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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN “ANÁLISIS SEMIÓTICO DE LA FIGURA FEMENINA EN LA PELÍCULA SHREK. LA PRINCESA DENTRO DEL CUENTO DE HADAS JAMÁS CONTADO” TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN COMUNICACIÓN Y PERIODISMO PRESENTA: LIZBETH CASTILLO YÁÑEZ ASESORA DE TESIS: MTRA. ISABEL ÁNGELA LUIS JUÁREZ San Juan de Aragón, Edo. de México, mayo de 2008. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. La palabra más sencilla es siempre la más justa. Este trabajo es fruto de un esfuerzo compartido y sólo puedo decir: Gracias. Gracias a mis padres, Emelia y Francisco, por su paciencia, dedicación y cariño; a mis hermanas Anel y Sol por su incondicional apoyo; a mis familiares y amigos, quienes siempre han estado conmigo. Y por supuesto, a Carlota, Benjamín y Leopoldo, por aguantar mis injustificados desplantes. Con cariño para mis dos Ángeles, porque han de convertirse en grandes mujeres. ÍNDICE Introducción I Capítulo1. Los caminos de la Semiótica 1 1.1 Hojeada histórica 4 1.1.1 Orígenes de la lingüística 5 1.1.2 Escuelas lingüísticas 8 1.1.3 Semiología y estructuralismo 10 1.2 Análisis estructural del relato 12 1.2.1 Vladimir Propp 12 1.2.2 A. J. Greimas 18 1.2.3 Roland Barthes 24 1.3 Elementos para la interpretación de la imagen 31 1.3.1 Líneas y movimientos 31 1.3.2 Lenguaje de cámaras 32 1.3.3 Colores 34 1.3.4 Códigos sociales 38 Capítulo2. Del cuento al cine de dibujos animados 43 2.1 Las raíces del cuento 45 2.1.1 El término “cuento” y sus características 45 2.1.2 De cuento oral a cuento escrito 48 2.1.3 El cuento y otros géneros literarios 51 2.2 La relación entre literatura y comunicación 54 2.2.1 La literatura como reflejo de lo real 55 2.2.2 La interpretación literaria 57 2.2.3 Literatura fantástica y clasificación del cuento 58 2.3 El cine de animación en Estados Unidos y México 60 2.3.1 La relación entre literatura y cine 61 2.3.2 Los primeros trabajos de animación y la influencia de Disney 63 2.3.3 Cine de animación en México 75 Capítulo 3. Vamos camino a Duloc 87 3.1 Shrek 89 3.1.1 Dreamworks: La casa productora 89 3.1.2 Sobre las tecnologías empleadas en Shrek 90 3.1.3 Presentación de los personajes 93 3.2 La narración 102 3.2.1 Trama, estructura y esferas de acción 103 3.2.2 Semántica de los actantes: denotación y connotación del relato 146 3.2.3 Niveles de sentido 202 Capítulo 4. Del cuento a la vida real 215 4.1 De las cavernas al siglo XXI 217 4.1.1 Breve historia de la mujer 217 4.1.2 Una mirada al feminismo 222 4.1.3 Mujer, trabajo y familia 228 4.2 La mujer mexicana en el siglo XXI 232 4.2.1 Poder, autonomía y valores 232 4.2.2 La imagen 235 4.2.3 Mujer y sexualidad 242 Conclusiones 251 Fuentes de consulta 263 Anexos 271 I Introducción Escribir la presente tesis habría sido imposible si no hubieran convergido dos factores importantes. Por un lado, la necesidad de presentar un trabajo que responda a una labor más allá de la académica y, por otra parte, la posibilidad de demostrar que los aspectos teóricos aprendidos a lo largo de estos años de universidad son útiles a la labor del comunicólogo. De tal modo, al hacer de Shrek mi objeto de estudio tuve la oportunidad de acceder a una línea de trabajo semejante a la de otras tesis en las que también se evalúa el rol de la mujer dentro del cine como reflejo del momento histórico y sociocultural que se vive, sólo que en esta ocasión desde un ángulo un tanto diferente: el que nos proporcionan los cuentos maravillosos en el cine de animación, los cuales llegan a públicos de distintas edades. Así, no sólo me circunscribí a cuestiones más familiares: las mediáticas, sino que colaboré en cierta medida con los estudios de género, los cuales buscan poner de manifiesto las aportaciones hechas por la mujer y reconocer su trascendencia dentro de la sociedad a la que hacen crecer con su trabajo constante. Por otra parte, considero que esta tesis permite demostrar que las horas de teoría recibidas dentro de las aulas de la carrera de Comunicación y Periodismo son más que simple bagaje cultural adjudicado al perfil multifuncional que trata de formársenos como profesionistas, sino que responde a la oportunidad de ir más allá de los límites trazados para un comunicador que, aunque no sea docto en temas filosóficos, lingüísticos, semióticos o hermenéuticos, lo cierto es que le abren las puertas hacia un mundo de análisis más profundo y justificado de los mensajes que llegan a sus manos. Es en este sentido que me planteé como objetivo general el valorar la trascendencia de la princesa Fiona como portadora de un nuevo paradigma femenino dentro del cuento maravilloso en el cine animado a partir de la película Shrek, la cual es II entendida como un mensaje masivo reflejo del momento sociocultural que se experimenta en México en el siglo XXI. De manera que el título no podría ser otro que el de “Análisis semiótico de la figura femenina en la película Shrek. La princesa dentro del cuento de hadas jamás contado”, ya que con esta última frase se le presentó en los medios y permite señalar puntualmente que, pese a todos los cruces que la narración tiene con otros cuentos y películas, dentro de ella se encierra una lectura que va más allá de una simple parodia de otras narraciones. Resulta oportuno en este momento mencionar que pese a las diferencias epistemológicas manifiestas entre dos escuelas que surgieron independientemente, la semiología europea (marcada por las ideas lingüísticas del suizo Ferdinand de Saussure sustentadas en la dicotomía del signo y que más tarde fueron proyectadas dentro del estructuralismo) y la semiótica anglosajona (cuyo fundador fuera el americano Charles Sanders Peirce quien sentó las bases de ésta corriente sobre un campo más bien filosófico a partir de un esquema triádico adjudicado a una labor analítica y pragmatista), existe el antecedente de que a partir del Primer Congreso de la Asociación Internacional de Semiótica en 1969, se acordó emplear el nombre semiótica para unificar ambas nociones, puesto que ésta estudiaría el signo en general, dentro o fuera de cualquier sistema. Por ello, en el presente trabajo se apela a la noción de “análisis semiótico”, ya que no sólo responde a un análisis del relato con base en la teoría estructuralista, sino que, para hacer más rica la lectura de este mensaje, se recurre en varios momentos a la interpretación de elementos visuales y sonoros que resultan relevantes para obtener una lectura más profunda de esta cinta. De ahí que alpenetrar concepciones lingüísticas y semióticas, resulte lo más prudente denominar a esta tesis como “Análisis semiótico de la figura femenina en la película Shrek…” He de reconocer en este sentido que la crítica insistente que se hace a los trabajos de esta naturaleza es la de carecer de pleno dominio de las teorías elaboradas por los investigadores dedicados a dichas temáticas, en este caso por ejemplo, III semióticas. Empero, no debemos perder de vista que en manos del comunicólogo estas teorías se contemplan como herramientas para la realización de un ejercicio comunicativo menos superficial, mientras que el pleno dominio de las masas teóricas pertenecen a otra categoría de trabajo, a la del filósofo o al del hermeneuta, entre otros; aunque esto no nos excluye del compromiso que se adquiere como investigador al tener que sentar firmes bases teóricas y referenciales para la realización de un verdadero trabajo de análisis. Por lo anterior, en este trabajo de tesis se postularon, además del objetivo general, nueve objetivos particulares que se alcanzan a lo largo de cuatro capítulos, los cuales se plantean con miras a comprobar o descartar la siguiente hipótesis: La princesa Fiona representa un nuevo paradigma de la figura femenina dentro del cuento maravilloso, ya que no sólo transgrede las funciones designadas a la princesa, sino que también toma decisiones de manera autónoma y minimiza la importancia de la belleza física ante sus valores personales, manifestándose así como un reflejo del momento sociocultural que viven las mujeres de México en el siglo XXI. De modo que los objetivos particulares establecidos son: 1. Marcar la estructura del relato que permite ubicar Shrek dentro de la tradición del cuento maravilloso. 2. Expresar la variación de sentido que se le da en Shrek a las esferas de acción del cuento maravilloso. 3. Encontrar los roles desempeñados por la princesa. 4. Hallar las referencias que marcan el cambio de valores de la princesa. 5. Narrar la intertextualidad de Shrek con otras películas y cuentos, así como elementos visuales y sonoros que acerquen esta cinta a la concepción de la sociedad del siglo XXI. 6. Definir la trascendencia de la Princesa Fiona dentro de la película Shrek como transgresora del rol femenino en el cuento maravilloso. IV 7. Expresar la importancia que revisten los elementos teóricos para la realización del análisis de un texto. 