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Aprendiendo Medicina

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Universidad Nacional Autónoma de México 
 
 FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
 
 
 “Movimientos oculares durante el razonamiento” 
 
 
 
 
 T E S I S 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
 LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 PRESENTA: 
 LISSETE GARCÉS FLORES 
 
 
 Directora: Dra. Selene Cansino Ortiz 
 Revisor: Dr. Julio Espinosa Rodríguez 
 
 
 
 
México, Ciudad Universitaria 2008 
 
 
 
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UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
RECONOCIMIENTOS 
 
Investigación apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Proyecto 46092-H) 
y por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) 
de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional 
Autónoma de México (Proyectos IN3042002-IN300206). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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AGRADECIMIENTOS i 
 
 
A los ingenieros que hicieron realidad este proyecto de investigación: 
 
Ing. Fernando Salinas, mi principal apoyo. Gracias por creer en el proyecto y mostrar su entera solidaridad al 
dedicar tanto tiempo a solucionar las múltiples fallas técnicas presentadas. Es usted merecedor de mi más 
profundo respeto y reconocimiento. 
 
Ing. Ernesto Peñaloza. Sus vastos conocimientos en programación fueron la pieza final para dar marcha al 
cierre de este ciclo. Gracias por ser parte de esta aventura sin más pago que el ayudar a una estudiante 
desesperada. 
 
Ing. Jesús (de URIDES). Gracias por interesarse en el proyecto y realizar diversas pruebas para el buen 
funcionamiento de las máquinas y de la paquetería empleada. 
 
 
A los participantes: 
 
Gracias por dedicar un poco de su valioso tiempo a participar en el proyecto como sujetos experimentales y 
soportar un rato la máscara de hierro... 
 
 
Al Honorable Sínodo: 
 
Dra. Selene Cansino. Gracias por permitirme ser parte del Laboratorio de NeuroCognición. El trabajar bajo 
su dirección fue particularmente especial, aprendí cómo hacer investigación de calidad pero sobre todo, y lo 
que más le reconozco, es que aprendí lo que un buen investigador no debe ser o hacer. Gracias por ser mi 
tutora en este proyecto. 
 
Dr. Julio Espinosa. Mi revisor de tesis. Gracias por leer y releer varias veces el trabajo desde que era un 
anteproyecto para enriquecerlo con sus comentarios. Siempre accesible y humilde ante el gran conocimiento 
que posee. Sus consejos fueron guía para ordenar mis ideas. 
 
Al Dr. Oscar Zamora. Gracias por la revisión exhaustiva del trabajo, por la crítica siempre constructiva y por 
su gran sentido del humor. Gracias también por confiar en mi capacidad y darme la oportunidad de 
retribuirle a la Universidad un poquito de lo mucho que me ha dado. 
 
Al Dr. Álvaro Torres y a la Dra. Yolanda Del Río. Gracias por aceptar ser parte del Sínodo y revisar a 
profundidad la tesis para tener un trabajo de calidad. Reconozco en ustedes una gran trayectoria académica 
que sin duda se refleja en este trabajo con sus oportunas y valiosas correcciones. 
 
 
A la Dra. Marina Ménez por el apoyo en la estadística empleada. 
 
 
 
 
 
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AGRADECIMIENTOS ii 
 
A la verdad absoluta. 
 
A mis padres por apoyarme en cada momento de mi vida y brindarme todo su amor y los recursos para llegar 
hasta donde estoy. Por no dejarme claudicar cuando las cosas parecían llevar al fracaso y creer siempre en mí, 
más de lo que yo misma pudiera haber creído. Lo que soy es en gran parte a ustedes y este logro es suyo 
también… Creo que nunca terminaría de agradecerles. ¡Los amo! 
 
A mis grandiosos hermanos: Toño, gracias por ocuparte de mí y cuidarme siempre, por ser tan simpático y lleno 
de vitalidad. Homero, gracias por convivir tanto tiempo, por compartir la niñez y ser motivo de mi admiración 
con tus múltiples dotes artísticos e intelectuales. ¡Los adoro! 
 
A mis pequeñas y hermosas perritas: Geshpa y Mota. Quién diría que tan lindas criaturas serían fundamentales 
en mi vida, acompañándome en tantas noches de desvelo y siendo una fuente inagotable de alegría. ¡Siempre 
haciendo algarabía al verme llegar! 
 
A todos mis tíos, primos y sobrinos. Gracias por conformar una familia tan especial. Comparto este trabajo con 
ustedes y la alegría que conlleva. 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México. Soy privilegiada al pertenecer a tan honorable institución en 
donde me he desarrollado académica y profesionalmente. La diversidad que en ella existe es una valiosa fuente 
de conocimiento. 
 
Agradezco a los profesores que dejaron huella en mí sin siquiera saberlo. En especial a la Dra. Patricia Corres 
por quien descubrí otra forma de ver la Filosofía. 
 
A mi analista. Gracias por tan exactas interpretaciones y por “presionarme” de manera enérgica a terminar este 
trabajo. Sin su ayuda seguramente hubiera postergado más el cierre de este ciclo. 
 
A los doctores del Departamento de Medicina Familiar. Gracias por su enseñanza y consejo, ampliando mi 
visión con tan variadas formas de pensamiento. Agradezco en particular al Dr. Raúl Ponce por ser además de 
todo, mi amigo... ¡IRAMKARAPTE! 
 
Al Dr. Gilberto Flores del IIMAS, por tener siempre el tiempo para recibirme y aclarar todas mis dudas 
matemáticas. Además por tan amenas e interesantes charlas. 
 
A la Dra. Alejandra Ruíz. Gracias por todo el apoyo brindado a lo largo del camino. Es para mí un honor contar 
con tan distinguida amistad. 
 
Al profesor José Luis Reyes por su apoyo en cada fase de este proyecto. 
 
También agradezco a Alexandros Augustus por su infinita paciencia ante mis múltiples cambios de humor 
durante el desarrollo de la tesis… sí que te tocó verme en la manía y en la depresión. Gracias por no dejarme 
caer. La historia queda por siempre. 
 
 
 
 
 
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A los grandes amigos que he encontrado en el camino. Gracias por tantos momentos inolvidables que hemos 
pasado y que han construido lazos muy fuertes entre nosotros. 
 
Paola, Rodrigo y Erick. Mis vales de la secundaria que siguen presentes hasta hoy. El ver cómo pasan los 
años y sigue la mata dando es fenomenal… 
 
A Rocío C., Vianney e Issa. El cuarteto fantástico de la E.N.P. 2… qué grandes y desatadamente locas 
aventuras vivimos. 
 
A Rocío Rocha. ¿Recuerdas cuando veíamos figuras en las nubes reposando en las mesas de ping pong?… o 
cuando cantábamos alternado cada frase… ¡qué alegría en la banalidad! 
 
Fabiola y Mónica Edhalí. Gracias por ser las primeras en brindarme su amistad en la carrera. Espero que 
sigamos siendo amigochas por largo, largo rato. 
 
Olivia, Anita y Sara, con quienes compartí algunos semestres de la carrera llenos de alegría. 
 
Los K-Chubis. Mis amigos del primer semestre y agregados en el transcurso de la carrera. Aun en la 
distancia los estimo en demasía. 
 
Las chicas más netas: Ana Chapa, Eva, Celia, Cecilia, Citlalli, Maribel, Mercedes, Nancy Clavel, Nancy 
Jiménez, Natalia, Perla y Rosalía Gracias por estar. En verdad no creí que fueran tan genialmente 
sorprendentes. Las quiero mucho amiguis y espero que cultivemos siempre esta amistad tan sincera para 
compartir todos los momentos gratos que faltan por venir (y los no tan gratos). El conocerlas ha sido un gran 
regalode la vida. ¡No desaparezcan! 
 
Mauricio Pirsch. Qué alegría fue encontrarte en semestres en los que creí estar sola. Y nunca olvidaré aquel 
examen en el que nos retuvieron al final junto con Sheyla… jaja. 
 
Rafael Sigüenza. ¡Qué lindo es contar contigo! Mi gran amigo y colega. Admiro tu intelecto y la emoción 
con que emprendes cada proyecto. 
 
Belén Falcón. Con compartir solamente una clase, entraste en mi vida significativamente. Me contagiaste tu 
alegría ante la vida, siempre sonriendo… nunca dejes de hacerlo. 
 
Angélica. Gracias por ser una excelente amiga y por tu apoyo incondicional. 
 
A mis compañeros del Laboratorio de NeuroCognición. Gracias por convertirse en elementos clave de mi vida al 
compartir más que el espacio físico. Su calidez humana hizo agradable cada día en el LNC. 
 
Evelia, Cinthya, Haydeé y Marco, además del innombrable, les agradezco profundamente el estar conmigo 
en aquellas noches en el bosque de la bruja de Blair…jaja. Además por tan buenos ratos llenos de risas. 
¡Los quiero muchísimo! 
 
Patricia. ¡Qué gran virtud la tuya el saber escuchar a las personas! Gracias por siempre interesarte en los 
demás y ofrecer tu ayuda sincera. 
 
Mariana. La chica hockey… lo bueno que eres mi amiga. Cómo recuerdo aquel día saliendo de la clase de 
Método en que fuimos a comer con David. Lo malo pasa y cuando volteas a verlo hasta parece gracioso. 
 
Sandra. La chica tierna e inocente. Tu sensibilidad es una gran virtud. Gracias por ser mi amiguita. 
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Andrea. Gracias por compartir momentos tan lindos de tu vida. 
 
Fabiola. Eres la chica de las tres S: Sensata, Sencilla y Sensible… Espero que siempre en los intercambios 
sea yo tu destinataria porque en verdad me sorprendes. 
 
Joyce. Gracias por interesarte en mi tesis y haber querido participar, lamento que no haya sido así. Espero 
conocerte mejor porque veo en ti una persona muy agradable. 
 
