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El ahuehuete de la Noche Triste
El sentimentalismo es una corriente filosófica y artística que surgió en el siglo XVIII y que se enfocó en la moralidad de los sentimientos, buscaba basar la vida moral en los sentimientos humanos y se desarrolló a través de la contemplación del artista hacia su propia individualidad y su relación con el mundo natural que lo rodea.
El sentimentalismo y el romanticismo están estrechamente relacionados, ya que ambos movimientos se enfocan en la importancia de los sentimientos y las emociones humanas; el primero, que surgió en el siglo XVIII, sentó las bases para el romanticismo, que se desarrolló en el siglo XIX. El romanticismo se caracterizó por una mayor intensidad emocional y una mayor libertad creativa en la literatura, el arte y la música. Ambos movimientos enfatizan la importancia de la individualidad y la subjetividad, y buscan expresar la emoción y la pasión en sus obras. 
José María Velasco, pintor paisajista mexicano del siglo XIX, se vio influenciado por su formación en la Academia de San Carlos, según las ideologías del buen gusto y que algunos académicos alemanes, como Johann Joachim Winckelmann y Anton Raphael Mengs. Además, se cree que figuras como Eugenio Landesio (1810-1879) pudieron haber introducido las ideas del sentimentalismo y el romanticismo en la academia. Escritores como Jean-Jacques Rousseau y Johann Wolfgang Goethe, cuyos ideales fueron representados en los paisajes románticos de artistas como Friedrich Overbeck, Jacob Philipp Hackert y Caspar David Friedrich, también ofrecen una ventana para esta filosofía que parece haber llegado a las aulas de la academia de San Carlos. 
El árbol de la noche triste es un ahuehuete que se encuentra en la Ciudad de México, en el barrio de Popotla. Este árbol es famoso por ser el lugar donde, según la leyenda, Hernán Cortés se sentó a llorar después de la Noche Triste, que fue la derrota de los españoles en Tenochtitlán en 1520. La leyenda cuenta que Cortés se sentó en una piedra cerca del árbol y lloró la pérdida de sus amigos y compañeros. 
El árbol se ha convertido en un símbolo de la conquista española de México y de la resistencia indígena. El árbol de la noche triste también ha sido representado en la pintura, como en la obra de José María Velasco, "El ahuehuete de la noche triste", que muestra al árbol como un monumento histórico y sentimentalista. 
A pesar de que el árbol es un monumento histórico y cultural importante en México, su existencia ha sido amenazada por incendios y otros factores ambientales. En 1872 y en 1980 sufrió incendios que lo dañaron. 
El árbol de la noche triste es considerado una falacia patética en la pintura de José María Velasco, ya que el artista utiliza la imagen del árbol para evocar emociones y sentimientos en el espectador que no necesariamente están presentes en la realidad. Esta técnica es común en el romanticismo y se utiliza para crear una conexión emocional entre el espectador y la obra de arte. En el caso del árbol de la noche triste, Velasco utiliza la imagen del árbol para evocar la tristeza y la melancolía que se asocian con la derrota de los españoles en Tenochtitlán. Sin embargo, esta imagen no necesariamente representa la realidad histórica de lo que sucedió en ese lugar. 
Se menciona que la experiencia estética es una parte importante de la poética sentimentalista de Velasco, y que esta experiencia se irradia del árbol para penetrar los sentimientos de la única figura humana de la imagen del ahuehuete, además, es una idea central en la teoría estética de Schiller, quien creía que el mundo natural podía ser experimentado por medio de una idea en donde "la 'necesidad', la creatividad y la unidad con uno mismo pudieran ser exploradas". 
La pintura también se presenta una figura obrera con atributos sentimentalistas que representa un idilio pastoral, se distingue de los personajes que aparecen en otros de sus paisajes y que la presencia de Velasco, Landesio y Rebull asume un análisis estético colectivo que probablemente resultó en un paisaje ilustrado.
El concepto de símbolo es explorado en la belleza de la naturaleza y puede ser abordado de una forma ontológica por la figura que lo percibe, esta percepción puede ser traducida por el artista a sus espectadores. La apreciación del símbolo romántico se convierte en un conducto para la cognición estética y moral de todo sentimentalista y artista romántico.
ReferenciasOrtega, E. (2009). El ahuehuete de la Noche Triste de José María Velasco como imagen y monumento sentimentalista. México. UNAM. Recuperado de http://www.ebooks.esteticas.unam.mx/items/show/27

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