8. Señalar la lucha de género que se manifiesta a través de los personajes de Shrek como reflejo del momento sociocultural que se experimenta en México en el siglo XXI. 9. Señalar la influencia que la industria de animación cinematográfica anglosajona tiene en México. Debemos señalar que, al ubicar a Shrek dentro del subgénero del cuento maravilloso, resulta obligatorio remitirnos a la teoría morfológica de Vladimir Propp, quien permite, en primera instancia, identificar dicho subgénero como tal. Y por otra parte, dado que ésta es una teoría que surge a principios del siglo XX, es importante complementar el análisis con base en otras metodologías que nos faciliten comprobar o descartar la hipótesis previamente planteada, ya que es más fácil efectuar un análisis profundo con las herramientas adecuadas para cada fin. De ahí que al haber iniciado con un ejercicio de análisis estructural continuemos dentro de esa línea, además de que, debemos reconocer, un primer nivel de análisis es el planteado dentro del fértil campo semiótico, el cual sería difícil de trascender hacia el ámbito hermeneútico si no se tienen amplios referentes lingüísticos y filosóficos, pues el mayor error de los investigadores a lo largo de la historia ha sido siempre el desconocer el trabajo de sus antecesores. En este sentido fue que apliqué un método ecléctico que me llevó a recurrir a tres propuestas metodológicas distintas para cumplir con mis objetivos de trabajo: la primera de ellas, evidentemente de Vladimir Propp con su Morfología del cuento, que me permitió dibujar claramente la estructura de Shrek dentro de la tradición del cuento maravilloso, identificar las funciones que le son adjudicadas tradicionalmente a la figura femenina dentro de estas narraciones y expresar la variación de sentido que se le da en la cinta a las esferas de acción. V La segunda, de A. J. Greimas, me facilitó ubicar los roles desempeñados por la princesa a través de su modelo actancial mítico donde presenta tensionadas a las fuerzas bienhechoras y malhechoras para hallar las referencias que marcan el cambio de valores de la princesa. Finalmente, con los niveles de sentido planteados por Roland Barthes para el análisis estructural del relato se pudo concretar cuál es la trascendencia de la princesa Fiona dentro de la película Shrek como transgresora del rol femenino en el cuento maravilloso. Y en consecuencia, se estructuraron cuatro capítulos que dan forma a esta tesis. El primero de ellos parte de una investigación documental que permite establecer las bases teórico metodológicas para realizar el análisis de la cinta, quedando de manifiesto que, como parte de la naturaleza humana, surgió la curiosidad por comprender qué es y cómo funciona el lenguaje, lo cual favoreció el nacimiento de la Semiología y de la Semiótica. Así que después de indagar sobre las numerosas escuelas dedicadas al estudio del signo, queda claro que continúan vigentes las principales cuestiones en torno a esta temática: ¿cómo se complementan y relacionan las partes del signo verbal?, y ¿cómo operan los componentes de la lengua? Asimismo, resulta evidente que la interpretación de los signos y de los fenómenos culturales quedan estrechamente ligadas. Empero, las metodologías propuestas para efectuar el análisis estructural del relato pueden ser complementadas por otros sistemas de significación como en el caso de las películas, donde debe recurrirse a la teoría del color, la interpretación de líneas, planos y movimientos de cámara, ya que son recursos que exaltan o minimizan el impacto psicosocial de los elementos visuales que las componen; además de que, debemos reconocer, existen otras escuelas como la hermenéutica que también nos permiten acceder a un análisis profundo de los mensajes, sólo que desde otro ángulo. VI En cambio, en el Capítulo 2 se ahonda sobre la situación del cuento dentro de la tradición oral y como composición literaria, en el cambio que experimentó al pasar de una región a otra, de un época a otra, y después, de un medio a otro, de los libros a los videos y al cine, y por supuesto, su interpretación como reflejo de lo real, motivo por el cual es considerado una recreación histórica de la imagen de la humanidad. Debe señalarse que la inclusión de este capítulo responde al deseo de contextualizar la presencia de Shrek como un cuento maravilloso en el mercado nacional toda vez que la historia cinematográfica de animación mexicana marca un intenso intercambio cultural con nuestros vecinos del norte, baste recordar que a partir de los 50’s y durante muchos años los artistas mexicanos sirvieron únicamente como maquiladores para empresas estadounidenses de animación. De igual modo, en este espacio se incluye una breve descripción de la presencia de los personajes femeninos y su impacto en el mundo de los dibujos animados de América del Norte. El Capítulo 3 por su parte, engloba el análisis directo de la película a partir de las tres propuestas metodológicas abordadas previamente, las cuales, entre otras tantas observaciones, arrojan que, Shrek efectivamente responde a la estructura de un cuento maravilloso, que la princesa realiza funciones designadas a la esfera de acción del héroe, que desempeña roles activos o pasivos con base en sus intereses y que guarda relevancia en el desarrollo del relato puesto que se trata de unode los personajes principales, pero que su autonomía se maneja en una segunda instancia, es decir, que esta actitud no es verdaderamente relevante en el desarrollo de la narración y, por ende, en la transmisión del mensaje. Empero, encontramos que Fiona vive un dilema entre lo que es y lo que quiere ser, ya que está sujeta a estereotipos y convencionalismos sociales. De ahí que se trate de un personaje muy complejo que muestra, voluntaria o involuntariamente, un retrato de la lucha interna y externa que las mujeres están llevando a cabo actualmente para tratar de redefinir su condición social. VII Por último, el Capítulo 4 tiene por objetivo primordial proporcionar un marco referencial que nos ayude a comprender por qué nuestro objeto de estudio, la princesa Fina, actúa de una forma u otra. De ahí que este capítulo proporcione un sencillo vistazo en torno al poder y autonomía de la mujer en México en tópicos como familia, trabajo y sexualidad, y una breve recapitulación de lo que han significado los movimientos feministas, entre otros. De esta forma es que podemos tratar de dilucidar por qué la princesa tiene conductas contradictorias a lo largo de la narración. Por ejemplo, Fiona puede llegar a ser fuerte e independiente si ella lo desea, pero al mismo tiempo quisiera encontrar a su ‘príncipe encantador’ y rechaza la fealdad. No obstante, acepta permanecer convertida en ogra ya que obtiene la aprobación de Shrek, personaje de quien se enamora, lo cual comprueba que las mujeres, pese a las relativamente nuevas libertades con las que cuentan, continúan dependiendo de una figura masculina puesto que, entre otras cosas, su escala de valores sigue siendo tradicional, así que colocan al amor en primera instancia, lo que en conjunto indica que se trata de un reflejo del momento sociocultural que se experimenta en México en el siglo XXI. Así que dicho lo anterior, es hora de sumergirnos directamente en el corpus de esta cómica cinta en la que las parodias de cuentos y películas aderezan la historia de amor entre un ogro que sufre su soledad y una princesa con grandes dilemas; entre otros tantos personajes y elementos que nos remiten, voluntaria o involuntariamente, a las problemáticas de género que se viven en el México del siglo XXI, y que son en cierta medida, una extensión del impacto cultural que nuestros vecinos de Estados Unidos ejercen sobre nuestra sociedad. 1 Capítulo 1. Los caminos de la Semiótica Puede concebirse una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social (…); la denominaremos semiología (del griego sèmeîon, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué consisten los signos, qué leyes los rigen. FERDINAND DE SAUSSURE Desde sus orígenes, el hombre se ha caracterizado por la necesidad de descubrir la esencia de las cosas. Sean sumerios, fenicios, egipcios, griegos, romanos, hebreos, mayas o aztecas, cada cultura ha manifestado su preocupación por brindar testimonio de las experiencias vividas. Y como parte de la naturaleza humana, nació la curiosidad por comprender qué es y cómo funciona el lenguaje. Las investigaciones realizadas en torno a esta temática han sido agrupadas bajo el nombre de lingüística, ciencia que el suizo Ferdinand de Saussure postuló como rama de otra más amplia llamada Semiología a la que comprendió como un conocimiento enfocado en la interpretación de toda clase de sistemas de signos. Y vale la pena señalar, al mismo tiempo Charles Sanders Peirce planteó la presencia de la semiótica como la doctrina formal de los signos, es decir, la lógica general de éstos. Y aunque la semiología tiene bases lingüísticas europeas, y la semiótica bases pragmáticas anglosajonas, ambos pensamientos convergen en la necesidad de interpretar el signo, por lo cual el término semiótica, a partir del primer congreso de la Asociación Internacional de Semiótica de 1969, acabó por unificar estos esfuerzos en un sólo concepto. 