Luisa y Karla F. Qué mujeres tan graciosas, llenas de entusiasmo. En verdad las aprecio mucho aunque sea 
poco el tiempo de conocerlas. 
 
Tania y Karla B. Gracias por el tiempo en que me han dejado conocerlas. 
 
Gracias también a los ex-integrantes del LNC. Fue un gran placer trabajar con ustedes y verlos volar a otros aires 
para continuar con su crecimiento. 
 
Dra. Alejandra Ruíz. Mi profesora, mi amiga, mi apoyo. Gracias estar siempre dispuesta a ayudar. Por 
transmitir tus conocimientos de una forma sumamente grata y por motivarme ante los obstáculos. ¡En verdad 
que eres fenomenal! ¡Te quiero mucho! 
 
Dra. Bernarda Téllez. Gracias por brindarme tu amistad y permitirme estar en momentos importantes de tu 
vida. Siempre fresca y alegre como buena morelense… 
 
Juliette. La chica creativa… uniendo Arte y Psicología. Te agradezco Cheta por las experiencias 
compartidas. 
 
Melisa y David. Con sus múltiples ocurrencias dieron a mi vida grandes días de felicidad. No cabe duda que 
Dios los hace y el Diablo los junta… ¡qué jocosos! 
 
Yadira. Gracias por compartir los días de arduo trabajo. 
 
Ing. Ericka. El tiempo que pudimos compartir fue de una calidad suprema. Espero que no nos haya 
olvidado… 
 
A mis colegas alumnos. Gracias por permitirme estar con ustedes para aprender juntos en cada clase y ser fuente 
de cuestionamientos sumamente interesantes. 
 
A más personas: Octaviano, Charly, Marco Polo, Leonel, Javier, Israel, Manuel, los del Chismemark, Erick, 
Omar, George, Daniel, Fidel, Obed… Gracias. Los aprecio mucho. 
 
A Miguel... Gracias por dar un nuevo matiz a mi vida. Inesperado y sorprendente. 
 
Si he olvidado mencionar a alguien ofrezco una disculpa, no pretendo herir susceptibilidades ni mucho menos. 
Cada persona cercana a mí sabe que tiene un lugar importante. 
 
 
 
¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS! 
 
 
 
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Dedicado a: 
 
Mis padres y hermanos 
 
A la memoria de mis abuelos: 
Josefina Álvarez y José Julio Flores 
 
 
“Si la gente comprendiera lo que el silencio le revela, 
estaría tan próxima de Dios, como las flores del valle” 
 
 Khalil Gibrán 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Índice 
 
Resumen 
Antecedentes 
Método 
Resultados 
Discusión 
Conclusiones 
Limitaciones y sugerencias 
Referencias 
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 i
RESUMEN 
 
El objetivo de la presente investigación fue estudiar la fijación ocular durante la resolución de 
la Prueba de Matrices Progresivas Generales de Raven para establecer si existía relación 
entre las variables oculares y el desempeño correcto en la prueba. Asimismo, se buscó 
determinar si existían cambios en la fijación ocular en función del grado de dificultad de los 
problemas, del tipo de respuesta y del sexo, es decir, si diferían las variables oculares entre 
hombres y mujeres entre respuestas correctas e incorrectas y entre los diferentes niveles de 
complejidad de la prueba. Con esto se pretendió, además, identificar algún tipo de estrategia 
para la resolución de la prueba tanto en el grupo de hombres como en el de mujeres. 
Para tal fin, participaron voluntariamente 34 estudiantes universitarios entre 21 y 32 años de 
edad: 17 mujeres (edad x=25.08, σ=1.7; escolaridad x=16.32, σ=0.39) y 17 hombres (edad 
x=26.93, σ=3.43; escolaridad x=16.5, σ=1.92). Mientras los sujetos realizaron la prueba de 
Raven se registraron sus movimientos oculares. Se encontró que el número de fijaciones, el 
tiempo de inspección total y el tiempo de inspección de la figura matriz, además del tiempo 
de reacción, incrementaron conforme aumentó el grado de complejidad de la tarea, además 
estos valores fueron mayores en los ensayos con respuestas incorrectas que en los ensayos 
con respuestas correctas. Asimismo, el tiempo de inspección de la región de interés correcta 
fue mayor en los dos primeros niveles de complejidad y también fue mayor en los ensayos 
correctos, mientras que el tiempo de inspección de las regiones de interés incorrectas fue 
mayor a partir del tercer nivel de complejidad, además de ser mayor en los ensayos 
incorrectos. El porcentaje de respuestas correctas disminuyó conforme aumentó el grado de 
complejidad. No se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres en 
ninguna de las variables estudiadas, aunque en ambos grupos su desempeñó correcto se 
asoció con diferentes movimientos oculares. Los resultados sugieren que las variables 
estudiadas varían en función tanto de la complejidad de la tarea como del tipo de estrategias 
de razonamiento que deben emplearse para resolver los problemas. 
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 1
ANTECEDENTES 
 
RAZONAMIENTO 
 
Introducción 
El razonamiento, como cualidad propia del ser humano, ha tratado de ser dilucidado desde la 
época de la filosofía clásica griega: sólo el ser humano era racional, es decir, podía efectuar 
sumas y silogismos (Russell, 1948). A partir de esta creencia se desarrollaron diversas 
teorías para intentar explicar el pensamiento humano y todo lo que conlleva. Con el paso del 
tiempo la concepción del mundo se ha transformado, y las ciencias como la matemática y la 
lógica han evolucionado. 
 
Siglos más adelante, con el inicio de la psicología experimental, comenzó el estudio 
pragmático de diversos procesos mentales, tanto en el ser humano como en los animales, lo 
que produjo un gran interés por entender a la cognición humana. El proceso cognoscitivo 
empieza con las sensaciones, las cuales constituyen el impacto que sobre los órganos 
sensoriales tienen las distintas propiedades de los objetos y de los fenómenos del mundo 
material. 
 
El razonamiento, definido aún con bases aristotélicas, es el proceso que permite a los sujetos 
extraer conclusiones a partir de premisas o acontecimientos previos; es decir, consiste en 
llegar a un resultado nuevo desde algo ya conocido, lo cual se conoce también como 
inferencia (Wason y Johnson-Laird,1972). 
 
Tipos de razonamiento 
Deductivo 
En este tipo de razonamiento existe un procedimiento que sólo establece una implicación 
necesaria entre una premisa y su conclusión (Cohen y Nagel, 2000), mediante la 
reordenación de la información presentada, sin ir más allá de ella, asimismo, pasa de casos 
particulares o específicos a una ley o regla general (Garnham y Oakhill, 1996). 
 
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 2
Inductivo 
Este razonamiento se refiere a cualquier proceso de pensamiento que aporta una conclusión 
“probable” para incrementar la información contenida en las premisas. Es decir que no existe 
una certidumbre en la conclusión, por lo cual se convierte en una hipótesis a comprobar 
(Garnham y Oakhill, 1996). 
 
Probabilístico 
A partir de los teoremas y leyes de la probabilidad se pueden realizar juicios o estimaciones 
sobre lo que podría pasar o no, teniendo así un elemento significativo para la toma de 
decisiones. Sin embargo, estos juicios pueden verse interferidos por sesgos que llevan a 
cometer a las personas errores en su interpretación (Garnham y Oakhill, 199). 
 
Analógico 
Es una forma de razonamiento en la cual los conceptos de una situación son representados 
a otra, resultando así en nuevas inferencias y explicaciones. Por tanto, el razonador debe 
identificar los componentes de una situación y ver cómo se relacionan entre sí para 
comprender la analogía y aplicarla en la otra situación. Dentro de este tipo de razonamiento 
existen dos procesos principales: la manipulación de los componentes de la analogía en la 
memoria de trabajo y la integración de las relaciones para abstraer un esquema completo de 
la analogía (Holyoak, 2005, citado en Green, Fugelsang, Kraemer, Shamosh y Dunbar, 
2006). 
 
Según la teoría de Sternberg (1977, citado en Carretero y García, 1984) existen seis 
componentes básicos en el razonamiento analógico: 
1. Justificación. Se aplica a analogías sin atributos bien definidos. 
2. Codificación. El sujeto percibe un atributo de la analogía y almacena en la 
memoria de trabajo: 
i. Los atributos probablemente relevantes 
ii. Un valor que corresponde a cada atributo almacenado 
3. Inferencia. El sujeto descubre la relación entre los atributos A y B de la analogía 
y la almacena en la memoria de trabajo. 
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 3
4. Representación. El sujeto une el dominio (términos muestra A,B,C) con el rango 
(términos opciones de respuestas) de la analogía, al descubrir la relación entre 
los términos A y C de la misma. 
5. Aplicación. El sujeto aplica desde C a cada opción de respuesta la relación que 
ha inferido entre A y B. 
6. Respuesta. El sujeto comunica una solución. 
 
Estos componentes pueden ejecutarse de forma exhaustiva, analizando todos los atributos 
simultáneamente o en forma independiente, analizando un atributo por vez. 
Garnham y Oakhill (1996) mencionan que utilizar un problema de un dominio diferente como 
patrón para resolver un problema nuevo, requiere de establecer una proyección entre los dos 
dominios (fuente y destino). 
 
Así también, se han distinguido otros tipos de razonamiento, como la toma de decisiones, 
solución de problemas y el razonamiento cotidiano. Este último ha dado pauta a que cada 
vez sean más los estudios que utilicen tareas de razonamiento informal, puesto que se 
pretende entender el razonamiento de las personas ante situaciones comunes. 
 
