corporal; en el libro Psicología y Género del año 2004, en donde las coordinadoras fueron Ester Barberá e Isabel Martínez. 25 El ser humano durante su día diario, convive con otr@s desde su nacimiento, y va formando un doble sentimiento de identidad—nos dice la Psicología Social-. Necesitamos un grado de semejanza con las personas que nos rodean, sentirnos perteneciente a un grupo como por ejemplo soy mexicana; no obstante, requerimos también, desarrollar un yo diferenciado, que no sólo nos separa de los demás, sino que nos permite sentirnos únic@s y nos ayudará a respondernos ¿Quién soy yo? Esta pregunta es intrínsecamente humana, no exclusivamente cuando filosofamos sobre nuestra existencia en este mundo, sino además porqué sencillamente pasamos y pasaremos todo la vida junto a nosotr@s mism@s diariamente y a cada segundo. Se nos enseña y anima a conocer a las demás personas, qué si el o la vecina es buena persona, que si l@s compañer@s de escuela o de trabajo son agradables, se nos exhorta a recabar información sobre la reputación de la escuela o servicio que requerimos, se nos dice que es importante conocer a las personas que viven cerca de nosotr@s y hasta ahora con el Internet y la televisión conocemos a la gente que vive lejos; y sin embargo, nadie pone tanto énfasis en conocer al ser que esta continuamente junto a un@, o sea un@ mism@. Es cierto que en estos tiempos se ha popularizado que es bueno para la salud conocerse a sí mism@, y existen infinidad de libros de autoayuda con este fin; pero realmente es difícil conocernos sino consideramos, todos las ideas y prejuicios sobre lo que debemos ser y las coerciones sociales que existen sino seguimos este libreto al pie de la letra [Burin, 1987]. Cuando algo duele tanto nos es más sencillo convencernos de que es así como siempre lo deseamos y que así es como pensamos, las mujeres nos hemos convencido que si las piernas nos duelen no es por el uso de malas hormas en los zapatos ni el gigante tacón de aguja o la plataforma, sino porque nuestras piernas no son tan fuertes y que “naturalmente” tenemos más varices que los hombres; es más “fácil” aceptar esto como verdad a admitir que se nos trata como muñecas y al que nos dice como vestir no le importa el daño que se le haga a nuestros cuerpos y sentimientos. Desgraciadamente, estas mentiras que nos contamos no son simples, están reforzadas por muchos años escuchando que como mujeres debemos ser bellas y jóvenes, punto, que nosotras no diremos que es lo que 26 consideramos belleza, y que las que osen no preocuparse por seguir las normas, serán juzgadas como pseudomujeres sin valor, sufrirán burlas y el menosprecio, además de sufrir la mayor condena quedando solas, sin marido y sin hij@s, sin felicidad, ni utilidad. Se puede ver ahora que este “sencillo” tema sobre la belleza, es un tema anclado en la subjetividad y sentimiento de valía de las mujeres, y por lo tanto, no es nada fácil convencerlas en cuestionar los estereotipos y dejar de consumir/usar productos que como el lecho de Procusto7 las deja una igual a la otra, quitándoles su ser individual y su milagrosa combinación de ADN que las hace irrepetibles a ningún otra mujer u hombre que haya existido o existirá jamás; y asimismo les causara deterioro en su salud—tanto a nivel físico como mental, al vivir constantemente ansiosas por ser juzgadas y fallar a algo que por si fuera poco es una doble falta ya que instintivamente deberían saber comportarse como mujeres- y calidad de vida—ya que “mínimamente” gastaran la mayor parte de su sueldo, de por sí menor al del varón, en productos de belleza y ropa de moda-. Por lo tanto, es importante hablar de como los valores de los sistemas androcéntricos participan en la formación de la identidad, autoconcepto y subjetividad de las mujeres; de hacer explicito que el sistema donde vivimos en donde el uso de lo masculino a manera de eje del comportamiento humano, la superioridad masculina y la polarización de los sexos, esto es, que los valores y características masculinos se consideran lo importante y valioso, forman a seres humanas mujeres con identidades, autoconceptos y subjetividades frágiles ya que no participan en su propia construcción, debido a que sus características y cualidades son menospreciadas. Esto sucede bajo la creencia de que las características humanas pueden ser divididas en femeninas y masculinas ya que son naturales y biológicamente determinadas, negando la existencia de un aprendizaje social. 7 En la mitología griega Procusto era hijo de Poseidón y a veces se le menciona como un gigante. Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era de menor longitud de la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarla. Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos camas, una exageradamente larga y otra exageradamente corta. Analogía realizada por Betty Friedan, para ilustrar lo que los parámetros sociales por género nos causan. 27 2.3 Crecimiento y Formación de Autoconcepto Estos valores [androcéntricos] son transmitidos por la familia y otras redes sociales y, mediante un proceso de identificación, se integran en la personalidad conformando el Ideal del Yo. Este incluye los ideales culturales, asumidos y experimentados como propios, de modo que la auto-estima dependerá de la medida en que el Yo pueda asemejárseles [Turbert, 2010:162] Emilce Dio Bleichmar (1985) realizó un estudio de las teorías psicoanalíticas sobre la feminidad, dando la importancia de estos aprendizajes tempranos en la construcción de la identidad sexual de las niñas, que son los mensajes del deber ser génerico y la división sexual de trabajos, sobretodo en la crianza. Menciona que en la etapa preedípica la madre es visualizada como todopoderosa y la niña desea ser vista por esta mamá todopoderosa ya que así asegurara su cuidado, protección y su existencia. Cuando se da cuenta la diferencia entre los sexos, no ve la falta o no de una parte anatómica del cuerpo, sino Dio Bleichmar propone el falo como sinónimo de poder, del poder que descubre el padre es el poseedor. Por lo tanto, se crea una herida narcisista en la crisis del descubrimiento de la castración materna (ella no es la todopoderosa que imagino), herida causada no solamente por la gran desilusión de su mamá, sino de sí misma—ya que ella se sentía orgullosa de ser una copia calca de mamá- y ahora se sabe perteneciente a un género devaluado. Entonces, la niña, púber, adolescente
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