2 Por esto, y ya que en la presente tesis se apela a concepciones estructuralistas y otros recursos visuales y sonoros que hacen más rica la lectura del filme, lleva por título “Análisis semiótico de la figura femenina en la película Shrek. La princesa dentro del cuento de hadas jamás contado.” Asimismo, en este capítulo hemos de sentar las bases teóricas que nos abran las puertas hacia dicho análisis. Y entonces, hemos de reconocer que las principales cuestiones en torno al signo continúan presentes: ¿cómo se complementan y relacionan las dos partes del signo verbal, el significado y el significante (como los llamó Saussure)? ¿Cómo operan los componentes de la lengua? No es sencillo generar la respuesta correcta, pero al basarse en los principios lingüísticos descritos por Saussure han fluido con relativa facilidad los estudios del lenguaje. De este modo fueron formándose diferentes escuelas. Entre ellas podemos ubicar el Círculo de Ginebra que continuó desarrollando la vertiente sincrónica del lenguaje planteada por este lingüista; la Escuela de Praga que postuló la formación de la fonología para estudiar los mínimos elementos significativos de la lengua; el Círculo de Moscú cuyos integrantes se preocuparon por el estudio del lenguaje en su faceta lingüística y estilística, entre otras tantas escuelas. De esta manera, puede observarse que la interpretación de los signos queda estrechamente ligada a la interpretación de los fenómenos culturales, por lo que es posible analizarlos con base en la estructura del lenguaje, camino que hemos de transitar en esta tesis, dado que al sugerir al cuento maravilloso como objeto de estudio, la metodología estructuralista se hace presente. Cualquier relato (sea oral, escrito o visual) puede ser interpretado a partir de los elementos que lo conforman. Así tenemos, por ejemplo, a un Vladimir Propp (formalista ruso) que propone clasificar los cuentos con base en un previo estudio morfológico; a A. J. Greimas (investigador francés especializado en semántica) quien rescata la articulación de los personajes como operaciones necesarias para comprender el efecto 3 de sus acciones (equiparables a las funciones que Propp plantea); o un Roland Barthes (semiólogo francés) que rescata ambas propuestas y habla no sólo a nivel de funciones y acciones, sino también de la narración ya que postula niveles de sentido a partir de unidades distribucionales e integrativas así como funciones cardinales y catálisis. Son muchas las metodologías propuestas para efectuar el análisis estructural del relato, pero todas ellas parten de las estructuras lingüísticas que bien pueden ser complementadas por otros sistemas de significación. En el caso particular de una película, como lo es éste, la teoría del color y la apreciación de planos constituyen recursos que ponen de relieve o minimizan el impacto psico-social de los elementos visuales que la componen. En consecuencia, estos sistemas proporcionan las herramientas necesarias para la interpretación de esta clase de relatos. 4 1.1 Hojeada histórica Dónde, cómo y cuándo nació el lenguaje, son incógnitas que aún no tienen respuestas concretas pese a las numerosas investigaciones que se han realizado al respecto. Lo que tenemos claro es que se trata de “la facultad o don humano que permite la creación individual o la comunicación social. Es potencia exclusivamente humana”1. En este sentido, resulta útil la presencia de la lingüística como ciencia enfocada en el terreno de las investigaciones del lenguaje, ya que sobre ella se sentaron las bases de la Semiología cuyo objetivo, planteado por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (1857-1913), es la estructuración y tipología de todos los signos. Empero, nos es obligatorio precisar que, paralelamente a la publicación del trabajo de Saussure (obra póstuma rescatadapor sus alumnos Charles Bally y Albert Sechehaye) donde contextualizó al signo en un ámbito psico-social, Charles Sanders Peirce trabajaba en un estudio de los signos basado en un contexto psicológico y lógico-filosófico denominado como “semiótica”. Y aunque Saussure trabajó una dicotomía del signo que se difundió a través de la corriente estructuralista europea (de bases lingüísticas), y Peirce fijó una tricotomía filosófica más compleja (básicamente anglosajona), lo cierto es que ambos –aunque independientemente– plantearon la imperiosa necesidad de analizar el signo y dieron posibles soluciones para ello. Por esto, en el libro La Semiótica. Teorías del signo y del lenguaje en la historia, el filólogo e investigador Mauricio Beuchot menciona oportunamente que: Solía denominarse “semiología” nuestra ciencia en los ámbitos europeos y del estructuralismo; en cambio, “semiótica” era usado por los pragmatistas y analíticos, pero, a partir del primer congreso de la Asociación Internacional de Semiótica, en 1969, se acordó usar el nombre “semiótica”, con fines de unificación.2 1 Antonio Alcalá, y Huberto Batis. La comunicación humana y la literatura. México, ANUIES, 1973, p.14. 2 Mauricio Beuchot. La Semiótica. Teorías del signo y del lenguaje en la historia. México, FCE, 2004, p. 161. 5 De ahí que al abordar concepciones lingüísticas y apelar en varios momentos a la interpretación de elementos visuales y sonoros que resultan relevantes para obtener una lectura más profunda de esta película, el presente trabajo de tesis sea titulado como “Análisis semiótico de la figura femenina en la película Shrek. La princesa dentro del cuento de hadas jamás contado.” No obstante, hemos de dar paso a las bases teóricas que nos abran las puertas hacia dicho análisis. 1.1.1 Orígenes de la lingüística En el libro Iniciación a las estructuras lingüísticas Antonio Domínguez Hidalgo cita los antecedentes históricos de la lingüística y encuentra las referencias más antiguas dentro de la civilización hindú. Él dice que los primeros estudios lingüísticos surgieron a partir de la interpretación y descripción de los Vedas, un conjunto de libros sagrados escritos en sánscrito. Panini (350 años antes de nuestra era), quien es considerado uno de los precursores de los estudios lingüísticos científicos, elaboró el Astadhyahyi o Los ocho libros, trabajo en el cual presentó una relación precisa y rigurosa de aforismos (es, decir, de reglas breves) sobre los cuales se conciben los orígenes de la gramática3. Por esta razón, al sánscrito se le conoció durante varios años como la ‘lengua perfecta’. Por otra parte, Émile Benveniste, en su obra titulada Problemas de lingüística general I, indicó que el interés de los filósofos griegos en torno al lenguaje se centró en la naturaleza de éste y los convencionalismos que le rodean, pero ante todo, se esforzaron por comprender su funcionamiento4. Los griegos realizaron reflexiones en torno a la retórica, poética y lógica. Platón (429-347 a. C.), por ejemplo, analizó algunos fenómenos de la lengua griega en su obra titulada el Cratilo o De la Propiedad de los Nombres e hizo un estudio de lo que hoy en 3 Antonio Domínguez Hidalgo. Iniciación a las estructuras lingüísticas. 7ª. ed. México, Porrúa, 1982, p. 16. 4 Émile Benveniste. Problemas de lingüística general I. 20ª ed. México, Siglo XXI, 1999, p. 21. 6 día conocemos como sujeto y predicado a través de los conceptos ‘nombre’ y ‘verbo’. Mientras tanto, en El Organón, Aristóteles (384-322 a. C.) añadió la ‘conjunción’ y el ‘tiempo verbal’. Posteriormente, los estoicos sentaron las bases de lo que más tarde se conocería como el concepto tradicional de gramática: “arte de hablar y escribir correctamente”5. Los trabajos romanos siguieron una línea semejante a la griega. A la caída del imperio, el gramático Probo se encargó de realizar listas normativas que regularan el buen hablar y lo que se debía decir, señalando de este modo la diferencia entre el latín vulgar y el culto. Estas concepciones subsistieron hasta la Edad Media, por lo que la lingüística quedó marginada dentro de la gramática normativa. Sin embargo, con el advenimiento de los escolásticos6 (entre ellos Pedro Abelardo, Tomás de Aquino, Duns Esccoto, Raimundo Lulio y Roger Bacon, seguidores de Aristóteles) los estudios se centraron en la esencia del lenguaje al plantearse una pregunta: por qué es posible expresar una misma idea en lenguas distintas. Durante el siglo XVI el filósofo y médico precursor de la psicología individual, Juan Huarte de San Juan, expresó en su obra Examen de Ingenios para las Ciencias la conexión entre lo físico y lo moral, y señaló a la lengua como “capacidad transformadora y generadora que distingue al bruto animal del hombre”7. Durante esa misma época se llevó a cabo la descripción de las lenguas nativas americanas con miras hacia la evangelización de los pueblos. En el siglo XVII, los franceses Antoine Arnauld y Claude Lancelot, apoyados en la filosofía racionalista de René Descartes, publicaron Grammaire Générale et Raisonnée, obra que se apartó de los principios grecolatinos que dictaban cómo escribir y hablar correctamente. No obstante, su propuesta fue contrarrestada por academias que defendían a los clásicos. Benveniste dice al respecto: 5 Antonio Domínguez Hidalgo. op. cit., p.16. 6 La escolástica dominó el pensamiento humano durante la Edad Media. Esta es una filosofía dominantemente Aristotélica cuyo objetivo principal es el integrar el conocimiento científico al saber cristiano. 7 Antonio Domínguez Hidalgo. op. cit., p.19. 