Fundamentos lógicos del razonamiento 
Sin duda, es necesario comprender los fundamentos lógicos que subyacen al razonamiento. 
La Lógica se ocupa de la relación entre proposiciones. De acuerdo con Cohen y Nagel 
(2000), la tarea específica de esta disciplina es el estudio de las condiciones en las cuales 
una proposición sigue necesariamente de otra u otras, y puede por lo tanto, deducirse de 
ellas; sin que sea necesario que éstas sean o no verdaderas. El objeto de la investigación 
lógica es elaborar reglas más detalladas para distinguir las formas válidas de razonamiento 
de las no válidas. 
 
Una vieja concepción define a la Lógica como la ciencia de las leyes del pensamiento. Esta 
concepción se remonta a la época en que la Lógica y la Psicología todavía no se habían 
desarrollado por completo como ciencias distintas claramente diferenciadas de otras ramas 
de la Filosofía (Cohen y Nagel, 2000). Pero en la actualidad, toda investigación acerca de las 
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 4
leyes o formas del pensamiento pertenece al ámbito de la Psicología, ya que toda la materia 
prima del conocimiento consiste en sucesos de la vida del individuo (Russell, 1948). Por lo 
cual, es relevante estudiar los procesos por los que se extraen inferencias, ya que todos los 
datos en los cuales se basan las inferencias son de carácter psicológico. 
 
Las operaciones lógicas son practicadas continuamente por todos los seres humanos en las 
diferentes actividades de su vida cotidiana, aún cuando no siempre tengan plena conciencia 
de ello. Dichas operaciones se originan en las experiencias y las reflexiones racionales sobre 
las mismas, que incesantemente practican los hombres (Gortari, Gorski y Tavants, 1971). 
Por lo tanto, la lógica se aprende de hecho en la vida cotidiana, ya que se encuentra 
contenida implícitamente en todas las actividades humanas, sin embargo, es indudable que 
el conocimiento de la lógica y el adiestramiento en el manejo de sus operaciones, coloca a la 
persona en situación de poder actuar con mayor eficacia en tareas cognoscitivas de esta 
índole (Gortari, Gorski y Tavants, 1971). El conocimiento obtenido de verdades 
preestablecidas sin recurrir de manera directa a la experiencia, aplicando las leyes de la 
lógica a proposiciones verdaderas y demostradas, se llama conocimiento inferido. 
 
Teorías psicológicas del razonamiento 
Para el estudio detallado del razonamiento se han postulado teorías psicológicas bajo las 
cuales se han realizado diversas investigaciones que permiten, en su conjunto, establecer las 
características fundamentales de dicho proceso aunque difieran entre sí. 
 
La clasificación de las teorías de acuerdo con Evans (citado en González, 1986) son: 
 Teoría lógica. Presupone que el sujeto realiza las inferencias de acuerdo con las leyes 
de la lógica formal. Dichas reglas son innatas en el humano y por tanto siempre sus 
razonamientos son con base en éstas. 
 Teoría ilógica. Los sujetos razonan atendiendo a la estructura lógico-formal pero 
adoptan reglas de inferencia que se separan de ésta, es decir, realizan operaciones 
incorrectas o no válidas desde el punto de vista lógico. 
 
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 Teoría no lógica. No hace ninguna referencia a la lógica formal, la conducta de los 
sujetos está determinada por factores independientes de la estructura lógica de los 
problemas. 
 
En últimas décadas, la teoría de los Modelos Mentales de Johnson-Laird (2001) ha sido 
plenamente aceptada porque maneja el razonamiento como una habilidad que puede ser 
ejercitada en menor o mayor grado. El principio fundamental de esta teoría es que el 
razonamiento consiste en la construcción de modelos mentales basados en las premisas y 
en la búsqueda de modelos alternativos que pudieran convertir en falsas las supuestas 
conclusiones. 
 
La teoría se basa en seis supuestos fundamentales: 
1. Los sujetos, al razonar, interpretan las premisas construyendo un modelo mental 
integrado. Este proceso puede producirse siempre que los sujetos interpretan un 
discurso coherente. 
2. La conclusión que se extrae de un modelo mental, está basada en la novedad y 
parsimonia: relaciona entre sí aquellas características que no han sido explícitamente 
relacionadas en las premisas. 
3. El orden en que se expresa la información en una conclusión sigue el principio de 
primacía. Resulta más sencillo formular una conclusión en la que los términos 
aparecen en el orden en que se codificaron. 
4. Si las premisas están enuna figura que no permite una integración inmediata, hay que 
realizar operaciones suplementarias para hacer posible la integración. 
5. Cuanto mayor es la demanda de la memoria de trabajo, más difícil resulta hacer una 
inferencia. Un factor demandante es la necesidad de realizar operaciones adicionales 
para formar un modelo integrado. 
6. Los sujetos a los que no se les ha enseñado lógica, no utilizan las reglas de inferencia 
para hacer deducciones válidas. Se apoyan en cambio, en información semántica 
contenidas en las premisas. 
 
 
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Estructuras cerebrales del razonamiento 
El desarrollo de las neurociencias ha producido un gran interés por comprender cuáles son 
las estructuras cerebrales encargadas del razonamiento, así como su desarrollo 
neurobiológico. 
 
Un grupo de científicos estadounidenses (Radio Cooperativa, 2004) analizaron durante más 
de una década imágenes de Resonancia Magnética funcional (fMRI por sus siglas en inglés) 
de personas entre 4 y 21 años de edad. Determinaron que las primeras zonas en madurar 
son las que desarrollan funciones más básicas, como el procesamiento de las sensaciones y 
el movimiento. Después, se desarrollan las zonas involucradas con la orientación espacial y 
el lenguaje. Sólo hasta los primeros años de la edad adulta, terminan de madurar las áreas 
cerebrales encargadas de llevar a cabo funciones más avanzadas, como la corteza 
prefrontal. Esta región se encarga, por ejemplo, de integrar la información recibida por los 
sentidos, del razonamiento y de otras funciones ejecutivas. 
 
Goel, Gold, Kapur y Houle (1998) realizaron un estudio para explorar el rol de las estructuras 
cerebrales encargadas de mecanismos espaciales en el razonamiento deductivo. Los 
participantes de este estudio fueron 12 hombres, diestros, de escolaridad promedio de 18 
años. Los autores emplearon la técnica de Tomografía por Emisión de Positrones (TEP). Los 
sujetos realizaron tres tipos de argumentos deductivos: a) silogismos, b) argumentos sobre la 
relación espacial de tres términos, y c) argumentos sobre la relación no espacial de tres 
términos. Cada argumento tenía un significado, era gramaticalmente correcto y tenía la 
misma longitud que los demás. Se pidió a los sujetos determinar la validez de la conclusión 
presentada en cada ensayo, es decir, si ésta se deducía de los argumentos anteriores. Se 
observó un mayor número de aciertos en la condición de argumentos no espaciales, 
asimismo, los tiempos de reacción no fueron significativamente diferentes entre condiciones. 
En las tres condiciones se observó activación en el giro frontal inferior, el giro frontal medial y 
el giro del cíngulo del hemisferio izquierdo. En la condición de silogismos se registró además, 
actividad en el giro temporal medial y superior del hemisferio izquierdo; en la condición 
espacial, se activó también el giro occipital y el giro temporal lateral inferior del hemisferio 
izquierdo; mientras que en la condición no espacial, predominó la actividad en el globo pálido 
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del hemisferio izquierdo, en su parte lateral y medial. Los autores concluyeron que el 
razonamiento humano involucra una red neuronal distribuida en el hemisferio izquierdo que 
se extiende por la corteza prefrontal medial y dorsolateral inferior, y por el lóbulo temporal. 
Las estructuras que presentaron mayor activación se relacionan con la memoria de trabajo y 
el lenguaje, lo que sugiere que el proceso del pensar involucra una comunicación interior 
elaborada y demandante entre regiones. 
 
Otro estudio sin duda interesante, fue realizado por Prabhakaran, Smith, Desmond, Glover y 
Gabrieli (1997) en el cual registraron la actividad cerebral con la técnica de Imaginería por 
Resonancia Magnética Funcional (fMRI) para identificar los sustratos neuronales del 
razonamiento. Participaron siete estudiantes universitarios diestros de 26 años de edad 
promedio. Para el estudio se adaptaron problemas de las pruebas de Matrices Progresivas 
de Raven (Escala Avanzada y General). El objetivo era comparar la actividad cerebral en tres 
diferentes tipos de problemas: analíticos, figurativos y de semejanza. Se diseñaron tres 
series de 12 estímulos cada una, formados por seis problemas de un tipo y seis de otro 
(analíticos/semejanza, figurativos/semejanza, analíticos/figurativos); los problemas de 
semejanzas fungieron como estímulos neutros o control. Cada problema se presentó durante 
30 segundos; y en los últimos cinco segundos se iluminó una opción de respuesta, ante la 
cual el sujeto debía presionar un botón sí esa opción era la correcta (la mitad de las 
opciones iluminadas eran incorrectas). Los problemas de semejanzas tuvieron el 100% de 
aciertos, mientras que los problemas figurativos y analíticos tuvieron 92.9% y 73.9% aciertos, 
respectivamente. Asimismo, la región frontal derecha y las regiones parietales bilaterales 
tuvieron mayor activación en los problemas figurativos que en los problemas de semejanza. 
Mientras que las regiones frontales bilaterales, así como las regiones parietales, occipitales y 
temporales del hemisferio izquierdo tuvieron mayor activación en los problemas analíticos 
que en los figurativos y de semejanza. En este estudio se observó que algunas de esas 
activaciones ocurrieron en regiones asociadas con la memoria de trabajo, lo que sugiere que 
el razonamiento está mediado por un componente de este tipo de memoria. 
 
