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Ciencias del comportamiento I Unidad 1: Las ciencias del comportamiento y la conducta organizacional Néstor CAROLA, Adriana DEVALLE, Guía de estudio de la Asignatura Ciencias del Comportamiento I. Instituto Universitario Aeronáutico. IUA año 2000 Arreglos: Lic. Constanza Buteler, Lic. Carina Tofful 3.4. Supuestos Complejos Este conjunto de supuestos comienza a encontrar aceptación a partir de la década del setenta, al mismo tiempo que las teorías de contingencia y los enfoques situacionales. Y parten de considerar que el ser humano es un individuo mucho más complejo que el que se halla implicado en los diversos conceptos de hombre anteriormente expuestos. No sólo es más complejo en sí mismo al ser sede de muchas necesidades y potencialidades, sino que difiere de los otros en cuanto a la estructura de su propia complejidad. Es decir que se producen variaciones tanto intraindividuales (las necesidades se modifican según la edad, etapa de desarrollo, con los cambios de roles, al enfrentar situaciones nuevas, con los cambios que se generan en nuestras relaciones con los demás, etc.), como interindividuales. Desde esta perspectiva se desglosan los siguientes principios: a. Las necesidades humanas se pueden clasificar en muchas categorías y varían de acuerdo a las etapas de desarrollo y a la situación total de la vida de una persona. Estas necesidades y motivaciones tienen relativa importancia para cada persona, creando una especie de jerarquía que. varía también según la persona, la situación o la ocasión. b. Es necesario decidir a qué nivel se quiere lograr comprensión de la motivación humana porque las necesidades y las motivaciones interactúan entre sí y se combinan en patrones complejos de motivación, valores y propósitos. Por ejemplo, el dinero puede satisfacer varias y diferentes necesidades, aún la necesidad de auto- actualización que algunas personas tienen; por otra parte, las motivaciones sociales o las necesidades de autoactualización se pueden suplir en muchas y variadas formas en etapas diferentes de desarrollo. c. Un empleado puede motivarse en forma diferente a través de su contacto y experiencia en la organización. Esto implica que, en general, el patrón de motivaciones y propósitos de una persona en una etapa determinada de desarrollo o de la vida (reflejada por ejemplo, en el contrato psicológico que haya suscrito con la organización) es el resultado de una secuencia compleja de interacciones entre las necesidades iniciales y la experiencia organizacional. d. Una persona determinada puede expresar necesidades diferentes en diferentes organizaciones o en diferentes partes de una misma organización; una persona que se siente alienada en la organización formal puede satisfacer sus necesidades sociales y de autoactualización en un sindicato o en un grupo informal de trabajo. Si el cargo requiere una variedad de habilidades, es posible que para cada ocasión y para cada tarea operen, también, diferentes motivaciones. e. La gente se puede comprometer productivamente con una organización por varios y diferentes motivos. La satisfacción del individuo y la eficiencia de la organización dependen sólo en parte de la naturaleza de esa motivación. La naturaleza de la tarea que se va a realizar, la habílídad y la experiencia del trabajador y la atmósfera de trabajo que propicien sus compañeros son factores que interactúan para producir un cierto patrón de sentimientos y de trabajo. Por ejemplo, un trabajador altamente calificado pero supremamente des motivado puede ser tan eficiente y estar tan satisfecho como uno no tan calificado pero sr altamente motivado. f. Un empleado puede responder a muchos tipos de estrategia gerencial según la naturaleza de la tarea y según su propia habílídad y motivación; en otras palabras, no existe una estrategia gerencial que sirva para todo el mundo en toda ocasión. Estrategia directiva implícita De lo que precede se desprende en primera instancia que un dirigente "debe ser alguien que pueda hacer un buen diagnóstico y que valore el espíritu investigativo". Si existe tal variabilidad humana dentro de cada individuo y entre cada uno de ellos, entonces quien dirige debiera tener la sensibilidad y la capacidad de diagnóstico para percibir y apreciar tales diferencias. En segunda instancia, no deberían ver tales diferencias como una verdad dolorosa que hay que eliminar, sino aprender a valorar tales diferencias como así también los medios, caminos o procedimientos de diagnóstico de que disponga que revelan esa diversidad. Y en última instancia, debiera desarrollar la flexibilidad necesaria para variar su propia conducta. Si sus subordinados difieren en cuanto a necesidades, motivaciones, actitudes, etc., entonces hay que tratarlos también de manera diferente. Es relevante tener en cuenta que, desde esta concepción no se contradice ninguna de las estrategias directivas implicadas en los diferentes supuestos citados previamente. Schein no nos dice que es completamente equivocado aceptar alguno de aquellos, sino que ninguno de los supuestos previos puede ser correcto para "cualquier situación" y para "cualquier persona". En donde se ha errado es en la hipergeneralización e hipersimplificación sobre la naturaleza humana. Si quienes tienen la responsabilidad de dirigir adoptaran una actitud más científica respecto al comportamiento humano, se examinaría la pertinencia, la veracidad de algunos supuestos y se haría un mejor diagnóstico, lo que a su vez conllevaría a actuar de una manera más adecuada en lo que concierne a exigencias de la situación. Habrá ocasiones en que con algunas personas, afrontando una determinada tarea, sería conveniente y necesario especificar qué y cómo hacer, efectuar un riguroso control de la marcha, etc., mientras que en otra constelación de circunstancias quizás demande crear una mayor participación, delegar responsabilidades, etc., en síntesis, la "no" sencilla tarea de actuar con flexibilidad, aceptando una variedad de situaciones. El comportamiento flexible basado en realidades situacionales es lo que se conoce como "teoría de contingencia". Estas hacen énfasis en que no existen generalizaciones simples sobre la conducta humana en las organizaciones, no hay una respuesta "única", ni una forma "correcta" de manejar a la gente, ni una forma "perfecta" de organizar o diseñar el trabajo. Actitud de Investigador No generalizar Reconocer las diferencias Valorar las diferencias No pretender la solución Buscar causas Diagnosticar Flexibilidad Por el contrario, uno tiene que ser flexible, desarrollando y/o incrementando las habilidades para diagnosticar las condiciones situacionales, el tipo de personas que actúan en esa situación, las propiedades de las tareas y del medio dentro del que se va a desarrollar la tarea. Volverse sensible a los hechos ya la interpretación subjetiva de las personas que participan en una situación dada, de tal manera que uno pueda escoger el curso de acción apropiado a esa situación. Intente trazar un cuadro de semejanzas y diferencias en los diferentes supuestos sobre la naturaleza humana. En este sentido puede serie útil apoyarse en los siguientes criterios: necesidades humanas contempladas y modo en que incentivan. Concepto de "hombre" que puede inferirse. Concepto de "trabajo" que puede inferirse. Estrategias directivas.
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