7 Durante siglos, de los presocráticos a los estoicos y alejandrinos, y luego en el renacimiento aristotélico que prolonga el pensamiento griego hasta el fin de la Edad Media latina, la lengua sigue siendo objeto de especulación, no de observación. Nadie se ha cuidado entonces de estudiar y de describir una lengua por sí misma, ni de verificar si las categorías fundadas en gramática griega o latina tenían validez general. Semejante actitud no cambió nada hasta el siglo XVIII.8 Por otra parte, después del renacimiento escolástico de los siglos XVI y XVII el estudio filosófico del lenguaje creció sensiblemente. Al interés epistemológico nacido en la modernidad se sumaron grandes pensadores como John Locke, quien aplicó el nombre de semiotike al estudio de los signos y que propuso debería desarrollarse en el futuro. Otro personaje relevante fue Charles Sanders Peirce (1839-1914), este último que recogió la propuesta de Locke y sentó las bases de lo que dio en conocerse como la corriente semiótica anglosajona (opuesta al desarrollo semiológico de base lingüística nacida con Ferdinand de Saussure) basada en triadas de elementos y seguida por Charles Morris, Frege, Wittgenstein, Moore y Russeel. Pero volviendo al desarrollo lingüístico, encontramos que a finales del siglo XVIII con el descubrimiento de Los ocho libros, los lingüistas dejaron de concentrarse en la pregunta qué es lengua y se dedicaron a describir su genética. Ya en el siglo XIX comenzaron a compararse diferentes gramáticas y se descubrieron numerosas afinidades entre el griego, latín y sánscrito; inglés, danés y alemán; castellano, italiano y francés. No obstante, hubo quienes siguieron cuestionándose sobre la naturaleza de la lengua y se preguntaron si era únicamente producto de la evolución histórica. Por otra parte, surgió un problema más: el interés por las lenguas no escritas provenientes de América para las cuales el marco histórico europeo no era funcional. En el libro Iniciación a la lingüística, A. Yllera dice que a principios del siglo XX se afirmó que el estudio científicodel lenguaje debía ser histórico, pues lo contrario sería sólo la comprobación de hechos particulares9. Sin embargo, las aportaciones de Saussure sentaron las bases para una lingüística general, ya que retomó y sintetizó ideas de otros investigadores con las que replanteó el estudio del lenguaje a partir de 8 Émile Benveniste. op. cit., p.21. 9 A. Yllera, et al. Introducción a la lingüística. México, Alhambra, 1983, p. 56. 8 su aspecto sincrónico, es decir, de su uso corriente en un momento histórico determinado. A partir de entonces comenzaron a descubrirse parecidos entre las construcciones sintácticas, el léxico, los sonidos, etcétera; se crearon términos para dichos estudios y se encontraron leyes de lo que dio en llamarse gramática comparada, luego se le denominó comparación de lenguas y, finalmente, lingüística en 1933, pese a que el término lingüista ya había sido introducido en 1816. 1.1.2 Escuelas lingüísticas En 1916 Charles Bally y Albert Sechehaye publicaron el Cours de linguistique générale, obra que parte de la recopilación de apuntes y enseñanzas de su maestro Saussure, ya que él nunca participó directamente en la elaboración del libro. Con esta obra póstuma del famoso suizo se abrieron las puertas a numerosas escuelas lingüísticas conocidas dentro de la corriente semiológica europea: 1. Círculo Lingüístico de Ginebra. Era comandado por los alumnos de Saussure, Ch. Bally y A. Sechehaye, quienes estudiaron el lenguaje en su vertiente sincrónica. Sin embargo, pese al interés de las obras que se elaboraron al interior de esta escuela sus integrantes no fueron capaces de crear un modelo de análisis con una repercusión comparable a la del Círculo de Praga. 2. Círculo Lingüístico de Moscú. Fundado en 1915, tuvo su actividad más intensa entre 1919 y 1920. Sus miembros se interesaron por el estudio del lenguaje en sus facetas lingüística y estilística, ocupándose primordialmente de temas de poesía y desarrollaron de manera amplia la crítica literaria. Roman Jakobson fue uno de sus grandes representantes. Asimismo, la escuela de Praga retomó algunos de sus postulados. 9 Por otra parte, en sus entrañas se originó el formalismo ruso, corriente dedicada al estudio literario, el cual se centró en la noción de forma (de palabras, estructuras lingüísticas y literarias) sin prestar gran atención a aspectos como la significación, la sincronía o la diacronía. Vladimir Propp es uno de los representantes de esta corriente. 3. Círculo Lingüístico de Praga. V. Matheus impulsó su creación en 1926. Apoyada en la concepción sistemática que Saussure hizo del lenguaje, esta escuela recibió influencias checas, eslavas y occidentales. Una de sus aportaciones más relevante fue la creación de la fonología, la cual estudia los fonemas como elementos significativos a nivel de la lengua (mientras que los sonidos, pertenecientes al habla, son estudiados por la fonética). Entre sus representantes más destacados se encuentran N. S. Trubetzkoy, Mukarovsky y Roman Jakobson (éste último quien también participó activamente en la escuela de Moscú). Asimismo, desde 1929, los lingüistas praguenses comenzaron a trabajar la noción de ‘función’ y concibieron a la lengua como un sistema para alcanzar un fin. Jakobson, por su parte, contrapuso a la dicotomía saussureana lengua/habla, los conceptos código y mensaje. 4. Círculo Lingüístico de Copenhague. Surgió en 1931 con Viggo Bröndal, quien fue influido por el pensamiento de Saussure, el Círculo de Praga, la lógica antigua, medieval y moderna. Él se interesó por la filosofía del lenguaje como medio para establecer categorías lingüísticas universales. L. Hjmslev, P. Lier y H. Uldall presentaron en 1935 una nueva teoría fonológica denominada fonemática, la cual atiende al funcionamiento de cada cenema, es decir, de cada fonema dentro del sistema, deslindándose así de los conceptos ‘acústicos’ y ‘articulatorios’ empleados por el Círculo de Praga. Además, prepararon una teoría lingüística general llamada glosemática que 10 establece un método algebraico de descripción tanto para lenguas como para cualquier materia cultural. 5. Círculo Lingüístico de París. En sus comienzos tuvo influencia de la escuela de Praga, después retomó parte de la teoría glosemática de Copenhague y más tarde desarrolló la corriente funcionalista enfocada en el papel que realizan los elementos lingüísticos. Su máximo exponente es André Martinet, aunque tuvo otros destacados representantes: Georges Mounin (alumno de Martinet), Levi- Strauss, Benveniste, Barthes, Kristeva, A. J. Greimas y Bernard Portier (los dos últimos dedicados a una rama de la lingüística denominada semántica). Muchos son los lingüistas que quedan fuera del listado anterior, sin embargo, sus aportaciones han sido significativas para el desarrollo de esta ciencia. Algunos ejemplos los encontramos con Émile Benveniste, quien contribuyó a la teoría de la comunicación al distinguir entre semiótica y semántica complementando el trabajo hecho por Saussure en torno al signo; Bloomfield, por su parte, fundó la escuela estructural americana en Estados Unidos; y Daniel Jones que, con claras influencias de la escuela de Praga, dirigió el Círculo de Londres. Como vemos, la historia de la lingüística es muy vasta y la presente recapitulación proporciona sólo un vistazo que intenta acercarnos a su comprensión. 1.1.3 Semiología y estructuralismo Ferdianand de Saussure deseaba una ciencia de todos los lenguajes, hablados o no. Él nos dice que “puede (…) concebirse una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social (…); la denominaremos semiología (del griego sèmeîon, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué consisten los signos, qué leyes los rigen.”10 En este sentido, Roland Barthes expresa: 10 Ferdinand de Saussure. Curso de lingüística general. Madrid, Akal, 1995, pp. 42-43. 11 La semiología tiene como objeto todo sistema de signos, cualquiera sea su sustancia, cualesquiera sean sus límites: las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos, los objetos y los complejos de sustancias que se encuentran en los ritos, los protocolos o los espectáculos constituyen, si no verdaderos ‘lenguajes’, por lo menos sistemas de significación.11 Así, podemos determinar que mediante la semiología es posible interpretar cualquier fenómeno cultural ya que estos dependen del acto comunicativo para ser explicados, lo cual, para Saussure supone la realización de investigaciones lingüísticas previas: La lingüística no es más que una parte de esa ciencia general, las leyes que descubra la semiología serán aplicables a la lingüística, y, de este modo, ésta se hallará vinculada a un ámbito perfectamente definido en el conjunto de los hechos humanos (…) la tarea del lingüista es definir lo que hace de la lengua un sistema especial en el conjunto de los hechos semiológicos.12 Para él la palabra es un ‘acto individual’ y la lengua una ‘institución social’, un sistema organizado de signos que expresan ideas de manera codificada. En consecuencia, la “lingüística tiene por tarea estudiar las reglas de este sistema organizado a través de las cuales éste produce sentido. El lenguaje es segmentable, por tanto analizable; se trata entonces de inferir las oposiciones, las distancias que permiten a una lengua funcionar o significar.”13 Con estas referencias puede vislumbrarse que el empleo teórico de sistemas lingüísticos originaría lo que más tarde sería conocido como estructuralismo. Según los hermanos Armand y Michéle Mattelart, esta corriente extiende el uso de las hipótesis lingüísticas a otras ciencias sociales14. A partir de la concepción saussureana de que la lengua es una ‘institución social’,Jean Piaget establece que se trata de un “sistema que consiste esencialmente en leyes de equilibrio que repercuten sobre sus elementos y que, a cada momento de la historia, dependen de la sincronía: en efecto, la relación fundamental que interviene en el lenguaje es una correspondencia entre el signo y el sentido”15. 11 Roland Barthes, et al. La semiología. Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1976, p. 11. 12 Ferdinand de Saussure. op. cit., p. 43. 13 Armand Mattelart, y Michéle Mattelart. Historia de las teorías de la comunicación. Barcelona, Paidós, 1996, p.60. 14 Ibídem, p.59. 15 Jean Piaget. ¿Qué sé? El estructuralismo. México, CNCA-Publicaciones Cruz, 1996, p.6. 12 1.2 Análisis estructural del relato La historia de los relatos es paralela a la de los pueblos. Toda civilización posee sus propias narraciones y éstas nos permiten trascender el tiempo no sólo a través de lo que se dice, sino también mediante sus estructuras ya que la lengua expresa en ellas la evolución de las sociedades. En consecuencia, el relato, cualquiera que sea: escrito, oral, imágenes fijas o móviles; en forma de novelas, tragedias, leyendas, cuadros, películas, etcétera, merece especial atención ya que su carácter universal está sustentado en el lenguaje articulado y, por tanto, su análisis estructural parte de las mismas estructuras que se encuentran presentes dentro del lenguaje y que han sido estudiadas previamente por los lingüistas. 1.2.1 Vladimir Propp El cuento, como manifestación cultural dibujada dentro del acto comunicativo, aparece identificado dentro de la literatura como una narración breve, ya sea oral o escrita, pero cuyo origen es difícil desentrañar ya que esta primera definición literaria no permite observar las variadas formas que de él existen. Sin embargo, a lo largo de la historia los estudiosos del cuento se han dedicado a establecer una división y clasificación que permita descubrir la incógnita de su génesis. Empero, sobre estos trabajos se han hecho un sinfín de objeciones. En su libro Morfología del cuento el formalista ruso Vladimir Propp mencionó algunos de los trabajos dedicados a esta labor y puso de manifiesto que a principios del siglo pasado autores como Afanassiev, Wudnt y R. M. Volkov cayeron en un grave error de apreciación al elaborar listados temáticos sobre el cuento de una manera superficial: “se toma una parte del cuento, (muy a menudo aquella que, por casualidad, salta a la 13 vista), se ve de qué trata, y ya está resuelto el problema”16. De esta forma señaló que dichas divisiones, aunque inconscientemente, están sustentadas por las estructuras de las narraciones pero sin profundizar en ellas. Propp retomó el índice temático de cuentos elaborado por Antti Arne para estudiar una subclase denominada cuento maravilloso, pues aseveró que sólo podría definirse una clase en específico con base en la división y estudio de su cuerpo. Así, instituyó ‘el estudio de las formas’, es decir, la morfología de estas narraciones e inició un análisis más profundo acerca de sus estructuras, y aunque reconoció que la división en géneros, especies y subespecies no había sido estudiada antes de Arne, puntualizó las omisiones y errores que el investigador cometió, haciendo hincapié en que éste no intentó desarrollar una labor propiamente científica. Asimismo, consideró que ningún catálogo puede sustituir el estudio estructural del cuento ya que éste descubre las leyes propias de las narraciones. En consecuencia, aplicó métodos particulares con los que consiguió describir las historias con base en las partes que las constituyen, la relación de éstas entre sí y con el conjunto, indicándolas como funciones: Por función, entendemos la acción de un personaje definida desde el punto de vista de su significación en el desarrollo de la intriga. Las observaciones presentadas pueden ser formuladas brevemente de la siguiente manera: 1. Los elementos constantes, permanentes, del cuento son las funciones de los personajes, sean cuales fueren estos personajes, sea cual sea la manera en que cumplen esas funciones. Las funciones son las partes constitutivas fundamentales del cuento. 2. El número de funciones que incluye el cuento maravilloso es limitado (...) 3. La sucesión de las funciones es siempre idéntica (...) 4. Todos los cuentos maravillosos pertenecen al mismo tipo en lo que concierne a su estructura.17 En Morfología del cuento, Propp indicó las funciones de los personajes y sus variaciones identificándolas con números específicos18. De tal forma, elaboró un listado de 31 funciones que ordenadas en grupos constituyen el cuerpo del relato y describen el nudo de éste: 16Vladimir Propp. Morfología del cuento. 5ª. ed. Madrid, Fundamentos, 1981, p. 20. 17 Ibídem, pp.33-35. 18 Cfr. Anexo 1. 14 Los cuentos empiezan habitualmente con la exposición de una situación inicial. Se enumeran los miembros de la familia, entre los que el futuro protagonista (por ejemplo un soldado) se presenta simplemente mediante la mención de su nombre o la descripción de su estado. Aunque esta no sea una función, no por ello deja de representar un elemento morfológico importante. A este elemento lo definimos como situación inicial. Lo designamos con α.19 α Situación inicial. I. Uno de los miembros de la familia se aleja de la casa: alejamiento (ß). II. Recae sobre el protagonista una prohibición: prohibición (γ). III. Se transgrede la prohibición: transgresión (δ). IV. El agresor intenta obtener noticias: interrogatorio (ε). V. Al agresor recibe informaciones sobre su víctima: información (ε). VI. El agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes: engaño (η). VII. La víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo a su pesar: complicidad (θ). X Fechoría previa a lo largo del pacto engañoso. VIII. El agresor daña a un miembro de la familia o le causa perjuicios: fechoría (A). VIII-a. Algo le falta a uno de los miembros de la familia; uno de los miembros de la familia tienen ganas de poseer algo: carencia (α). IX. Se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia, se dirigen al héroe con una pregunta o una orden, se le llama o se le hace partir: mediación, momento de transición (B). X. El héroe-buscador acepta o decide actuar: principio de la acción contraria (C). XI. El héroe se va de su casa: partida ( ). XII. El héroe sufre una prueba, un cuestionario, un ataque, etcétera, que le preparan para la recepción de un objeto o un auxiliar mágico: primera función del donante (D). XIII. El héroe reacciona ante las acciones del futuro donante: reacción del héroe (E). XIV. El objeto mágico pasa a disposición del héroe: recepción del objeto mágico (F). XV. El héroe es transportado, conducido o llevado cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda: desplazamiento en el espacio entre dos reinos, viaje con un guía (G). XVI. El héroe y su agresor se enfrentan en un combate: combate (H). 19 Vladimir Propp. op. cit., p.37. 15 XVII. El héroe recibe una marca: marca (I). XVIII. El agresor es vencido: victoria (J). XIX. La fechoría inicial es reparada o la carencia colmada: reparación (K). XX. El héroe regresa: la vuelta ( ). XXI. El héroe es perseguido: persecución (Pr). XXII. El héroe es auxiliado: socorro (Rs). XXIII. El héroe llega de incógnito a su casa o a otra comarca: llegada de incógnita (O). XXIV. Un falso héroe reivindica para sí pretensiones engañosas: pretensiones engañosas (L). XXV. Se propone al héroe una tarea difícil: tarea difícil (M). XXVI. La tarea es realizada: tarea cumplida (N). XXVII. El héroe es reconocido: reconocimiento (Q). XXVIII. El falso héroe o el agresor, el malvado queda desenmascarado:descubrimiento (Ex). XXIX. El héroe recibe una nueva apariencia: transfiguración (T). XXX. El falso héroe o el agresor es castigado: castigo (U). XXXI. El héroe se casa y asciende al trono: matrimonio (W00). Y Formas oscuras o plagiadas. Propp señaló que existe influencia de unas formas sobre otras y que éstas se describen como una “asimilación de las maneras de realizar las funciones”20; así, el análisis se complica ya que las funciones pueden adquirir una nueva significación o conservar la antigua, efecto al que denominó ‘doble significación’. Y recomendó: Todas las tareas que vienen seguidas de una búsqueda deben considerarse como elementos del nudo de la intriga (B); todas las tareas cuya consecuencia es la recepción de un objeto mágico serán consideradas como una prueba (D). Todas las demás son las tareas difíciles (M) e implican dos subcategorías: las tareas vinculadas con el matrimonio y las que no lo están.21 Por otra parte, rescató algunos elementos auxiliares que sirven de puente entre las funciones, los cuales producen formas particulares dentro del relato sin que éstos influyan necesariamente en el desarrollo de la trama. Entre estas ligas se encuentran 20 Ibídem, p. 75. 21 Ibídem, p. 76. 