Green, et al. (2006) comparó la actividad cerebral durante una tarea de razonamiento 
analógico y una tarea de memoria de trabajo, con la finalidad de estudiar si la integración 
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mental de ítems y relaciones abstractas del razonamiento analógico comprende procesos 
cognoscitivos más allá de mantener y manipular los ítems y relaciones en la memoria de 
trabajo. Para este fin, emplearon la técnica de Imaginería por Resonancia Magnética 
Funcional (fMRI), encontrando que el polo frontal izquierdo del cerebro sólo fue activado en 
la tarea de razonamiento analógico, además de otras regiones parieto-frontales izquierdas. 
Los autores sugieren que la corteza frontopolar es intermediaria en la integración de 
relaciones abstractas, mientras que las regiones parieto-frontales serían intermediarias del 
proceso de memoria de trabajo, incluyendo la manipulación de los términos para la 
categorización en la analogía que facilita dicha integración. 
 
En las últimas décadas, el interés por estudiar el razonamiento con mayor detalle demandó el 
desarrollo de técnicas que permitieran un conocimiento más profundo de dicho proceso. 
Asimismo, se ha enfocado la atención en estudiar la relación existente entre el razonamiento 
y la visión, esto debido a que la información que se percibe del mundo es en su mayoría 
visual. 
 
 
SISTEMA VISUAL 
 
Anatomía y fisiología del ojo humano 
Los ojos se forman a partir del tubo neural, específicamente del prosencéfalo. A partir de dos 
invaginaciones se originan las vesículas ópticas que conforme avanza la diferenciación 
celular, desarrollarán los fotorreceptores (conos y bastones) junto con otras neuronas del 
sistema visual (López, 2003). Actualmente se considera que tanto la retina como el nervio 
óptico son parte del Sistema Nervioso Central (Carlson, 2006). 
 
Asimismo, los ojos se encuentran insertos en las órbitas frontales del cráneo y tienen 
movilidad mediante seis músculos controlados por los nervios craneales tercero, cuarto y 
sexto (Crespo y Cabestrero, 2002). Estos músculos se organizan en tres pares antagónicos 
(recto superior vs. recto inferior, recto interno vs. recto externo y oblicuo superior o mayor vs. 
oblicuo inferior o menor) y orientan el ojo en dirección vertical, horizontal o torsional. Dicha 
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movilidad del globo ocular permite al individuo seguir objetos en movimiento (Schiffman, 
2006). Cabe señalarque la disposición frontal de los ojos permite que la visión humana tenga 
una sobreposición binocular, lo que mejora la percepción de profundidades y distancias. 
 
En la córnea se realiza aproximadamente el 70% de la flexión necesaria de la luz antes de 
que atraviese la pupila (Hewitt, 1996). Luego, la luz pasa a través del cristalino, el cual se 
utiliza sólo para proporcionar la potencia extra de flexión, necesaria para enfocar imágenes 
de objetos cercanos sobre la retina. Así, las imágenes del mundo visual se proyectan en la 
retina y son representadas en la corteza visual mediante mapas retinotópicos: un patrón de 
excitación topográficamente organizado que representa el campo visual (Kandel, Schwartz y 
Jessell, 2000). A su vez, estos mapas son proyectados a las áreas parietales de asociación y 
a las áreas que controlan los movimientos oculares: el campo visual frontal y el colículo 
superior. Cuando múltiples estímulos visuales son presentados, cada uno de ellos es 
representado en un mapa topográfico en estas dos últimas estructuras, pero cuando se 
presenta solamente un estímulo de todos ellos, sólo una área específica del mapa de 
movimientos sacádicos se activa (Glimcher, 2001). 
 
Movimientos oculares 
Los movimientos oculares permiten inspeccionar el medio circundante mediante la 
recolección de información. De acuerdo con Leigh y Zee, (1999) se pueden distinguir 
diferentes tipos de movimientos oculares por la función principal que desempeñan: 
 
 Vestibular. Mantiene la imagen fija en la retina durante breves o pequeños 
movimientos de la cabeza. 
 Fijación. Mantiene la imagen de un objeto estacionario en la fóvea. 
 Cinético. Mantiene la imagen fija en la retina durante movimientos sostenidos de 
rotación de la cabeza. 
 Seguimiento uniforme. Mantiene la imagen de un objeto en movimiento en la fóvea. 
 Nistagmus. Movimientos rápidos causados por temblores de los músculos 
extraoculares. 
 Sácadas. Salto abrupto para llevar la imagen del objeto de interés hacia la fóvea. 
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 Convergentes y divergentes. Movimientos de los ojos en direcciones opuestas para 
que la imagen de un objeto esté contenida simultáneamente en ambas fóveas. 
 
Estos movimientos han sido estudiados por años y algunos autores (e.g. Crespo y 
Cabestrero, 2002) han propuesto que ciertos de ellos guardan una estrecha relación con 
diversos procesos y mecanismos psicológicos, entre los cuales destacan los movimientos 
sacádicos y las fijaciones. 
 
Como se describió anteriormente, las sácadas se refieren a movimientos que permiten 
visualizar diversas zonas de una escena, su objetivo es disponer la imagen visual en la fóvea 
que es la región de la retina que provee de mayor agudeza visual. Durante este movimiento 
se suprime la adquisición de información y la actividad cognoscitiva en tareas de rotación 
mental (Irwin y Carlson, 1996). La duración promedio de una sácada es de 30 a 120 
milisegundos (mseg), según su magnitud. El área típica de cobertura de un movimiento 
sacádico alcanza hasta los 30° aproximadamente, ángulo a partir del cual la conducta 
exploratoria precisa cada vez más del movimiento de la cabeza. En este movimiento, la 
dirección y la distancia están planeadas antes de ser ejecutado, y aunque generalmente son 
movimientos voluntarios, también pueden llevarse a cabo como un acto reflejo, ya que si se 
presenta un estímulo repentino dentro del campo visual se produce una sácada hacia éste 
(Schiffman, 2006). 
 
Las fijaciones ocurren cuando los ojos permanecen relativamente estáticos para enfocar una 
zona concreta de la escena durante periodos muy breves, frecuentemente tienen una 
duración de 200 a 350 mseg (Crespo y Cabestrero, 2002). Durante las fijaciones también 
existen microsácadas que juegan un papel clave en la corrección de la posición del punto de 
fijación y en el control de la disparidad binocular; ayudan a mantener el efecto de persistencia 
(Engbert y Kliegl, 2004). Asimismo, se ha descubierto que el núcleo intersticial de Cajal y el 
núcleo perihipogloso están relacionados con las fijaciones (Leigh y Zee, 1999). 
 
 
 
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Técnicas de estudio de los movimientos oculares 
Desde el siglo veinte se observó (Parra, 2004) que los movimientos oculares se alteran en 
pacientes que sufren determinadas afecciones del Sistema Nervioso Central (SNC). Por 
ejemplo, se sabe que el reflejo pupilar es útil para la evaluación neurológica; ante una luz 
brillante la pupila se contrae inmediatamente (miosis/midriasis), por lo cual, si el individuo es 
incapaz de manifestar este reflejo, podría ser un indicador de lesión neuronal. Lo anterior 
llevó a pensar que su exploración podría convertirse en una herramienta de gran utilidad para 
profundizar en el conocimiento de las bases neuronales subyacentes a la ejecución 
oculomotora, tanto en condiciones normales como en determinadas afecciones del SNC, y 
para estudiar su repercusión en los procesos cognoscitivos del individuo (Parra, 2004). 
 
En años recientes, gracias al avance tecnológico, se han generado nuevas herramientas que 
permiten obtener un detallado registro de los movimientos oculares. Se ha pasado de la 
técnica del electroculograma a la técnica del seguimiento ocular, la cual consiste en registrar 
los movimientos oculares de la persona por medio de una cámara de video. Se utiliza 
generalmente un haz de luz infrarroja sobre el ojo para identificar la pupila y detectar los 
movimientos así como los cambios en el diámetro. Mediante un programa se analizan los 
movimientos oculares de interés para el investigador, como son las sácadas, fijaciones, arcos 
visuales, diámetro pupilar, seguimiento, vectores, etc. La técnica de seguimiento ocular se 
basa en asumir que el direccionamiento de los ojos puede decir algo sobre el procesamiento 
que se está realizando en la mente (Rayner y Pollatsek, citado en Espino, Santamaría, 
Mesegner y Carreiras, 2005). 
 
 
RAZONAMIENTO Y MOVIMIENTOS OCULARES 
 
Estudios sobre razonamiento y movimientos oculares 
En 1976, Just y Carpenter realizaron una investigación para analizar la relación entre las 
fijaciones oculares y tareas cognoscitivas sencillas como la rotación mental, verificación de 
oraciones y comparaciones cuantitativas. En referencia a la primera tarea que es sobre 
razonamiento espacial, los estímulos fueron pares de figuras tridimensionales asimétricas; la 
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tarea de los sujetos consistía en indicar si la segunda figura representaba una rotación de la 
primera o si era la reproducción de una figura distinta. Los resultados de esta tarea 
mostraron que los tiempos de reacción en los ensayos con respuestas correctas 
incrementaron conforme aumentó el grado de rotación de las figuras. Es decir que las figuras 
con rotaciones pequeñas fueron más sencillas de resolver que aquellas con mayores grados 
de rotación. También se observó que los sujetos realizaron mayor número de alternancias 
entre figuras a medida que el grado de rotación aumentó. Finalmente, se distinguieron tres 
etapas durante la resolución de los problemas: 1) búsqueda de elementos mutuos en ambas 
figuras, 2) transformación y comparación de las rotaciones de los elementos mutuos 
encontrados y 3) confirmación de que las rotaciones realizadas a esos elementos son 
congruentes con otras partes de la figura. Este estudio demostró cómo las fijaciones oculares 
pueden revelar las secuencias de las operaciones mentales que realiza el individuo durante 
la manipulación interna de la información espacial. 
 
