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Resumen-Linguistica-Benveniste5

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BENVENISTE, E - NATURALEZA DEL SIGNO 
LINGÜISTICO 
Para Saussere el signo lingüístico, el vínculo que une el significante al significado, es 
arbitrario. La idea de "souer"(hermana) no esta ligada por ninguna relación interna con la 
sucesión de sonidos s-o-r que le sirve en francés de significante: podría estar 
representada por cualquier otra sucesión de sonidos: Lo prueban las diferencias entre las 
lenguas y la existencia misma de lenguas diferentes: El significado "boeuf" (buey) tiene 
por significante b-o-f de un lado de la frontera y o-j-k-s (ochs) de otro. Este principió de 
arbitrariedad domina toda la lingüística de la lengua con innumerables consecuencias. la 
palabra arbitrariedad requiere una observación. No debe dar idea de que el significante 
depende de la libre elección del sujeto hablante por que es inmotivado, es decir, arbitrario 
respecto del significado con el que no tiene ninguna vinculación natural en la realidad. 
Solo existen dos objeciones a la postulación de este principio. 
1) Basándonos en las Onomatopeyas se puede decir que la elección del significante no 
siempre es arbitraria . Pero estas nunca son elementos orgánicos de un sistema 
lingüístico. Su número es mucho menor de lo que se cree. Las onomatopeyas autenticas 
son poco numerosas, además su elección es en alguna medida arbitraria, pues no son 
mas que la imitacion aproximada y semiconvencional de ciertos ruidos. Además, una vez 
introducida en la lengua se van mas o menos arrastradas por la evolución fonética y 
morfológica y que evidencia que han perdido algo de su primitivo carácter. 
2) Las exclamaciones dan lugar a observaciones análogas y no son peligrosas para la 
tesis. Se ve en ellas expresiones espontáneas de la realidad, dictadas por la naturaleza. 
En cuanto a la mayoría de ellas se puede negar que exista un enlace necesario entre el 
significado y el significante. Basta comparar dos lenguas para advertir como varían las 
expresiones. 
Las onomatopeyas y las exclamaciones tienen importancia secundaria y su origen 
simbólico es discutible. 
http://textosdepsicologia.blogspot.com/2009/11/benveniste-e-naturaleza-del-signo.html
http://textosdepsicologia.blogspot.com/2009/11/benveniste-e-naturaleza-del-signo.html
Benveniste declara que el razonamiento saussereano de la arbitrariedad del signo 
lingüístico esta falseado por el recurso inconsciente y subrepticio a un tercer termino, que 
no estaba comprendido en la definición inicial, que es la realidad. Cuando Saussere habla 
de la diferencia entre "sceur" no esta ligada al significante s-o-r, no por ello deja de pensar 
en la realidad de la noción. Cuando habla de la diferencia entre b-o-f y o-k-s se refiere a 
que estos dos términos se aplican a la misma realidad. Solo si se piensa en el animal 
"boeuf" en su particularidad concreta y substancial se tiene fundamento para juzgar 
arbitraria la relación bof por una parte, oks por otra, y una misma realidad. Hay una 
contradicción entre la manera en como define al signo lingüístico y la naturaleza 
fundamental que le atribuye. 
En una misma realidad, todas las denominaciones tienen igual valor, el que existan es 
prueba de que ninguna de ellas puede pretender al absoluto de la denominación en si. 
Así, con el signo lingüístico, la imagen acústica constituye su significante y el concepto su 
significado. Entre el significante y el significado el nexo no es arbitrario, al contrario, es 
necesario. El concepto "boeuf" es por fuerza idéntico al conjunto fonico bof. Los dos 
juntos han sido impresos en el espíritu y juntos se evocan en toda circunstancia. El 
significante es traducción fónica de un concepto, el significado es el correlato mental del 
significante. Esta consustancialidad del significante y el significado asegura la unidad 
estructural del signo lingüístico. 
Se puede deslindar que lo que es arbitrario es que tal signo, y no tal otro, sea aplicado a 
tal elemento de la realidad, y no a tal otro. En este sentido, y solo este, es permisible 
hablar de contingencia. Para el sujeto parlante hay entre la lengua y la realidad 
adecuación completa: el signo es la realidad. 
Es en vano defender la arbitrariedad contra la objeción que podría derivarse de las 
onomatopeyas y las palabras expresivas porque sea la realidad que sea, la alusión a esta 
realidad en la mayoría de los casos no es inmediata y solo se admite por una convención 
simbólica análoga a la que acredita los signos ordinarios del sistema. la arbitrariedad no 
existe aquí sino en relación con el fenómeno o el objeto material y no intervine en la 
constitución propia del signo. 
3) Un problema importante por la definición del signo es el valor, en donde Saussere dice 
que la elección que recurre a tal segmento acústico para tal idea es perfectamente 
arbitraria. Si no fuera este el caso la noción de valor perdería algo de su carácter, puesto 
que contendría un elemento impuesto desde afuera. Los valores permanecen 
enteramente relativos y he aquí por que el vínculo entre la idea y el sonido es 
radicalmente arbitrario. La elección de que se recurre a tal segmento acústico para tal 
idea no es arbitraria en manera alguna ya que no existiría sin la idea correspondiente. 