16 los diálogos o asuntos que han sido vistos por los personajes (Propp los calificó como “elementos auxiliares que sirven de lazo entre las funciones”) 22; los elementos que favorecen la triplicación (citó como ejemplo las tres cabezas del dragón o las tres tareas a realizar, cada una más difícil que la anterior); y las motivaciones: Entendemos por motivaciones tanto los móviles como los fines de los personajes, que les llevan a realizar tal o tal acción. Las motivaciones proporcionan a veces al cuento una coloración brillante y completamente particular pero no por eso dejan de ser uno de sus elementos más inestables. Además es un elemento menos preciso y menos determinado que las funciones o los lazos de unión entre las mismas.23 Más tarde, Greimas fijaría un cuadro actancial que permite observar las ligas que unen a estas funciones. En tanto, Propp estableció que: La voluntad de los personajes, sus intenciones, no pueden considerarse signos con gran consistencia cuando se trata de definir a los personajes. Lo importante no es lo que ellos quieren hacer, ni tampoco los sentimientos que les animan, sino sus actos en tanto que tales, desde el punto de vista de su significación para el héroe y el desarrollo de la intriga. Lo mismo vuelve a parecernos en el estudio de las motivaciones: los sentimientos del mandatario pueden ser hostiles, neutros o amistosos; esto no cambia nada el transcurso de la intriga.24 Esta aseveración no debe perderse de vista ya que, más tarde, Barthes ha de darle un giro significativo en tanto trata de interpretar la narración a nivel denotativo y connotativo. Empero, Vladimir Propp se enfocó primordialmente en las funciones del cuento como elementos que describen la estructura del relato. Del mismo modo, las agrupó lógicamente en haces atribuidos a los personajes ya que éstos son quienes las ejecutan, aunque señaló que las funciones de la parte preparatoria (α, ß, γ, δ, ε, ε,η, θ) no están distribuidas de forma regular, por lo que éstas no pueden definirlos. Así, en el cuento podemos encontrar las siguientes esferas de acción: 1. La esfera de acción del agresor (o del malvado) que comprende: la fechoría (A), el combate y otras formas de lucha contra el héroe (H) y la persecución (Pr). 2. La esfera de acción del donante (o proveedor) que incluye: la preparación de la transmisión del objeto mágico (D) y el paso del objeto a disposición del héroe (F). 22 Ibídem, p. 81. 23 Ibídem, p. 85. 24 Ibídem, p. 93. 17 3. La esfera del auxiliar que incluye: el desplazamiento del héroe en el espacio (G), la reparación de la fechoría o de la carencia (K), el socorro durante la persecución (Rs), la transfiguración del héroe (T). 4. La esfera de acción de la princesa (del personaje buscado) y de su padre que incluye: la petición de realiza tareas difíciles (M), la imposición de una marca (J) [sic.], el descubrimiento del falso héroe (Ex), el reconocimiento del héroe verdadero (Q), el castigo del segundo agresor (U) y el matrimonio (W). La distinción entre las funciones de la princesa y las de su padre no puede ser muy precisa. El padre es quien, por lo general, propone las tareas difíciles; esta acción puede tener su origen en una actitud hostil con respecto al pretendiente. Además, suele ser él el que castiga o manda castigar al héroe falso. 5. La esfera de acción del mandatario, que sólo incluye el envío del héroe (momento de la transición B). 6. La esfera de acción del héroe que incluye: la partida para efectuar la búsqueda (C↑), la reacción ante las exigencias del donante (E), el matrimonio (W). La primera función (C↑) caracteriza al héroe-buscador, y el héroe víctima rellena las otras. 7. La esfera de acción del falso-héroe que comprende también la partida para efectuar la búsqueda (C↑), la reacción ante las exigencias del donante, siempre negativa (E neg.) y en tanto que función específica las pretensiones engañosas (L).25 Vladimir Propp observó que cada tipo de personaje tiene su propia forma para entrar en escena. El agresor (malvado), por ejemplo, se muestra dos veces en el transcurso de la acción, la primera vez aparece de repente y la segunda como un personaje buscado. Por otra parte, al donante se le encuentra casualmente, la mayoría de las veces en el bosque, pero si este personaje no existiera, sus formas de entrar en escena pasarían al auxiliar mágico, el cual es introducido, por lo general, a manera de regalo. Finalmente, el mandatario, el héroe, el falso héroe y la princesa, forman parte de la situación inicial. Aclaró también que la forma en que se distribuyen las esferas de acción entre los personajes puede hacerse de tres maneras: 1) aquella donde la esfera de acción corresponde exactamente con el personaje; 2) en la que un único personaje ocupa varias esferas; y 3) donde una sola esfera de acción se divide entre varios personajes. El reparto de las funciones entre los personajes no es sencillo, por lo que en este mismo orden determinó que los seres vivos, los objetos y las cualidades deben ser considerados como valores equivalentes desde el punto de vista morfológico basado en 25 Ibídem, pp. 91-92. 18 las funciones de los personajes. Sin embargo, Propp hizo una distinción entre ellos denominando a los seres vivos como auxiliares mágicos y a los otros como objetos mágicos pese a que funcionan de la misma manera. Observó que existen auxiliares de tres tipos: los universales, quienes cumplen las cinco funciones que tienen asignadas; los parciales, aptos para realizar algunas de ellas; y los específicos que cubren sólo una. En un caso particular, este personaje puede asumir algunas funciones de héroe, aunque éste último es capaz de prescindir del primero, convirtiéndose entonces en su propio auxiliar. Asimismo, manifestó: Se puede llamar cuento maravilloso desde el punto de vista morfológico a todo desarrollo que partiendo de una fechoría (A) o de una carencia (α) y pasando por las funciones intermediarias culmina en el matrimonio (W) o en otras funciones utilizadas como desenlace. La función terminal puede ser la recompensa (F), la captura del objeto buscado o de un modo general la reparación del mal (K), los auxilios y la salvación durante la persecución (Rs), etc. A este desarrollo le llamamos una secuencia. Cada nueva fechoría o perjuicio, cada nueva carencia, origina una nueva secuencia. Un cuento puede comprender varias secuencias, y cuando se analiza un texto hay que determinar en primer lugar de cuántassecuencias se compone.26 Complementó esta observación diciendo que una secuencia puede ser sucedida inmediatamente por otra, de manera que quedan entrelazadas, pero advirtió que los procedimientos de unión no ejercen acción alguna en este campo. El mismo efecto fue observado más tarde por Roland Barthes, quien lo denominó ‘punto de fuga’. 1.2.2 A. J. Greimas Desde la perspectiva de A. J. Greimas, la semiótica se ocupó de estudiar el sentido de los fenómenos culturales. Él observó que la lingüística era la disciplina mejor dotada para descubrir lo que significan el hombre y el mundo, mientras las ciencias naturales podían encargarse de indagar cómo son. Asimismo, investigó en torno a la lógica que en ello existe para reformular y dotar de significación estos elementos haciendo comprensible cualquier fenómeno u objeto cultural. Aseveró entonces: “El mundo 26 Ibídem, p. 107. 19 humano parécenos definirse esencialmente como el mundo de la significación. El mundo solamente puede ser llamado ‘humano’ en la medida en que significa algo”27. Greimas observó que el sentido es anterior a la semiótica, pues lo que ésta hace es tomarlo, estudiar su lógico y producir un discurso nuevo en torno a dicho sentido, es decir, para él la semiótica se encarga de reformularlo al dotarlo de significación. Se trata pues, de hacer entendible la estructura del sentido de cualquier objeto cultural. Las actitudes epistemológicas de la lingüística y su metodología formalizada le han permitido crear modelos estructurales para el análisis de toda clase de discursos. De esta forma, las unidades mínimas que dotan de sentido a un objeto semiótico son analizadas por la semántica fundamental, mientras que la sintaxis fundamental se encarga de observar cómo se articulan dichas unidades para producir sentido. En este aspecto, cabe aclarar que aunque Greimas no maneja los conceptos de connotación y denotación como tal en su ejercicio semiótico, estas concepciones son indispensables para hacer una correcta lectura semántica y sintáctica de las unidades narrativas. Greimas se ocupó pues, de una semiótica narrativa en la que analiza principalmente un sólo tipo de materia significante: el discurso narrativo con base en una estructuración principalmente semántica. No obstante, partió de la comparación de dos inventarios para formular su propia teoría y vocabulario, los proporcionados por Souriau y Vladimir Propp, respectivamente. De esta forma, Greimas postuló que las funciones establecidas en la Morfología del cuento de Propp podían ser organizadas semánticamente para facilitar la descripción de las relaciones que entre ellas existen, lo cual brinda la posibilidad de eliminar redundancias estructurales para ser captadas como estructuras simples capaces de proporcionar las bases de “modelos de transformación de las estructuras de 27 A. J. Greimas. Semántica estructural. Investigación metodológica. Madrid, Gredos, 1971, p. 7. 20 la significación”28. Consideró entonces, que los episodios de un relato poseen carácter binario, ya que están constituidos sólo por dos funciones; así, articuló su inventario de la siguiente manera: Para él, los componentes de un determinado relato (mito, novela o película) pueden traducirse en valores, creencias o propiedades de los objetos semióticos en donde las relaciones de oposición se suceden constantemente dándole sentido general, de ahí que “todo esquema narrativo puede reducirse a la tensión o confrontación entre dos sujetos que pugnan por un objeto de valor.”30 Al continuar con su estudio, recordó que Propp definía a los personajes a través de conjuntos de funciones llamadas esferas de acción. En este sentido, Greimas aplicó el término ‘actante’ para definir a los participantes del relato y agregó que un cuento estaría constituido por la ‘articulación de actores’, es decir, por los juegos de relaciones que se establecen entre los actantes. Con esta estructura permitió observar los géneros del cuento y consideró que “un actante se constituye a partir de un haz de funciones (…) [mientras que] un modelo actancial se obtiene gracias a la estructuración paradigmática del inventario de los actantes” 31. Un actante es lo que es (su ser) más lo que hace (su hacer). Técnicamente hablando, en este nivel se formulan dos tipos de enunciados elementales: enunciados de estado que ponen de manifiesto el ser del actante, y enunciados de hacer, que explicitan el conjunto de acciones de los actantes que les sirven para transformar su estados [sic.] (o los estados de otros actantes).32 28 Ibídem, p. 295. 