Años más adelante, Bethell-Fox, Lohman y Snow (1984) siguieron el estudio de la relación 
entre el razonamiento y los movimientos oculares. Su objetivo fue identificar las diferencias 
individuales en la ejecución de tareas de analogías geométricas. Manipularon cinco factores 
de dificultad: 1)el número de elementos en el estímulo,2)el número de transformaciones, 3)el 
tipo de transformación, 4)el número de alternativas como opciones de respuesta y 5)la 
dificultad de las alternativas de respuesta. En este estudio, cuantificaron las fijaciones y el 
orden de secuencia de éstas. Se analizaron los movimientos oculares de 28 sujetos, cuyo 
rango de edad fue de los 14.5 a los 17.5 años y la mitad fueron hombres. Se les presentaron 
12 bloques de 30 estímulos con orden creciente de dificultad, distribuidos en dos sesiones. 
Cada bloque estuvo compuesto por 15 estímulos con las figuras problema y 2 alternativas de 
respuesta; en los 15 restantes se incrementó a 4 alternativas. Los resultados revelaron que la 
dificultad del estímulo estuvo en función de la interacción entre dos factores de dificultad: el 
número de alternativas de respuesta y el número de elementos en el estímulo. Mostraron 
también que a mayor complejidad de los estímulos, mayor número de reinspecciones a las 
figuras problema, y esto se correlacionó negativamente con el factor G de inteligencia 
(medido con otras pruebas de inteligencia). Es decir que aquellas personas que realizaron 
más reinspecciones fueron quienes tuvieron un coeficiente intelectual pobre. Los autores 
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sugirieron que los sujetos con habilidades superiores utilizaron la estrategia de construcción 
por semejanza, donde se crea una respuesta idealizada que es comparada con las 
alternativas de respuesta. Por otra parte, los sujetos con habilidades inferiores utilizaron 
predominantemente la estrategia de eliminación, que consiste en comparar las 
características de la figura problema con las características de las alternativas de respuestas 
y así, eliminar las incorrectas hasta llegar a la respuesta correcta. 
 
Por su parte, Demarais y Cohen (1998) estudiaron la imaginería visual (la cual se refiere a 
las representaciones mentales que realiza el sujeto) mediante la técnica del electroculograma 
(EOG). Su objetivo era determinar si la imaginería visual requerida para realizar una tarea de 
silogismos se relacionaba con las sácadas y su patrón espacial. Para tal fin, registraron los 
movimientos horizontales y verticales de sus sujetos mientras éstos resolvían una tarea de 
silogismos lineales de tres y cuatro términos con referentes espaciales arriba-abajo y 
derecha-izquierda presentados de forma auditiva en un cuarto oscuro para evitar factores 
que pudieran distraerlos. Sus resultados mostraron que los movimientos sacádicos fueron 
principalmente horizontales en ambas tareas, es decir, tanto para referentes espaciales 
arriba-abajo como derecha-izquierda. Además, los autores encontraron una interacción 
significativa entre el referente espacial y la dirección de las sácadas, para referentes arriba-
abajo hubo mayor tasa de sácadas verticales y para referentes derecha-izquierda mayor tasa 
de sácadas horizontales. Los movimientos oculares pueden ser útiles como indicadores de 
procesos cognoscitivos, ya que la dirección de dichos movimientos se correlaciona con la 
estrategia mental que utiliza el sujeto, lo cual puede llevar a comprender cada vez más la 
conducta de los sujetos ante la solución de problemas con referentes verbales que 
semánticamente tienen un valor espacial. 
 
Asimismo, Crowe, Averbeck, Chafee, Anderson y Georgopoulos (2000), estudiaron la 
secuencia de sácadas y fijaciones de los sujetos en la ejecución de laberintos. Estos 
laberintos eran ortogonales (giros de 90° solamente), no ramificados y tenían de cuatro a seis 
salidas en el perímetro, de las cuales cuatro estaban etiquetadas; una era el punto de 
entrada y el resto, salidas potenciales marcadas por números arábigos. Algunos laberintos sí 
tenían salida al exterior, mientras que en otros, el camino terminaba dentro del mismo. Se 
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solicitó a los sujetos que presionaran el número correspondiente a la salida si ésta era al 
exterior, o por el contrario, presionaran cero si la salida era falsa. Estos investigadores 
encontraron que los tiempos de reacción incrementaron en función de parámetros claves del 
laberinto, como la longitud del camino principal, el número de giros en el camino, la distancia 
de la entrada hasta el punto final y la presencia de una salida. El número de fijaciones en un 
ensayo incrementó en función de la longitud y del número de giros del laberinto. Esto sugiere 
que la complejidad perceptiva de los laberintos influyó en el tiempo de reacción y en el 
número de fijaciones de cada ensayo; a mayor complejidad mayor tiempo de reacción y 
fijaciones de mayor duración. Un dato interesante es el hecho de que en los laberintos que 
no tenían salida, el seguimiento ocular se detuvo alrededor de 5° antes de topar con el límite, 
lo cual fue adjudicado a que el ojo examinó el campo visual mediante células externas a la 
fóvea cuando detectó la ausencia de salida. 
 
Otra aproximación al estudio de la exploración de los movimientos oculares fue realizada por 
Hodgson, Bajwa, Owen y Kennard (2000), quienes registraron los movimientos oculares de 
sus sujetos mientras realizaban la tarea de la Torre de Londres. Esta tarea consistió en 
presentar dos organizaciones seriales de pelotas dentro de tres contenedores que formaban 
un patrón. Cada uno estaba dispuesto en una mitad de la pantalla. Se pidió a los sujetos que 
planearan (sin ejecutarlo) el menor número de movimientos requeridos de las pelotas para 
igualar un patrón con respecto al otro. Los resultados mostraron que los sujetos, tanto al 
inicio como al final del ensayo, fijaron su mirada en el patrón meta, es decir, respecto al cual 
debían reordenar las pelotas. Mientras que en el intermedio del ensayo fijaron su mirada en 
el patrón sobre el cual debían realizar los movimientos. La estrategia de movimientos 
oculares utilizada por los sujetos fue similar para resolver el problema. Esta estrategia parece 
descomponerse en tres fases: En una primera se representa el objetivo, en la segunda se 
llevan a cabo las operaciones necesarias y finalmente, en la última se realiza la 
comprobación de dichas operaciones. Es de destacar, que los movimientos oculares 
reflejaron el desarrollo de la resolución del problema. 
 
Se ha estudiado también la relación entre la velocidad de codificación perceptiva y la 
habilidad de los jugadores de ajedrez (Charness, Reingold, Pomplun y Stampe, 2001). En 
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este estudio participaron dos grupos: expertos e intermedios en ajedrez, 12 personas en 
cada uno. Se presentaron cinco tableros de ajedrez con piezas en posiciones diferentes. La 
tarea de los sujetos consistió en analizar las posiciones y en determinar en el menor tiempo 
posible, cuál era la mejor jugada o el mejor movimiento que se podía realizar de acuerdo al 
color de las piezas que se le habían asignado (blancas o negras). Se encontró que los 
expertos fueron más rápidos y acertados al establecer el mejor movimiento posible para cada 
tablero que los intermedios; además, realizaron menos fijaciones en cada ensayo, sus 
sácadas fueron de mayor amplitud, e hicieron más fijaciones en celdas vacías, bordes y 
piezas salientes que los intermedios. Es interesante notar que los expertos tuvieron menores 
tiempos de reacción, lo cual sugiere que codificaron y procesaron rápidamente la información 
debido al hecho de que observaron principalmente piezas relevantes. Por otro lado, el que 
los expertos fijaran su mirada en celdas vacías o en bordes, implica que quizá emplearon un 
procesamiento extra foveal de la información. 
 
Knoblich, Ohlsson y Raney (2001) estudiaron la solución de problemas por comprensión 
súbita (“insight”) mediante conocimientos adquiridos previamente. Participaron en este 
estudio 24 personas. Los autores emplearon tres problemas aritméticos diferentes 
representados con cerillos en números romanos y con el siguiente orden de dificultad B>A, 
C>A.Cada expresión tenía los siguientes elementos: resultado, signo de igual, operador, 
signo de suma, operador. El orden de presentación de los problemas fue aleatorio y se pidió 
a los sujetos corregir la expresión matemática mediante un solo movimiento de cualquiera de 
los cerillos. Cuando los sujetos llegaban a una solución presionaban un botón y la 
comunicaban en voz alta, si era correcta se presentaba el siguiente problema; de lo contrario, 
continuaban con el mismo hasta que obtuvieran la respuesta correcta o concluyeran cinco 
minutos. El problema A fue resuelto en menor tiempo que los problemas B y C, y a su vez el 
problema C fue resuelto en menor tiempo que el problema B. El problema B que era el más 
difícil, requería modificar el elemento signo de suma, mientras que en los problemas A y C se 
debían modificar a los operadores. Al parecer las personas no consideraron la posibilidad de 
modificar los signos, tomándolos como constantes, lo que redujo su campo de acción. Por 
este motivo, sólo el 37% pudo resolver el problema B, mientras los problemas A y C fueron 
resueltos por el 95% y el 75% de los sujetos, respectivamente. Los sujetos que resolvieron el 
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problema B dedicaron mayor tiempo de fijación al elemento clave, mientras que los sujetos 
que no pudieron resolverlo lo dedicaron a los operadores. 
 