Si considera el signo en si mismo y en tanto que portador de un valor, la arbitrariedad 
queda necesariamente eliminada ya que los valores permanecen relativos. El valor es un 
elemento del signo, si el signo en si mismo no es arbitrario se sigue que el carácter 
relativo del valor no puede depender de la naturaleza arbitraria del signo. Como no hay 
que prescindir de la conveniencia del signo a la realidad, no debe considerarse el valor 
que como un atributo de la forma, no de la sustancia. Si los valores son relativos significa 
que son relativos los unos con respecto a los otros. Ya no se trata de un signo aislado. 
Quien dice sistema dice ajuste y adecuación de las partes en una estructura que explica 
sus elementos. Todo es necesario. La relatividad de los valores es la mejor prueba de que 
dependen uno del otro en la sincronía de un sistema. Todos los valores son oposición y 
se definen por su diferencia Opuestos se mantienen en mutua relación de necesidad. 
Toda discusión sobre la esencia del lenguaje o sobre las modalidades del discurso 
comienza por enunciar el carácter arbitrario del signo lingüístico. El nexo que une al SDO 
con el STO es arbitrario lo que entiendo por inmotivado. Arbitrario en relación con el 
significado, con el cual no tiene nexo ninguno con la realidad. 
El razonamiento esta falseado por el recurso inconsciente y subrepticio a un tercer 
termino, la cosa misma, la realidad. Aunque una idea no este ligada al significante, no por 
ello deja de pensar en la realidad de la noción. La definición del signo instala la 
contradicción, pues si la lengua es forma, no sustancia hay que admitir que la lingüística 
es ciencia de las formas exclusivamente. Más imperiosa es la necesidad de dejar la 
sustancia (boef) fuera de la comprensión del signo. Hay una contradicción entre la manera 
como Saussere define el signo lingüístico y la naturaleza fundamental que le atribuye. 
Entre el STE y el SDO el nexo no es arbitrario, al contrario, es necesario. El concepto 
“boeuf” es por fuerza idéntico en mi conciencia al conjunto fónico “bof”. Los dos juntos han 
sido sujetos en mi espíritu, juntos se evocan en toda circunstancia. El STE y el SDO son 
las dos caras de una misma noción y se componen como incorporante e incorporado Esta 
consustancialidad asegura la unidad estructural del signo lingüístico. 
Lo que es arbitrario es que tal signo, y no tal otro sea aplicado a tal elemento de la 
realidad, y no a tal otro. Solo en este sentido existe contingencia. Para el sujeto parlante 
hay entre la lengua y la realidad adecuación completa, el signo cubre y rige la realidad. Es 
esta realidad. 
Es vano defender el principio arbitrario del signo contra la objeciónque puede derivarse 
de las onomatopeyas y palabras expresivas porque sea cual sea la realidad de estas, la 
alusión a esta realidad en la mayoría de los casos no es inmediata y solo se admite por 
una convención simbólica análoga a la que acredita los signos ordinarios del sistema. La 
arbitrariedad no existe aquí sino en relación con el fenómeno o el objeto material y no 
interviene en la constitución propia del signo. 
Se puede hablar de inmutabilidad porque, siendo arbitrario, no puede ser puesto en tela 
de juicio en nombre de una norma razonable, mutabilidad, porque, siendo arbitrario, 
siempre es susceptible de alterarse. Una lengua es radicalmente impotente de defenderse 
contra los factores que mueven instante tras instante la relación entre Ste y Sdo, 
consecuencia de la arbitrariedad del signo. 
No es entre el STE y el SDO donde la relación al mismo tiempo se modifica y permanece 
inmutable, sino entre signo y objeto, es la motivación objetiva de la designación sometida 
como tal, a la acción de los diversos factores históricos. Lo que saussere es cierto pero 
acerca de la significación, no del signo. 
Otro problema es el del valor. Según Saussere, la elección de elemento acústico a tal idea 
es arbitraria. Si no fuera este el caso la noción de valor perdería algo de su carácter, 
puesto que contendría un elemento impuesto desde fuera. Pero de hecho los valores 
permanecen enteramente relativos, y he aquí porque el vínculo entre la idea y sonido es 
radicalmente arbitrario. 
La elección que recurre a tal segmento acústico para tal idea no es arbitraria en manera 
alguna, este segmento acústico no existiría sin la idea correspondiente y 
viceversa. 
Saussere piensa en la representación del objeto real y en carácter evidentemente o no 
necesario, inmotivado, del nexo que une el signo a la cosa significada. La confusión esta 
en la noción de valor que perdería su carácter porque contendría un elemento impuesto 
desde fuera. Es por cierto, un elemento desde fuera, o la realidad objetiva, lo que toma 
como eje de referencia. Pero si se considera el signo en si mismo y en tanto que portador 
de un valor, la arbitrariedad queda necesariamente eliminada. Si los valores son relativos 
significa que son relativos los unos con respecto a los otros. Ya no se trata de un signo 
aislado. Quien dice sistema dice ajuste y adecuación de las partes en una estructura que 
explica sus elementos. Todo es necesario. La relatividad de los valores es la mejor prueba 
de que dependen uno del otro en la sincronía de un sistema. Todos los valores son 
oposición y se definen por su diferencia Opuestos se mantienen en mutua relación de 
necesidad. 
Una oposición esta subtenida por su necesidad, como la necesidad del cuerpo a la 
oposición. 
La parte de contingencia afecta a la denominación en tanto que símbolo fónico de la 
realidad y en su relación con ella. 
El carácter absoluto del signo lingüístico entendido como necesario rige a su vez la 
necesidad dialéctica de los valores en constante oposición, y forma el principio estructural 
de la lengua.

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