29 Ibídem, p. 297. 30 Victorino Zecchetto, et al. Seis semiólogos en busca del lector. Buenos Aires, Ciccus-La Crujía, 1992, p. 141. 31 A. J. Greimas. op. cit., p.289. 32 A. J. Greimas, cit. por Victorino Zechetto, 1992, p. 145. 1.° ausencia; 11.° combate vs. victoria; 2.° prohibición vs. infracción; 12.° marca; 3.° investigación vs. sumisión; 13.° liquidación de la falta; 4.° decepción vs. sumisión; 14.° retorno; 5.° traición vs. falta; 15.° persecución vs. liberación; 6.° mandamiento vs. decisión del héroe; 16.° llegada de incógnito; 7.° partida; 17.° asignación de una tarea vs. logro; 8.° asignación de una prueba vs. afrontamiento de la prueba; 18.° reconocimiento; 19.° revelación del traidor vs. 9.° recepción del adyuvante; revelación del héroe; 10.° traslado espacial; 20.° castigo vs. bodas.29 21 Y señaló lo siguiente: No hay que olvidar, en efecto, que el modelo actancial es, en primer lugar, la extrapolación de la estructura sintáctica. El actante es no sólo la denominación de un contenido axiológico, sino también una base clasemática que lo instituye como una posibilidad de proceso: es de su estatuto modal de donde viene su carácter de fuerza de inercia, que le opone a la función, definida como dinamismo descrito.33 En suma, el ser y hacer de los actantes es el punto de partida para desarrollar un esquema narrativo que dota de sentido a la actividad humana. Del mismo modo, Greimas concibió las funciones a partir de la sintaxis tradicional que las define como “papeles representados por las palabras”34. En consecuencia, las percibió como espectáculos ya que el contenido de las acciones cambia constantemente, “los actores varían, pero el enunciado-espectáculo permanece siempre el mismo, pues su permanencia está garantizada por la distribución única de los papeles”35, dice. En relación con este tópico, valoró la existencia de seis roles actanciales: sujeto, objeto, destinador, destinatario, adyuvante y oponente, con lo que también redujo las siete esferas de acción de Propp. Así, a través de su listado podemos apreciar una coincidencia entre el sujeto y el héroe, el objeto y la esfera el personaje buscado, el destinador y el mandatario, el destinador y el mismo héroe, el adyuvante y el donante o auxiliar mágico, según sea el caso, y el oponente y el malvado, en tanto, se elimina al falso-héroe al considerarlo innecesario puesto que existe ya un agresor. Greimas dividió estos roles en tres pares o categorías a manera de oposiciones aunque, en muchos casos, las funciones de los miembros de un par pueden coincidir con las de otro: sujeto vs. objeto; destinador vs. destinatario y adyuvante vs. oponente. Lo que buscó con ello es proporcionar un investimiento semántico a cada actante y que estos se convirtieran en la representación de toda una manifestación plasmada en microuniversos: 33 A. J. Greimas. op. cit., p. 284. 34 Ibídem, p. 265. 35 Ídem. 22 El microuniverso semántico no puede ser definido como universo, es decir, como un todo de significación,más que en la medida en que puede surgir en todo momento ante nosotros como un espectáculo simple, como una estructura actancial.36 El modelo actancial de Greimas posee un valor operatorio ya que está construido con base en la estructura sintáctica del lenguaje, “centrado sobre el objeto de deseo perseguido por el sujeto, y sustituido, como objeto de comunicación, entre el destinador y el destinatario, estando el deseo del sujeto, por su parte, modulado en proyección de adyuvante y oponente”37. CUADRO 1. Modelo actancial mítico planteado por Greimas para plasmar el valor operatorio de los actantes en Semántica estructural. Investigación metodológica. El sujeto vs. objeto es el par básico. Se trata de una categoría actancial articulada por el deseo manifiesto de forma práctica o mítica sobre una búsqueda. Es indispensable puesto que “toda la narración está sustentada sobre la acción de un sujeto que desea establecer un tipo de relación con un objeto”.38 Greimas señaló que el actante sujeto se establece para “personificar los sememas [él mismo los denomina unidades mínimas de significación] que toma a su cargo y (…) el actante objeto concede más bien, debido a que es al mismo tiempo ‘paciente’ y ‘actor’, el beneficio de sentido llamado ‘simbólico’ a los objetos importantes”39. La segunda categoría, destinador vs. destinatario, plantea una dificultad: el nexo del mandato. Greimas llamó destinador a aquel actante que manda o induce a otro a 36 Ibídem, pp. 265-266. 37 Ibídem, p. 276. 38 Victorino Zecchetto, et al. op. cit., p. 145. 39 A. J. Greimas. op. cit., p.285. 23 cumplir una misión o tarea, mientras que el destinatario es el que recibe dicho mandato, por lo que este rol generalmente se funde con el del sujeto. En su trabajo, Propp planteó la existencia de la ‘esfera de acción de la princesa (del personaje buscado) y de su padre’, la cual se cruza con la del mandatario debido a que, en ocasiones, es el rey quien envía al héroe a una misión. En este sentido, Greimas criticó dicha concepción al declarar que “el destinador [mandatario: rey o padre] parece estar articulado en dos actores, el primero de los cuales es bastante ingenuamente confundido con el objeto del deseo [princesa]”.40 Por tanto, consideró viable fusionar al mandatario con el padre de la persona amada o, en su defecto, que existieran dos actores distintos para un solo actante en caso de que se presenten por separado. En cuanto al destinatario, simplemente refirió que su actividad se confunde con la del sujeto-héroe. Finalmente, en la categoría adyuvante vs. oponente se manifiestan “aquellos sujetos u objetos que en el transcurso del relato sirven a los propósitos (o los obstaculizan) del destinatario-sujeto.”41 De este modo, con base en la manifestación mítica trabajada por Greimas es posible observar confrontaciones entre el bien y el mal, las cuales son explicadas como simples “proyecciones de la voluntad de obrar y de las resistencias imaginarias del mismo sujeto, juzgadas benéficas o maléficas por relación a su deseo.”42 Así, observamos que se les define como “participantes circunstanciales, y no verdaderos actantes del espectáculo”43, puesto que fungen, al igual que los adjetivos o los adverbios que determinan a los sustantivos y a los verbos, respectivamente. Entonces pueden identificarse dos tipos de funciones: 1) las que apoyan la realización del deseo o facilitan la comunicación y, 2) aquellas que crean obstáculos para realizar 40 Ibídem, p. 272. 41 Victorino Zecchetto, et al. op. cit., p. 147. 42 A. J. Greimas. op. cit., p. 275. 43 Ibídem, p. 274. 24 las anteriores. Estas funciones serán atribuidas a dos actores: el oponente, equiparable al villano; y el adyuvante que asemeja al auxiliar o al donador planteados por Propp. El análisis narrativo se constituye con dos nexos, el de conjunción y el de disyunción, por lo que antes de presentarse estas funciones, el actante simplemente no existe. En este sentido, Greimas mencionó que todo relato “consiste en establecer relaciones para modificar estados o situaciones insatisfactorias”44. Si bien es cierto que la producción de Greimas no se limita a la formulación de un cuadro actancial y los roles que en él aparecen, también es cierto que para los fines de este trabajo basta recurrir a dichos elementos para enfatizar en el rol que el personaje femenino desempeña dentro de la película Shek. No obstante, debemos remarcar que el análisis descriptivo de los relatos que Greimas se propuso trabajar, puede estar sujeto al estudio de sus componentes, los cuales a su vez están ligados por la lógica de la significación, permitiendo con ello reconocer y reproducir el sentido de la narración en un plano todavía más complejo que el del cuadro actancial: el planteado por Greimas a través de una sintaxis fundamental de las estructuras semionarrativas con los niveles de dichas estructuras, los componentes figurativos de la narración, los tipos de enunciados, las relaciones presentes en su manifestación discursiva, los tipos de transformaciones que guarda, las fases del programa narrativo, las dimensiones de estas fases, las modalidades y un programa narrativo que dota de significación sintáctica a la estructura discursiva. 1.2.3 Roland Barthes Hablar de Barthes es hablar de una producción vastísima. No obstante, él mismo identifica tres momentos claves en su producción: el primero donde su interés se centró en el lenguaje; el segundo enmarcado por su intención de darle carácter científico a su 44 Victorino Zecchetto, et al. op. cit., p. 154. 