Un estudio se centró en el procesamiento de la información durante la lectura de 
inconsistencias temporales (Rinck, Gámez, Díaz y Vega, 2003). En esta investigación se 
emplearon ocho pasajes experimentales, cada uno constituido por siete oraciones, de las 
cuales sólo dos eran críticas: la segunda y la sexta. La primera de ellas era la oración 
temporal que podría ser consistente o no con la oración blanco, que era la sexta. Se 
realizaron oraciones equivalentes en el idioma alemán y español puesto que se compararon 
dos grupos de sujetos cuya lengua natal correspondía a cada uno de estos idiomas. Las 
oraciones se presentaron de manera secuencial con tiempo libre de inspección. La única 
instrucción brindada a los sujetos fue que leyeran las oraciones. Se demostró que cuando la 
oración blanco era inconsistente, con mayor frecuencia los sujetos regresaron a revisar la 
oración temporal y generaron más fijaciones y de mayor duración en ésta. Dicho patrón se 
observó en todos los sujetos que reportaron la inconsistencia, independiente del idioma. Este 
patrón de observación probablemente refleja una regresión en el curso del pensamiento 
producto de la inconsistencia, por lo que los sujetos confirmaron la coherencia del texto. 
 
En el 2003, Ball, Lucas, Miles y Gale realizaron un estudio con el propósito de explorar, 
mediante la técnica de seguimiento ocular, los tiempos de inspección durante una tarea de 
Selección de Wason. Esta tarea consiste en presentar una regla lógica de la forma “Si p 
entonces q” en cuatro tarjetas que reflejan dicha regla. Se les pide a los participantes que 
escojan la o las tarjetas necesarias para determinar si la regla es verdadera o falsa. La 
mayoría tienden a escoger las tarjetas que comprueban la regla (p, q), mientras que son 
pocos quienes escogen la tarjeta que la niega (no q). Los resultados muestran que los 
tiempos de inspección de las tarjetas escogidas son mayores en comparación con las 
demás. Es un claro reflejo de exteriorización del pensamiento, si se escogen las tarjetas que 
tuvieron mayor número de fijaciones podría deberse a que en dichas tarjetas se encontró 
información relevante para la solución del problema de acuerdo con el entendimiento del 
sujeto hacia éste. En esta tarea se observó que los sujetos tienden a afirmar las premisas, no 
a falsearlas, ante lo cual surge el cuestionamiento del por qué a los sujetos les resulta más 
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sencillo afirmar que negar, qué diferencia hay entre ambos en términos de procesos 
cognoscitivos. 
 
Sobre este mismo tema, Grant y Spivey (2003) estudiaron la atención visual y el 
razonamiento por comprensión súbita a través de movimientos oculares. Utilizaron el 
problema de radiación de Duncker. Pidieron a los sujetos dar una solución para curar a un 
paciente con un tumor inoperable en el estómago mediante rayos láser que podrían dañar al 
tejido sano debido a su alta intensidad. Los sujetos debían dar una solución que no dañara el 
tejido sano que rodeaba al tumor. Dadas estas instrucciones, los sujetos observaron un 
diagrama que representaba el problema, con los elementos involucrados: tumor, tejido sano, 
piel y exterior. Mientras analizaban las posibles soluciones (sin exteriorizarlas) los 
movimientos oculares fueron registrados. Sólo el 36% solucionó el problema. Se relacionó 
esta respuesta con el hecho de que estos sujetos tuvieron en común una mayor fijación de la 
mirada en la zona referida a la piel. Para comprobar dicha relación, los autores crearon dos 
condiciones animadas del diagrama: 1) se iluminaba en determinados intervalos la zona 
referida a la piel, 2) se iluminaba en determinados intervalos la zona referida al tumor. Esto 
con el fin de dirigir convenientemente la mirada de los sujetos a estas zonas. Se demostró 
que al dirigir la mirada hacia la zona de la piel, el 67% dio la solución correcta, mientras que 
al dirigir la mirada hacia el tumor, el porcentaje fue tan sólo del 33%. Esto sugiere que las 
propiedades perceptivas de un ambiente controlado pueden variar el índice de atención y por 
lo tanto, el número de fijaciones que facilitan la solución del problema de una manera casi 
espontánea. Al enfocarnos en elementos claves se incrementa el número de respuestas 
correctas y disminuyen los tiempos de inspección. 
 
El componente lingüístico del razonamiento fue estudiado por Körner y Gilchrist (2004) a 
través de enunciados espaciales. Se les pidió a los sujetos que respondieran a dos estilos de 
pregunta: 1) ¿Es ‘a’ mayor que ‘c’? la palabra mayor se refería a que la letra se encontraba 
en una posición superior. 2) ¿Es ‘a’ menor que ‘c’? la palabra menor se refería a una posición 
inferior. Las dos letras incluidas en la pregunta fueron presentadas en una matriz de 2 x 2 
junto con otras dos letras diferentes a éstas. Los investigadores encontraron que el orden en 
que fueron presentadas las letras influyó en los movimientos oculares, ya que los sujetos 
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alinearon su búsqueda en función del orden presentado, de tal manera que tuvieron menor 
número de reinspecciones. Hubo diferencias en los movimientos oculares de acuerdo con los 
términos mayor y menor. Para el primero, los movimientos se situaron en la fila superior, 
mientras que para el segundo, en la fila inferior. Los sujetos realizaron al inicio de la 
inspección, mayor fijación de la mirada en la parte izquierda de la matriz. Esto se explica por 
la forma de lectura y escritura que se tiene en occidente, que va de izquierda a derecha. El 
estudio demostró que la forma de los movimientos oculares estuvo influida por la pregunta, 
según el orden en que se presentó la información se dirigieron los movimientos oculares. Lo 
cual sugiere que las vías visuales juegan un papel importante en la estructuración de la 
información para facilitar la solución de la tarea. Sin embargo, en este estudio la respuesta se 
puede establecer netamente por percepción, ya que aunque implica una relación de 
referentes espaciales entre dos letras, no exige un análisis detallado de los elementos. 
 
Espino, Santamaría, Mesegner y Carreiras (2005) examinaron los efectos de la dificultad del 
problema y del tipo de figura en el curso del procesamiento de silogismos categóricos. Se 
basaron en la teoría de los modelos mentales que propone que el tipo de figura afecta la 
dificultad de la tarea, trabajaron con silogismos de figura A-B/B-C y B-A/C-B; en la primer 
figura los términos medios son adyacentes y es más fácil integrar el modelo mental,mientras 
que en la segunda figura las personas no pueden integrar directamente el modelo mental y 
deben recurrir a cualquiera de las dos siguientes estrategias: invertir el orden de las premisas 
o invertir el orden de los términos, lo que hace el problema más difícil de resolver. En el 
estudio participaron 32 estudiantes universitarios a quienes se les presentaron 16 problemas: 
ocho neutros y ocho experimentales (dos A-B/B-C fáciles, dos A-B/B-C difíciles, dos B-A/C-B 
fáciles, dos B-A/C-B difíciles). Mientras los sujetos realizaban los silogismos se registraron 
sus movimientos oculares. Se encontró que los sujetos requirieron mayor tiempo para 
resolver los problemas difíciles que los fáciles. En la premisa uno no hubo diferencias en el 
tiempo de lectura entre tipo de figuras, mientras que en la premisa dos, sí existieron 
diferencias respecto al tipo de figura. Los sujetos requirieron menor tiempo para resolver las 
figuras A-B/B-C que para las figuras B-A/C-B. Además, hubo mayor porcentaje de respuestas 
correctas en los problemas fáciles (67%) que en los difíciles (12%) y mayor porcentaje de 
respuestas correctas en los problemas A-B/B-C (47%) que en los problemas B-A/C-B (32%). 
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PRUEBA DE LAS MATRICES PROGRESIVAS DE RAVEN. 
 
Escala General 
Esta prueba fue diseñada por J. Raven en 1936 y buscaba medir el Factor General de 
Inteligencia de la Teoría Bifactorial de Spearman, la cual dice que la inteligencia está 
compuesta por dos factores: el general y el específico. El primero es un factor cuantitativo 
común y fundamental de todas las funciones cognoscitivas del mismo individuo. Mientras 
que el segundo es un factor cuantitativo que varía intra e interindividualmente, es una 
habilidad particular. 
 
Generalmente se utiliza la prueba de Raven para medir el razonamiento analógico, aunque 
también suministra información directa sobre la observación. En particular, las matrices 
progresivas miden la habilidad de la persona para formar relaciones perceptivas y razonar 
por analogías, independientemente del lenguaje y de los conocimientos adquiridos. La 
prueba está constituida por 60 ensayos distribuidos equitativamente en cinco series (A, B, C, 
D y E). Dentro de cada serie existe un orden creciente de dificultad. Raven (1985) consideró 
que la totalidad de sus ítems entraña problemas analíticos de deducción de relaciones. Sin 
embargo, se deben distinguir, a grandes rasgos, dos grupos de problemas. Las primeras 24 
matrices son de tipo fuertemente gestáltico: plantean problemas de percepción de 
totalidades y el sujeto debe integrar o cerrar una figura inconclusa. Por lo tanto el sujeto 
debe ser capaz de percibir las semejanzas, diferencias, simetría y continuidad de las partes 
en relación con la estructura o forma del todo. En cambio, las 36 matrices restantes son 
problemas que requieren de abstracción y exigen operaciones analíticas de deducción de 
relaciones, es decir, demandan un pensamiento y discernimiento mayor. 
 
Las aplicaciones de la prueba de Raven son diversas, ya que se utiliza tanto en la 
investigación básica como en la aplicada. Ayuda en la formación de clases homogéneas 
mediante la agrupación de capacidades intelectuales semejantes. Sirve para discriminar el 
tipo predominante de un individuo: perceptivo o lógico. Es útil también para la selección de 
ingreso al sector laboral o educativo. Se emplea también en estudios diferenciales y sociales 
de la capacidad intelectual según edad, sexo, nivel económico-social, profesión, etc. 
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Reglas lógicas 
Cada serie de la Prueba del Raven involucra diferentes grados de dificultad y de principios 
diferentes para obtener la pieza faltante. Los problemas más difíciles involucran mayor 
número de elementos en la figura, combinaciones de reglas más complejas o ambas. Si 
múltiples reglas son necesarias en la solución de un problema se requiere un proceso de 
construcción de reglas (Green y Kluever, 1992). 
 
Verguts y De Boeck (2002) propusieron que las reglas de los primeros estímulos de la 
prueba son usualmente muy fáciles de encontrar. Se cree que esas reglas en realidad están 
activas en la mente del evaluado. Progresivamente, conforme aumenta la dificultad, la regla 
correcta ya no puede evocarse inmediatamente. También, estos autores consideran que si 
una regla es usada con mayor frecuencia que otra u otras, entonces ésta será considerada 
antes que otras reglas; es decir, se produce un aprendizaje de las reglas. 
 
Carpenter, Just y Shell (1990) han identificado cinco reglas para resolver los problemas de la 
Prueba de Matrices Avanzadas de Raven: 
1. Constancia en la fila. El mismo valor se presenta a través de todas las celdas de la fila 
pero cambia columna abajo. 
2. Progresión cuantitativa por pares. Un incremento o decremento ocurre entre celdas 
adyacentes, como el tamaño, la posición o el número de elementos. 
3. Adición/sustracción de figuras. Una figura de una columna es añadida a otra figura o 
sustraída de otra figura para formar la tercera. 
4. Distribución de tres valores. Tres valores de un atributo categórico, como el tipo de 
figura: un cuadrado, un rombo, etc., se distribuyen a través de toda la fila. 
5. Distribución de dos valores. Dos valores de un atributo categórico se distribuyen a 
través de la fila, el tercer valor es nulo. 
 
La escala Avanzada difiere de la General porque sus reactivos son para individuos con 
habilidades de deducción inferior (Raven, Court y Raven, 1996). Sin embargo, Mackintosh y 
Bennet (2005) propusieron que estas reglas se aplican también a la escala general: los 
problemas de las series B, C y D se pueden resolver utilizando las reglas de constancia en la 
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fila, progresión por pares y distribución de tres valores; mientras que los problemas de la 
serie E y los últimos de las series C y D requieren de la aplicación de las reglas de 
adición/sustracción y distribución de dos valores. 
 
Determinación del tipo mental 
De acuerdo con el propio Raven (1985) su prueba puede identificar el tipo de estructura 
mental que tiene el individuo dependiendo de su actitud y estrategia en la prueba. 
 
Por el método que el sujeto emplea en su razonamiento. 
a. Apriorístico. Primero examina el cuadro, se plantea el problema, luego, pensada ya la 
respuesta va a su encuentro. Se le considera una persona deductiva, procura 
reconocer una solución preconcebida o prefigurada. Selecciona e identifica la 
respuesta; desciende a ver las respuestas para ultimar su razonamiento. 
b. Empírico. Luego de una rápida inspección del cuadro, simultáneamente o antes, se 
interna entre las soluciones para escoger por comparación y exclusión de las 
restantes. Se le considera una persona inductiva. Desciende a las respuestas para 
elaborar su razonamiento. Busca una solución desconocida, la elige, la halla. 
 
Investigaciones con la prueba de Raven 
En años recientes, se han realizado versiones computarizadas de la prueba de Matrices 
Progresivas de Raven para tener mayor control sobre el análisis del tiempo de inspección y 
del tiempo de reacción a los estímulos. 
 
Salthouse (1993) realizó un estudio con el fin de analizar el papel de la memoria de trabajo 
como posible mediador de las diferencias en el razonamiento entre personas jóvenes y 
mayores (18 a 80 años). Empleó el Set II de las Matrices Progresivas Avanzadas de Raven 
como medida de razonamiento y otras tareas para medir memoria de trabajo y velocidad 
perceptiva (que se refiere a la rapidez visual para identificar diferencias o semejanzas entre 
dos o más patrones de letras, números o figuras). Encontró que los adultos jóvenes tuvieron 
un porcentaje mayor de respuestas correctas en comparación con los adultos mayores, 
asimismo, demostró que existe una correlación moderada entre la memoria de trabajo y la 
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velocidad perceptiva. Así como una correlación positiva entre la velocidad perceptiva y el 
porcentaje de respuestas correctas, suponiendo así que el elemento visual juega un papel 
clave en la solución de la prueba. 
 
Mackintosh y Bennet (2002) estudiaron la relación entre el tiempo de inspección y pruebas 
de inteligencia. Aplicaron a sus sujetos una tarea de tiempo de inspección, el Set II de las 
Matrices Progresivas Avanzadas de Raven, una escala de vocabulario y tres tareas de 
velocidad perceptiva. Sus resultados mostraron que el tiempo de inspección se correlacionó 
significativamente sólo con las medidas de velocidad perceptiva y con la prueba de matrices. 
Sin embargo, se observó que la correlación entre el tiempo de inspección y el razonamiento 
fue menor cuando la rapidez perceptiva fue tomada en cuenta dentro de esta relación. 
 
Vigneau, Caissie y Bors (2006) se propusieron explorar, mediante la técnica de seguimiento 
ocular, las diferencias individuales cuantitativas y cualitativas en la ejecución de la Prueba 
de Matrices Progresivas Avanzadas de Raven. Participaron 55 estudiantes universitarios (19 
hombres y 36 mujeres), el rango de edad fue de 17 a 54 años y la edad promedio fue de 
23.5 años. El material empleado fue una versión corta y computarizada de las Matrices 
Avanzadas de Raven, compuesta por 14 problemas del Set II, Las instrucciones dadas a los 
sujetos fue que después de inspeccionar el problema y decidirse por una respuesta, debían 
mirar la opción elegida por 10 segundos, y posteriormente debían presionar un botón para 
confirmar su respuesta. Los resultados revelaron que a mayor complejidad del problema, 
mayor latencia de respuesta; mayor inspección a la matriz a completar, mayor inspección en 
las opciones de respuesta, mayor número de saltos (cambiar la mirada de la figura matriz a 
opciones de respuesta y viceversa) y mayor latencia al primer salto (tiempo desde que se 
presenta el problema hasta que el sujeto dirige por primera ocasión la mirada a alguna de las 
ocho opciones de respuesta mediante una sácada). Los tiempos totales de inspección en la 
figura matriz y en las opciones de respuesta no se relacionaron significativamente con el 
puntaje obtenido; sin embargo, se observó que a mayor proporción de inspección de la 
matriz, mayor porcentaje de respuestas correctas, por el contrario, a mayor proporción de 
inspección en las opciones de respuesta, menor porcentaje de respuestas correctas. 
Asimismo, a mayor número de cambios de la mirada entre la figura matriz y las opciones de 
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respuesta, menor porcentaje de respuestas correctas. A mayor latencia al primer salto, 
mayor porcentaje de respuestas correctas. Por último, la distribución del tiempo de 
inspección en las celdas se relacionó positivamente con el puntaje correcto. Los sujetos que 
tuvieron una distribución completa de inspección en las celdas de la matriz obtuvieron un 
mayor puntaje correcto que aquellos sujetos que tuvieron una distribución parcial, es decir, 
que se enfocaron en mirar la última fila y la última columna de cada problema. Los autores 
concluyen que los sujetos con altos y bajos puntajes tienen diferentes objetivos cuando 
examinan la matriz: los de puntajes altos tratan de recopilar toda la información 
proporcionada por cada celda de la matriz, mientras que los de puntajes bajos se centran en 
inspeccionar solamente las celdas extremas que hay que resolver. 
 
Otra línea de investigación con la prueba de Matrices Progresivas de Raven como medida 
del factor G de inteligencia es el estudio de las diferencias entre hombres y mujeres. Con la 
Escala General, Lynn (1998) encontró que los hombres tienen un mejor desempeño que las 
mujeres, sugiriendo que el factor G de inteligencia es mayor en los hombres por alrededor de 
5.3 puntos de coeficiente intelectual. Posteriormente Lynn e Irwing (2004) realizaron un meta-
análisis de 53 estudios realizados en diversos países para confirmar que hasta antes de los 
14 años de edad no existen diferencias en el desempeño entre hombres y mujeres, pero 
después de los 15 años y en adelante, los hombres obtienen mayores puntajes que las 
mujeres, con una diferencia de 5 puntos en términos de coeficiente intelectual. Habría que 
cuestionar el hecho de que en su meta análisis entraron en conjunto los puntajes de las 
escalas general y avanzada. 
 
Por otra parte, con la Escala Avanzada se ha observado también que los hombres tienen un 
mejor desempeño que las mujeres. Colom y García (2002) encontraron una diferencia de 4.2 
puntos de coeficiente intelectual -aunque atribuyeron tales diferencias a lo que llamaron 
“contaminación” por el tipo de formato de la prueba-. Mientras que en el 2004, Abad, Colom, 
Rebollo y Escorial obtuvieron una diferencia de 4.3 puntos. Asimismo, Mackintosh y Bennett 
(2005) encontraron que, efectivamente, los hombres tienen puntajes superiores a los de las 
mujeres pero solamente en aquellos problemas que requieren de las reglas de 
adición/sustracción para su solución, no así para los que requieren reglas de progresión por 
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pares o distribución de tres valores (de acuerdo con las reglas propuestas por Carpenter, 
Just y Shell, 1990). 
 
Otros autores (Jensen, 1998; Colom, Juan-Espinosa, Abad, y García, 2000; Colom, García, 
Juan-Espinosa, y Abad, 2002) han demostrado en sus investigaciones que los hombres 
tienen puntajes más altos que las mujeres en la prueba de Raven; sin embargo, encontraron 
también que las mujeres obtienen puntajes superiores a los hombres en la prueba de 
rotación espacial de la Batería de Habilidades Mentales Primarias, la cual es considerada 
también como una prueba relacionada al factor G de inteligencia, por lo que concluyeron que 
no hay diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al coeficiente intelectual. Finalmente 
Colom, Escorial y Rebollo (2004) aplicaron ambas pruebas (matrices progresivas y rotación 
espacial) encontrando que los hombres tienen mayores puntajes en la prueba de matrices, 
pero esta diferencia se nulificó al controlar estadísticamente la habilidad espacial de los 
sujetos mediante la prueba de rotación espacial. Puede ser que los resultados estén 
mediados por la habilidad para procesar información viso-espacial, la cual es mayor en los 
hombres (Kimura, 2002), sin que exista aún evidencia clara para afirmar que los hombres 
tienen un mayor coeficiente intelectual que las mujeres. 
 