25 primera etapa a través de la semiología; y el tercero en el que liga la semiología a un objeto literario: el relato; es decir, en este momento observó exclusivamente al texto como una práctica significante. Sin embargo, para fines prácticos de este trabajo, hemos de recurrir únicamente a su propuesta de análisis estructural del relato y la noción de intertextualidad, las cuales fueron trabajadas durante su tercera etapa, puesto que es ahí donde encontramos las herramientas necesarias para interpretar los niveles de sentido de la narración y comprenderla así a través de una lectura más profunda, la dotada de significación a través del recurso connotativo. Roland Bathes definió el relato como un producto cultural que “comienza con la historia de la humanidad”45, por lo cual es necesario establecer una teoría que permita describirlo y clasificarlo, y para realizar esta tarea él ligó ligar su interés por el lenguaje y el sistema (primer y segundo momento, respectivamente) Al plantear el análisis estructural del relato, Barthes recurrió a tres niveles de descripción: las funciones (con base en la propuesta hecha por Propp), las acciones (señaladas por Greimas cuando habla de los personajes en términos actanciales) y la narración (al nivel de discurso que maneja Todorov). El cuerpo del relato, conocido como discurso, posee unidades y reglas gramaticales. Dentro de las concepciones lingüísticas, la última instancia a la que esta ciencia tiene derecho a ocuparse es aquella denominada frase. Para Barthes, las frases son indicadores narrativos conformados por lexemas (palabras) que se relacionan en un orden significativo; en cambio, los enunciados corresponden simplemente a la sucesión de “las frases que lo componen”46. Él señaló que entre las frases conformadoras del discurso existen dos tipos de niveles o relaciones que proporcionan sentido al relato: distribucionales e integrativas. 45 Roland Barthes, et al. Análisis estructural del relato. 8ª. ed. México, Premiá, 1991, p. 7. 46 Ibídem, p. 12.26 Las primeras se mantienen a un mismo nivel realizando un encadenamiento horizontal de elementos, mientras las segundas permiten que las unidades se relacionen con otras pertenecientes a un nivel distinto de forma vertical. Para Barthes, “los niveles son operaciones”47. Para los formalistas rusos (entre ellos Vladimir Propp) una unidad es todo aquel segmento que se presente en términos de una correspondencia recíproca entre dos elementos, es decir, que sea el “término de una correlación”48. En consecuencia, los numerosos tipos de correlaciones propician la existencia de diversas clases de funciones, lo cual nos permite observar un significado dentro de cualquier relato. “La función es, evidentemente, desde el punto de vista lingüístico, una unidad de contenido: es ‘lo que quiere decir’ un enunciado lo que lo constituye en unidad formal y no la forma en que está dicho.”49 Barthes señaló que “la unidad narrativa no es aquí la unidad lingüística (la palabra) sino sólo su valor connotado”50, por lo que dichas unidades pueden coincidir pero no de una manera sistemática ya que son totalmente independientes. Así, las funciones serán representadas ya sea por unidades superiores (grupos de frases o el relato completo) o inferiores (el sintagma, la palabra o elementos literarios) a la frase. Esto se debe a que las últimas, aun siendo parte de las primeras, exceden su nivel denotativo. Asimismo, distinguió dos clases de unidades funcionales con base en dichos niveles de sentido. Encontramos entonces unidades distribucionales –también definidas como funciones– y unidades integradoras. Las primeras que remiten a operaciones, es decir, a funciones que responden a una sanción sintagmática (de conjunto) que se manifiesta explícitamente en un mismo nivel. Las otras, en cambio, son unidades semánticas que remiten a un significado entre elementos de niveles distintos, comprendiendo con ello que la sanción es paradigmática y capaz de proporcionar información relativa a los personajes. 47 Ibídem, p. 11. 48 Ídem. 49 Ibídem, p. 13. 50 Ídem. 27 Barthes observó que “Funciones e Indicios abarcan, pues otra distinción clásica: las funciones implican los relatos metonímicos [en la metonimia se nombra a los hechos con base en sus efectos o causas], los Indicios, los relatos metafóricos [la metáfora es una figura retórica que parte de la connotación de las palabras]; las primeras corresponden a una funcionalidad de hacer y las otras a la del ser”51. Asimismo, dividió cada una de estas grandes clases en dos subclases. De las unidades distribucionales se derivan las funciones cardinales y la catálisis. Las primeras constituyen los núcleos o nudos del relato, los cuales operan lógica y cronológicamente. Éstas están determinadas por su facultad de mantener, abrir o cerrar la continuidad de la historia al implicar los elementos narrativos entre sí. En cambio, la funcionalidad de la catálisis sólo depende de su relación cronológica con las funciones cardinales. Ésta es el puente que se tiende entre dos núcleos, lo que permite generar tensión semántica en el discurso al separarlos. Jakobson la denominó ‘función fáctica’ puesto que conserva el contacto entre narrador y lector52. En las unidades de clase integradora existen ‘indicios’ que conducen al receptor a un ejercicio de desciframiento para conocer ya sea un carácter, un sentimiento, una atmósfera, una filosofía o informaciones implícitas en el relato, cuya funcionalidad está sustentada por un informante (ya sea a nivel de los personajes, o de la narración) que indica elementos de carácter realista en el discurso para hacer de una narración ficticia un relato, en apariencia, real: “La catálisis, los indicios y los informantes tienen en efecto, un carácter común. Son expansiones, si se las comprara con núcleos.”53 En el relato, los informantes e indicios pueden unirse libremente, sin embargo, la catálisis requiere de núcleos para poder manifestarse, aunque estos últimos no dependan de ella. Cada función cardinal obliga a otra igual a establecer una relación recíproca, por lo que no pueden ser suprimidas54. Caso contrario ocurre con los indicios, informantes y catálisis, pues ellos son sólo expansiones de los nudos, por 51 Ibídem, p. 15. 52 Ibídem, pp. 15-16. 53 Ibídem, p.17. 54 Ibídem, p. 18. 28 tanto, su supresión no afecta significativamente el desarrollo del relato. Así, Barthes observó que se impone una organización en pasusas conformadas por un grupo de funciones: Una secuencia es una sucesión lógica de núcleos unidos entre sí por una relación de solidaridad: la secuencia se inicia cuando uno de sus términos no tiene antecedente solidario y se cierra cuando otro de sus términos ya no tiene consecuente (…) La secuencia es, en efecto, siempre nombrable.55 Roland Barthes habló de una confusión que se genera en torno al tiempo y la lógica del relato, entre la secuencia y la consecuencia. Para él “el tiempo no existe, sólo está como elemento de un sistema semiótico”56, se trata únicamente de una ‘clase estructural’, ya que “el verdadero tiempo es una ilusión referencial, ‘realista’”57. Debe observarse que el paso de una secuencia a otra se da en forma de ‘fuga’, pues dentro de una secuencia puede intercalarse el inicio de una nueva unidad secuencial para ‘sostener’ y ‘prolongar’ la narración. En caso contrario habría una ruptura de bloques (estemas) que sólo se salvará en un nivel superior, el de las acciones de los personajes, pues de esta forma es posible extraer el sentido de las funciones (unidades de primer nivel)58. Recordemos que Propp se ocupó de presentar las funciones del relato a través de las esferas de acción mientras Greimas describió a los personajes con base en sus acciones denominándolos actantes. Al retomar a estos autores, Barthes reconoció la necesidad de definir a los personajes por su nivel de acción y en el sentido de las grandes articulaciones prácticas: desear, comunicar y luchar59, las cuales fueron abordadas por Greimas en las categorías que presentó como sujeto vs. objeto, destinador vs. destinatario y adyuvante vs. oponente. 55 Ibídem, p. 20. 56 Ídem. 57 Ibídem. p.19. 58 Ibídem, p. 21-22. 59 Ibídem, p. 24. 29 Así, el privilegio de unos actantes presupone la relación con otros personajes, asemejando la instancia gramatical yo/tú, o la manera apersonal él, categorías integradas en el nivel accional y que adquieren sentido en un tercer nivel de descripción al que Barthes llamó Narración. De este modo, enumeró tres niveles de sentido, uno a partir de las funciones, otro con base en las acciones, y finalmente, el narrativo que describe el relato. Y aseveró: “Así como existe, en el interior del relato, una gran función de intercambio (repartida entre un dador y un beneficiario), también, homológicamente, el relato como objeto es lo que se juega en una comunicación: hay un dador del relato y hay un destinatario del relato”60. El análisis estructural permite observar que “quien habla (en el Relato) no es quien escribe (en la vida) y quien escribe no es quien existe”61. A la par, Barthes acotó que la narración reconoce dos sistemas de signos: personal (yo) y apersonal (él), cuyas marcas lingüísticas pueden no presentarse directamente ya que hay episodios escritos en tercera persona cuya verdadera instancia es la primera, pero observemos que cuando un relato es personal, su sentido no cambia pese a que sea trasladado a la tercera instancia. Barthes denominó a este recurso como ‘rewriter’. Dentro de la narración se presentan dos poderes: distorsión (distensión de los signos a lo largo de la historia) y expansión (la inserción de expansiones imprevisibles
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