 
JUSTIFICACIÓN 
El mundo de los seres humanos es un mundo de imágenes, de símbolos y signos. Sin 
embargo, de toda esa información presente se selecciona algunos elementos como 
importantes para codificarlos y procesarlos, mientras que otros elementos simplemente son 
ignorados. Cabe cuestionar si aquellos elementos seleccionados son realmente las claves en 
la solución de problemas analíticos. Es importante conocer las estrategias que se emplean 
en el procesamiento de la información visual: analizar dónde se fija la mirada, en qué 
elementos, y si esto se relaciona con el emitir una respuesta correcta. 
 
Como se ha mencionado, el razonamiento se aprende en la vida cotidiana. Así, es común 
que las personas realicen juicios basados en su experiencia, lo que lleva a que hagan 
comparaciones entre situaciones similares y analicen si las estrategias empleadas 
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previamente para resolver un problema pueden ser factibles para resolver otro de manera 
exitosa. Esto puede ser considerado como un tipo de razonamiento analógico. Asimismo, se 
debe recordar que el ser humano es un ente susceptible a la subjetividad y por ende puede 
cometer errores en su razonamiento relacionadas con la forma en que percibe el mundo. 
 
El número de fijaciones, así como los tiempos de inspección y de reacción, además del 
porcentaje de respuestas correctas han sido variables cuantificadas en diversasinvestigaciones precedentes sobre razonamiento espacial (Just y Carpenter, 1976; Crowe et 
al., 2000 y Charness et al., 2001), razonamiento silogístico con referentes espaciales 
(Demarais y Cohen, 1998 y Espino, et al., 2005), razonamiento analógico (Bethell-Fox et al., 
1984; Hodgson et al., 2000; Grant y Spivey, 2003 y Vigneau et al., 2006), razonamiento 
matemático (Knoblich, et al.,2001) y comprobación de hipótesis (Ball et al., 2003), así como 
otros que aunque no específicamente de razonamiento son relevantes por su contenido 
espacial (Körner y Gilchrist , 2004) y por la secuencia lógica de narración (Rinck, et al., 2003) 
que han brindado información relevante para comprender la relación entre el procesamiento 
de la información y el desempeño de los sujetos en tareas de razonamiento. 
 
Específicamente en los estudios de razonamiento analógico no se han diferenciando tales 
variables entre hombres y mujeres, así como tampoco entre respuestas correctas e 
incorrectas. También es de considerarse que los estudios que han empleado la Prueba de 
Raven se limitan al empleo del Set II de la Escala Avanzada (Vigneau et al., 2006; Salthouse, 
1993 y Mackintosh y Bennet, 2002). Sin embargo, es importante detallar el estudio del 
razonamiento analógico en la Escala General, ya que es frecuentemente utilizada en los 
sectores clínicos, militares, laborales y educativos como medida psicométrica de clasificación 
y diagnóstico. De igual forma, se han encontrado diferencias estadísticamente significativas 
en el desempeño de la tarea entre hombres y mujeres en la Escala General (Lynn, 1998 y 
Lynn e Irving, 2004) y en la escala avanzada (Colom y García, 2002; Abad et al., 2004; 
Jensen, 1998; Colom et al., 2000; Colom et al., 2002; Colom et al., 2004), aunque debe 
enfatizarse que en estos estudios los grupos no fueron equivalentes en el número de sujetos, 
edad y escolaridad, lo que pudo haber influido en los resultados. 
 
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Asimismo, el análisis del tiempo de fijación total generalmente no es tomado en cuenta en los 
estudios previos, en su lugar, esta variable es subdividida para examinar los tiempos 
invertidos entre las distintas áreas de interés relevantes para cada estudio. Por lo que en la 
presente investigación, esta variable fue analizada también puesto que proporciona un índice 
global del tiempo invertido por el sujeto para desarrollar la tarea, ya que integra la duración 
de las fijaciones realizadas a todos los elementos de un estímulo, relevantes e irrelevantes 
para resolver el problema. 
 
Además, la presente investigación empleó una versión computarizada con los 60 problemas 
originales de la Prueba de Raven, Escala General. La forma de respuesta fue manual a 
través de presionar el botón izquierdo del ratón lo que permitió obtener el registro exacto de 
los tiempos de reacción. Del mismo modo, se homogeneizó el número de hombres y 
mujeres; la edad y años de estudio fue equivalente en ambos grupos para asegurar que 
estas variables no influyeran en el desempeño de los sujetos. 
 
 
OBJETIVO 
El objetivo de la presente investigación fue estudiar la fijación ocular durante la resolución de 
la Prueba de Matrices Progresivas Generales de Raven para establecer si existía relación 
entre las variables oculares y el desempeño correcto en la prueba. Asimismo, se buscó 
determinar si existían cambios en la fijación ocular en función del grado de dificultad de los 
problemas, del tipo de respuesta y del sexo, es decir, si diferían las variables oculares entre 
hombres y mujeres entre respuestas correctas e incorrectas y entre los diferentes niveles de 
complejidad de la prueba. Con esto se pretendió, además, identificar algún tipo de estrategia 
para la resolución de la prueba tanto en el grupo de hombres como en el de mujeres. 
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MÉTODO 
 
Preguntas de investigación 
• ¿Existe relación entre las variables de fijación ocular y el porcentaje total y parcial de 
respuestas correctas en cada nivel de complejidad? ¿Diferirán dichas relaciones entre 
hombres y mujeres? 
 
• ¿Existe diferencia en las variables de fijación ocular entre hombres y mujeres 
respecto al tipo de respuesta y en función del nivel de complejidad? 
 
• ¿Diferirán los porcentajes parciales de respuestas correctas y los tiempos de reacción 
entre hombres y mujeres respecto al nivel de complejidad? Asimismo, ¿Los tiempos 
de reacción serán diferentes respecto al tipo de respuesta? 
 
Hipótesis 
1. Existirá una relación significativa entre las variables de fijación ocular con el 
porcentaje total y parcial de respuestas correctas. 
 
2. Existirá una relación significativa entre las variables de fijación ocular con el 
porcentaje total y parcial de respuestas correctas en el grupo de hombres y en el 
grupo de mujeres. 
 
3. El promedio del número de fijaciones será significativamente diferente entre hombres 
y mujeres; entre los cinco niveles de complejidad y entre ensayos correctos e 
incorrectos. 
 
4. El promedio del tiempo de fijación total será significativamente diferente entre 
hombres y mujeres; entre los cinco niveles de complejidad y entre ensayos correctos 
e incorrectos. 
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5. El promedio del tiempo de fijación de la figura matriz será significativamente diferente 
entre hombres y mujeres; entre los cinco niveles de complejidad y entre ensayos 
correctos e incorrectos. 
 
6. El promedio del tiempo de fijación a la opción de respuesta correcta será 
significativamente diferente entre hombres y mujeres; entre los cinco niveles de 
complejidad y entre ensayos correctos e incorrectos. 
 
7. El promedio del tiempo de fijación a las opciones de respuesta incorrectas será 
significativamente diferente entre hombres y mujeres; entre los cinco niveles de 
complejidad y entre ensayos correctos e incorrectos. 
 
8. El promedio del tiempo de reacción será significativamente diferente entre hombres y 
mujeres; entre los cinco niveles de complejidad y entre ensayos correctos e 
incorrectos. 
 
9. El promedio del porcentaje de respuestas correctas será significativamente diferente 
entre hombres y mujeres y entre los cinco niveles de complejidad. 
 
Variables 
Atributiva: • Sexo 
 
Dependientes: 
Fijación ocular 
 Número de fijaciones. Promedio del número de fijaciones oculares que realizó el 
sujeto con una duración mayor a 100 milisegundos en los ensayos de cada nivel de 
complejidad. 
 
 Tiempo de fijación total. Promedio de las duraciones en segundos de todas las 
fijaciones oculares que realizó el sujeto en los ensayos de cada nivel de complejidad. 
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 Tiempo de fijación a la figura matriz. Promedio de las duraciones en segundos de 
todas las fijaciones oculares a la figura matriz a completar que realizó el sujeto en los 
ensayos de cada nivel de complejidad. 
 
 Tiempo de fijación a la opción correcta. Promedio de las duraciones en segundos de 
todas las fijaciones oculares a la opción de respuesta correcta que realizó el sujeto en 
los ensayos de cada nivel de complejidad. 
 
 Tiempo de fijación a las opciones incorrectas. Promedio de las duraciones en 
segundos de todas las fijaciones oculares a las opciones de respuesta incorrectas que 
realizó el sujeto en los ensayos de cada nivel de complejidad. 
 
Ejecución 
 Porcentaje de respuestas correctas. 
 
 Tiempo de reacción. Medido a partir del inicio de la presentación del estímulo y hasta 
que el sujeto proporcionó su respuesta mediante el botón izquierdo del ratón. 
 
 Tipo de respuesta. 
o Correcta. Elección de la opción de respuesta que completa la figura matriz. 
o Incorrecta. Elección de alguna de las opciones de respuesta que no completa 
la figura matriz. 
 
Independiente: 
 Complejidad. Cinco niveles diferentes de complejidad de acuerdo a la clasificación de 
la Prueba de Matrices Progresivas Generales de Raven (1985).

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